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Las nuevas generaciones ven a Francisco Franco como un personaje histórico, mientras sus víctimas piden Justicia
Redacción / Efe 20.11.2015 | 08:19
Imagen de archivo del Valle de los caídos. ARCHIVO
Cuando se cumplen 40 años de la muerte de Francisco Franco, España es hoy un país totalmente diferente al resultante de la dictadura. La muerte de Franco el 20 de noviembre de 1975, después de 39 años de dictadura, dio paso a un período de transición política que es reconocida en todo el mundo y a la modernización del país con su inserción plena en la comunidad internacional.
Solo tres años después de la muerte del dictador se aprobó la Constitución de 1978, redactada con el consenso de todas las fuerzas políticas y calificada por los especialistas como muy avanzada en cuanto a reconocimiento de derechos.
Esta carta magna ha sido la base de la etapa democrática más larga de la historia de España, aunque ahora muchas voces piden su reforma para modificar la estructura territorial del Estado y adaptarla a la nueva realidad de los nacionalismos.
Franco, personaje histórico
El 20-N de 1975 queda ya muy lejos para las nuevas generaciones de españoles. Los jóvenes del siglo XXI no vivieron la transición y solamente la han estudiado en sus libros de historia y la conocen por las vivencias que les cuentan sus familiares.
Imagen de archivo de Francisco Franco durante la Dictadura. FOTO: ARCHIVO
Esta realidad social de la juventud española se refleja en la visión que tienen éstos de la figura deFrancisco Franco. De hecho, el dictador es visto por las nuevas generaciones de españoles como un personaje más de la historia.
Reivindicando la memoria histórica
Mientras los jóvenes españoles ven en Francisco Franco a un mero personaje histórico del siglo pasado, las víctimas del franquismo siguen reivindicando la memoria histórica. Y es que España tiene aún pendiente reconocer a las víctimas del franquismo cuarenta años después de la muerte del dictador.
Cuarenta años después de la muerte de Franco, las víctimas se agarran a la justicia argentina donde se instruye la única causa abierta en el mundo que persigue los crímenes de la dictadura, una quimera para los tribunales españoles, sin investigaciones ni condenados por el franquismo.
Imágenes de desaparecidos durante la dictadura franquista. FOTO: ARCHIVO
La Ley de Amnistía de 1977 y la prescripción de los delitos son los obstáculos que hasta la fecha dificultan el enjuiciamiento de los crímenes del franquismo en nuestro país, con una excepción: la investigación que impulsó el exjuez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, y que cerró el Tribunal Supremo en 2012 tras juzgar al magistrado por prevaricación, delito del que fue absuelto.
A día de hoy, las víctimas españolas del franquismo se agarran a los dos informes de 2014 elaborados por la ONU que sostienen que en España se cometieron graves y masivas violaciones a los derechos humanos durante la dictadura (1939-1975), que incluyen tortura, desapariciones, ejecuciones y robos de bebés.
No obstante, las víctimas reconocen que su recorrido es tan complicado como utópico, si bien muchas se declaran felices por ser escuchadas por un juez en los últimos años de su vida, como así sucedió con dos nonagenarias que pudieron contar su relato en la Audiencia Nacional el pasado año.
Más de 70 colectivos y asociaciones de víctimas del franquismo elaboraron una carta que entregaron hace unas semanas a los partidos políticos, para que sus peticiones sean incorporadas a sus programas electorales. No quieren ser, dicen, "víctimas de segunda".
Solo tres años después de la muerte del dictador se aprobó la Constitución de 1978, redactada con el consenso de todas las fuerzas políticas y calificada por los especialistas como muy avanzada en cuanto a reconocimiento de derechos.
Esta carta magna ha sido la base de la etapa democrática más larga de la historia de España, aunque ahora muchas voces piden su reforma para modificar la estructura territorial del Estado y adaptarla a la nueva realidad de los nacionalismos.
Franco, personaje histórico
El 20-N de 1975 queda ya muy lejos para las nuevas generaciones de españoles. Los jóvenes del siglo XXI no vivieron la transición y solamente la han estudiado en sus libros de historia y la conocen por las vivencias que les cuentan sus familiares.
Imagen de archivo de Francisco Franco durante la Dictadura. FOTO: ARCHIVO
Esta realidad social de la juventud española se refleja en la visión que tienen éstos de la figura deFrancisco Franco. De hecho, el dictador es visto por las nuevas generaciones de españoles como un personaje más de la historia.
Reivindicando la memoria histórica
Mientras los jóvenes españoles ven en Francisco Franco a un mero personaje histórico del siglo pasado, las víctimas del franquismo siguen reivindicando la memoria histórica. Y es que España tiene aún pendiente reconocer a las víctimas del franquismo cuarenta años después de la muerte del dictador.
Cuarenta años después de la muerte de Franco, las víctimas se agarran a la justicia argentina donde se instruye la única causa abierta en el mundo que persigue los crímenes de la dictadura, una quimera para los tribunales españoles, sin investigaciones ni condenados por el franquismo.
Imágenes de desaparecidos durante la dictadura franquista. FOTO: ARCHIVO
La Ley de Amnistía de 1977 y la prescripción de los delitos son los obstáculos que hasta la fecha dificultan el enjuiciamiento de los crímenes del franquismo en nuestro país, con una excepción: la investigación que impulsó el exjuez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, y que cerró el Tribunal Supremo en 2012 tras juzgar al magistrado por prevaricación, delito del que fue absuelto.
A día de hoy, las víctimas españolas del franquismo se agarran a los dos informes de 2014 elaborados por la ONU que sostienen que en España se cometieron graves y masivas violaciones a los derechos humanos durante la dictadura (1939-1975), que incluyen tortura, desapariciones, ejecuciones y robos de bebés.
No obstante, las víctimas reconocen que su recorrido es tan complicado como utópico, si bien muchas se declaran felices por ser escuchadas por un juez en los últimos años de su vida, como así sucedió con dos nonagenarias que pudieron contar su relato en la Audiencia Nacional el pasado año.
Más de 70 colectivos y asociaciones de víctimas del franquismo elaboraron una carta que entregaron hace unas semanas a los partidos políticos, para que sus peticiones sean incorporadas a sus programas electorales. No quieren ser, dicen, "víctimas de segunda".
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