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Hay fechas que acuñan la memoria de una generación y otras que marcan durante décadas la vida de un pueblo. Es el caso de aquel 18 de marzo de hace 79 años, el día en que sacaron a los 66 de sus casas en Arucas para no volver nunca más. Esa fecha aciaga ha guiado a través de los años la lucha de tantas y tantas personas que han convertido la búsqueda de sus seres queridos en la causa misma de su existencia.
Se ha hecho un gran esfuerzo en materia de reparación y recuperación de la memoria personal y familiar de los perseguidos y perseguidas durante la guerra civil y la dictadura franquista. Sin embargo, aún quedan muchas iniciativas por adoptar para dar cumplida respuesta a todas las demandas, todas ellas legítimas y justas.
El camino recorrido no ha sido fácil, pero tenemos que reconocer que si estamos aquí es por el trabajo ímprobo e incansable de muchas personas, especialmente de los colectivos de la memoria histórica. Estas asociaciones han hecho del reconocimiento y la reparación de las víctimas y sus familiares su razón de ser, pues no han parado de agitar conciencias, de remover obstáculos y de perseverar en la búsqueda de los restos de las personas represaliadas y asesinadas en Canarias.
Ahora es el Parlamento autonómico el que recoge el testigo. Tal como anunciamos a finales de la semana pasada, todos los portavoces de los grupos parlamentarios y la Mesa del Parlamento nos hemos comprometido, tras una reunión con las representantes de las asociaciones de la memoria histórica, a impulsar una ley de memoria histórica en Canarias, reafirmando así nuestro compromiso ético y político para que la memoria no quede sin memoria.
Para ello, cada grupo parlamentario designará un ponente que participará en una comisión parlamentaria encargada de consensuar y redactar una proposición de ley para su debate y aprobación en el pleno. El propósito es que Canarias cuente con una ley, que entre otras cuestiones aborde la búsqueda, la exhumación, la identificación y la entrega a sus familiares de los desaparecidos.
Nos corresponde continuar buscando a quienes aún no han sido encontrados, conocer sus identidades y sus historias, contar, narrar, relatar y conservar los testimonios para concienciar, para que se conozca nuestro pasado y que los pasajes más oscuros de nuestra historia no vuelvan a repetirse jamás. Hay que buscar la verdad, obtener justicia y conseguir la reparación. Como decía Saramago, debemos recuperar, mantener y transmitir la memoria histórica, porque “se empieza por el olvido y se termina en la indiferencia”. Trabajemos para que esto no suceda.
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