http://www.ciberecija.com/NOTICIAS/noviembre12/noviembre201225d.htm
Sacamos este artículo del baúl a raíz de de publicaciones relacionadas con la represión de aquella época. Datos que ha ido reuniendo la ecijana Carmen Jiménez Aguilera, licenciada en Historia. Junto a su hermana Ángeles
Écija fue centro de la represión franquista. La ciudad se adhirió al golpe militar de 1936 desde el primer momento y, desde ese instante, fue el lugar donde fueron fusilados tanto ecijanos como vecinos de pueblos próximos de Sevilla y Córdoba, que defendían la legalidad de La República.Unos 100 vecinos de Écija fueron fusilados tras el golpe. Otros 200 fueron represaliados. Son datos que ha reunido Carmen Jiménez Aguilera, licenciada en Historia. Junto a su hermana Ángeles, esta ecijana lleva dos años poniendo nombre y apellidos a los fusilados ecijanos bajo el franquismo. Ambas colaboran con el Foro por la Memoria de Córdoba. En el Archivo Militar de Ávila se conservan textos de la Causa General del franquismo, "escritos por los vencedores, por lo que no se sabe qué credibilidad pueden tener", alerta Carmen Jiménez. Los textos atestiguan que la guarnición de Écija se sumó al golpe desde primera hora y, desde allí, reprime al resto de la comarca. La prisa por controlar Écija se explica por ser lugar estratégico entre Sevilla y Córdoba. La actitud de los militares tampoco fue una sorpresa: los textos que documentan su participación recogen que fueron sancionados en 1932 por secundar el fallido golpe de Estado de Sanjurjo. La ciudad quedó sometida a las 22.00 horas del 18 de julio de 1936. "La noche transcurre bajo el mandato de pánico que hubimos de sembrar. No hay quien chiste", escriben los golpistas en su narración de los hechos. No son meras palabras. Esa noche, el oficial Tello González de Aguilar lee el bando de guerra en la plaza del Salón. Allí cayó el primer asesinado, un vecino apodado El Hormiguita que, tras la lectura del bando militar, gritó "¡Viva el ejército rojo!". González de Aguilar le pegó un tiro. Hay más nombres de la represión, como Manuel Cuenca Crespillo, dirigente de la Casa del Pueblo. Su nieta, Ángeles Casado, cuenta que "cogieron armas y les hicieron frente [a los franquistas]". También mataron a la suegra de éste, Pastora Soto Valderrama, una mujer de izquierdas y madre soltera, por bordar una bandera republicana. Le pegaron un tiro delante de sus nietos. Más nombres. Fernando del Marco, relojero del Ayuntamiento, fue fusilado en agosto del 36, con los concejales y el alcalde de entonces, Juan Tamarit Martel, de Izquierda Republicana, apodado el Sorongo. A José Rodríguez Fernández, 25 años, trabajador en un cortijo, lo llevaron a Santa Cruz, a los graneros de Palmita, pajar convertido en cárcel, antes de acabar con su vida. Juan y Celedonio Parque Martínez, uno de ellos menor de edad, fueron vistos por su hermana pequeña atados y muertos en el cementerio. Les habían dando el tiro de gracia. Cuando abrieron la fosa común, en los años 80 del pasado siglo, vio que seguían atados entre sí. "Casi todos estos muertos no existen", señalan Carmen y Ángeles. "Son desaparecidos, porque en el registro no aparecen y, por tanto, no están oficialmente muertos". Sólo el recuerdo y el testimonio de sus familiares permite decir que fueron asesinados. Tampoco es posible asegurar que estén en la fosa común del cementerio municipal. "La fosa y el monolito se levantaron sin un censo y sin contar con que había más fosas", comentan, "aparte de que los testigos hablan de fusilados y abandonados en varios lugares y de que una parte de la fosa no está abierta". Ni se mató a todos el mismo día ni en el mismo sitio. "Igual hay grandes fosas que pequeños enterramientos", añaden. Tampoco se hizo un archivo fiable. El registro se hizo en papelitos. Por ejemplo, así se inscribió el nombre de Tamarit Martel. Una curiosidad: cuando el fusilado tenía titulación, se le añadía el don. Para poder certificar esas desapariciones, las dos hermanas han recurrido al registro del orfanato de la época, donde constan más de 70 expedientes de niños que no tenían padre "porque estos fueron fusilados o eran desaparecidos". |
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