El Gobierno de Madrid, que preside Pedro Sánchez, tiene previsto dedicar este año a la celebración (es un decir) de más de un centenar de actos coincidiendo con los cincuenta de la muerte de Francisco Franco Bahamonde, capitán general ferrolano denominado el «generalísimo», quien tras vencer en la Guerra Civil (derechas contra izquierdas, es decir, media España contra la otra media) ocupó la presidencia, con todos los poderes, desde el final de la contienda (1936-1939) hasta su fallecimiento en un hospital por una tromboflebitis en 1975.
Durante cuarenta años había gobernado con mano de hierro un país tras haberse autoproclamado caudillo de España. Detentó todos los poderes, Ejército, Iglesia, alta burguesía y hasta una clase media interesada en vivir en paz, tras la victoria y hasta la instauración de la monarquía con el hoy rey emérito, Juan Carlos I de Borbón. Fue casi una heroicidad, entre 1975 y 1977, realizar el tránsito hacia la democracia, con la complicidad del recordado presidente Adolfo Suárez y de su segundo de abordo, el teniente general Manuel Gutiérrez Mellado.
Las imágenes recopiladas por el Servicio de Documentación de Diario de Santiago, procedentes de diversas fuentes autorizadas y publicaciones de la época, exponen con extraordinaria crudeza la matanza de inocentes entre las dos furibundas Españas, pero, sobre todo, los represaliados por el franquismo tras la proclamación de la victoria de las fuerzas nacionales. Galicia, precisamente la tierra que vio nacer al dictador, procedente de una familia de marinos de guerra en Ferrol, no estuvo ajena a las represalias ocurridas durante y después del conflicto armado.
En una de las muchas columnas dedicadas a los represaliados por el franquismo se citan nombres y apellidos de una veintena de fusilados (la mitad en Santiago, cerca del cementerio de Boisaca). Uno de los más conocidos fue Modesto Pasín Noya, familiar directo de Luis Pasín Liñares, conocidísimo en Santiago por su participación en el consistorio compostelano como teniente de alcalde y antes concejal por el Partido Comunista. A él y a su familia se refiere, fundamentalmente, el libro del joven autor José Luis Estévez quien abordó la peripecia vital de una familia compostelana, «los Pasín, de Conxo», herida de muerte por el franquismo.
Otras sentencias atroces de la época fueron los «pasados por las armas» en A Coruña y Pontevedra, con apellidos tan conocidos como Crespo Lores, Cespón Pazos o Prol Figueirido, nos recuerdan viejos y tristes tiempos que cuesta asumir y conviene no olvidar… para que nunca más se repitan.
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