Isaías Barreñada, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense, publica un nuevo libro con el objetivo de releer críticamente el colonialismo español en territorio saharaui

Madrid-
"El colonialismo español en el Sáhara Occidental no fue inocuo y benigno como se suele presentar". Es una de las frases que se encuentran en la sinopsis de un nuevo libro que aborda el final de la presencia de España en su antigua colonia. Un "producto de la dictadura franquista", como lo define su autor cuando se han cumplido 50 años del abandono del territorio saharaui.
Isaías Barreñada es profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid (UCM). En Sáhara Occidental. 1975: el final del colonialismo franquista (Catarata, 2025) aborda en profundidad los sucesos en torno a 1975 y los primeros meses de 1976. Para ello se apoya en abundante documentación histórica o testimonios de quienes protagonizaron aquellas fechas.
"El libro tiene dos objetivos. Uno es es recordar un poco el carácter franquista del colonialismo en el Sáhara y el otro es contribuir un poco a releer críticamente el hecho colonial español en el Sáhara quitándole esa caracterización paternalista y en cierta forma desresponsabilizadora", señala Barreñada en conversación con Público.
Para Barreñada se ha presentado el colonialismo español como no violento comparado con el francés en Argelia o incluso con el portugués. "Es cierto que desde el punto de vista cuantitativo hubo menos violencia. Hubo un enfrentamiento bastante light entre el Frente Polisario y las autoridades españolas en los últimos años. Pero estamos hablando de muy pocas víctimas", señala.
Recuerda el autor que se instaló un discurso de "civilizar" o "sedentarizar" a la población autóctona saharaui. "Muchas veces se señala que se les hizo ciudadanos españoles cuando eran ciudadanos a medias. Porque incluso luego las autoridades reconocieron que era una ciudadanía muy particular y en la práctica eran ciudadanos de segunda. Lo que se quiere también es encubrir unas prácticas coloniales para ocultar que había una discriminación, había racismo y otras prácticas", afirma.
Barreñada recuerda que a los saharauis cuando iban al cine los ponían en el gallinero separados de los blancos o que durante mucho tiempo no pudieron ir a las piscinas públicas como el resto de los españoles. "Ganaban menos dinero o se les aplicaba una justicia diferente", añade.
"A los saharauis cuando iban al cine los ponían en el gallinero separados de los blancos"
Comparte el autor que este tipo de asuntos no está muy presente en los discursos sobre el Sáhara actualmente. "Los saharauis obviamente hoy prefieren, creo que también de una manera táctica, focalizar sus luchas ante la ocupación marroquí. Y dejan aparcado el tema de la violencia española. Cuando rascas un poco, cuando llegas a un cierto nivel de complicidad con tu interlocutor te reconocen que los discriminaban y que no eran exactamente iguales. Eso no quita que hubiese un maestro de escuela que fuera inspirador para muchos de ellos o no quita que con los colonos españoles tuvieran buenas relaciones".
Los sucesos de Zemla
Con los primeros movimientos nacionalistas saharauis aún por desarrollar, el mes de junio de 1970 marca "un hito en la construcción identitaria" del pueblo saharaui. Se trata de los llamados sucesos de Zemla. El movimiento liderado por Basiri convocó una manifestación para denunciar las condiciones de vida de los saharauis. Las autoridades franquistas actuaron con mano de hierro y se reportaron víctimas mortales por parte del movimiento saharaui. Basiri además fue detenido y desapareció. Lo que sucedió realmente todavía se desconoce de manera oficial.
"El movimiento de resistencia saharaui se encuentra con el franquismo. No se encuentran una administración liberal. Se encuentran con el franquismo. Y el franquismo resolvía los temas cooptando o reprimiendo. Y es lo que le intentaron hacer al movimiento de Basiri. Lo que pasa es que la gente quería más", señala Barreñada. Sus reivindicaciones y demandas eran "gradualistas", según indica el autor, pero al mismo tiempo estaban acopiando armas.
"Se estaban preparando para otros niveles y les respondieron con violencia. Desaparece Basiri pero desaparecen más. Metieron en la cárcel a un montón de ellos. Y eso agudizó la confrontación con España", señala el profesor de la UCM. En ese momento también se rompió algo con los jefes de tribu, que eran intermediarios entre los españoles y el nuevo movimiento nacionalista. A partir de ese momento se incluyen en sus reivindicaciones superar esa intermediación.
"El movimiento de resistencia saharaui se encuentra con el franquismo (...) Y el franquismo resolvía los temas cooptando o reprimiendo"
"Es un acelerador de la conciencia de descolonización", afirma el autor. El Frente Polisario se funda en 1973 y progresivamente caló en la población saharaui. "Algunos de los reprimidos y perseguidos en Zemla, después de unos meses de cárcel o de destierro, son los que ponen en marcha el Frente Polisario. Hay hay una cierta continuidad en la resistencia por parte de algunas figuras", explica Barreñada.
La visita de la ONU en mayo de 1975
Con el Polisario ya en marcha y la ONU presionando a España para que convocara un referéndum de autodeterminación, el punto de inflexión total en la antigua colonia iba a suceder en mayo de 1975. La visita de una delegación del Comité Especial de Descolonización de Naciones Unidas dio lugar a unas manifestaciones multitudinarias en favor de la independencia en las principales ciudades del territorio. "Sorprendieron a todos y contribuyeron, a modo de detonante, a que las autoridades españolas decidieran el abandono del territorio", señala el libro. El Polisario se erigió entonces como "la fuerza política dominante" en el territorio, tal y como dejó escrito ese Comité de la ONU.
"Fue decisivo. Todos te dicen lo mismo. Te lo dice un diplomático español, te lo dice un militar, te lo dice un activista saharaui, te lo dice gente de a pie. Todos dicen que todo cambió con la visita de la ONU", apunta el autor. La llamada Operación Golondrina, que sirvió para repatriar a todos los españoles se empieza a diseñar en el momento en que sale la misión de Naciones Unidas, sostiene Barreñada.
Es decir, cuenta el profesor de la UCM que entre finales de mayo y principios de junio los militares ya se sientan y dicen: "Tenemos que preparar la evacuación. No sabemos cuándo se dará pero hay que prepararla porque nos vamos." A partir de entonces los niños en las escuelas les dijeron a los españoles que al año próximo ya no empezarían el curso. "Ya habían tomado la decisión, no hubo que esperar la Marcha Verde", afirma Barreñada.
Papel del PSOE y el PCE
En el libro se aborda también el rol que jugaron entonces los partidos antifranquistas españoles como el PCE o el PSOE. Respecto a los primeros, Barreñada recuerda que su acción tenía dos planos. Por un lado, los que hacían diplomacia entre partidos. Es decir, la gente que estaba en el exterior, en Moscú o Praga. Representaban oficialmente al partido y tenían relación con los partidos comunistas del mundo.
"Tenían relaciones con el Partido Comunista Marroquí y metían en un mismo saco las reivindicaciones por el final del protectorado con la descolonización de Ceuta y Melilla y todo lo que dijeran los camaradas marroquíes sin hacer muchas distinciones", destaca. Pero en las estructuras comunistas del interior de España "tenían una percepción distinta de lo que ocurría en el Sáhara. "A muchos de los activistas comunistas les castigaban mandándoles al Sáhara a hacer la mili", recuerda el autor.
"A muchos de los activistas comunistas les castigaban mandándoles al Sáhara a hacer la mili"
Barreñada destaca que desde finales de los años 60 hay células del PCE entre los soldados españoles en el Sáhara. El autor ha encontrado en el archivo histórico del partido los informes que enviaban de manera anónima. Aparte de los movimientos para captar más militantes en el Ejército, en esos documentos se abordan las condiciones "coloniales" en las que viven los saharauis. "Era un discurso totalmente distinto al del departamento de relaciones internacionales del PCE en Praga", afirma el autor.
No fue hasta 1975, precisamente tras la visita de la misión de Naciones Unidas, cuando hay un giro. También influyó, apunta Barreñada, la posición de Cuba, que comenzó a apoyar, probablemente influida por la diplomática Marta Jiménez, una de las participantes en el Comité de la ONU. El propio Santiago Carrillo reconoció el cambio abrupto de posición.
En cuanto al PSOE, con "mucha menos implantación" en aquellos momentos, fue diferente. Barreñada resalta que había algunas personas con preocupaciones "descolonizadoras" y que los socialistas denunciaron los Acuerdos de Madrid mediante los que se cedió el territorio saharaui en noviembre de 1975. Pero en las actas de sus congresos de la época no hay ni una sola mención al Sáhara, según resalta. "En Suresnes (1974) no se dice nada del colonialismo, por ejemplo. Son cosas muy llamativas", afirma.
Luego en noviembre de 1976 Felipe González visitó los campamentos de población refugiada en Tinduf donde prometió el apoyo al Sáhara "hasta la victoria final". El Polisario acudió como invitado al Congreso del PSOE en diciembre de 1976.
En este contexto, Barreñada incide en que quienes se movieron antes fueron las organizaciones de izquierda más radical como una escisión del PCE, el PCE (m-l), el FRAP o la LCR. Los primeros llegaron a mandar un barco desde Canarias con ayuda al Sáhara.
¿Queda algo por saber?
Con la esperada nueva Ley de Secretos Oficiales aprobada en el Consejo de Ministros, aunque sin avances en las Cortes, deberían conocerse asuntos relacionados con la salida de España del Sáhara Occidental, ya que han pasado 50 años. ¿Queda algo por saber? Barreñada apunta a los detalles sobre la represión. "¿Qué pasó con gente que desapareció o que fue reprimida? También estamos hablando de pocos casos en comparación con las barbaridades de Argelia o de otros lugares. Hay una parte ahí que está está diluida y no se sabe muy bien.
Por otro lado, lo más "sensible" para el autor tiene que ver "con la toma de decisiones en los últimos meses del franquismo" y la implicación de las autoridades. Pone como ejemplo la figura de Juan Carlos I o el papel de Kissinger. "Lo que ocurre es que mucha información se ha podido reconstruir en base a archivos de fuera. Habría que confirmarlo con los archivos de aquí y ver si todo encaja tal como se ha podido reconstruir", añade.
"¿Qué pasó con gente que desapareció o que fue reprimida?"
"Yo creo que hay un conocimiento bastante ya completo de más o menos lo que hubo. Pero es posible que nos lleváramos todavía una visión más nítida. Pero yo creo que tiene más que ver con las mañas que utilizó Marruecos para hacerse imprescindible ante Estados Unidos y cómo eso encajó ante su necesidad de garantizar un traspaso de poder en España de Franco a Juan Carlos para que no pusiese en riesgo sus intereses", afirma Barreñada.
El profesor recuerda que en esa época estaban pendientes de negociar la renovación de los acuerdos de militares y de las bases. "Estados Unidos lo que quería era que el que viniera después de Franco no pusiera en cuestión lo que se había construido desde el año 53. Ese era el objetivo", indica.
También destaca Barreñada algunas cuestiones que tienen que ver con con el periodo de Arias Navarro, es decir, después de la muerte de Franco. "Hay cuestiones ligadas a los intereses económicos. Hay que recordar que los acuerdos tripartitos tenían unos anexos económicos que se conocieron un par de años de después. Hay testigos que hablan de que hubo gente que se benefició de la salida y las indemnizaciones. Todos esos detalles no se conocen suficientemente. Hubo gente que hizo negocio con la salida y de eso tenemos muy pocos datos", apunta.
Tampoco hay datos, continúa Barreñada, sobre cómo se gestionó la participación española en la empresa de fosfatos Fosbucrá. Hasta los años 2003-2004 España fue coproprietaria. "Yo recuerdo una conversación en la SEPI en esa época y nos reconocieron que llevaban muchos años sin ir al Consejo de Administración de Fosbucrá. Te reconocían verbalmente que no había nada de información. Todos esos elementos nos faltan para tener una idea más clara", concluye.







