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Lunes, 03 de Marzo de 2014 03:37
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Relato del golpe del Coronel Casado contra la II República en Marzo de 1939
Sopla Marzo sin energías excesivas. Despierto por la impronta de luz fuerte inquieta que perfora el cristal y el visillo desgajado de la ventana. Se estrella la mañana en la ventana y el sol gallardo suena a primavera mansa. Bosteza la brisa en la pared exterior de la habitación y Raquel duerme en su interior todavía, sigue apagada en las sabanas. Sudada esta la cama de besos y manos y huele a pecado. La besuqueo la frente y me despido de labio en su mejilla.
En una palancana llena de agua de pozo, refriego mi cuerpo y lo sano de jabón de Castilla. Me cubro con el mono de campaña, gorra de plato y un Astra 903 a la cintura. Luzco una galleta de tres estrellas rojas en el bolsillo de Capitán del Ejército Popular de la Republica. El Capote al hombro y salgo al nuevo día de Alcobendas.
En la tierra lánguida, esta un Hispano-Suiza T60 en donde pierde dibujo las siglas U.H.P en su puerta. En el volante a la izquierda, espera un camarada del PCE. Hace un frio ordenado en los campos atravesados de surco y el cielo mira de nube para perderse por Fuencarral. Es 5 de Marzo y al sur de todos los tranvías de Madrid, huele a venganza. Las camisas azules de yugo y flecha de allí están preparando su Razzia, en cuanto nos descuidemos, nos dan ataque y transforman la villa en otro crimen como el de Badajoz.
Salimos con relente aún en el motor del coche. Dirección Chamartín de las Rosas, el coronel Casado “El chulo” hace días que esta fuera de los mandatos del Gobierno de Juan Negrín y desde el Partido Comunista crea inquietud el trance, se avecina un choque de antiguos amigos. Los sembrados están vacantes del trigo, del centeno, la cebada o del garbanzo, estos terruños también dan el gustoso vino moscatel. Los campesinos se han dedicado a recoger patatas, para paliar el apetito de la población. El trayecto esta árido de arboles y extendido de viña y de algún bache que nos tambalea y nos hace frágiles dentro de este auto que va al galope de la gasolina.
Hoy en Madrid se encuentra Sánchez Requena del Partido Sindicalista, viene desde Valencia y a la vez que uno regresa, otro se va, esta vez de Europa con sus maletas el ya ex embajador de EEUU ante la Republica Española, Claude Rowert. Nos siguen abandonando las democracias, prefieren un fascista que crea en la propiedad privada burguesa, que un jornalero con poder que pretenda ganarse el pan con su arado, por sí mismo. En territorio constitucionalista, los sindicatos se pelean con las autoridades militares, los consejos obreros son denunciados por estos por esconder genero en los almacenes de los pequeños comercios y darlos cierre. Con lo que Madrid presenta un aspecto de domingo permanente. En unos días los hombres y mujeres que resisten en esta retaguardia de guerra podrán comer 100 gramos de carne magra congelada, nos morimos de hambre, pero nos da vida la dignidad que expresamos contra el Nazi-Fascismo.
Chamartín es una aleación de palacetes fracasados y casas baratas, entre tanta vivienda aristócrata se aloja en su seno, una colonia socialista, los obreros le han puesto una calle a Pablo Iglesias Posse y ahora son los que administran el barrio entero. Los nobles huyeron hace muchos meses dejando iglesias y casas ricas. Nos acercamos a nuestro fin, el numero 357 de la Calle de Bravo Murillo, en donde se ubica el Ayuntamiento local. En un despacho se encuentra Isidoro Diéguez, comisario político de milicia, somos un ejército mandado por albañiles y proletarios. Voy a recibir órdenes del buro político del PCE provincial. Saludo al camarada Diéguez esta enflaquecido y desvaído. Prende una cazadora de cuero sovietizada y un cigarro constante entre los dedos. Me ordena a que cubra clandestinamente las entradas de Tetuán de las Victorias por Fuencarral, algo traman los que se quieren dar un abrazo de Vergara con Franco.
Va subiendo la tarde y oteo tranquilidad, la aviación facciosa no descargo sobre Madrid y si por Ademuz y el puerto de Valencia. Nos establecemos en los ladrillos de Nuevos Ministerios, con sus andamios dispuestos a acabar la obra que comenzó el arquitecto Secundino Zuazo. Sale la luna prudentemente y nos damos a un poco de queso a la boca, cansados de tanta lenteja diaria. Son las 11.30h un piquete de soldados se establece a unos 300 metros de nuestro escondite de sombras. Visten chaquetones y gabanes, van con fusiles máuser mosquetones de 1916. Estos pelotones deberían de estar en el frente y no aquí. Alguna cobardía se va a desencadenar.
Nos escuchan huir, pero no detonan munición contra nosotros. En veinticinco minutos estamos en la Casa Grande de Fuencarral. En la taberna enfrente del consistorio unos paisanos apuran unos chatos, esperan el terminal parte de hoy de Unión Radio Madrid de las 00.00h. Las ondas manifiestan que se ha creado un Consejo Nacional de Defensa, presidido por el General Miaja y donde queda excluido el Partido Comunista. Hablan el soberbio Coronel Casado y el entreguista Julián Besteiro. Alrededor nadie comenta nada, nos miran, saben nuestra pertenencia al PCE, martilleo sibilinamente mi Astra y damos paso de salida del lugar, en esta zona predomina la CNT-FAI.
Dudamos de dónde dirigirnos, yo pienso en Raquel, ir a por ella y marchar hacia Valencia y encontrar un barco que nos ponga en el exilio. Pero mi otra mitad del corazón me dice que no nos podemos rendir y ceder lo que queda de honra en esta península a las mesnadas de FET-JONS. Cogemos dirección a los arrabales de Chamartín, allí creemos que esta Diéguez y los soldados del coronel Emilio Bueno. Nos presentamos a medianoche. Se nos informa que el cuerpo de ejército que cubre el frente de la Sierra esta con el presidente Negrín y las tropas acantonadas en el Pardo también. Vamos a la guerra con aquellos que el 18 de Julio de 1936 defendimos juntos a nosotros la republica. Ahora nos toca matarnos.
Nos envían a Villa Eloísa en Ciudad Lineal, es donde se encuentra Diéguez. Alcanzamos el punto de encuentro. Por los jardines nos topamos muy nervioso a Ramón Ormazábal con el camarada Jacinto Barrios. Dentro del palacio todo se mueve, se nos notifica que no paremos en ningún Kiosco de la carretera, que son puestos de control de los de la Junta de Defensa. Y se nos remite ir al Pardo y ponernos a las órdenes del Coronel Barceló. Yo solo pienso en Raquel y en tener sus ojos abrazándome mi cara.
Volteamos Madrid, hasta dar con las masas de encinares, que se desemperezan del alba. Vamos detrás del auto de Jacinto Barrios que va a sumar a Guillermo Ascanio a las posiciones del gobierno legal. Nos damos cuenta que el norte de la capital están tomada por los casadistas. Pero Ascanio ya ha movilizado a sus unidades y se hace con Cuatro Caminos, alcanza a la vez Chamartín y Ciudad Lineal, un foco Juntista queda en la calle Ríos Rosas. Nos dirigimos a Nuevos Ministerios otra vez, vamos a dar batalla. Por las cercanías del pueblo de Maudes se oyen los disparos cruzados. Desenfundo la Astra, bajamos del Hispano-Suiza y me cubro en una esquina, nos incordia alto fuego de metralla que recibimos. No sé si muchos de ellos pusieron tanto empeño en eliminar enemigos franquistas como lo están haciendo en este momento. Se retiran los de Casado. He soltado dos balas y nos parapetamos entre los muros, hemos ganado una refriega para no rendirnos ante el caudillo del otro lado. De donde nos llegan noticias de su radio, que en Cuenca los sublevados de la Junta contra el gobierno de la Republica, han asesinado a tres militantes del PSOE por Negrinistas. De sus emisiones captamos que han constituido ya un Ayuntamiento paralelo para Madrid, presidido por Alberto Alcocer, le debemos impedir que tome jamás posesión. Nos tapa la noche y rugen de los fondos del centro de la ciudad los ecos de la artillería y el rumor de las bombas. Duermo un rato hasta las primeras horas del día. Mis ojos se incorporan de los sueños atropellados por el sonar de los casquillos y delante mía, gritan las ametralladoras Casadistas nos están deteniendo en la Plaza de Neptuno, allí pongo la dirección de mi pistola. Cipriano Mera nos llama criminales por la emisora en poder de los “Vergaristas” y el General Miaja pasea por la puerta del Sol, arengando a vencernos.
Hemos capturado un periódico de los pactistas, en el citan adhesiones a la Junta Nacional de Defensa:
El comité nacional del Socorro Rojo, el delegado de los canales de Lozoya, el nefasto General Asensio, del gobernador civil de Ciudad Leal, el gobernador militar de Almería, del comandante militar de Morata de Tajuña, del de Caravaca, del presidente de la Junta Municipal de Izquierda Republicana deMadridejos, del comité provincial del Partido Unión Republicana de Ciudad Leal y de algunos disidentes comunistas y pone fin el Partido Sindicalistas a tanto peloteo. Todos hacen muestra de discrepancia de meses contra el Doctor Negrín y se ponen al servicio de Segismundo Casado, al que endiosan. Pero no estamos solos, Etelvino Vega esta en Alicante manteniéndose y resistiendo. En los combates desencadenados en Buenavista, Lavapiés, Embajadores o Atocha se esta disputando el futuro de este país en estos instantes.
Es mediodía y nos mandan retroceder hasta el pueblo de Fuencarral. Lo hacemos lentamente y llegamos a sus proximidades al bajar la noche y colocarse el firmamento. Nos hemos enfrentado al día 8 de Marzo. Raquel esta en el fondo de mi vista, en aquellas siluetas blancas lejanas, al otro lado del arroyo de la vega.
Tras nosotros se está batallando en Cuatro Caminos y en puntos como el Hotel Nacional y la calle Mayor. Amanece en aparente tranquilidad Madrid, dicen los que vienen del paseo de la Castellana que los tranvías funcionan regularmente y los ruidos de proyectil han desaparecido. Las escaramuzas se dan ahora en la zona de Ciudad Lineal, pero unos y otros se disponen a entablar negociaciones para acallar las armas y llegar a un acuerdo. Por las calles de la localidad de Fuencarral nos tiroteamos con los casadistas, me repliego hacia la carretera de Francia, dirección Alcobendas. Nos persiguen la IV División del anarquista Cipriano Mera. Ella libera a sus sitiados en el convento de los Dominicos, cruzados entre dos líneas de guerra de los del PCE-Negrín.
Es 10 de Marzo, organizo un piquete con unos cuantos soldados con máuser y Mosin-Nagant y una ametralladora Maxim-Tokarev 1917 calibre 7.62 mm a la altura a las afueras del termino de Alcobendas. Liberino González al que conocí en mi localidad, que estuvo estacionado con sus fuerzas en 1937 y que hoy nos sometió a fuego de artillería y nos desalojo de la geografía urbana de Fuencarral. Preparo en las estructuras de hierro del puente de entrada a mi municipio, unas minas terrestres Romero Z, de 54 kilos y un poco de dinamita. La hacemos estallar y adiós al puente Alcobendano de metal. Incomunicamos el arroyo de la vega con su otro extremo. Un grupo de los nuestros marcha a volar un pontón en Ajalvir, ya que los casadistas han conquistado Torrejón de Ardoz y nos pueden copar por el este.
Voy a ver al alcalde Víctor Muñoz Galán, a Antonio Vázquez Sobreviela, le dejo herido la guerra y se tuvo que retirar de la dirección del consistorio. Le digo que se mantenga la Guardia de Asalto pasiva y no habrá problema alguno. Así hace, los cuatro elementos no salen de la Iglesia parroquial hoy colectivizada. Me dirijo por la calle Juanita Rico a la Calle Fermín Galán. Voy a despedirme de Raquel. La encuentro con una coleta recogiendo el carmesí de su pelo. Arropo su cuerpo al mío. Raquel responde que llevaba dos días sin atreverse a salir de la casa y que se percibían las explosiones de las bombas más allá de la Moraleja y se advirtió una fuerte detonación a la entrada del pueblo. Le digo que unidades Anarco-Casadistas nos quieren dar captura que voy a refugiarme en la sierra con unos cuantos cientos de comunistas leales a su partido. Me estrecha los labios una y otra vez a los suyos. Su boca se cose a mi cuello y de su bolsillo me entrega una cebolla, para alimentar mi escapada. Es toda una mujer resuelta, libre, de las que dio el sufragio la II Republica. A las que los fascistas quieren meter en el hogar a hacer sus labores y solo dejarlas salir a misa de las doce. En su piel se junto el azahar y el blanco de la mar, la tempestad de la ola y la calma de la primavera. Adiós Raquel.
Antes de coger el Hispano-Suiza, Baldomero Rodríguez “Mero” de 12 años, me pregunta por el paradero de su hermano artillero y afiliado al PCE, es uno de los que daba de cañón a los Casadistas de los Dominicos. Le digo con una carantoña en los cabellos, que seguro que sigue luchando. Nos perdemos en la Carretera de Francia. Pasado San Agustín de Guadalix, simpatizan con nosotros. A la altura de la cabrera interrumpimos el viaje y buscamos el amparo del Cancho Gordo y de los robles. Lo que queda de II Republica antifascista y resistente, se alberga entre el granito de la sierra del Guadarrama.
Emerge la noche y se tapan los pueblos de Madrid con color a luto. Franco está preparando ya las tapias y las cunetas en donde nos van a asesinar. No me importa la muerte, solo me importa Raquel y en que no caiga en dominio de los eupátridas de Hitler y Mussolini.
Eduardo Andradas
Investigador Histórico.
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