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Residía en Segur de Calafell. Fue del grupo que participó en el asalto al burdel de la Casita Blanca de Barcelona. Pasó 30 años en la cárcel acusado de ser responsable de la junta de CNT
Publicado: 09:45 - 30/04/2015
Fue uno de los últimos maquis anarquistas que luchó contra el franquismo. Manuel Fornés Marin (1930), que residía en Segur de Calafell, falleció el pasado 16 de abril a los 85 años en Barcelona. Fornés era, junto a Joan Busquets ‘El sencillo’ y Ángel Fernández, de los pocos maquis que quedaban.
Nacido en Can Tunis, una zona obrera de Barcelona, era hijo de un metalúrgico anarquista de la CNT y una madre católica que limpiaba casas. En su juventud Fornés militó en la Federación Ibérica de las Juventudes Libertarias (FIJL) con la que comenzó distribuyendo propaganda.
El 9 de octubre de 1949 fue uno de los integrantes del grupo que asaltó el burdel de La Casita Blanca de Barcelona, de donde se llevaron 37.000 pesetas y documentación de los clientes adinerados que eran habituales en el local.
‘Darles miedo’
En una entrevista en 2012 recordaba que «era un prostíbulo muy frecuentado por la alta burguesía catalana. Más que una acción económica, se trataba de darles miedo, de hacer saber a los ricos que eran vulnerables, además, seguramente no denunciarían los hechos».
Relataba que «aunque no era una acción política, les quitamos 37.000 pesetas, objetos de valor y documentación de los clientes. Me dieron el arma allí, yo me quedé en la puerta y ni la utilicé. Me entraba risa cuando les veía muertos de miedo. Yo no tenía miedo, pero era la inconsciencia de la edad». En aquella acción participaron también Julio Rodríguez Fernández, Pere Adrover, Miguel Garcia, José Corral Martín, Francisco Martínez o Cèsar Saborit.
Pocas horas después fueron detenidos muchos de los miembros del grupo. Manuel Fornés fue arrestado junto a otros 30 miembros de los grupos de acción y cayó, con 19 años, en 1949.
Recordaba en la entrevista que «de mi grupo murió Martínez, a quien remataron de mala manera. A mí no me mataron porque no llevaba armas». En aquellos juicios se impusieron nueve penas de muerte, de las que cinco fueron ejecutadas en el Camp de la Bota. Fornés fue juzgado en un consejo de guerra el 6 de febrero de 1952 por ser miembro de la Junta de Defensa de Barcelona y fue condenado a 30 años de prisión, que cumplió en Valencia y Burgos.
Se le acusó de ser responsable de la junta de la CNT, lo que siempre negó y decía que fue una falsa acusación de otro miembro al que torturaron para obtener un nombre. Fornés explicaba que él sólo «era un militante más».
Anarquismo vigente
En la cárcel, Fornés aprendió inglés, francés y contabilidad, hasta que salió en libertad condicional en 1960. En 2012 explicaba que el anarquismo aporta hoy «el cuestionar las cosas. Poner en duda todo. Eso es un gran avance. Para construir algo hay que dejar bien firme la base. Además, falta sensatez y generosidad. Y esas cosas las tenía la CNT».
Joan Busquets, autor del libro El Sencillo. Guerrilla y prisión de un maqui, destacó que «Manolo Fornés tenía una gran facilidad para los estudios y destacó como buen jugador de fútbol», otra de sus pasiones. «Tenía un estilo elegante y eficaz. Muchos amigos suyos futbolistas, como Manchón, jugador del Barça, eran un recuerdo pleno de nostalgia y tristeza al pensar que él habría podido llegar a jugar en un club importante».
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