COMUNICADO DEL ENCUENTRO ESTATAL DE COLECTIVOS DE MEMORIA DEMOCRÁTICA Y VÍCTIMAS DEL FRANQUISMO Y LA TRANSICIÓN ANTE LA DEROGACIÓN DE LA LEY DE MEMORIA DE CANTABRIAEl PP de Cantabria lidera el negacionismo de la Memoria HistóricaNo hay disculpas ni excusas. No hay matemática electoral. Sólo hay revanchismo y negacionismo por un Partido Popular de Cantabria que no gobierna con Vox pero que está liderando la iniciativa para derogar la Ley de Memoria Histórica y Democrática de Cantabria, en vigor desde 2021 y que apenas daba sus primeros pasos.Después de algo más de un año en el Gobierno, la primera proposición de ley que ha presentado el PP cántabro en el Parlamento autonómico constaba de sólo tres artículos y una misión: derogar la Ley de Memoria Histórica y Democrática. La proposición fue tomada en consideración el pasado 23 de septiembre y ahora con los votos de Vox, el PP ha impedido que se programen las comparecencias solicitadas por la oposición y pretende confirmar la derogación antes de que termine octubre.Desde la Coordinadora de Colectivos de Memoria Democrática y de Víctimas del Franquismo y de la Transición exigimos al Gobierno de Cantabria, del Partido Popular, que permita el debate y el diálogo en un Parlamento que debería representar a toda la ciudadanía cántabra y que no lo convierta en un teatro donde seguir librando esa denominada como ‘guerra cultural’ que es la única trinchera política en la que sus aliados de la ultraderecha quieren invertir tiempo y esfuerzo.También recordamos que aunque el Parlamento de Cantabria ratifique esta negación institucional de los derechos humanos de las víctimas, la Ley estatal de Memoria Histórica y Democrática sigue vigente y, por tanto, las asociaciones de memoria y los familiares de las víctimas seguiremos exigiendo su cumplimiento en esa comunidad autónoma.El PP de Cantabria y el Gobierno de esa comunidad autónoma quiere abonarse a la equidistancia imposible actuando de espaldas a las víctimas del franquismo e ignorando los llamamientos reiterados de Naciones Unidas para que el Estado español, en todos sus niveles, respete el marco internacional de los Derechos Humanos. La actitud política del PP de Cantabria, aplaudido y respaldado por Vox, supone un insulto público a las organizaciones y ciudadanía que tanto han trabajado para la aprobación de estas leyes que, aún llegando con décadas de retraso y contando con vacíos, eran imprescindibles para la salud democrática del país.Desde las Asociaciones de Memoria Democrática y Víctimas del Franquismo de todo el Estado mostramos nuestro respaldo a las organizaciones, entidades y a las personas que están manifestando su rechazo a esta derogación, de manera muy especial a la Plataforma Memoria y Democracia de Cantabria y las posibles movilizaciones que se convoquen y estamos vigilantes ante el retroceso evidente de la democracia en Cantabria debido a esta iniciativa perversa del PP y del Gobierno que lidera.24 de octubre de 2.024.COMISIÓN COORDINADORA DE COLECTIVOS DE MEMORIA DEMOCRÁTICA Y DE VÍCTIMAS DEL FRANQUISMO Y DE LA TRANSICIÓNPara más información y/o entrevistas contactar con miembros de laCoordinadora estatal:Coordinadora Estatalencuentrodelamemoria@gmail.comMarisol González.Delegada de Archivo Guerra y Exilio (AGE) de Cantabria. Pertenece a la Plataforma Memoria y Democracia de Cantabria. agecantabria@nodo50.org 606869999Jorge SuárezHéroes de la República y la Libertad de Cantabria.Pertenece a la Plataforma Memoria y Democracia de Cantabriaheroesrepublicalibertadcant@gmail.com 648 08 89 91
Blog d'en Jordi Grau i Gatell d'informació sobre les atrocitats del Franquisme..... "Las voces y las imágenes del pasado se unen con las del presente para impedir el olvido. Pero estas voces e imágenes también sirven para recordar la cobardía de los que nada hicieron cuando se cometieron crímenes atroces, los que permitieron la impunidad de los culpables y los que, ahora, continúan indiferentes ante el desamparo de las víctimas" (Baltasar Garzón).
dissabte, 26 d’octubre del 2024
Julius Ruiz: "El temor a la quinta columna franquista explica la matanza de Paracuellos"
El historiador aborda en 'La guerra sucia' la lucha de la policía secreta republicana contra el enemigo interno durante la guerra civil.
madrid
El historiador e hispanista Julius Ruiz, profesor de la Universidad de Edimburgo, profundiza en La guerra sucia (Espasa) en la lucha de la policía secreta republicana contra la quinta columna fascista durante la guerra civil, aunque los trotskistas también fueron considerados otro enemigo interno.
Hispanista británico, pero hijo de españoles.
Mi madre es ourensana y mi padre madrileño, aunque de origen andaluz. Ambos se marcharon a Inglaterra a trabajar y se conocieron allí. Tengo familiares que lucharon en el bando republicano y un bisabuelo que fue fusilado por los rebeldes en Sevilla en agosto de 1936, pero también abuelos que combatieron en el bando franquista.
De ahí su interés por la historia de España.
Es una manera de entender mi pasado. Sin la guerra yo no hubiera existido, porque en los años cincuenta España todavía sufría sus consecuencias, lo que motivó que emigrasen a Inglaterra en busca de trabajo. Mi padre me contó muchas historias de la guerra civil y del Madrid de la posguerra que me fascinaron. Ahora bien, a diferencia de otros historiadores británicos, nunca me interesaron las historias de las Brigadas Internacionales. Esos relatos tuvieron mucho impacto, sin embargo no me atraían.
En cambio, aborda la figura de George Orwell y sus perseguidores.
Claro, porque su relato es tremendo e impresionante. Homenaje a Cataluña es el mejor libro escrito por un británico durante la guerra civil y su lectura resulta imprescindible para entender el conflicto.
¿No le interesan las Brigadas Internacionales porque fueron mitificadas o porque cree que su papel no fue tan relevante?
Por ambas razones. Su importancia reside en que fueron el símbolo de la solidaridad internacional con la causa republicana, más que en su actuación militar. En el extranjero aún pervive el mito de que salvaron Madrid en noviembre del 36. En cambio, algunos historiadores sostienen que la actuación militar de las Brigadas Internacionales fue decepcionante —y, en algunos casos, desastrosa— y que ha sido siempre sobreestimada. Insisto: su importancia reside en el ámbito de la propaganda y no en el campo de batalla.
Una quinta columna espera en Madrid. ¿Cuánto de cierto tenía esa frase, atribuida a varios altos mandos franquistas y popularizada por Pasionaria en 'Mundo Obrero'?
Primero aparece en un informe del alemán Hans-Hermann Völckers, que informa a Berlín el 30 de septiembre de 1936 sobre la resistencia de los partidarios de la derecha en la capital y escribe: "Las malas lenguas dicen que, cuando a Franco se le preguntó cuál de sus columnas tomaría primero Madrid, él respondió: La quinta, que espera en la capital".
La frase también se le atribuyó a Mola, pero yo no he encontrado la supuesta declaración original, aunque sí citas al general. Como la de Pasionaria, en Mundo Obrero, el 3 de octubre de 1936: "Cuatro columnas dijo el traidor Mola que lanzaría sobre Madrid, pero que la 'quinta' sería la que comenzaría la ofensiva. La 'quinta' es la que está dentro de Madrid; la que a pesar de las medidas tomadas se mueve en la oscuridad".
¿Y ese "enemigo" interno al que había que "aplastar inmediatamente", según Dolores Ibárruri, era tan peligroso?
Hay que diferenciar entre la quinta columna real, que existía en las calles de Madrid, y la quinta columna imaginaria, que existía en la cabeza de los antifascistas. Es decir, frente a la visión que Pasionaria presentó en Mundo Obrero, la quinta columna real fueron unos grupos autónomos dedicados a la autodefensa en el contexto de un terror revolucionario sin precedentes.
Montar una organización sublevada en esa época no solamente era difícil, sino también suicida. Y también existía en ese momento la creencia firme de que Franco iba a entrar en Madrid en Navidad. ¿Por qué arriesgar la vida organizando actividades clandestinas si Franco va a liberar a todos los, entre comillas, buenos españoles?
Sin embargo, fracasa la toma de Madrid y ese invierno ya empezamos a ver grupos autónomos y clandestinos que intentan conectarse con los mandos nacionales tras las líneas. Fue un trabajo muy duro y difícil, por lo que solo a partir de 1938 están bien organizados y dirigidos por José Ungría, jefe del SIPM (Servicio de Información y Policía Militar) franquista.
La quinta columna nunca fue una organización monolítica, organizada de arriba abajo, sino que eran grupos autónomos. Por eso el SIM (Servicio de Investigación Militar) y el DEDIDE (Departamento Especial de Informaciones del Estado), es decir, la policía secreta republicana, nunca pudieron desmantelarla del todo, pues siempre sobrevivía alguna red.
Las delegaciones diplomáticas —y sus valijas— tuvieron un papel fundamental y, además, su presencia en Madrid determinó que fuese la capital de la quinta columna.
Claro, porque las embajadas y los consulados eran espacios seguros y, aunque la policía republicana conocía su importancia y sabía que algunos miembros de la quinta columna se escondían allí, no actuaban por temor a las reacciones internacionales, salvo excepciones, como el asalto a la legación turca.
En su libro pesa más la represión que ejerce el Gobierno de la República que la propia quinta columna.
Lo que quiero demostrar con el libro es que la policía secreta tuvo mucho más éxito contra la quinta columna que lo que sostienen algunos historiadores. Y la razón principal de esos éxitos fue el uso sistemático de la tortura, es decir, fueron capaces de sacar información rápidamente a los presos para luego desmantelar por completo o de modo parcial las redes clandestinas. Quizá el mejor ejemplo sea la desarticulación en 1937 de la Organización Fernández Golfín-Corujo.
También quería conocer la naturaleza del SIM y el DEDIDE, envueltos en misterio. ¿Quién los controlaba exactamente? Yo pretendo demostrar de una manera definitiva que fue una policía negrinista, donde los comunistas sí tuvieron un papel importante, pero a fin de cuentas secundario.
Por otro lado, el SIM no solo vigilaba a los enemigos internos, sino también a los críticos de izquierda, desde el POUM hasta los caballeristas, pasando por algunos militares del Ejército Popular.
O sea, que el SIM estaba más sometido a los socialistas de Indalecio Prieto y Juan Negrín que a los servicios secretos soviéticos del NKVD, ¿no?
Prieto creó en agosto del 37 el SIM, un servicio de inteligencia y contrainteligencia, como una policía independiente de los comunistas. No fue una idea Alexander Orlov, el jefe de la NKVD en España, sino todo lo contrario. Eso sí, los comunistas tuvieron un papel importante en demarcaciones como la de Valencia —con Loreto Apellániz a la cabeza— y dominaron el SIM en las Brigadas Internacionales y en el Ejército del Ebro de Juan Modesto, pero no Madrid y el SIM Central, en manos de los negrinistas.
También reprimió a los trotskistas y a los marxistas del POUM, ante la impasibilidad de Juan Negrín. ¿Influyó en la evolución de la guerra y en la derrota de la Segunda República?
Sí, pero esa represión no fue dirigida por el SIM, sino por el DEDIDE catalán, que era comunista. El problema es que había muchísimas brigadas de investigación y muchísimos cuerpos de policía, lo que lleva a confusiones. Por ejemplo, la responsabilidad de la muerte de Andrés Nin [enmarcada en la guerra declarada por el comunismo a la "quinta columna trotskista"] no fue del SIM, sino de una Brigada Especial que dependía de la Dirección General de Seguridad. Y tampoco deben generalizarse las checas.
¿Era "la Policía política más siniestra y temible" o ese calificativo responde a la propaganda franquista?
Hay una cultura de la brutalidad generalizada que no tiene nada que ver con un partido político específico. Ángel Pedrero, jefe del SIM de Madrid, era socialista y Loreto Apellániz, jefe del SIM de Valencia, era comunista, pero ambos —o sus agentes— cometieron torturas.
Pocos miembros del DEDIDE eran policías profesionales y apenas una cuarentena no tenía carné de partido. ¿Cómo influyó que fuesen, sobre todo, militantes?
De ahí la importancia de los soviéticos, porque les enseñan técnicas para sacar información a los presos de una manera rápida.
También destacaba su juventud, que podría haber influido en su, digamos, ardor guerrero.
El socialista Francisco Ordóñez Peña tenía 23 años cuando fue nombrado jefe del DEDIDE y Santiago Garcés Arroyo, solo 22 cuando Negrín lo hizo responsable del SIM en mayo de 1938. Por cierto, ambos iban en la camioneta donde fue asesinado el diputado José Calvo Sotelo el 13 de julio de 1936.
Y Santiago Carrillo, consejero de Orden Público en la Junta de Defensa de Madrid, tenía 21 durante las matanzas de Paracuellos. Eran muy jóvenes.
Antes de la guerra habían tenido una experiencia política muy corta, aunque participaron en las luchas callejeras de la Revolución de Octubre. Tenían una visión de la política de juego de suma cero, es decir, "si no vencemos nosotros, lo perdemos todo". La política para ellos es una cuestión existencial y no tienen valores ni compromisos democráticos, simplemente quieren asaltar los cielos.
También rechazan la política de sus padres. Así, Santiago Carrillo le escribió una carta abierta a su padre, Wenceslao, ex director general de Seguridad y diputado socialista que participó en el golpe de Casado: "No, entre tú y yo no puede haber relaciones, porque ya no tenemos nada de común, a pesar de llevar el mismo apellido". Es una lucha contra la quinta columna, pero también una lucha entre generaciones, un concepto importante para entender la violencia política.
En el libro también alude a las matanzas de Paracuellos, que todavía pesan en el imaginario republicano.
Tenía que hacer una referencia a Paracuellos porque en 1936 el temor a la quinta columna franquista explica en su mayor parte la actuación de los republicanos y la matanza de Paracuellos. Es decir, el temor de los antifascistas a que los presos les asestasen una puñalada por la espalda. Paracuellos es un ejemplo más de los problemas que hemos tenido los historiadores para entender esa guerra contra el enemigo interno y contra la quinta columna. Un ejemplo, en definitiva, del poder de los mitos.
Su libro 'Terror rojo' fue criticado desde la izquierda, pero el título tampoco ayudaba.
En la versión inglesa se publicó entre comillas: The 'Red Terror' and the Spanish Civil War. Quizás hoy sería más adecuado utilizar el término "terror revolucionario", aunque siempre se produce una tensión entre los intereses comerciales e históricos. Lo importante es contarlo, porque es parte esencial de la historia de la guerra civil. Simplemente hay que hacerlo de una manera sensible y poniendo énfasis en la objetividad y en las fuentes.
La quinta columna no llevó a cabo sabotajes ni asesinatos porque a Franco le interesaba que se limitase a facilitar información, aunque también influyó la represión ejercida por la policía secreta antifascista.
Es un mito la quinta columna monolítica, poderosa, bien organizada desde arriba y que enviaba información cruzando las líneas sin problema alguno, porque en realidad a los grupos clandestinos les costó mucho relacionarse con las fuerzas franquistas. Podríamos decir que los republicanos, incluso los moderados, le concedieron demasiada importancia.
¿Las mujeres de la red Auxilio Azul fueron menos reprimidas? ¿Se incurrió en una inacción por machismo?
Exactamente. Es evidente que esa cultura machista existe en ambos bandos. La policía secreta no le dio importancia al trabajo de las mujeres del Auxilio Azul, aunque debería haberlo hecho. Sin embargo, estaban convencidos de que las más peligrosas eran las mujeres hipersexualizadas, tipo Mata Hari. Resulta contradictorio, porque por una parte les tenían miedo y, por otra, creían que no podían ser agentes ni realizar tareas de espionaje importantes.
La Real Casa de Correos, sede de la policía política de Franco, debe ser un lugar de memoria
26 octubre, 2024
Por Rosa García, activista de La Comuna
Se han cumplido dos años de la aprobación de la Ley 20/22, de 19 de octubre, de Memoria Democrática que se presentó como un gran avance. Aunque, si tenemos en cuenta que ya habían pasado 47 años de la muerte del dictador Franco, poco adelanto se podría considerar, pero los avances en este país son relativos, como las libertades.
Durante la tramitación de esta ley muchas fueron las voces que advirtieron de las deficiencias que presentaba, particularmente en el tema de justicia, por considerar que no eliminaba los obstáculos que impedían la investigación judicial de los crímenes del franquismo y el esclarecimiento de las graves violaciones de derechos humanos ocurridos en la guerra, la dictadura y la transición. Efectivamente, por desgracia, teníamos razón: el auto 57/2004 del Tribunal Constitucional del pasado mes de mayo negando el recurso de amparo a Francisco Ventura, refuerza los argumentos jurídicos que mantienen la impunidad del franquismo y, además, deja claro sobre la Ley de Memoria Democrática que "su articulado no habilita para que las normas del Derecho internacional penal se conviertan en fuente directa o indirecta del Derecho penal para investigar y juzgar hechos que no estaban tipificados en la ley penal nacional entonces vigente, aplicándoles ahora las características de imprescriptibilidad y de no ser susceptibles de amnistía". Las víctimas del franquismo seguimos sin acceso a una tutela judicial efectiva.
Hay otros temas que tampoco se han resuelto, como la incorporación de las víctimas de bebés robados al proyectado Banco de ADN, o las medidas en materia educativa y de formación del profesorado, con la actualización de los contenidos curriculares para Educación Secundaria Obligatoria, Formación Profesional y Bachillerato, así como el derecho de acceso y consulta de los documentos en los archivos públicos y privados o el reconocimiento de la memoria democrática de las mujeres, por ejemplo.
Tampoco se ha avanzado apenas en la declaración de los lugares de memoria, definidos en la propia ley como "aquel espacio, inmueble, paraje o patrimonio cultural inmaterial o intangible en el que se han desarrollado hechos de singular relevancia por su significación histórica, simbólica o por su repercusión en la memoria colectiva, vinculados a la memoria democrática, la lucha de la ciudadanía española por sus derechos y libertades, la memoria de las mujeres, así como con la represión y violencia sobre la población como consecuencia de la resistencia al golpe de Estado de julio de 1936, la Guerra, la Dictadura, el exilio y la lucha por la recuperación y profundización de los valores democráticos".
La Real Casa de Correos de Madrid, sede de la policía política de Franco
Nos las prometíamos felices cuando creímos que se podía declarar lugar de memoria democrática la Real Casa de Correos de Madrid, situada en la Puerta del Sol, sede de la Dirección General de Seguridad y la policía política de Franco durante la dictadura y la transición, un lugar de detención y torturas para quienes se oponían a la dictadura (y también para quienes sufrieron la Ley de Vagos y Maleantes).
La mayoría de las personas que viven en Madrid son capaces de reconocer el emblemático edificio de la Puerta del Sol donde está instalado el reloj que da las campanadas de fin de año, en las doce uvas. Un edificio singular, terminado de construir en 1778 para albergar la sede de la red postal del reino. Situado en un lugar muy transitado, atravesado a diario por decenas de miles de turistas, a pesar de que los "arreglos" del actual alcalde del PP –de cuyo nombre no quiero acordarme–, lo han convertido en un auténtico erial, insufrible en verano y en invierno.
Sin embargo, lo que desconoce mucha gente es la historia de ese lugar que fue testigo de revoluciones, revueltas y manifestaciones durante el siglo XIX y XX y, desde sus balcones, el 14 de abril de 1931, se proclamó la II República ante una enfervorizada y emocionada muchedumbre que llenó la Puerta del Sol y las calles adyacentes. Al fin parecía que se abría una época de esperanza y era posible salir de las tinieblas del oscurantismo y la represión impuesta por la monarquía borbónica.
A partir del 8 de octubre de 1939, recién instaurada la dictadura de Franco tras la guerra, la Dirección General de Seguridad se instala en la Real Casa de Correos y con ella, la siniestra Brigada Político Social que junto con los tribunales militares y del Tribunal de Orden Publico posibilitó la permanencia del dictador en el poder durante 39 años, a base a perseguir y reprimir cualquier disidencia contraria a su régimen, ya que la represión fue clave para que el régimen franquista se mantuviera durante tantos años. El uso de la violencia fue sistemático y generalizado, formando parte de un plan represivo para "lograr la purificación del país y la reconstrucción del Estado", como dijo Felipe Acedo Coluga, fiscal del ejército sublevado, considerado como el gran arquitecto de la represión franquista, según cuenta el historiador Pablo Alcántara en su libro sobre la DGS.
En los despachos de ese edificio los policías ejercían las mayores brutalidades contra las personas detenidas. Miles de hombres y mujeres, algunos más conocidos como Las Trece Rosas y sus 43 compañeros, detenidos y torturados por Roberto Conesa y asesinados después en el cementerio del Este, el 5 de agosto de 1939. O Lluis Companys, detenido y torturado en 1940. O Tomás Centeno, militante socialista asesinado en las dependencias de la DGS en febrero de 1953 por el policía Saturnino Yagüe, responsable de su interrogatorio, que lo hizo pasar por un suicidio. O las torturas sufridas por Julián Grimau, dirigente comunista, fusilado el 25 de marzo de 1963.
Los malos tratos y las torturas continuaron durante toda la dictadura y la transición. Como dan fe los testimonios de mujeres y hombres que las sufrieron, recogidos en informes, revistas clandestinas, libros, documentales, investigaciones, etc. Todos ellos coinciden en que la tortura y los malos tratos eran sistemáticos. Algunos ejemplos: Simón Sánchez Montero, Joaquín Delgado, Francisco Granado, Manolita del Arco, Juana Doña, Tomasa Cuevas, Enrique Ruano, Lola González; así como los condenados a muerte en el verano de 1975: Ramón García, José Luis Sánchez-Bravo, Concepción Tristán, Manuel Cañaveras, María Jesús Dasca, Xosé Humberto Baena, Manuel Blanco, Vladimiro Fernández y un larguísimo etcétera todavía por investigar fehacientemente.
A pesar de que los policías de la Brigada Político Social procuraban que sus nombres no fueran conocidos, algunos de ellos sí trascendieron al conocimiento público, como Conesa, Yagüe, Antonio González Pacheco (alias "Billy el Niño"), González Reglero, Montero, Valdemoro, Villarejo, etc. La mayoría de estos policías recibieron premios en metálico y medallas con distintivos por sus labores como torturadores. Tras la muerte de Franco siguieron en sus mismos puestos y con sus mismos métodos. Algunos, incluso, llegaron a Jefes de Policía en ciudades importantes.
Precisamente, La Comuna, asociación de presxs y represaliadxs por la dictadura franquista reúne a un numeroso grupo de personas que pasaron por ese lugar de infamia, por luchar contra la dictadura y tiene como objetivo principal que estos crímenes sean investigados y juzgados por ello han puesto decenas de querellas, tanto en Argentina como en el Estado español, donde no han sido admitidas, no se vaya a perturbar lo más mínimo al poder económico y político heredero del franquismo que teme que se resquebraje la impunidad que les ha permitido mantener el mando durante décadas, con y sin Franco.
Para que se conozca nuestra historia reciente y se recupere la memoria democrática es preciso que la Real Casa de Correos de Madrid sea declarada lugar de memoria. Aunque en la actualidad sus despachos (donde se interrogaba y torturaba) sean la sede del Gobierno de la Comunidad de Madrid, no es ningún óbice para que se puedan visitar los calabozos que aún siguen existiendo, a través de cuyas ventanas quienes éramos detenidos, escuchábamos el bullicio callejero y nos preguntábamos si alguien sabría que estábamos allí.
Ahora queremos que se sepa que sí, que estábamos allí. Personas magulladas, aturdidas, doloridas... pero llenas de dignidad porque habíamos sido capaces de hacer frente a una brutal dictadura que quiso acabar con toda disidencia y resistencia de la manera más cruel. No lo consiguió. Nunca lo consiguen.