http://www.diariosur.es/marbella-estepona/201506/29/debate-poco-cristalino-vidriera-20150629000204-v.html
Voces discordantes señalan que existen otros asuntos sobre patrimonio que sí merecen una atención inmediata y se preguntan por los costes de la medida
A favor de la purga se encuentran aquellos que apelan al cumplimiento de la ley y abren el debate sobre su conservación o no en otro emplazamiento
Historiadores coinciden en que la cristalera del águila que corona la escalera del Consistorio es un símbolo franquista, pero difieren sobre la pertinencia de su retirada
¿Globo sonda o propuesta real? Salvo el alcalde de Marbella, José Bernal, nadie sabe la intención verdadera que se esconde tras el anuncio de retirar la vidriera con el escudo franquista que pervive en la Casona de la Plaza de los Naranjos. La cuestión es que el regidor socialista dejó escapar la liebre hace unos días y los ciudadanos han empezado a disparar en todas las direcciones. ¿Tiene el ventanal algún tipo de valor histórico? ¿ Y artístico? ¿Merece la pena conservarse en otro emplazamiento?¿Quién es el autor? ¿Cuánto costará su retirada? ¿Es prioritaria la sustitución?
Existen muchas preguntas y pocas respuestas concretas en torno a la cristalera que corona el tercer nivel de las escalinatas del Ayuntamiento. La Unión de Artistas Vidrieros Arrecubieta de Irún fue la responsable de la colocación de los paneles como así certifica la firma estampada en el cristal. Al parecer, según testimonios orales, en torno a 1974. El siempre certero Archivo Municipal no arroja ni siquiera una luz tenue sobre el caso. Tras varias jornadas de búsqueda, el equipo comandado por el archivero Francisco López certifica que el proyecto y los planos de esta obra fueron cedidos en su época al archivo de la Diputación Foral de Guipúzcoa, donde ha sido imposible la localización de los documentos.
Cuatro reputados historiadores de Marbella consultados por este periódico coinciden en que la cristalera representa un escudo franquista, con fuerte carga simbólica vinculada a la adaptación que el régimen hizo del águila, el yugo y el haz de flechas, junto a la presencia del emblema de la dictadura 'una, grande, libre', pero difieren sobre el tratamiento que debe recibir. Las voces más críticas señalan que existen otros asuntos sobre patrimonio-artístico que sí merecen una atención inmediata y se preguntan por los costes de una medida lanzada a vuelapluma que no centra en estos momentos el debate ciudadano. A favor de la purga se encuentran aquellos otros que apelan al cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica 52/2007 y abren el debate sobre su conservación o no en otro emplazamiento.
En este último frente se sitúa tanto el historiador y articulista de SUR, Francisco Moyano, como su tocayo y también historiador, Francisco Moreno, quienes, no obstante, difieren sobre el destino del ventanal si finalmente abandonara el lugar de honor que ocupa en el Ayuntamiento. «Es un símbolo franquista y hay que cumplir con la Ley de Memoria Histórica», aduce Moreno. El artículo 15 de la ley recoge que «Las administraciones públicas, en el ejercicio de sus competencias, tomarán las medidas oportunas para la retirada de escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación personal o colectiva de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la dictadura». No obstante, a renglón seguido, la norma expone que «lo previsto en el apartado anterior no será de aplicación (...) cuando concurran razones artísticas, arquitectónicas o artístico religiosas protegidas por la ley». La cuestión entonces es: ¿tiene esta obra algún valor? Moreno reclama una peritación por parte de la Universidad de Málaga o de expertos en vidrieras para determinar su trascendencia artística y se muestra partidario de conservarla en otro emplazamiento distinto para el que fue construida si se determina esa valía. «Por mi parte, valor histórico no creo que tenga, al fin y al cabo es un escudo franquista puesto en una vidriera», concreta.
«Independientemente de que tenga valor artístico o no, pienso que es un testimonio de una etapa histórica. Aunque sea como un testimonio social tendría un valor para no destruirse», replica, por su parte, Moyano. El profesor opina que la retirada no entrañaría «ningún problema», pues es un símbolo franquista y en cumplimiento estricto de la ley «debe retirarse», al igual que se sustituyó el busto de Franco que había en la Plaza de los Naranjos por el de Juan Carlos I.
Ahora bien, el experto afirma que podría discutirse sobre la urgencia de la medida. «Pienso que no es prioritario. A ningún ciudadano le preocupa eso, ni en la calle hay ninguna alarma social porque el Ayuntamiento no retire una vidriera».
En esta línea se encuadra el discurso de la también historiadora Ana María Mata. «Si la quieren quitar por su carga simbólica que la quiten, pero me parece ridículo iniciar un mandato tomando estas medidas», afirma. La también escritora no otorga ningún tipo de valor artístico ni histórico a la vidriera, pero duda sobre los beneficios de una retirada que acarreará unos gastos inevitables para el erario público. «Si la Corporación quiere empezar por ahí va a tener que gastar mucho dinero en eliminar todos los pequeños símbolos que quedan. Pequeños símbolos que no creo que hoy signifiquen nada; es más, puede significar más si se retiran. No es el momento de crear enemistades ni enredos con una falsa polémica», sentencia la historiadora.
Vigilancia
Del mismo parecer es su colega Catalina Urbaneja, quien subraya que hay que dejar atrás el discurso de la división. «Siempre hay alguien que se está preocupando de recordar las dos Españas de Machado», señala la presidenta de Cilniana, que se posiciona contra la retirada de la vidriera apelando a su idiosincrasia como elemento decorativo. «En el arte hay que olvidarse de la simbología. Yo no la tocaría», resuelve. «En cualquier caso, creo que podría dejarse la vidriera para más tarde y empezar, por ejemplo, a cuidar del Trapiche del Prado y controlar las obras que se están haciendo en el casco antiguo», concreta la doctora en Historia.
La opinión de estos cuatro expertos refleja la división existente en la calle sobre la retirada de símbolos franquistas, un asunto que siempre genera debate
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