Saber cuántas, dónde y quienes fueron enterrados en las fosas comunes durante la Guerra Civil y la dictadura es aún una tarea inacabada en la Comunidad de Madrid. El mapa oficial del Gobierno, que nació en 2011, solo muestra 54, pero son muchas más. ArqueoAntro, la asociación de arqueología y antropología que se ha encargado desde 2020 de ampliar el estudio gracias a una subvención del Ministerio de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, acaba de finalizar la investigación y ha encontrado 268 más.
La Secretaría de Estado de Memoria Democrática ha trazado un plan a cuatro años para intentar exhumar todas las fosas pendientes de intervención, pero abrir las fosas y, en su caso, recuperar los restos humanos de los fallecidos, no puede hacerse sin este trabajo previo que en Madrid ha llevado décadas empezar a completar. Aún así es un primer mapeo, y desde ArqueoAntro asumen que la cifra real supera las 322 ahora identificadas: "No es un trabajo que se haya acabado para nada, de hecho, está empezando", asegura Jesús Martín, arqueólogo de la asociación. Además, se trata de un proyecto de documentación, pero no quiere decir que en todas las fosas haya restos. Hay en las que sí, en las que no y en otras se desconoce.
El investigador insiste en la "provisionalidad" de los resultados del estudio. Falta documentar más fosas, asegura, porque hay un "sesgo" en las fuentes de información que han podido consultar para llevar a cabo el proyecto. Así, la mayoría de los nuevos puntos en el mapa de la Comunidad de Madrid, el 67%, son fosas que han llamado "de la retaguardia republicana", es decir, de afines a los sublevados, ejecutados por los republicanos durante la guerra. Seis son de la retaguardia franquista y siete de la posguerra mientras que 62 pertenecen al frente de guerra, muertos en combate.
En total, las fosas se utilizaron para enterrar a 15.906 personas, de las cuales 5.600 están sin identificar. La mayor parte fueron asesinadas entre otoño de 1936 y los primeros meses de 1937, ha esclarecido el estudio. La documentación del enterramiento es un primer paso porque, sostiene Martín, hace falta un trabajo posterior para intentar determinar qué restos quedan en cada uno de ellos. "Es algo muy complicado. Casi todas las fosas de la retaguardia republicana fueron tocadas en la dictadura. Hay restos que fueron exhumados en algún momento y trasladados a cementerios. Pero además en muchos casos sería muy difícil individualizar los restos para recuperarlos", cree Martín.
Acceder a los registros civiles
El "sesgo" en las fosas identificadas es la consecuencia de que la principal fuente de información que ha utilizado el equipo han sido los archivos de la Causa General, un fondo promovido por la justifica franquista tras la contienda con el objetivo, fijaba literalmente su preámbulo, de "averiguar los hechos delictivos cometidos en todo el territorio nacional durante la dominación roja". Es una "importante fuente" para localizar enterramientos, porque abarca el territorio controlado por la República, pero deja fuera los asesinatos cometidos por los franquistas tanto durante la contienda como durante la represión de la dictadura.
La base de datos de la Asociación Memoria y Libertad, que engloba a los asesinados republicanos durante los primeros años del franquismo en la tapia del cementerio de La Almudena, Carabanchel y otras poblaciones de la comunidad, también ha sido fuente de información, pero los arqueólogos lamentan no haber podido acceder a los Registros Civiles de los 179 municipios debido a dos motivos: las restricciones por la pandemia y el impedimento por parte de algunos registros. La idea de la asociación es continuar con la investigación si obtiene financiación. "Daría una noción más exacta y precisa de la represión porque toda la zona oeste de la comunidad cae en manos franquistas desde el invierno de 1936 y eso queda pendiente identificarlo", señala Martín.
Las fosas comunes franquistas sí fueron tratadas durante el franquismo, pero "es algo que se hizo de manera bastante chapucera", asegura el arqueólogo. Un ejemplo es la exhumación en 1939 de los restos de la fosa de Soto de Aldovea, en el término municipal de Torrejón de Ardoz. Había pasado muy poco tiempo desde el enterramiento, pero aún así fueron identificados solo 70 cadáveres de los 414 enterrados. "El franquismo hizo su propia reparación grupal, pero tenían información y datos para hacerla también individual", explica el arqueólogo. Estos enterramientos, de los que fueron trasladados los restos, también constan en el mapa.
"Si lees la documentación de algunas de las exhumaciones, ves las barbaridades que hicieron. En el antiguo cementerio de El Pardo, por ejemplo, el juez llega a decir que no está pudiendo conocer quién ha exhumado", ejemplifica Martín. En los informes de la Escuela de Medicina Legal de la Universidad de Madrid, adjuntados a la Causa General, se percibe el descontrol. El forense asegura en 1940 sobre una exhumación en el Cementerio de Aravaca para su posterior reinhumación en el actual Cementerio de La Almudena que en cajas donde debía haber dos o tres cadáveres, "se han encontrado cinco entremezclados".
Al mapa han sido incorporados los osarios dentro de la necrópolis de La Almudena donde se enterró a los 2.936 fusilados por los franquistas en la tapia del cementerio, el grueso de la represión sistematizada en Madrid. El destino de esos restos, que se creían incinerados desde los años 80 en el Crematorio de Carabanchel, ha sido puesto en cuestión por la aparición el año pasado debido a las lluvias de huesos en uno de los dos osarios sin exhumar. La primera exhumación con garantías técnicas en la Comunidad de Madrid se llevó a cabo en el año 2014, en Arganda del Rey. "Desde entonces no se ha realizado prácticamente ninguna intervención memorialista", dice el investigador.
Del total de fosas incorporadas al mapa oficial, hasta un 16% se desconoce la ubicación exacta mientas que la mitad, un 49%, se encuentran dentro de los cementerios municipales o parroquiales (hay que tener en cuenta que la inmensa mayoría de las descubiertas por ArqueoAntro son de la retaguardia republicana). El 75% son hombres y el 3% mujeres mientras que del resto no se ha podido identificar. Solo de un tercio se sabe la profesión: de ellos el 76% eran civiles, el 19% militares y una minoría religiosos (2%), políticos o nobles (3%). "Cabe destacar que muchas personas consideradas como civiles tenían algún cargo político", advierte el estudio.
Un equipo de arqueólogos documenta 322 fosas comunes en la Comunidad de Madrid
Hasta ahora se conocían 54, según el Ministerio de Presidencia. La cifra provisional de víctimas es de 15.906 personas
Madrid
Cuentan los arqueólogos de ArqueoAntro que todo empezó "una noche de verano de 2020 en un pueblecito de Castellón cuando mi compañero Javier Iglesias me dijo que teníamos que hacer algo en Madrid, entonces salieron unas subvenciones del Ministerio de Presidencia, de la dirección general de Memoria Democrática y decidimos hacer una investigación del mapa de fosas para revisarlo y ampliarlo porque se había quedado pequeño", cuenta Jesús Martín Alonso, otro de los arqueólogos de esta asociación científica.
Durante todo el año 2021 han estado trabajando en esta ampliación y ha tenido resultados. Hasta ahora, según el mapa publicado en la web del Ministerio de Presidencia, había en la Comunidad de Madrid 54 fosas comunes pero ArqueoAntro ha conseguido ampliarla hasta 322 y calculan que podrían ser 15.906 las víctimas. Y dicen que es una previsión y una muestra sesgada porque para documentarse solo han podido utilizar lo que se conoce como Causa General, el proceso que se hizo en el franquismo para judicializar los delitos que consideraba que se habían hecho durante la República, algo que ha llevado a que la mayor de las fosas comunes que hayan clasificado sean del bando de los sublevados.
"Vemos el mapa y están repartidas las fosas en todos los términos municipales de la Comunidad de Madrid y normalmente están dentro de los cementerios. El municipio que más fosas tiene es Madrid porque entonces mucho de los que hoy son barrios antes eran pueblos con sus propios cementerios como Carabanchel Bajo, Carabanchel Alto, Villaverde o Vallecas", cuenta Martín Alonso que también quiere subrayara el apoyo que les ha dado la Asociación Memoria y Libertad que les ha cedido su base de datos para conocer las personas que fueron asesinadas durante los primeros años de la dictadura en el cementerio de la Almudena, en Carabanchel y otras poblaciones cabezas de partido de la Comunidad de Madrid.
En el estudio que han hecho desde ArqueoAntro hay una parte de las fosas (16%) de las que aún desconocen su ubicación exacta mientras que casi la mitad de ellas (49%) están dentro de los cementerio municipales o parroquiales. El número de fosas de lo que llaman retaguardia republicana son 215 (el 67%), 6 son de la retaguardia franquista y 7 de la posguerra mientras que 62 son del frente de guerra. Aunque insisten en que si pudieran continuar la investigación la cifra de entierros clandestinos aumentaría en la retaguardia franquista.
"Actualmente la Comunidad de Madrid no nos ha ofrecido ningún tipo de ayuda y estamos a la expectativa de que el Ministerio de Presidencia pueda sacar otro tipo de ayuda económica. Nos encantaría poder continuar la investigación porque creemos que es una primera piedra y es un buen trabajo pero está muy sesgado porque faltan las víctimas de la retaguardia franquista y ahora son muy importantes los testimonios orales para que la gente conozca lo que hemos hecho", añade el arqueólogo Jesús Martín Alonso. Ahora están incluso tratando de exhumar una de esas fosas, en Brunete, donde se encontrar unos restos humanos y tienen todo preparado para iniciar los trabajos pero aún no han recibido el visto bueno de la dirección general de Patrimonio Cultural de la Comunidad de Madrid.
La mayor parte de las fosas que han clasificado son de asesinatos extrajudiciales (casi el 70%), la mayor parte hombres (75%), civiles (76%) y de entre 30 y 40 años.
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