ALICANTE. Ya han finalizado los trabajos sobre el terreno en lo que fue el Campo de Concentración franquista de Albatera. Desde hace semanas los árqueólogos han trabajado en una vasta extensión con el propósito de localizar fosas comunes con los restos de fusilados por el franquismo. Concluidos los trabajos sobre el terreno no se ha alcanzado ese objetivo pero el árquólogo que encabeza los trabajos, Felipe Mejías, se muestra muy satisfecho. Han hallado los restos humanos de parte de una tibia y un cráneo.
Estos restos no se han encontrado en superficie, como ha sucedido en otras ocasiones, sino en uno de los sondeos. Es algo testimonial, según explica el arqueólogo, "pero lo suficiente e importante como para determinar que hay una o varias fosas comunes". La extensión donde se han desarrollado la primera fase del trabajo es de 35.000 metros cuadros. Una vasta superficie que dificulta las tareas de encontrar los puntos exactos. En las últimas semanas, los trabajos de sondeo han seguido la línea de investigación de un testimonio oral. Éste señaló que en la instalación de unos tubos encontró restos óseos, en un punto que coincide con la zona que dejaba libre el perímetro rectangular irregular del campo. Un campo, que según las estimaciones de las investigaciones pudo ocupar una superficie de unos 140.000 metros cuadrados.
Estas instalaciones se abrieron en 1937 como campo de trabajo, por el gobierno republicano. Con el final de la Guerra Civil, las autoridades franquistas lo reconvierten en un campo de concentración donde encierran a opositores al régimen y a las personas que no pudieron embarcarse en el Standbrook para exiliarse. Las cifras son inexactas. Los cálculos ofrecen una horquilla entre 18.000 y 22.000 presos. Este campo de concentración franquista estuvo abierto siete meses. En octubre de 1939 lo clausuraron, destruyeron y desemantelaron todas las instalaciones. Nada quedó en pie, salvo un pequeño horno de pan. Pero estos trabajos han sacado a la luz restos que estaban sepultados. Han hallado los restos de un barracón, la cimentación de la estructura y la ubicación de los pilares. Junto al horno de pan también han aparecido restos de estas características pero de unas mayores dimensiones. "Esto nos va a perimitir determinar con bastante precisión dónde estaba el barracón y con ello, plantear su conversión en museo" explica Mejías.
Con esa misma idea se expresó la Consellera de Participación, Transparencia, Cooperación y Calidad Democrática, Rosa Pérez en su visita hace unas semanas al lugar donde se han estado desarrollando los trabajos. Anunció que el objetivo es que "este campo debe ser conocido" y formar parte de los Itinerarios de la Memoria, como "un memorial visible y visitable". Esta consellería ha sufragado los gastos de estos trabajos con una subvención de 17.600 euros.
Tras finalizar los trabajos sobre el terreno, ahora los expertos y científicos se adentran se la fase de laboratorio. En ésta, indagarán y detallarán más aspectos sobre todos los restos encontrados, como los óseos, alambradas, pequeños objetos personales de prisioneros y soldados, proyectiles, vainas y cartuchos de fusil, monedas del año 37, insignias militares y un colgante religioso. Mejías ha calificado el resultado de esta primera fase como muy satisfactorio. Ya trabaja en diseñar la próxima fase de la investigación. Espera que ésta se inicie a final de la primavera de 2021 o inicio del verano.
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