Posted: 20 Dec 2013 05:15 AM
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Soledad Luque Delgado es
presidenta de la asociación Todos los
niños robados son también mis niños y una de las portavoces de
la Coordinadora Estatal de apoyo a la Querella argentina contra los crímenes
del franquismo (Ce AQUA). La
asociación nace para buscar a su mellizo, Francisco, nacido en la Maternidad
de O’Donnell el 25 de enero de 1965 y desaparecido el 21 de febrero del mismo
año en ese centro médico. También ayudan con sus actividades a los propósitos
de búsqueda de otras víctimas, así como a movilizar a la sociedad española
ante una de las mayores atrocidades que ha vivido nuestro país. En la
actualidad, Soledad representa en la Ce AQUA a las nueve asociaciones de
víctimas por el robo de bebés que participan en la Querella argentina, a
donde ha viajado dos veces como parte de la delegación representante de la Ce
AQUA para declarar y presentar la querella como asociación, y en
representación de las otras asociaciones de víctimas de bebés robados.
También como representante de la Ce AQUA y de su propia asociación viajó el 4
de noviembre, con Amnistía Internacional y otras ONGs, a Ginebra para
presentar sus peticiones ante el Comité de Desapariciones Forzadas de
Naciones Unidas.
¿Por qué se robaban o
desaparecían niños en España?
La multitud de factores que
existen alrededor de la desaparición de bebés en España desde los años 40
hasta bien entrada la Democracia hace que sea altamente complejo analizar
este tema.
Se ha podido determinar que
existieron tres etapas que se corresponden con los tres motivos que movieron
a que se produjera este crimen:
Para nosotros todo esto tiene su origen en el tráfico de niños que se inició
en la década de los 40, como medida de represión política, cuando a las
mujeres republicanas les arrebataron sus hijos. Una medida sustentada en la
teoría nazi del Doctor Vallejo Nájera. Fue el perfecto caldo de cultivo que
creó una demanda de niños por parte de familias pudientes y adeptas al
régimen franquista. Durante los últimos años 50, años 60 y primeros 70, en
plena época del Nacional Catolicismo, las familias desfavorecidas también
comenzaron a ser el objetivo. Una época de represión ideológica y social
donde ciertos médicos y religiosos se pusieron en la piel de un dios. Esta
trama o serie de tramas continuaron, no solo hasta la muerte del dictador,
sino hasta los años 90, aunque ya como un mero negocio. Durante todo momento,
el móvil económico existió, pero no fue el único. Diferentes motivos en
diferentes etapas, pero siempre bajo la permisividad del Estado, un Estado
que en un primer momento realizó esta barbarie como acto de Derecho y más
tarde como un acto de hecho, fundamentalmente en la dictadura pero que
continuó en los primeros años de Democracia al no haber una ruptura profunda
con determinadas actitudes y conductas del pasado.
La sociedad, no sé si
dirigida o no, una vez que se destapa mediáticamente, rápidamente se centra
en los casos particulares y, por lo tanto, se queda en la anécdota, en la
superficie del problema. ¿Se puede hablar de un entramado, de múltiples y
diversos culpables que van más allá de una o dos monjas malignas?
A lo largo de nuestra búsqueda
por mi hermano mellizo, nos hemos dado cuenta de que nuestro caso no es
único, no es un hecho aislado y hemos conocido no a decenas, ni a centenares,
sino a miles de personas que están en nuestra misma situación. Decidimos
montar nuestra asociación “Todos los niños robados son también mis niños” y
empezar a realizar movilizaciones dentro de campañas de sensibilización
social y actos reivindicativos. Era muy importante la difusión de los casos
para que la sociedad se conciencie de que esto ocurrió aquí y también podría
hacer que otras personas se reconozcan en ellos y puedan tomar conciencia
también de posibles víctimas.
La labor de los medios de
comunicación, por tanto, en esta difusión es primordial pero no solo debería
estar centrada en los casos particulares sino también en la causa en general:
la ubicación temporal de este asunto, sus orígenes, los motivos, el estado
actual de las denuncias, los motivos inexplicables del archivo masivo, etc.
Es decir, no solo debería interesar lo particular sino el hecho criminal y
todo lo que le rodea.
En cuanto a la idea de trama, puedo decir que, en nuestra búsqueda, mientras
más hacíamos, más gente encontrábamos y pudimos comprobar que el robo de
niños no era algo de hacía unos años, sino que se produjo durante décadas y
en todo el territorio nacional. Y esto solo se podría haber realizado con la
implicación de mucha gente, personal sanitario, funcionario de Registros, de
los cementerios, de la Iglesia. Y cuando estamos hablando de una red así,
estamos hablando de trama o de diferentes tramas que solo pueden funcionar
con la connivencia de las Estructuras del Estado porque son personal de estas
estructuras los que están presuntamente implicados.
¿Qué papel jugaban las
familias adoptantes?
No podemos saberlo con
exactitud, pero de ninguna manera son el objetivo de nuestras demandas. En
todo este asunto hubo muchas víctimas, principalmente los niños a los que se
les robo su identidad y el derecho a vivir junto a su familia de origen; las
familias que buscamos a estos niños también somos víctimas al ser despojadas
de parte de nuestras vidas y las familias receptoras es muy posible, y así lo
pensamos, que también fueran engañadas. Obviamente, en algunos casos podrían
sospechar que estaban haciendo “algo irregular” porque estaban dando dinero
por el bebé pero seguro que no tenían ni idea de que estaban participando en
un delito tan abominable. Hay que decir que los que han sido valientes, y han
dado un paso al frente para ayudar a buscar los orígenes de sus hijos
adoptivos, han dicho que ese dinero pensaban que iba dirigido a cuidar a la
madre biológica en el hospital o para pagar alguna prueba médica, pero que
nunca pensaron que estaban comprando un niño. Nosotros les creemos. Aquí, los
únicos culpables fueron los criminales que nos robaron a nuestros niños.
En tus conferencias hablas
constantemente de que el robo de niños desde el fin de la Guerra civil hasta
los años 80 se fundamenta en una estructura de miedo al poder, a la
autoridad.
Sin lugar a dudas. Por el
recorrido histórico que presenté al principio, tenemos muy clara la
vinculación del robo de niños con la dictadura. Tuvimos un estado de
represión feroz donde se cometieron todo tipo de barbaries. El robo de bebés
fue una de ellas, en diferentes épocas, por diferentes motivos como hemos
visto, pero dentro de la más absoluta impunidad. Cuando a esta impunidad, se
le une el miedo y el silencio se producen tragedias como esta que se pueden
prolongar tanto en el tiempo y que se extienden por todo un Estado.
El miedo, aunque parezca
mentira, todavía continúa. Hablar del franquismo todavía hoy cuesta, pero
hablar de la lucha contra los crímenes del franquismo asusta. Algunas
asociaciones de víctimas por el robo de bebés no quieren vincular esos
delitos con la dictadura. “Mejor no lo muevas que nos puede perjudicar” este
es el argumento de algunas personas. Cuando crees que es mejor no hacer algo
porque puedes salir perjudicado es porque todavía hay algo negativo que
circula a tu alrededor. “Larga sombra la del franquismo que todavía hoy nos
cubre”, decimos otros.
¿Y qué hay de real en ese
miedo? ¿Hay, para ti, ejemplos concretos de esa sombra del franquismo?
Hay muchos ejemplos de
incidentes y altercados donde se muestran actitudes franquistas, donde se
muestran insignias y banderas que nada tienen que ver con conductas
democráticas. Recordemos que en este país hay una Fundación que se llama
Francisco Franco donde se enaltece al dictador, ¿podríamos pensar que hubiera
una Fundación Videla en Argentina por ejemplo? Hace poco la librería
Blanquerna, durante el acto de celebración de la Diada, sufrió un ataque por
un grupo de extrema derecha que exhibía símbolos franquistas. En Lugo, el
alcalde de Baralla, Manuel González Capón, justificó en un pleno del
Ayuntamiento la represión franquista al decir que los que fueron condenados a
muerte «será porque lo merecían». ¿Podemos imaginar en Alemania que alguien
con un cargo similar dijera que los judíos se merecían morir gaseados? Creo
que no. Y si pasara, el escándalo sería mayúsculo y se pedirían
responsabilidades y la dimisión de tal nazi.
También hay ejemplos donde la
investigación de los crímenes del franquismo no gusta o se intenta
entorpecer. En mayo pasado, en la Embajada argentina, situada en Madrid,
varias víctimas iban a declarar dentro de la causa abierta contra los
crímenes del franquismo en el Juzgado N1 de Buenos Aires, a través de
videoconferencia, ante la Jueza Servini de Cubría. Estas declaraciones se
anularon por presiones del Ministerio de Asuntos Exteriores de España a la
propia Embajada.
Dices que no robaban
bebés, sino «vidas enteras».
Efectivamente. Hay que tener en
cuenta que apartaban a un bebé de su familia y dirigían el destino de esa
personita y de la propia familia. Es decir, un bebé pasa a ser un niño, y el
niño crece hasta ser un adolescente, y el adolescente se convierte en un
joven que en poco tiempo será un adulto con una vida a sus espaldas que no es
la hubiera tenido si no le hubieran arrebatado de su familia de origen. No
estoy diciendo que una vida hubiera sido mejor que otra, no se puede saber
esto, lo que digo es que nadie tiene derecho a cambiar las vidas de las
personas. Se robaban bebés pero no eran juguetes sino personas a las que les
robaron su vida.
Eso ocurre exactamente igual
con los padres y los hermanos que nos vimos privados de ver crecer a ese bebé
o de compartir la vida con él. ¿Acaso hubiera sido mejor o peor mi vida si mi
hermano mellizo Francisco hubiera estado conmigo? No lo sé, lo único que
siento es que alguien que se creía dueño de nuestro destino nos robo la
oportunidad de una vida compartida.
¿Qué se puede hacer hoy?
¿Qué hacen nuestros Gobiernos?
Las víctimas nos encontramos en
una situación de bastante indefensión. Estos crímenes no se consideran
delitos de ninguna manera vinculados a la dictadura porque, en opinión de
nuestras autoridades, no seguían patrones comunes y no formaron parte de un
plan sistemático sino que, como mucho, era una práctica generalizada.
En primer lugar: Había patrones
comunes porque las familias, como nos ocurrió a nosotros, se reconoció en los
casos que iban saliendo en los medios de comunicación.
En segundo lugar: no solo es
crimen de estado o genocidio aquel que se produce por un plan sistemático de
exterminio, también los producidos como práctica generalizada cuando los
ciudadanos están en una situación de vulnerabilidad que los convierte en
víctimas. Y eso fue lo que ocurrió. No solo robaban los niños a los rojos
sino a aquellos que estaban en una posición vulnerable y desfavorecida, que en
definitiva eran el sector perdedor.
Aunque algunos casos están en
la Fiscalía o Juzgados, se está produciendo un archivo masivo de las
denuncias por prescripción y por falta de pruebas ya que estos delitos son
considerados como casos aislados y de origen económico fundamentalmente. Sin
embargo, según el Derecho Internacional son delitos de Lesa Humanidad y por
tanto permanentes e imprescriptibles. En España no hay una causa abierta
general, afortunadamente sí la hay fuera de aquí. Muchas de las familias que
buscamos y de las personas en busca de su identidad estamos acogiéndonos a la
Querella contra los crímenes del franquismo abierta en Argentina y que está
llevando la Jueza María Servini de Cubría. Hay muchas áreas querellantes
dentro de la Coordinadora de apoyo a la Querella argentina (Ce AQUA) y entre
ellas está el colectivo de víctimas por el robo de bebés. Somos diez las
asociaciones de nuestra temática que nos estamos querellando en Argentina
porque nos consideramos víctimas de un estado de terror que hubo en este país
durante décadas y de su herencia posterior. La búsqueda de la Verdad es
primordial pero no puede hacerse sin encontrar primero la Justicia que te
ayuda a saber cuál es esa verdad. En España no la hemos encontrado, por eso
estamos en Argentina.
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