diumenge, 4 de novembre del 2012

Murió Wilhelm Brasse, el fotógrafo de Auschwitz



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Falleció a los 95 años Wilhelm Brasse, nacido en Polonia, de raza alemana, uno de los últimos supervivientes de Auschwtiz, el hombre a quien los nazis confiaron la tarea de fotografiar a los recién llegados al campo de concentración, todos inexorablemente condenados a muerte
Memoria Histórica | Tercera Información / Artículo 7 | 04-11-2012 |  facebook yahoo twitter
El fotógrafo oficial
En casi cinco años de vivir en el campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau, Brasse -número de serie 3444- retrató a 50,000 deportados. Tres tomas a cada persona (frente, perfil y tres cuartos) que cruzó la famosa puerta con la inscripción "Arbeit macht frei" (el trabajo libera). Una documentación meticulosa y escalofriante de los "muertos vivientes" que se expone hoy en día, en su mayor parte, en el Museo de Auschwitz.
Testimonio del horror
Brasse lega valiosa documentación sobre los experimentos pseudo-médicos realizados por el ’Dr. Muerte’ (Josef Mengele) en el campo de Birkenau. El fotógrafo, que se sentía polaco a pesar de tener un abuelo austríaco, una vez que comenzaron el acoso nazi y los interrogatorios de la Gestapo, trató de huir a Francia, pero en la frontera con Hungría los ucranianos lo capturaron el 1 de abril de 1940. Fue de prisión en prisión hasta que le ofrecieron entrar a la Wehrmacht (el Ejército). Se negó y fue deportado a Auschwitz el mismo día, con otros 400 prisioneros.
La detención
Se quedó en Auschwitz cuatro años y ocho meses, hasta el 21 de enero de 1945, cuando, siete días antes de que los soviéticos liberaran el campo, se lo llevaron a Austria, donde pasó por Mauthausen y sus sub-campos Melk y Ebensee, entre los Lager más infernales de los nazis. "Pesaba 42 kg y maldecía a Dios y a mi madre por haber nacido", dijo en una entrevista con ANSA, hace un par de años. En Auschwitz, Brasse era consciente de ser un privilegiado. Tras ser asignado a varias tareas (entre ellas pelar papas), fue elegido, dada su experiencia, como fotógrafo.
Fichaba a los prisioneros
Fue tratado mejor: no sufrió hambre y no fue sometido a trabajos forzados, pero el miedo de perder la vida por ser testigo de los crímenes nazis lo persiguió todo el tiempo. El objetivo de su labor era registrar nombres y caras de los detenidos para poder identificarlos en caso de intentos de fuga. Brasse sabía que las caras que fotografiaba eran de condenados a muerte y para él, cada disparo de su cámara era un tormento. Hacia el final, el 15 de enero de 1945, ante el avance del Ejército Rojo, se le ordenó "destruir todos los negativos y documentos." Brasse lanzó paquetes enteros en el horno, pero los negativos en ese tiempo eran de celuloide indestructible. Después de la guerra, Brasse -protagonista de un documental en 2005 acerca de su asombrosa vida, titulado "El retratista"- intentó seguir haciendo su trabajo, pero con cada disparo reafloraban los fantasmas de las víctimas. Un psicólogo le aconsejó que dejara la fotografía y cambiara de trabajo. Con su esposa (se casaron en el 46 y ella murió en 2008) compartió 62 años de felicidad y nunca conversaron para nada sobre Auschwitz, aunque ’ella lo sabía’. (ilmessaggero.it)
Una rarísima excepción en la galería del horror: la foto de la boda de Margarita Ferrer Rey y Rudolf Friemel, imagen que captó Brasse el 18 de marzo de 1944 en el registro civil de Auschwitz, donde se extendían los certificados de defunción. (AP/ Auschwitz Museum)

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