María Torres / 5 agosto 2014
Madrugada del sábado 5 de agosto de 1939.
14 mujeres y cuarenta tres hombres esperan. La
mayoría apenas sobrepasa los veinte años. No pueden dormir desde la mañana del
3 de agosto en la que regresaron del Consejo de Guerra Permanente número nueve
en el Tribunal de las Salesas y fueron declarados culpables de un delito de
adhesión a la rebelión: "Fallamos que debemos condenar y condenamos a
cada uno de los acusados (…) a la pena de muerte.”
57 condenas a muerte.
Culpables. Cupables de reorganizar las JSU y el
PCE con el objetivo de cometer actos delictivos contra “el orden social y
jurídico de la nueva España".
Aún no lo saben, pero van a engrosar la lista
de ejecutados por el régimen franquista en el paredón de la muerte del
cementerio de La Almudena de Madrid. Más de tres mil asesinados entre los
años 1939 y 1945.
57 condenas a muerte.
Podían haber sido 48, pero a Julia Vellisca no
le tocó "La pepa".
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