diumenge, 6 de març del 2016

Daniel Arasa refleja la labor de la prensa extranjera en la Guerra Civil.


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El periodista narra a través de su libro ‘De Hemingway a Barzini. Corresponsales extranjeros en la Guerra Civil’ el “reporterismo de bandos” que marcó el trabajo de los corresponsales
Europa Press  - Barcelona
fotopor José  De Mesa
23/02/2016
Jesús y Rita Maestre
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  Portada del libro publicado por el periodista Daniel Arasa. / EFE

El periodista Daniel Arasa analiza en el libro ‘De Hemingway a Barzini. Corresponsales extranjeros en la Guerra Civil’ el denominado como “reporterismo de bandos” que marcó la labor profesional de los corresponsales internacionales durante la contienda española de 1936 a 1939, como explicó la editorial que publica la obra a través de un comunicado.
De esta forma, el trabajo de Arasa analiza en profundidad la labor profesional de los corresponsales que pisaron suelo español para cubrir el conflicto. Asimismo, desgrana “cómo los dos bandos, preocupados por la imagen internacional de su lucha, se esforzaron para atraer a los 'plumillas' y a los fotoperiodistas con el fin de que contaran la guerra desde su particular óptica”, señaló la editorial.
Así, el autor se centra especialmente en la Batalla del Ebro, desde la que pretende ofrecer una panorámica del periodismo internacional que se encargó de contar lo que estaba sucediendo a través de textos de reconocidos profesionales como Ernest Hemingway, John Dos Passos y Luigi Barzini, entre otros mucho.
Asimismo, en la obra también aparece el mítico Robert Capa que documentó la contienda con su cámara Leica, así como aparecen André Malraux, Indro Montanelli, George Orwell y Gerda Taro, que falleció al año de iniciarse la Guerra Civil. El periodista, doctor en Humanidades y Ciencias Sociales y autor de un total de 25 libros —en su mayoría de temática relacionada con la Guerra Civil española—, observa a través de su obra cómo los corresponsales se comprometieron con lo que sucedía y con las tragedias ajenas, pero, por contra, “renunciaron abiertamente a ser imparciales”.
“Uno contaba lo que veía bajo el prisma de la facción que luchaba por los ideales en los que creía el medio por el que trabajaba. Las fronteras entre el periodismo y la propaganda se hicieron cada vez más difusas”, explicó también la editorial sobre el libro de Arasa.
Como consecuencia de este proceso, poco tenía que ver la crónica de un hecho que aparecía en la conservadora cabecera británica ‘The Times’, respecto a todo aquello que se publicaba en la revista ‘The New Yorker’. En ese sentido, el propio Arasa afirmó que “fueron pocos los que no se dejaron llevar por un periodismo tendencioso y distorsionador”. Quizá los inicios de un periodismo cada vez menos objetivo y más sujeto a las ideas y condicionantes políticos, económicos y editoriales.
En el libro, también aparecen tipos novelescos como el espía Kim Philby, que desembarcó en España como periodista y consiguió ganarse a los dirigentes ‘nacionales’ simulando ser partidario de la causa nazi —era espía ruso— y usó la corresponsalía como tapadera.