dissabte, 16 de maig del 2015

Los campos de concentración de republicanos españoles en Argelia, un trabajo de Eliane Ortega


http://agenciafebus.blogspot.com.es/2015/05/los-campos-de-concentracion-de.html


SÁBADO, 16 DE MAYO DE 2015


Eliane Ortega, investigadora e historiadora, en una de sus conferencias. Fuente You Tube.
Hubo una época de ilustración donde los historiadores no se forjaron en las universidades si no que lo hicieron de forma autodidacta, estudiando, analizando, viajando, experimentando, investigando y divulgando el resultado de sus trabajos. Eliane Ortega, nieta de republicanos españoles exiliados en Argelia, ha recogido el testigo de aquellos hombres y, con su trabajo, nos está demostrando muchas cosas, una de ellas, de suma importancia, es saber que ocurrió con los exiliados republicanos en el norte de África, después de la Guerra Civil Española, donde hubo, como ella explica, cerca de 50 campos de concentración, algunos de ellos terribles por sus torturas, violencia y muerte. 
Pero en fin, lo mejor es que vean esta conferencia que tuvo lugar en La Casa Árabe de Madrid, el pasado 22 de abril.


Memoria/Posibilismo. ¿Qué tiene que ver el posibilismo político con la dejación de los valores socialistas para la protección de asesinos? Francisco Pimentel.


https://www.facebook.com/groups/368557283171702/permalink/1049917061702384/

La Voz de Ronda 16.05.2015

20150516 Memoria/Posibilismo
A menudo nos preguntamos sobre quien dirige la política en España. Muchos tenemos la sensación que desde la destrucción de la República por el fascismo la dirección política de España está en manos extrañas. Franco revestido de falso patriotismo vendió España para dominarnos de forma espuria. Es la esencia del fascismo. En la transición Suárez fue rápidamente eliminado cuando intentó que España levantara la cabeza. De los auto-llamados demócratas de toda la vida, cada día más vemos que han sido marionetas con un guión en contra de los intereses de las clases productivas del pueblo. Zapatero, el único que se saltó un poco el guión, fue y sigue siendo lapidado.
¿Dónde está la democracia parlamentaria si en las cuestiones importantes la izquierda y el centro desaparecen subsumidos por el posibilismo?
Natalia Junquera gran cronista de la memoria histórica decía en El País: España se resiste a juzgar el franquismo y también a que se lo juzguen otros. De momento, el Estado está reaccionando como Argentina o Chile hace 17 ó 15 años, cuando era un juez español, Baltasar Garzón, quien reclamaba la detención de dictadores, militares o policías de ambos países en aplicación del principio de justicia universal. El Gobierno mintió para que no avanzara la causa abierta por una juez desde Buenos Aires, asegurándole por escrito que había “numerosos procedimientos judiciales abiertos” en España por los crímenes del franquismo.
Hace pocos días El PSOE se alineó con el PP para oponerse a la entrega de los ministros franquistas reclamados por Argentina. Pedro Sánchez dijo que la Audiencia y el Supremo ya han defendido la prescripción de los delitos de los que se les acusa. El pasado día 29 de Abril (78 aniversario del asesinato por fusilamiento de otros 116 socialistas en Ronda) el PSOE se opuso en el Congreso de los Diputados a la entrega a Argentina de varios exministros franquistas reclamados por la juez María Servini, a los que acusa de crímenes contra la humanidad cometidos en España durante la dictadura de Franco.
El día 30 de Abril la indignación de muchos auténticos socialistas se expresó en una conversación digital de la siguiente manera: #(1)Hoy es un día complicado para los que desde el PSOE defendemos la justicia, la reparación y la verdad a través de la Memoria Histórica. El Partido en el Congreso se posiciona en contra de que los verdugos franquistas sean juzgados en España. - #(2) ???????? - #(1)Sí y yo añado una fuerte protesta y por supuesto siento pena y vergüenza. - #(3)Pena y vergüenza - #(4)mucha vergüenza - #(2)???????? #(3) Un ataque de patriotismo??? - #(1) Mejor un ataque de ignorancia, insensibilidad y desconocimiento de siglas - #(2) Posibilismo - #(5) ¿Qué tiene que ver el posibilismo político con la dejación de los valores socialistas para la protección de asesinos?
A través de Facebook me contacta una mujer de una familia rondeña víctima del franquismo a la que uno de estos escritos semanales en La Voz de Ronda del pasado día 9 y las fotos de la huía le han hecho recordar sus vivencias: Mi abuela estuvo a cargo de reclutar a socialistas de Ronda, se llamaba Maria Becerra Villada. Hija de carabinero retirado masónico Francisco Becerra Coca, el cual iba enseñando por todos los pueblos mucha política y les enseñaba a leer. Se acercó casi al anarquismo e incluso estuvo en la montaña con la partida de Bernabé. Mi abuela hablaba mucho de Pedro Alcántara compañero de su padre y de Ronda. Vivió todo lo peor de la guerra e incluso estuvo en la carretera de la costa donde hubo tantísimos asesinatos y muertes por desfallecimientos. Tengo su recuerdo y sus historias presentes cuando leo estas cosas. Quisiera hacerme con el libro. A mi abuela le daba miedo meterse en sitios cerrados y las explosiones las vivía fuera del escondite. Como tantas, ellas viajaron, mi abuela con mi madre y su hermana de tres años, así me las imagino por la carretera de la costa para Almería.
Francisco Pimentel

asociacionmemoriahistoricaronda@yahoo.es

grupo facebook: memoria histórica de Ronda

La represión económica franquista de entidades en Cataluña


http://tercerainformacion.es/spip.php?article85986

Diversos organismos del Movimiento Nacional ejercieron su poder para confiscar patrimonios públicos de algunos Ayuntamientos y, en algunos casos, se dieron privatizaciones no sujetas a ninguna ley, como el caso arbitrario de la venta y tala inmediata del bosque municipal de Can Feu de Sabadell en 1939.

Memoria Histórica | Eduardo Montagut Contreras | 16-05-2015 |


Los dos instrumentos legales empleados por el nuevo estado para reprimir económicamente a los vencidos fueron la Ley de Responsabilidades Políticas del 9 de febrero de 1939, y la Ley de Confiscación de Bienes Marxistas del 23 de septiembre de ese mismo año de 1939. Estas disposiciones establecían que las propiedades y recursos económicos de partidos, sindicatos, asociaciones, entidades, publicaciones, emisoras de radio y personas “desafectas al Movimiento Nacional” serían confiscadas y una parte pasaría al patrimonio de distintos organismos del Estado y el resto sería subastado.
Así pues, todas las propiedades de los partidos asociaciones y entidades catalanistas, republicanas, de izquierdas y obreras de Cataluña fueron confiscadas. Los archivos y documentos pasaron a ser reunidos en un archivo que terminó teniendo su sede en Salamanca. Muchos locales, mobiliario y maquinaria de las imprentas pasaron a organismos del estado de forma directa. Lo que no fue asignado directamente fue subastado. Las subastas malvendieron muchas propiedades, ya que fueron adquiridas a bajos precios. Hubo casos de presiones e intimidaciones a entidades no sujetas a las confiscaciones para que vendieran propiedades a bajo precio, como ocurrió con la Societat Cooperativa La Gremial de Sabadell.
Muchos inmuebles que tenían préstamos hipotecarios fueron subastados a petición de los bancos y cajas y adquiridos a bajísimos precios por personas notables de los lugares.
Diversos organismos del Movimiento Nacional ejercieron su poder para confiscar patrimonios públicos de algunos Ayuntamientos y, en algunos casos, se dieron privatizaciones no sujetas a ninguna ley, como el caso arbitrario de la venta y tala inmediata del bosque municipal de Can Feu de Sabadell en 1939.
Las Sociedades de Socorros Mutuos y mutuas fueron obligadas a establecer convenios desfavorables con el Instituto Nacional de Previsión que provocaron su dependencia total del organismo estatal y, finalmente la absorción de sus patrimonios.
En Cataluña el cooperativismo había sido muy importante desde el siglo XIX. Existían muchas cooperativas de producción y de consumo. Se calcula que en 1936 existían 280 cooperativas de consumo, más de 600 cooperativas agrícolas, 12 cooperativas industriales y otras de diversas actividades. Las cooperativas estaban integradas por payeses, obreros, empleados, etc., generalmente gente modesta. El conjunto de cooperativas catalanas había reunido, con gran esfuerzo, un importante patrimonio inmobiliario, de máquinas y herramientas. Se calcula que las cooperativas agrícolas catalanas tenían antes de estallar la guerra unos 80.000 asociados y un capital superior a treinta millones de pesetas. La Ley de Confiscación de Bienes Marxistas no concretaba nada en relación con las cooperativas, es decir, no especificaba que fueran entidades que debieran ser confiscadas. Pero, dado su patrimonio, suscitaron la codicia de Ayuntamientos, comerciantes y de los grandes propietarios agrícolas que ejercieron grandes presiones sobre las autoridades franquistas para hacerse con las cooperativas. En aquellas comarcas donde la conflictividad social entre los payeses de las cooperativas y los grandes propietarios había sido tradicional, las cooperativas agrícolas fueron confiscadas. De las 600 cooperativas agrícolas quedaron 140, en 1940.
Las cooperativas confiscadas fueron convertidas en Grupos Sindicales de Colonización, Cámaras Agrarias o Hermandades Sindicales de Labradores y Ganaderos, organismos regidos por juntas directivas formadas o controladas por grandes propietarios y personalidades franquistas. Las cooperativas que sobrevivieron también fueron controladas por este mismo personal afín al régimen franquista.
La mitad de las cooperativas de consumo, es decir, 130 sobre las 280 existentes en 1936 fueron confiscadas. Las que sobrevivieron tuvieron que aceptar la imposición de nuevos dirigentes franquistas. Una de las cooperativas más famosas había sido Radio Associació de Catalunya, formada en 1935. Pues bien, fue confiscada y convertida en Radio España y, posteriormente vendida por sus nuevos administradores a la cadena SER.

Este artículo se basa en el apartado “Confiscació i espoli del patrimoni dels vençuts”, del capítulo “La repressió dels vençuts”, elaborado por Borja de Riquer, en el volumen VII, titulado, El franquisme i la transició democrática. 1939-1988, de la Història de Catalunya, dirigida por Pierre Vilar (1989), págs. 99-100.

Exhumacion en Velilla de Jiloca




Hola a todos.

Empezamos este proyecto de autofinanciación para los trabajos de exhumación de Bernabé Serrano Ruiz y otro compañero no identificado del pueblo zaragozano de Fuentes de Jiloca. Los dos fueron asesinados el 1 de noviembre de 1936 en el pueblo vecino de Velilla de Jiloca.

Ante las nulas ayudas de las administraciones volvemos a pedir el apoyo de las personas y entidades comprometidas con la recuperación de la memoria histórica, y que tengan el respeto suficiente a nuestros desaparecidos para hacer todo lo posible para que sus restos sean entregados a sus familiares.

Tenemos dos meses para recaudar el dinero; si no llegamos al 100% lo perderemos todo; la idea es empezar la exhumación a últimos de Julio.

Ayúdanos a difundir el mensaje entre tus amigos y contactos, y si puedes colaborar con algo te lo agradecemos.
Saludos.

http://www.lanzanos.com/proyectos/exhumacion-en-velilla-de-jiloca-zaragoza/#


EXHUMACIÓN DE BERNABE SERRANO RUIZ Y OTRO VECINO DE FUENTES DE JILOCA NO IDENTIFICADO ASESINADOS EN LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA



INTRODUCCIÓN

El 17 de julio de 1936, un día antes de lo previsto, estalló en Marruecos el golpe de estado que venían tramando mandos militares y cuyo parcial fracaso dio inicio a la Guerra Civil Española (1936-1939). Las alarmantes noticias llegaron pronto a Zaragoza, donde el Gobernador Civil Ángel Vera Coronel se negó a repartir armas entre los sindicatos siguiendo las órdenes del Gobierno. Finalmente, el Capitán General Miguel Cabanellas decretó el Estado de Guerra el día 19 de julio, sumándose de esta manera a la asonada militar.

La sublevación de la guarnición militar de Calatayud, compuesta por el 10º Regimiento de Artillería Ligera, decantó el destino de la estratégica ciudad y sus alrededores. En los días siguientes estas tropas, secundadas por las fuerzas de la Guardia Civil y por miembros de Falange Española y Acción Ciudadana, sometieron a las localidades de la actual comarca de Calatayud, como las ubicadas en el valle bajo del río Jiloca. Pronto comenzó la represión en estos pueblos incluido Fuentes de Jiloca, perteneciente al Partido Judicial de Daroca.

EL PROYECTO

En la madrugada del 1 de noviembre de 1936 Bernabé Serrano Ruiz, nacido el 10 de junio de 1887, fue sacado por la Guardia Civil de su casa sita en Fuentes de Jiloca. A la mañana siguiente se comentaba en el pueblo que, junto a otro joven del mismo pueblo, se lo habían llevado hasta la cercana localidad de Velilla de Jiloca (Partido Judicial de Calatayud), donde les había dado muerte junto al cementerio, localizado a poco más de 500 metros al SE. de la localidad. Su mujer, Gregoria Acerete Pérez, acudió a Velilla de Jiloca acompañada de su hijo Pascual Serrano Acerete de tan sólo 10 años. “Llegados al terreno lindante con el cementerio observaron el relleno de una fosa y el propietario de ese terreno les comentó que no trabajaría esa tierra a no ser por fuerza mayor

La Ley 52/2007, de 26 de diciembre, conocida como Ley de la Memoria Histórica por la que se reconoce y amplían derechos y se establecen medidas a favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la Guerra Civil y la Dictadura proclama en su preámbulo

Esta Ley tiene por objeto, y así lo expresa en su artículo 1º, reconocer y ampliar derechos a favor de quienes padecieron tales injusticias y agravios en aquel período de nuestra historia, promover su reparación moral y la reparación de su memoria personal y familiar.

Es en este ámbito de la reparación moral y de la recuperación de la memoria personal y familiar en el que la Asociación por la Recuperación e Investigación Contra el Olvido (ARICO), con la colaboración de la Asociación Charata para la Recuperación de la Memoria Histórica de Uncastillo, haciéndose cargo de la solicitud de D. Miguel Gimeno Serrano y D. Francis Serrano, nietos de D. Bernabé Serrano Ruiz, pretenden localizar y recuperar sus restos óseos con la finalidad de darles una sepultura digna.

Sin embargo, la falta de dotación económica a esta ley tanto por parte del Estado Central como por la comunidad autónoma de Aragón, amparándose en la actual crisis económica, ha supuesto la derogación de facto de la Ley de la Memoria Histórica por parte del PP. Este hecho nos obliga de nuevo a solicitar a la sociedad civil su ayuda y apoyo para rescatar los cuerpos de estas dos personas, de entre los miles de “desaparecidos” que 79 años después siguen tiradas por los campos de España en espera de que se cumplan las resoluciones de la ONU por un estado que se dice democrático.

LA FOSA

La existencia de esta fosa común frente al cementerio de Velilla de Jiloca es bien conocida por los ancianos del lugar y además se haya recogida en el denominado Mapa de Fosas de Aragón elaborado por la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Aragón entre los años 2007-2010: “Se cree que la fosa existente en Velilla de Jiloca permanecería intacta a día de hoy. Se encontraría, a decir de varias personas, delante mismo de la puerta del cementerio, en la faja de terreno incultivado que se extiende frente al muro delantero del camposanto, y a muy escasa distancia de la puerta del recinto. Contendría los restos de varios hombres forasteros cuya identidad y origen precisos se desconocen por completo y que fueron asesinados por los sublevados”.

Según todos los testimonios recabados la fosa común se ubicaría en la parcela nº 77 del Polígono 2 de Velilla de Jiloca, sita en el partida de Valderrebuen. Se trata de un terreno de 0,82 ha. situado entre el cementerio de Velilla de Jiloca y la carretera N-234, compuesto por varios campos abancalados actualmente baldíos. Sin embargo, los testimonios indican que ambos cadáveres fueron enterrados en algún punto cerca del ribazo del campo superior, en la zona situada frente a la puerta, hoy tapiada, del antiguo camposanto. Por lo tanto los trabajos arqueológicos se centrarán en ese campo con una superficie de 1800 m2 

EL EQUIPO

La Dirección Arqueológica responsable de este proyecto responde del buen hacer y la profesionalidad del equipo humano constituido para desarrollar los trabajos de localización, excavación y exhumación. La mayoría de las personas que forman el equipo de trabajo (dirección técnica y voluntarios) tienen amplia experiencia en este campo de la arqueología, por haber participado con anterioridad en otras exhumaciones de fosas comunes clandestinas de la Guerra Civil Española (1936-1939).

Contamos con el mismo equipo técnico que desde el año 2013 ha trabajado en la excavación de tres fosas comunes en las Cinco Villas (Zaragoza): cementerio municipal de Sos del Rey Católico y Las Peñas de Santo Domingo en Longás, y actualmente en el cementerio de Fuencalderas.

Francisco Javier Ruiz Ruiz; dirección arqueológica, arqueólogo profesional. Licenciado en Historia por la Universidad de Zaragoza.

Francisco Javier Ortiz Lejarza; dirección arqueológica y antropólogo forense en campo. Licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de Deusto. Colaborador con el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) para España.

José Ignacio Piedrafita Soler; dirección arqueológica, arqueólogo profesional. Licenciado en Historia por la Universidad de Zaragoza. Colaborador con el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF).

Susana Gutiérrez Anguas; dirección antropología forense. Licenciada en Historia por la Universidad de Zaragoza y Máster en Antropología Física y Forense por la Universidad de Granada.

Fernando Olivares Gambarte; asesor científico en antropología forense. Licenciado en Historia por la Universidad Nacional de Cuyo (Argentina). Integrante del Instituto de Medicina Forense de la provincia de Córdoba (Argentina).

Luis Avial Bell; técnico responsable de la prospección geofísica con sistema de georadar (GPR). Director técnico de la empresa de prospecciones geofísicas Falcon High Tech. 



Miguel Ángel Capapé Garro; fotografía, video y operador del detector de metales. Coordinador y responsable legal de la Asociación por la Recuperación e Investigación Contra el Olvido (ARICO).

Sobre el autor

Miguel Angel Capapé Garro

locationZaragoza, España
DENOMINACIÓN: Asociación por la Recuperación e Investigación Contra el Olvido (ARICO) DIRECCIÓN: C/ Ámsterdam nº 4, Casa 2, 8º D, 50003 Zaragoza MAIL: decasetas@gmail.com C.I.F.: G99213076 La asociación A.R.I.C.O (Asociación por la Recuperación e Investigación Contra el Olvido) se formó el día 11 de diciembre de 2007 con un grupo de amigos que habíamos coincidido en algunas exhumaciones que llevo a cabo la ARMH en tierras aragonesas por aquellas fechas. Viendo que en Aragón no había ninguna asociación que únicamente tuviera como objetivo exhumar los muchos restos humanos enterrados en fosas comunes clandestinas que aún hay en la comunidad de Aragón, nos decidimos a formar ARICO. En el año 2008 varios socios de ARICO colaboramos activamente durante 4 meses en la localización y exhumación de una fosa común en Murillo de Gallego. En 2009 promovimos y obtuvimos una subvención de Presidencia de Gobierno para documentar históricamente y exhumar fosa común que había en la localidad de Cetina (Zaragoza). La exhumación, donde se hallaron los restos mortales de 12 vecinos de Torrijo de la Cañada (Zaragoza), fue realizada en marzo de 2011. En mayo de 2010 estuvimos con la Sociedad de Ciencias Aranzadi en la localización y exhumación de 2 soldados en la localidad de Rubielos de Mora (Teruel). En abril de 2011 con una subvención de Presidencia de Gobierno hicimos trabajos de prospección en busca de una gran fosa común en el barranco de la Bartolina (Calatayud), obteniendo resultados negativos. En junio de 2011 estuvimos con la Sociedad de Ciencias Aranzadi en la localización y exhumación de otros dos soldados en Rubielos de Mora (Teruel) y con la asociación Foro por la Memoria de Aragón en otra exhumación en Santa Eulalia de Gallego (Zaragoza). También durante el verano del año 2011 colaboramos con la asociación REBELLAR en la localización y exhumación de un soldado en la localidad de Olba (Teruel). En el año 2012 colaboramos con la asociación REBELLAR en la localización de una fosa común en la localidad de Los Pintanos (Zaragoza), obteniendo resultado negativo. Y en diciembre de 2012 con una subvención de Presidencia de Gobierno inauguramos un Memorial en recuerdo de todos los asesinados en la comarca de Calatayud en el Cementerio Municipal de Calatayud (Zaragoza). En el año 2013 promovimos la exhumación en el cementerio de Sos del Rey Católico con resultado negativo. En los años 2013 y 2014 colaboramos con la asociación Charata de Uncastillo en las exhumaciones en El Alto de Santo Domingo (Longas). En el año 2014 estuvimos con la Sociedad de Ciencias Aranzadi en la exhumación en el cementerio de Vera de Moncayo.


Miguel Ángel Capapé Garro
669379954
http://aricomemoriaaragonesa.wordpress.com/

Comunistas en la prisión de Burgos: La Memoria al servicio de la Justicia.


http://todoslosrostros.blogspot.com.es/2015/05/comunistas-en-la-prision-de-burgos-la.html



viernes, 15 de mayo de 2015


El historiador, profesor y memorialista jienense Arcángel Bedmar González es autor de decenas de artículos y libros, así como del extraordinario sitio webarcangelbedmar.com dedicado a la historia local cordobesa y andaluza de guerra y represión de postguerra. De allí procede esta imagen, de la que sólo sé lo que se lee como pie de foto, es decir, que estamos contemplando a un grupo de republicanos recluidos en la prisión central de Burgos y fotografiados el 3 de julio de 1943. Entre ellos se encontraría el comunista Rafael García Águila, al que podemos ver agachado, el segundo por la izquierda. Después de largas condenas, Rafael García salió en libertad condicional con destierro, que hubo de cumplir en Málaga, alejado forzadamente de su Montilla natal.


divendres, 15 de maig del 2015

Hacer frente a Franco: España 40 años después. Inglés. Google al castellano.





Facing up to Franco: Spain 40 years on


The country is still coming to terms with the dictator’s legacy. Is it any closer to reaching an agreement about its bloody past?
Financial Times Magazine / Tobias Buck / 8-05-2015
Fifty kilometres north of Madrid, in the granite mountains of the Sierra de Guadarrama, is the tallest stone cross built anywhere in the world. More than 150 metres high, it stands guard over a vast basilica hewn into the rock below.
The sprawling architectural ensemble, coldly symmetrical and entirely grey, shows occasional traces of life. It is home to a Benedictine abbey, along with a religious boarding school and hospice. There is a decent restaurant that specialises in traditional Spanish fare, and a mud-covered football pitch that comes to life whenever the pupils emerge to play a match.
Mostly, however, this is a place of death. Known as the Valle de los Caídos, or Valley of the Fallen, it is the final resting place for more than 33,000 bodies. With one notable exception, all of them were killed during the Spanish civil war, which lasted from 1936 to 1939. The odd one out is the man who started the bloody slaughter, and emerged from it victorious. His grave can be found right behind the high altar, at the very end of the imposing, windowless basilica: a modest granite slab, perpetually adorned with a bouquet of fresh flowers and the simplest of inscriptions: Francisco Franco.
The Spanish dictator died four decades ago this year but his resting place, much like his legacy, is far from settled. Outside Spain, Franco is often situated alongside Hitler and Mussolini as one of the continent’s most reviled fascist leaders, a brutal dictator who plunged his country into war and went on to preside over the death, incarceration, torture and exile of hundreds of thousands of his opponents.
In Spain, however, the government continues to pay for the upkeep of the Valle de los Caídos, tombstone and all, which forms part of the National Heritage. Hundreds of thousands come to visit the site every year. Spain’s Roman Catholic Church, meanwhile, jealously guards its role as the custodian of the Valley, and provides the monks and priests who sanctify the vast granite complex with their daily songs and prayers.
Even 40 years after Franco’s death, there is no national consensus on what the civil war and his dictatorship mean. Only a tiny minority voice genuine nostalgia for the old regime but the number of those clamouring for a frank reassessment of the past — and for expelling Franco from his privileged tomb — is not large either. As a topic of conversation, the former dictator and his deeds are widely shunned, whether in school, in parliament or around the family table. Polls are few and far between but those that are taken regularly show a lingering sense of ambivalence, perhaps linked to the extraordinary economic boom that occurred under the later years of the Franco regime. One typical survey found that six out of 10 Spaniards believe that Francoism had “both good sides and bad sides”.
But it is not just in the Valley that Franco continues to have his place. Despite a purge during the past decade, many Spanish cities still boast streets and plazas that honour his memory. Even the odd statue has survived. There is a prominent foundation dedicated to celebrating the dictator’s life and work. Once a year its members and other Franco sympathisers come to the Valle de los Caídos for a special mass, and to pray for his eternal soul.
To some Spaniards, the site — and the annual ritual — is an abomination, a stain on the country’s democratic record. They argue that Spain, perhaps uniquely in western Europe, has never made an effort to openly confront its past. Far from allowing old wounds to heal, this failure has, in fact, kept old divisions alive for longer than anyone thought possible — the original sin of Spanish democracy, still unatoned after all these years.
One man who believes this more strongly than most is Emilio Silva, a burly political scientist and journalist who rose to prominence over the past decade as the co-founder of Spain’s historical memory movement. “Can you imagine a church in Germany where the priest prays for the soul of Hitler? Can you imagine a square in Italy that is named after Mussolini?,” asks Silva, over coffee in a noisy bar in Madrid.
The movement he started some 15 years ago is best known for locating and digging up the graves of Spanish Republicans killed by Franco’s Nationalists. More than 1,300 bodies have been recovered from roadside ditches and secluded forests, and accorded a proper burial. For the relatives, the process has often been momentous — allowing them finally to come to terms with six decades of pain and grief.

The broader aim of Silva and his allies, however, is to shatter Spain’s so-called pact of forgetting — the unspoken agreement between left and right in the wake of Franco’s death to look to the future, not the past. In legal terms, that pact is cemented in the 1977 amnesty law, which shields former Franco officials — including the regime’s most notorious torturers — from criminal prosecution. Yet it is also reflected in Spain’s schools, where the history of the civil war and Franco’s dictatorship remain marginal subjects. And it finds an echo in the singular absence of any national museum or monument (aside from the Valley) to commemorate the war. “We are a country full of ignorance,” says Silva. “If there wasn’t so much ignorance, Franco would no longer be there [in the basilica]. For a society with even a little bit of understanding, it would simply be intolerable.”
To its defenders, the Valle de los Caídos is, above all else, a site of mourning and reconciliation. They point out that the mass tombs that line those heavy granite walls hold the dead of both sides. But they often fail to mention that the Republican dead were brought to the mausoleum without consulting their families (and that they are held in some cases against the express wishes of relatives). Neither do they question why any Republican would wish to lie buried in a tomb so laden with Francoist and fascist imagery.
At least once a year, the notion of reconciliation becomes impossible to maintain: on November 20, the anniversary of Franco’s death, his supporters arrive from all over the country (and beyond) for a special mass.
I have rarely had cause to attend Catholic mass during my life but even regular worshippers are likely to leave this particular ceremony in a state of dazed wonderment. Part of this has to do with sheer sense of drama.
At the precise moment of the transubstantiation, when the bread and wine are symbolically converted into the body and blood of Christ, the vast underground basilica is plunged into darkness. An invisible helper turns off all lights save for a single spot that is directed at the body of Christ on the cross, along with the hands of the priest holding aloft the wafer.
The priest, who is also the abbot of the Valley’s Benedictine monastery, then starts his homily with a prayer for the soul of Francisco Franco and José Antonio Primo de Rivera, the founder of Spain’s fascist Falange movement. Both men died on November 20 but they are separated by a political eternity: Franco passed away in his bed, peacefully, after 36 years of unopposed rule. Primo de Rivera was killed by a Republican firing squad in 1936, just months after the start of Spain’s civil war.
The two bodies occupy pride of place in the gloomy basilica, buried in front and behind the altar. Standing at the lectern just above, the priest praises the two fascist leaders for their decision to “forgive their enemies and seek their forgiveness for themselves”.
I was told that some worshippers are likely to make a fascist salute but I had not expected arms to be raised quite so brazenly. Some make a discreet, hasty salute on their way to receive Holy Communion; but all inhibitions melt away once the priests, monks and choirboys leave the church. Franco’s grave is quickly surrounded by dozens of admirers. They lay down red flowers and kneel to touch the rough, grey stone. Some offer a personal prayer. Dozens straighten their back and offer the raised-arm salute, while friends and wives snap pictures. Shouts of “Viva Franco!” and “Viva España!” ring out through the vast basilica. Neither the guards from Spain’s National Heritage nor the remaining monk try to intervene.
Standing quietly is Jaime Alonso, the vice-president of the Francisco Franco Foundation and the public face of hardcore Francoists in Spain today. He whispers a prayer and crosses himself but then quickly turns away from the more raucous crowd surrounding the dictator’s grave. Impeccably dressed and softly-spoken, Alonso is a lawyer by profession and Francoist by passion. Armed with a wealth of numbers, dates and facts, he makes a resolute case for Franco’s defence when I catch up with him back in Madrid.
He tells me he grew up with a vision of Franco as the “father of the nation”, and views him still as “the man of providence who came to save Spain”. Selfless, upright, a brilliant military commander and great political strategist, Franco is hailed as a towering figure in Spanish history, comparable only to the medieval rulers who drove the Moors from Spain in 1492 or the great kings who held sway over an empire stretching from Peru to the Philippines.
Alonso vigorously defends Franco’s military putsch against the country’s elected government in 1936, which marked the start of the civil war, as a necessary step to put an end to the chaos and violence of the period. “There was no other option. They could either fight or let themselves be killed,” he insists.
The foundation is located in a third-floor apartment just up the road from Real Madrid’s imposing Bernabéu stadium. The offices are packed with memorabilia, signed photos, oil portraits, thousands of books and an archive. There is even a small souvenir shop, where visitors can pick up a Franco ashtray for €4.50.
For all his enthusiasm, Alonso admits that there are few genuine Francoists in Spain today. Since the return of parliamentary democracy to Spain, there has only been one openly Francoist member of parliament. Even during the recent economic crisis, with millions of Spaniards desperately searching for work, there was no sign of revival in Francoist sentiment.
Yet Alonso is convinced that Franco lives on. Why else, he asks, would the country’s political mainstream be so silent about his rule? “They are afraid of him. They know very well that Franco is more than just a reference, that he is something embedded in the culture of the Spanish people as a solution. Today, even if everything falls apart, we have a national ideal that stays with us and that is passed on in our genes. How can Francoism revive today? As bad as the situation is, the idea is there.”
What is striking is not so much the historical narrative put forward by the Franco Foundation but the absence of any official challenge to it. I have asked dozens of Spaniards what they were taught about the civil war in school. The answer is, almost invariably, nothing. Spain’s parties have never been able to agree on a joint condemnation of the Franco dictatorship, or an official apology to its victims. There has been no official commission and no national museum offering a unified narrative. Even 40 years after the death of Franco, it seems Spaniards find it impossible to reach common ground about their recent history.
For Javier Cercas, the Spanish novelist and writer, the interplay of memory and history, and the stories and lies people tell themselves about the past, have long been a subject of fascination. His 2001 book Soldiers of Salamis is widely hailed as one of the great novels about the civil war. I call him up a few weeks after the release of his latest book, The Imposter, which deals once again with history, war, terror — and the lies they bring forth. The book contains an entire chapter about Spain’s own struggle — and ultimate failure — to come to terms with its history.
“A country must have a basic accord about the past,” Cercas tells me. “Britain has it. Germany has it. All the strong democracies have this basic accord. But Spain hasn’t.” The reason for this, he argues, is obvious: “There was no rupture in Spain after Francoism. There was a transition, there was peaceful and progressive change from dictatorship to democracy. This means that the Spanish right did not break completely with Francoism. It would be wrong and absurd to say that the Spanish right is Francoist. It obviously isn’t. But it has never been able to bring itself to condemn Francoism.”
Not everyone is convinced that this matters. José María de Areilza, a professor of law at Esade business school and former government adviser, speaks for many when he argues that Spain was right to look to the future and “leave the past to the historians”.
“There is no one way to deal with the past,” he tells me. “Franco died in his bed. But everything that has happened in Spain since has condemned him. He is being condemned every day by the normal functioning of our democracy, by our constitution. Spain has moved on by doing, by acting.”
For Cercas, however, the country’s failure to openly confront the past leaves Spain in a state of heightened fragility. “If there is no accord over the past, then the past can always be used, can always be manipulated,” he says. “There is no accord over our past, and that means that finding an accord over our present and our future is much more difficult. Can we live with this? Yes, we can live with this. But would we live better if we had a common narrative? We would live much better.”
The closest that modern Spain ever came to challenging the pact of forgetting was under the Socialist government of José Luis Rodríguez Zapatero, the prime minister from 2004 to 2011. The Zapatero government provided generous funding to unearth Republican war graves, and passed a law calling for the removal of Franco statues and street names.
It faced bitter opposition from the centre-right Popular party, and from Spain’s Roman Catholic Church (which served as a pillar of the Franco regime). At the height of the controversy, the country’s conference of bishops published a searing attack on the government, saying it was “opening old wounds” and “threatening the tranquil co-existence”. The archbishop of Madrid put it even more bluntly. Sometimes, he remarked, “One has to know how to forget.”
Towards the end of its tenure, the Zapatero government finally decided to tackle the biggest totem of them all: the Valley of the Fallen. It appointed a commission of experts and asked it to draw up proposals for an overhaul of the site. The commission was formally established in May 2011 — just six months before a general election that Zapatero knew he would lose. Whatever conclusions its members would reach, they were almost certain to be filed away the very instant that the new centre-right government took over.
Francisco Ferrandiz knew he was part of an exercise in futility but decided to accept the invitation to join the commission all the same. A social anthropologist at Spain’s National Research Council, he had closely followed the work of the historical memory movement. Here was a chance to shape the debate over one of the most contentious monuments in the world today.
In the end, after much internal wrangling, the commission called for a radical overhaul: it suggested removing Franco’s grave from the basilica and burying him elsewhere, and transferring the body of Primo de Rivera from its privileged site to the mass graves that line the church. Just as importantly, they wanted to convert the sections of the site that house the dead into a national cemetery — and so remove it from the oversight of the monks.
As expected, the document was shelved immediately by the new government. Asked about the future of the Valle de los Caídos in 2013, the deputy prime minister fell back on the Popular party’s standard line that any change requires the “consensus” of all parties. That consensus remains as elusive as ever.
For all his frustration, Ferrandiz says he has not lost hope that a new generation of Spaniards will eventually demand a less circumspect relationship between the present and the past. He points out that Spain’s political order is now under scrutiny as never before. The transition itself has become almost a dirty word for a new generation of political activists who are desperate to sweep away what they see as a deeply corrupted system.
“We had the prestigious transition that is being taught all over the world as an example of how to move cleanly from a dictatorship to democracy. Now we find that this transition is under fire because it glossed over some of the thorniest issues of the dictatorship — and let the perpetrators die in bed without ever facing their responsibility. Now we have a new generation saying: ‘We have to face this.’”
That new generation is embodied by Podemos, an anti-establishment party founded only last year and now vying to become one of the largest parties in Spain. Some of its leaders are former activists in the historical memory movement — a background that helps explain the almost visceral rejection of what Podemos leaders refers to as the “transition regime”.
Younger Spaniards are less inclined to fear a return of political instability — or to regard Franco as a totemic issue that must not be raised. For many, the dictator has become a figure of ridicule. “Franco represents everything I don’t like about Spain and about Spanish history — the ultra-right, the relationship between church and state and the whole communion-and-daily-mass way of life,” says Sagrario Monedero, a 33-year-old political activist who works for a women’s rights organisation in Madrid. “But he is also a bit of a comical figure — this small man with a pot belly and a high-pitched voice,” she adds.
Like a growing number of young Spaniards, Monedero has never visited the Valley of the Fallen. She regards the monument as an outrage but also suggests that her generation sees no urgent need to tackle the Franco legacy. “History has already given its verdict.”
It is an argument that goes a long way towards explaining the indifference about Franco in Spain today. But if history has, indeed, made its verdict, why is it not being executed? Why is it so hard for Spanish democracy to touch that brooding mausoleum in the mountains?
“Let’s take this terrible monument as an opportunity,” says Ferrandiz. “It is the biggest Francoist monument of them all, and it is where all the complexities come together. If the debate has to happen somewhere, if we are to find a consensus about our history, it has to be around the Valley.”
Wandering amid the acres of grey granite, it is not easy to share Ferrandiz’s hope that change is in the air. All that heavy stone and polished bronze convey an aura of timeless permanence. Who will have the strength to push aside the massive slab of stone that covers Franco’s grave? What ghosts will awake the day that Spain starts looking unflinchingly into the past, and attempts to finally separate perpetrators from victims?
No one knows. Perhaps the only certainty is contained in the famous line from William Faulkner cited in Cercas’s latest novel, one that could serve as the summary of Spain’s ever-simmering history wars: “The past is never dead. It’s not even past.”
http://www.ft.com/intl/cms/s/2/5e4e6aac-f42f-11e4-99de-00144feab7de.html#slide0
Fotografías de Alfredo Caliz

Hacer frente a Franco: España 40 años después
El país sigue llegando a un acuerdo con el legado del dictador. Es más cerca de llegar a un acuerdo sobre su pasado sangriento?

Financial Times Magazine / Tobias Buck / 08/05/2015

Cincuenta kilómetros al norte de Madrid, en las montañas de granito de la Sierra de Guadarrama, es la cruz de piedra más alto construido en cualquier parte del mundo. Más de 150 metros de altura, que está de guardia en una vasta basílica excavada en la roca de abajo.
El conjunto arquitectónico en expansión, con frialdad simétrica y totalmente gris, muestra rastros ocasionales de la vida. Es el hogar de una abadía benedictina, junto con un internado religioso y hospicio. Hay un restaurante decente que se especializa en comida tradicional española, y un campo de fútbol cubierto de lodo que cobra vida cuando los alumnos salen a jugar un partido.

En su mayoría, sin embargo, este es un lugar de muerte. Conocido como el Valle de los Caídos, o Valle de los Caídos, que es el lugar de descanso final para más de 33.000 cuerpos. Con una notable excepción, todos ellos fueron asesinados durante la guerra civil española, que duró de 1936 a 1939. El impar hacia fuera es el hombre que inició la sangrienta masacre, y salió de ella victorioso. Su tumba se encuentra justo detrás del altar mayor, en el final de la imponente basílica sin ventanas: una losa de granito modesta, perpetuamente adornado con un ramo de flores frescas y la más simple de las inscripciones: Francisco Franco.
El dictador español murió hace cuatro décadas este año, pero su lugar de descanso, al igual que su legado, está lejos de ser resuelto. Fuera de España, Franco es a menudo situado junto a Hitler y Mussolini como uno de los líderes fascistas más vilipendiados del continente, un dictador brutal que hundió su país a la guerra y pasó a presidir la muerte, el encarcelamiento, la tortura y el exilio de cientos de miles de su oponentes.
En España, sin embargo, el gobierno sigue pagando por el mantenimiento del Valle de los Caídos, lápida y todo, que forma parte del Patrimonio Nacional. Cientos de miles vienen a visitar el sitio cada año. Iglesia Católica de España romana, por su parte, guarda celosamente su papel como custodio del Valle, y proporciona a los monjes y sacerdotes que santifican el vasto complejo de granito con sus cantos y oraciones diarias.

Incluso 40 años después de la muerte de Franco, no existe un consenso nacional sobre lo que significan la guerra civil y la dictadura. Sólo una pequeña nostalgia genuina voz minoritaria para el viejo régimen, pero el número de los que claman por una nueva evaluación franca del pasado - y para expulsar a Franco de su tumba privilegiada - no es grande tampoco. Como un tema de conversación, el ex dictador y sus hechos son ampliamente rechazados, ya sea en la escuela, en el parlamento o en torno a la mesa familiar. Las encuestas son pocos y distantes entre sí, pero los que se toman regularmente muestran una persistente sensación de ambivalencia, tal vez relacionado con el auge económico extraordinario que ocurrió bajo los últimos años del régimen de Franco. Una encuesta típica encontró que seis de cada 10 españoles creen que el franquismo tuvo "ambos lados buenos y malos lados".

Pero no es sólo en el valle que Franco sigue teniendo su lugar. A pesar de una purga en la última década, muchas ciudades españolas aún cuentan con calles y plazas que hacen honor a su memoria. Incluso la estatua extraño ha sobrevivido. Hay una base importante dedicada a la celebración de la vida y la obra del dictador. Una vez al año a sus miembros y otros simpatizantes franquistas llegan al Valle de los Caídos para una masa especial, y para rezar por su alma eterna.

Para algunos españoles, el sitio - y el ritual anual - es una abominación, una mancha en el expediente democrático del país. Argumentan que España, tal vez única en Europa occidental, nunca ha hecho un esfuerzo para enfrentarse abiertamente su pasado. Lejos de permitir que las viejas heridas se curen, este fracaso, de hecho, mantiene viejas divisiones con vida durante más tiempo que nadie creía posible - el pecado original de la democracia española, todavía unatoned después de todos estos años.
Un hombre que cree que esta más fuerte que la mayoría es Emilio Silva, politólogo corpulento y periodista que saltó a la fama en la década pasada como el co-fundador del movimiento de la memoria histórica de España. "¿Se imaginan una iglesia en Alemania, donde el sacerdote reza por el alma de Hitler? ¿Te imaginas una plaza de Italia, que lleva el nombre de Mussolini ?, "pregunta Silva, con un café en un bar ruidoso en Madrid.
El movimiento comenzó hace unos 15 años es el más conocido para localizar y desenterrar las tumbas de los republicanos españoles asesinados por los nacionalistas de Franco. Más de 1.300 cuerpos han sido recuperados de cunetas y bosques aislados y otorgado un entierro apropiado. Para los familiares, el proceso a menudo ha sido trascendental - lo que les permite finalmente a llegar a un acuerdo con seis décadas de dolor y pena.


El objetivo más amplio de Silva y sus aliados, sin embargo, es para romper denominado pacto de España del olvido - el acuerdo tácito entre la izquierda y la derecha a raíz de la muerte de Franco para mirar hacia el futuro, no el pasado. En términos legales, ese pacto se cimentó en la ley de amnistía de 1977, que protege a ex funcionarios franquistas - incluyendo los torturadores más notorios del régimen - a partir de un proceso penal. Sin embargo, también se refleja en las escuelas de España, donde la historia de la guerra civil y la dictadura de Franco permanecen sujetos marginales. Y encuentra un eco en ausencia singular de cualquier museo nacional o monumento (aparte del Valle) para conmemorar la guerra. "Somos un país lleno de ignorancia", dice Silva. "Si no hubiera tanta ignorancia, Franco ya no estaría allí [en la basílica]. Para una sociedad, incluso con un poco de comprensión, simplemente sería intolerable ".
Para sus defensores, el Valle de los Caídos es, por encima de todo, un sitio de duelo y la reconciliación. Señalan que las tumbas masivas que recubren los muros de granito pesados ​​mantienen los muertos de ambos lados. Pero a menudo se olvidan de mencionar que los muertos republicanos fueron llevados al mausoleo sin consultar a sus familias (y que se llevan a cabo en algunos casos en contra de la voluntad expresa de los familiares). Tampoco se preguntan por qué ningún republicano desearía yacen enterrados en una tumba tan cargada de imágenes franquista y fascista.
Por lo menos una vez al año, la noción de reconciliación se hace imposible de mantener: el 20 de noviembre, aniversario de la muerte de Franco, sus partidarios llegan de todo el país (y más allá) para una masa especial.
Pocas veces he tenido motivos para asistir a la misa católica durante mi vida, pero incluso adoradores regulares son propensos a dejar esta ceremonia particular, en un estado de asombro aturdido. Parte de esto tiene que ver con la pura sensación de drama.

En el preciso momento de la transubstanciación, cuando el pan y el vino se convierten simbólicamente en el cuerpo y sangre de Cristo, la gran basílica subterránea se sumió en la oscuridad. Un ayudante invisible apaga todas las luces a ahorrar para un solo punto que se dirige en el cuerpo de Cristo en la cruz, junto a las manos del sacerdote sosteniendo en alto la oblea.
El sacerdote, que es también el abad del monasterio benedictino del Valle, a continuación, inicia su homilía con una oración por el alma de Francisco Franco y José Antonio Primo de Rivera, el fundador del movimiento fascista Falange de España. Ambos hombres murieron el 20 de noviembre, pero que están separados por una eternidad política: Franco murió en la cama, con toda tranquilidad, después de 36 años de gobierno sin oposición. Primo de Rivera fue asesinado por un pelotón de fusilamiento republicano en 1936, pocos meses después del inicio de la guerra civil de España.
Los dos cuerpos ocupan un lugar de honor en la basílica sombrío, enterrado en el frente y detrás del altar. De pie en el atril justo por encima, el sacerdote alaba a los dos líderes fascistas por su decisión de "perdonar a sus enemigos y buscar su perdón por ellos mismos".
Me dijeron que algunos fieles son propensos a hacer el saludo fascista, pero que no esperaba brazos para elevarse tan descaradamente. Algunos hacen un saludo apresurado discreta en su camino para recibir la Sagrada Comunión; pero todas las inhibiciones se desvanecen una vez que los sacerdotes, monjes y monaguillos salen de la iglesia. La tumba de Franco está rodeado rápidamente por decenas de admiradores. Se establecen las flores rojas y se arrodillan para tocar la piedra gris áspera. Algunos ofrecen una oración personal. Decenas enderezar la espalda y ofrecen el saludo-brazo en alto, mientras los amigos y esposas toman fotos. Gritos de "¡Viva Franco!" Y "¡Viva España!" Anillo a través de la gran basílica. Ni los guardias de Patrimonio Nacional de España ni el monje restante tratan de intervenir.
De pie en silencio está Jaime Alonso, el vice-presidente de la Fundación Francisco Franco y la cara pública de franquistas incondicionales en España hoy. Él susurra una oración y se persigna pero luego se convierte rápidamente lejos de la multitud más estridente que rodea la tumba del dictador. Impecablemente vestido y de voz suave, Alonso es abogada de profesión y franquista por la pasión. Armado con una gran cantidad de números, fechas y hechos, que hace un caso firme para la defensa de Franco cuando alcanzo con él de nuevo en Madrid.
Me dice que creció con una visión de Franco como el "padre de la nación", y lo ve todavía como "el hombre de la providencia que vino a salvar a España". Desinteresado,, un comandante militar brillante vertical y gran estratega político, Franco es aclamado como una figura destacada en la historia española, sólo comparable a los gobernantes medievales que conducían a los moros de España en 1492 o los grandes reyes que gobernaban sobre un imperio que se extiende desde Perú a Filipinas.

Alonso defiende enérgicamente golpe militar de Franco contra el gobierno electo del país en 1936, que marcó el inicio de la guerra civil, como un paso necesario para poner fin al caos y la violencia de la época. "No había otra opción. Ellos podrían luchar o dejarse matar ", insiste.
La fundación se encuentra en un apartamento del tercer piso justo al final de la carretera de imponente estadio Bernabéu del Real Madrid. Las oficinas están llenas de recuerdos, fotos firmadas, retratos al óleo, miles de libros y un archivo. Hay incluso una pequeña tienda de recuerdos, donde los visitantes pueden tomar un cenicero Franco por € 4.50.
A pesar de su entusiasmo, Alonso admite que hay pocos auténticos franquistas en España hoy. Desde el retorno de la democracia parlamentaria en España, sólo ha habido un miembro abiertamente franquista del Parlamento. Incluso durante la reciente crisis económica, con millones de españoles buscando desesperadamente trabajo, no había señales de reactivación en el sentimiento franquista.
Sin embargo, Alonso está convencido de que Franco sigue vivo. ¿Por qué si, se pregunta, sería corriente política del país tan en silencio sobre su gobierno? "Tienen miedo de él. Ellos saben muy bien que Franco es algo más que una referencia, que es algo incrustado en la cultura de los españoles como una solución. Hoy en día, incluso si todo se desmorona, tenemos un ideal nacional que se mantiene con nosotros y que se transmite en nuestros genes. ¿Cómo puede el franquismo revivir hoy? Con lo mal que la situación es, la idea está ahí ".
Lo llamativo no es tanto la narrativa histórica presentada por la Fundación Franco pero la ausencia de cualquier reto oficial a la misma. He pedido a decenas de españoles lo que les enseñaron sobre la guerra civil en la escuela. La respuesta es, casi siempre, nada. Partes de España nunca han sido capaces de ponerse de acuerdo sobre una condena conjunta de la dictadura de Franco, o una disculpa oficial a sus víctimas. No ha habido ninguna comisión oficial y ningún museo nacional que ofrece un relato unificado. Incluso 40 años después de la muerte de Franco, parece españoles les resulta imposible llegar a un terreno común sobre su historia reciente.
Para Javier Cercas, novelista y escritor español, el juego de la memoria y la historia, y las historias y mentiras personas dicen a sí mismos sobre el pasado, han sido durante mucho tiempo un tema de fascinación. Sus 2.001 soldados de libros de Salamina es ampliamente aclamado como una de las grandes novelas sobre la guerra civil. Yo lo llamo un par de semanas después del lanzamiento de su último libro, El Impostor, que trata una vez más con la historia, la guerra, el terror - y las mentiras han de parir. El libro contiene un capítulo entero sobre propia la lucha de España - y fracaso final - para llegar a un acuerdo con su historia.

"Un país debe tener un acuerdo básico sobre el pasado", Cercas me dice. "Gran Bretaña tiene. Alemania tiene. Todas las democracias fuertes tienen este acuerdo básico. Pero España no tiene "La razón de esto, argumenta, es obvia:". No hubo ruptura en España tras el franquismo. Hubo una transición, hubo un cambio pacífico y progresista de la dictadura a la democracia. Esto significa que el derecho español no se rompió por completo con el franquismo. Sería erróneo y absurdo decir que la derecha española es franquista. Es obvio que no es. Pero nunca ha sido capaz de llevar en sí a condenar el franquismo ".
No todo el mundo está convencido de que esto es importante. José María de Areilza, profesor de derecho en la escuela de negocios Esade y ex asesor del gobierno, habla en nombre de muchos cuando sostiene que España tenía razón para mirar hacia el futuro y "dejar el pasado para los historiadores".
"No hay una sola manera de lidiar con el pasado", me dice. "Franco murió en la cama. Pero todo lo que ha ocurrido en España desde que lo ha condenado. Él está siendo condenado todos los días por el normal funcionamiento de nuestra democracia, por nuestra constitución. España ha pasado haciendo, actuando ".
Para Cercas, sin embargo, el fracaso del país para enfrentar abiertamente el pasado deja a España en un estado de fragilidad aumentada. "Si no hay acuerdo sobre el pasado, entonces el pasado siempre se puede utilizar, siempre se puede manipular", dice. "No hay acuerdo sobre nuestro pasado, y eso significa que la búsqueda de un acuerdo sobre nuestro presente y nuestro futuro es mucho más difícil. ¿Podemos vivir con esto? Sí, podemos vivir con esto. Pero viviríamos mejor si tuviéramos una narrativa común? Viviríamos mucho mejor ".
Lo más cerca que nunca moderna España llegaron a cuestionar el pacto de olvido estaba bajo el gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, el primer ministro de 2004 a 2011. El Gobierno de Zapatero siempre generosa financiación para desenterrar tumbas de guerra republicanos, y aprobó una ley pidiendo la eliminación de las estatuas de Franco y nombres de calles.
Se enfrentó amarga oposición de centro-derecha Partido Popular, y de la iglesia católica romana de España (que sirvió como un pilar del régimen de Franco). En el punto álgido de la controversia, la conferencia de los obispos del país publicó un ataque punzante en el gobierno, diciendo que estaba "abriendo viejas heridas" y "amenazar la tranquila convivencia". El arzobispo de Madrid puso aún más rodeos. A veces, él comentó: "Uno tiene que saber olvidar."

Hacia el final de su mandato, el Gobierno de Zapatero, finalmente, decidió abordar el mayor tótem de todos ellos: el Valle de los Caídos. Se nombró una comisión de expertos y le pidió que elabore propuestas para una revisión del sitio. La comisión fue establecida oficialmente en mayo de 2011 - tan sólo seis meses antes de las elecciones generales que Zapatero sabía que iba a perder. Sea cual sea conclusiones de sus miembros alcanzarían, eran casi seguro que será archivado en el mismo instante que el nuevo gobierno de centro-derecha se hizo cargo.
Francisco Ferrándiz sabía que era parte de un ejercicio de futilidad, pero decidió aceptar la invitación para unirse a la comisión de todos modos. Un antropólogo social en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España, que había seguido de cerca el trabajo del movimiento de la memoria histórica. Aquí había una oportunidad para dar forma al debate sobre uno de los monumentos más polémicos en el mundo hoy.
Al final, después de muchas discusiones internas, la comisión pidió una revisión radical: se sugiere la eliminación de la tumba de Franco de la basílica y enterrarlo en otro lugar, y transferir el cuerpo de Primo de Rivera desde su sitio privilegiado a las fosas comunes que se alinean en la iglesia . Igual de importante, querían convertir las secciones del sitio que albergan a los muertos en un cementerio nacional - y así sacarlo de la supervisión de los monjes.
Como era de esperar, el documento fue archivado de inmediato por el nuevo gobierno. Preguntado por el futuro del Valle de los Caídos en 2013, el primer ministro volvió a caer en la línea estándar de la fiesta popular que cualquier cambio requiere el "consenso" de todas las partes. Ese consenso sigue siendo tan esquiva como siempre.
A pesar de su frustración, Ferrándiz dice que no ha perdido la esperanza de que una nueva generación de españoles eventualmente exigir una relación menos circunspectos entre el presente y el pasado. Señala que el fin político de España está ahora bajo escrutinio como nunca antes. La transición en sí se ha convertido en casi una mala palabra para una nueva generación de activistas políticos que están desesperados por barrer con lo que ven como un sistema profundamente corrupto.

"Tuvimos la prestigiosa transición que se está enseñando en todo el mundo como un ejemplo de cómo mover limpiamente de una dictadura a la democracia. Ahora nos encontramos con que esta transición está bajo fuego porque pasó por alto algunos de los temas más espinosos de la dictadura - y dejar a los autores mueren en la cama sin tener que enfrentar su responsabilidad. Ahora tenemos una nueva generación diciendo: '. Tenemos que enfrentar este' "
Esa nueva generación está encarnada por Podemos, un partido anti-establecimiento fundado el año pasado y ahora compiten para convertirse en uno de los partidos más grandes de España. Algunos de sus líderes son ex activistas del movimiento de la memoria histórica - un fondo que ayuda a explicar el rechazo casi visceral de lo que los líderes de Podemos se refiere como el "régimen de transición".
Jóvenes españoles son menos inclinados a temer un retorno de la inestabilidad política - o considerar a Franco como un tema totémico que no debe ser levantada. Para muchos, el dictador se ha convertido en una figura de burla. "Franco representa todo lo que no me gusta de España y sobre la historia española - la ultraderecha, la relación entre la Iglesia y el Estado y toda la comunión y al día-masa forma de vida", dice Sagrario Monedero, de 33 años activista político -old que trabaja para una organización de derechos de las mujeres en Madrid. "Pero también es un poco de una figura cómica - este pequeño hombre con una barriga y una voz de tono alto", añade.
Al igual que un creciente número de jóvenes españoles, Monedero nunca ha visitado el Valle de los Caídos. Ella considera el monumento como un ultraje, pero también sugiere que su generación no ve la necesidad urgente de abordar el legado de Franco. "La historia ya ha dado su veredicto."
Es un argumento que va un largo camino para explicar la indiferencia acerca de Franco en España en la actualidad. Pero si la historia tiene, en efecto, hizo su veredicto, ¿por qué no se está ejecutando? ¿Por qué es tan difícil para la democracia española tocar ese mausoleo melancólico en las montañas?
"Vamos a tomar esta terrible monumento como una oportunidad", dice Ferrándiz. "Es el mayor monumento franquista de todos ellos, y es donde todas las complejidades se unen. Si el debate tiene que suceder en algún lugar, si queremos llegar a un consenso acerca de nuestra historia, tiene que ser alrededor del Valle ".
Vagando entre las hectáreas de granito gris, no es fácil de compartir la esperanza de Ferrándiz que el cambio es en el aire. Todo lo que pesada piedra y bronce pulido transmitir un aura de permanencia intemporal. ¿Quién tendrá la fuerza para hacer a un lado la enorme losa de piedra que cubre la tumba de Franco? Qué fantasmas despertará el día en que España empieza a buscar resueltamente hacia el pasado, e intenta finalmente autores independientes de las víctimas?
Nadie sabe. Quizá la única certeza está contenida en la famosa frase de William Faulkner citado en la última novela de Cercas, que podría servir como el resumen de siempre latentes guerras historia de España: "El pasado nunca está muerto. Ni siquiera es pasado ".