En el 2012
subimos al blog una entrada sobre el EL TUNEL DE LA ENGAÑA | lasmerindadesenlamemoria. Desde entonces hemos buscado información en diversos archivos sobre los penados en dicho destacamento, pero no hemos encontrado nada. Seguramente las gentes de Valdeporres y alrededores nos podréis da más pistas para completar más la información,
- 1.- (¿Quiénes fueron los 600 penados? ¿Cómo conocerlos? No logramos localizar rastro de ellos) ¿Cuántos presos 370, 560, 600 o 1000?
- 2.-Las personas que murieron en la construcción. ¿Quienes fueron? ¿Dónde se les enterró? ¿Estan en algún libro de defunciones de Valdeporres?
- 3.- ¿La compañía ABC solicitó la mano de obra de penados republicanos de Valdenoceda? (Año, qué criterios seguían, por qué unos fueron y otros no, número, etc…) y cuál fue el otro penal burgalés donde fueron a buscar a más (Valdenoceda/ Burgos?)
- 4.-¿ Estrecha relación Ferrocarriles y Construcciones ABC y Dirección General de Prisiones?
- 5.-¿Conocemos ciudadanos de las Merindades que penasen allÍ?
EL TUNEL DE LA ENGAÑA II
El túnel de La Engaña está situado entre la Vega de Pas (Cantabria) y Pedrosa de Valdeporres(Burgos). Se construyó como parte del proyecto del Ferrocarril Santander – Mediterráneo, que pretendía unir el Mar Cantábrico ( Santander) y el Mar Mediterráneo (Sagunto). No llegó a utilizarse nunca.
Tras la guerra se adjudicó el tramo final de lo obra en 1941 a la constructora Ferrocarriles y Construcciones ABC el plazo previsto para la obra era de 52 meses, pero al final las obras del tramo Vega de Pas-Pedrosa de Valdeporres no se terminó hasta 1961, años después de lo acordado. En lugar de los 52 meses previstos se prolongó durante 17 años.
Para la construcción del trozo primero del túnel la empresa Ferrocarriles y Construcciones ABC solicitó a la Dirección General de Prisiones el establecimiento de dos Destacamentos Penales con prisioneros políticos de la Guerra obligados a acogerse al programa de Redención de Penas por el trabajo, para reducir la condena y para poder mantener a sus familias. Así la compañía ABC se sirvió de 600 presos aproximadamente procedentes de la llamada “Rebelión Marxista”.
Para las obras, realizadas originalmente por los reclusos, se construyeron, en 1942, dos poblados de los dos Destacamentos Penales con escuela, casas, iglesia, etc. Uno de ellos en Pedrosa de Valdeporres (Burgos) y otro en Vega de Pas (Santander) con una población de 370 y 190 presos respectivamente. Esta situación le proporcionaba a la empresa constructora una mano de obra cualificada, no conflictiva y con salarios muy inferiores al resto de los trabajadores libres.
En aplicación de la política penitenciaria de dispersión de presos que tanto ha utilizado la derecha española, una gran mayoría de los penados que trabajaron en La Engaña eran Andaluces, Extremeños, Manchegos, es decir de la otra parte del País.
El 9 de octubre de 1945, tras la derrota de las potencias fascistas en la Segunda Guerra Mundial, el régimen franquista promulgó un indulto del que se beneficiaron la mayoría de estos reclusos, por lo que se desmantelaron los dos Destacamentos. Sin embargo, sobre muchos de los presos siguió pesando la pena de destierro, por lo que, al no poder regresar a sus lugares de origen, se vieron obligados a continuar trabajando en la perforación del túnel de La Engaña en su nueva condición de “libres”.
PENALIDADES
Las condiciones en las que trabajaron en las obras de La Engaña fueron absolutamente
precarias, al principio, ni siquiera disponían de barracones en los que cobijarse. Ellos mismos se los tuvieron que construir. Al comienzo de los trabajo de horadación del túnel por la boca sur, el destacamento de 370 presos republicanos del lado burgalés estaba en Rozas, a dos kilómetros de La Engaña y a 500 metros de la taberna de Fanio, en San Martín de Porres. En la Vega de Pas vivían en las dependencias sanitarias expropiadas al histórico dirigente republicano montañés Doctor Madrazo.
Mal alimentados, trabajaban hasta la extenuación, ya que carecían de maquinaria pesada que facilitase las obras. Además, los accidentes eran comunes. Las jornadas de trabajo eran de 12 horas diarias. Para apreciar la magnitud de la proeza de horadar el túnel, hay que considerar que se excavó sin maquinaria pesada, a pico y pala, que los miles de trabajadores que rotaron por La Engaña atravesaron la Cordillera a golpe de mazas, barrenas y cartuchos de dinamita.
No hay rastro de las muertes que se producen en la construcción del túnel entre 1942 y 1950, antes del cambio de empresa adjudicataria, cuando la carga de la obra recaía sobre presos políticos. El equipo de avance se encargaba de romper la montaña. Abría un orificio de tres por tres metros que, después, el equipo de ensanche agrandaba hasta los ocho metros de ancho y seis y medio de alto que mide el conducto. Las dos brigadas taladraban un agujero o barreno que se rellenaba con un cartucho de dinamita y se hacía estallar. Tres golpes de luz avisaban de que había que desalojar antes de la voladura. Dentro, en la galería, se trabajaba a la luz de bombillas que colgaban de cables. Las filtraciones de agua eran continuas y se acumulaba el barro. La escasa seguridad laboral y las malas condiciones de trabajo causaron accidentes continuos. La mayoría de los fallecidos en accidentes sucumbían aplastados por rocas que se desprendían.
Los accidentes eran frecuentes. Sólo en la etapa de la segunda adjudicataria, fallecieron 16 operarios, la mayoría aplastados por roca que se desprendían del techo. En las hemerotecas es posible rescatar la cifra de
16 muertos por accidentes dentro del túnel durante la perforación. Fue el número que dio Carlos Portolés, director gerente de la constructora, durante el banquete en Villarcayo con el que se agasajó a las autoridades para celebrar el fin de la horadación en 1959
, por lo que los fallecidos durante el periodo correspondiente a ABC pudieron ser muchos más.
La silicosis (no se usaba mascarilla y se barrenaba en seco) también contribuyó a exterminar a estos penados. Muchos de los que comenzaron a perforar en 1941 murieron de silicosis, tras inhalar “aquel polvillo que se tragaba y se metía en los pulmones”. La situación mejoró cuando la empresa Portolés y Cía en1950., ya que incorporó mascarillas, los martillos neumáticos con inyección de agua, tubos de ventilación y otras mejoras. Pero los turnos eran de doce horas, los obreros soportaban un ambiente “asfixiante”, un ruido “ensordecedor”, y acababan empapados por las filtraciones de agua.
Los nombres de los presos republicanos fallecidos por accidente o por enfermedades posteriores como la silicosis durante su trabajo forzado en el destacamento penal de Pedrosa de Valdeporres han sido borrados de la Historia.
LOS JORNALES
En teoría, los presos recibían el mismo salario que cobraban los obreros libres. El salario estaba intervenido por la Jefatura de Prisiones, se enviaba una mísera parte a las familias de los reos. Sólo podían quedarse directamente con el dinero que sacaban de las horas extras y el que obtenían con las labores que hacían en el campo.
En 1943, los presos políticos tenían el jornal igual al del obrero libre, en torno a las 14 pesetas diarias, pero no lo ingresaba él, sino la Jefatura del Servicio Nacional de Prisiones. La empresa contratista detraía 1,50 pts en concepto de manutención, él sólo percibía 50 céntimos para sus gastos. Si tenía familia, se le enviaban 2 pesetas a su mujer y 1 peseta adicional por cada hijo menor de 15 años. En el mejor de los casos, pues, el preso y su familia apenas recibían la cuarta parte de su salario. El otro 75% se ingresaba en las arcas públicas a beneficio del Estado. La rapiña de Franco no tuvo límites, no contento con embolsarse esta cantidad de dinero, además de cobrarles la manutención en una primera época, llegó a descontar el precio del uniforme que llevaban y las comunicaciones con sus familias, a razón de 1,25 pesetas por visita, el valor de más de dos días de trabajo. Sólo el dinero que obtenía el penado por horas extras era enviado íntegramente a su familia y, si no tenía parientes a cargo, se lo quedaba él.
Terrible fue la guerra, terrible la posguerra de los perdedores. Penalidades inútiles si se los tragase la historia o el olvido.
CRONOLOGÍA
13 de septiembre de 1941: las obras del trazado Santelices-Boo de Guarnizo se adjudican a la empresa Ferrocarriles y Construcciones ABC. Ese mismo año se emprenden los trabajos de replanteo del túnel.
1942: los presos republicanos de los destacamentos penales comienzan a construir los dos poblados de La Engaña (en Valdeporres y en Yera) y los primeros 500 metros del túnel, por la boca burgalesa, pero la perforación, con medios precarios, apenas avanza.
28 de agosto de 1950: las obras son transferidas a la constructora de Zaragoza Portolés y Cía.
1951: se reanuda la perforación del túnel.
1954: la empresa contrata nueva mano de obra civil llegada de media España y el ritmo de horadación se incrementa de forma notable. Del medio metro diario de túnel perforado, se pasa a tres metros diarios.
26 de abril de 1959: el equipo que avanzaba desde la boca norte se encontró con el que taladraba desde la boca sur.
8 de mayo de 1959: inauguración oficial del túnel de La Engaña. Las obras no habían terminado, pero sí la perforación.
Finales de 1959: la dictadura franquista suspende el proyecto del ferrocarril Santander-Mediterráneo, a falta de 34 kilómetros de obra entre Yera y Sarón. Los 367 kilómetros entre Dosante (Burgos) y Calatayud (Zaragoza) funcionaban desde 1930 y se mantuvieron abiertos hasta el 31 de diciembre de 1984.
1961: acaban las obras del tramo de 17 kilómetros Santelices-Yera, en el que sólo faltaba tender las vías.
31 de diciembre de 1984 se cierra el tramo Dosante (Burgos) y Calatayud (Zaragoza).