dimecres, 7 de març del 2018

TIEMPOS DE LA REPRESIÓN FRANQUISTA. RECAPITULANDO 2018 (IV)


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Lo llamamos sistema, porque no fue de algo casual y espontaneo, sino desde el primer momento un proyecto de limpieza política organizado por los militares, compartido por amplios sectores de la sociedad. La perfección fue tal que abarcó todos los ámbitos de la vida cotidiana, y se adueñó hasta de la “cocina de casa”. Siguiendo el repaso vamos a ver como en Las Merindades como en el resto de España se repiten los mismos momentos de represión, aunque las fechas pueden ser diferentes.
En este repaso también hemos escrito:
La represión no se quedó solo en los paseos, fusilamientos o cárceles, sino que abarco todos los aspectos posibles de la vida cotidiana: a mujeres se les rapó el pelo y fueron expuestas públicamente,  empleados municipales fueron despedidos,  las propiedades fueron confiscadas, cientos personas tuvieron que pagar multas por sus responsabilidades políticas…
Cruel represión que la hicieron para el presente y para el futuro. La paz sólo fue para ellos, el resto vivió un estado de terror continuo terror, que sobrevivió a la muerte de Franco. A los vencidos se les condenó a la humillación, la marginación (social y económica) y la muerte.  Se extendió a toda la sociedad y lo fue haciendo de maneras diferentes, y así construyeron la “plácida” sociedad española del franquismo.
Junto a ello lacra tremenda y de dolor infinito fue el exilio. El exilio es incierto, lo es salir de casa sin rumbo ni billete de vuelta, pero se llegó a convertir en terrorífico, no fue fácil. A diferencia de los anteriores exilios contemporáneos, con el franquismo no se redujo a de figuras políticas, sino que fue masivo.
A las grandes dificultades  y carencias materiales con los que salieron, habría que añadir que en la mayoría de las ocasiones no pudieron trabajar. En  un primer momento nuestras gentes se dirigieron a lugares con los que tenían algún tipo de lazo, bien familiar, bien de amistad. Pero con el tiempo el desarraigo cultural era el destino, la lejanía definitiva de la tierra.
En el análisis del sistema represivo franquista, casi siempre vamos a discernir claramente tres momentos.

1.- El inicio en caliente 1936

Mientras el frente se establece en las sierras del Somo, en Las Merindades se produce una importante huida, especialmente hacia Santander o Vizcaya que permanecen leales. En el segundo semestre de 1936 y principios del 37 los camiones de falangistas y requetés van visitando los pueblos, llevándose a ciudadanos y haciéndolos desparecer.
El mayor extremo de represión, cuantitativo y cualitativo, se produjo al principio de la rebelión militar. Fue el momento de la ELIMINACION EXTRAJUDICIAL DE LOS ADVERSARIOS, que llenó de fosas y cunetas nuestros pueblos y aldeas. Aunque pudo ser una violencia espontánea y autónoma, casi siempre los militares controlaron todo el proceso. El plan inicial fue premeditado y perpetrado por los militares. El  Bando del28de julio de1936 de Mola  o la saca de Eliseo Cuadrado con el permiso firmado por el gobernador de Burgos, Fidel Dávila, son claros ejemplos. La consigna era que se actuara contra los dirigentes del Frente Popular.
A este momento de la violencia se le conoce como el “terror caliente”, y  se desarrolla en Las Merindades desde el verano de 1936. El factor de muerte de los ciudadanos durante estos años no fue la guerra, si no la represión, la limpieza política desencadenada. También en Las Merindades fue así, la mayor parte de la gente fue desaparecida, es decir paseada.
Con los datos de noviembre de 2017 con el número de víctimas de la guerra que hemos recogido podemos decir  que el 50% (40+1) (395 paseados-desaparecidos y 11 sacados de los ciudadanos muertos fue víctima de este terror caliente, frente al 22% v (16+66) víctima de guerra.
Esta violencia de primera hora se utilizó para limpiar y depurar, pero también para aterrorizar y paralizar la resistencia.  Los piquetes de voluntarios derechistas (escuadras de los requetés y de la falange), junto con la  guardia civil, fueron las fuerzas para llevar a cabo la represión inicial desmesurada, que se dedicaron a los paseos y las sacas con el amparo de los militares y el apoyo de la iglesia. Paseos y sacas, que van a ir acompañados de una presión absoluta sobre la población. A la par. Existe un terrorismo de bajo perfil (rapar el  pelo, palizas públicas, aceite de ricino,  abusos sexuales, la intimidación, la tortura, en fin, actos de fuerza de todo tipo) también efectuado por los falangistas,  que se extendieron por toda España, contando con el beneplácito de los gobernantes militares. Las fosas que conocemos hasta el momento.
 En este tiempo inicial se produce un expolio desordenado pero sistemático. Fueron meses de pillaje y requisas, el caos organizado provocó una represión económica incontrolada y buena parte de lo incautado se quedó manos particulares, las confiscaciones se hicieron de forma arbitraria y  sin dar conocimiento a las autoridades.  Hasta la puesta en marcha de los CPIB (Comisión Provincial de Incautación de Bienes) la incautación va a ser descontrolada, el saqueo precedió a la confiscación masiva. Los falangistas y requetés se llevaron todo lo que pudieron, vaciaron las casas  (los colchones, los muebles, la mantelería, los relojes, cuberterías,  la cristalería…) de los que habían escapado, de los detenidos, de los fusilados… tuvieron patente de corso para actuar en sus pueblos.
La represión se centró contra determinadas familias, se saquearon comercios, tiendas, negocios y propiedades, cerraron las cuentas corrientes, los negocios… En pueblos pequeños nuestros abuelos y abuelas vieron durante décadas sus pertenencias en casos del vecindario al lado.
En estas fechas iniciales se produce un primer exilio, que es el exilio interno a Santander o Bilbao fue el primer paso que dieron los vecinos de Las Merindades,  en julio de 1936,  y que siguió durante la guerra. Nada más tener noticias del golpe de Estado y ante las represalias que los franquistas pudieran tomar contra ellos, huyeron de sus hogares, dirigiéndose a zona “segura”, bien escondidos en los montes, bien camino de las zonas controladas por los leales al Gobierno: Santander y Vizcayafueron los más cercanos y donde se les acogió. Los más jóvenes se enrolaron en las milicias para defender las libertades, de ello buenos ejemplos son el Batallón Octubre del Ejército de Euzkadi y el Batallón 124 del ejército montañés con sede en Villasana, muchos batallones se completaron con los exiliados de sus casas. Fue un primer exilio para muchos de ellos.
Otro exilio que se inicia es el  llamado de Los niños de la guerra. Cuando se trata el tema con los niños y las niñas que vivieron la guerra la coincidencia es la pérdida de la infancia, la ausencia de escuela y la vida cotidiana de escasez incluso de bombardeos en las calles y en los refugios.  Cuando estalló la rebelión los niños  vieron como sus hogares se deshacían (fusilados, incorporados  a las milicias, a la cárcel…) y a esa desarticulación del hogar tuvieron  que añadir la escasez de alimentos, la falta de higiene, la difícil atención médica, el parón de la escuela, es decir, desatención.
Los republicanos quisieron preservar su tesoro, así se organizaron las expediciones al exterior de niños y niñas, se trataba de salvar a los niños antes de la llegada de los franquistas. Tenemos noticias  de Arija y los pueblos cercanos marcharon en 1937 los niños de la guerraal pueblo belga de Antwerpal sur de Gante.Desde el Valle de Menase intentó la evacuación de niños, en este caso al parecer era Rusia el destino. También conocemos que desde Espinosa salieron algunos niños. Al menos, que sepamos, 60 niños y niñas de Arija, 3 de Espinosa y 3 de Mena  fueron evacuados en 1937

2.- Segundo,  legalidad golpista. (1937-1938)

El  terror caliente supuso el 50% de los asesinatos que hemos registrado. Pronto buscaron dar un halo de legalidad a estos asesinatos masivo, con la aplicación de la justicia militar a toda la población. Crearon un entramado jurídico para seguir eliminando, con un aire “cuasi legal”. En nuestra tierra casi hay más muertos por fusilamiento y ejecuciones derivadas de los juicios sumarísimos (15%) que de las propias acciones de guerra (16%).
La represión se generaliza e institucionaliza con ella las ejecuciones sumarias. Se crean los tribunales militares, se decretan las  incautaciones de bienes. La justicia franquista era la justicia al revés, los que se habían rebelado perseguían a los defensores de  la República por “rebelión”. Otra de las características de esa “justicia” era su militarización. Para nuestros conciudadanos de Las Merindades, la mayor parte de los juicios sumarísimos se desarrollaron después de la aniquilación del Frente Norte en 1937-38. Se producen con condenas a muerte no dejan de ser operaciones de limpieza, ejecuciones sumarias.
Los juicios, sobre todo se celebraron, en las capitales cercanas: Burgos, Santander y Bilbao. Y las ejecuciones de las sentencias se realizaron casi inmediatamente en esos lugares, o en los cementerios de Ciriego en Santander o de Derio en Bilbao.
Uno de los que sufrió el garrote fue el maestro socialista de  Burceña de Mena, y  teniente de del Batallón 124, Abilio Bañuelos Terán. Se le acusó de haber sido comisario político de la Columna Villarías; ingresó en la Prisión Central de Burgos el 3 de septiembre de 1937,  condenado fue  ejecutado a garrote vil el 26 de octubre de 1939.
Además, se promovió una desamortización franquista, la represión económica con la aplicación del decreto 108 de la Junta de Defensa, las Comisiones de Incautación de Bienes (en enero de 1937). Las confiscaciones “espontáneas” terminaron, y  comenzaron las “administrativas”, con el fin de financiar los gastos  de la guerra y del aparato estatal.  Además de asesinar o encarcelar a los opositores, continuó con la intención de anularles y les despojó de sus bienes hasta los límites de la subsistencia.
Las sanciones que se pusieron tuvieron una  cuantía arbitraria. Las multas suponían cantidades desproporcionadas con las posibilidades de los inculpados. La justicia del franquismo no se conformaba con apresar  condenándoles a largas penas o a muerte, también castigaba a las familias, así la represión a madres, esposas e hijos, quienes de esta manera percibían directamente la crudeza del nuevo régimen.
Otros modos de “fiscalidad” fascista fueron los RECARGOS “VOLUNTARIOS” de las suscripciones patrióticas, “voluntarias”, (Día del plato único, el día sin postre, el día del auxilio social…),  Las MULTAS ocasionales por diversos conceptos: Infracción a la norma, no contribución, desobediencia a las fuerzas de orden, ofensas a la religión, trasgresiones morales…; y que, años después, continuaron imponiéndose, con las más mínimas excusas, para continuar presionando a la población.
Los presos, el tiempo que nos los quitaron, el sufrimiento que no terminaba.

3.-Terminada la guerra: la guerra interminable

En Las Merindades la Ley de Responsabilidades Políticas (en adelante LRP) y sus instrumentos (los Tribunales de RP) fueron un instrumento para la depuración de la sociedad y castigaron  duramente a la ciudadanía, añadieronuna nueva penalidad. La represión adquirió rango de Estado, formando un aparato estatal de sesgo policiaco. Toda España se convierte en un gran presidio. Junto con todo ello, la cárcel siguió siendo un lugar de exterminio por el  hambre, las epidemias (tifus, tuberculosis…), palizas, malos tratos…  La aplicación de esta Ley (LRP) también afectaba los exiliados y refugiados e incluso asesinados. Su puesta en vigor no alentaba precisamente al retorno de los exiliados.
Nadie estaba seguro, no lo estuvo durante todo el franquismo, era un estado general de denuncia y sin garantías judiciales.
La LRP produce la definitiva sistematización de la represión económica. Fueron numerosos los  ciudadanos y las ciudadanas que tuvieron que hacer frente a las expropiaciones y a las cuantiosas multas, consecuencia de sus opiniones o actividades políticas anteriores a la guerra. Algunas familias pasaron verdaderas penalidades a consecuencia de aquellas multas. No olvidemos que eran los tiempos del hambre.
El Franquismo supuso un gran expolio económico a los vencidos. Practicado mediante multas económicas e incautaciones de bienes, decididas en tribunales de incautación. La desamortización franquista.
Y además el inhóspito camino de exilio definitivo. El  amargo trance que supuso el exilio, en muchos casos definitivo, no lo hemos estudiado en Las Merindades. Aunque si hemos tenido magníficas aportaciones de algunas familias(Hidalgo, Gallaga, …). Al punto de tomar Catalunya se estableció el mayor éxodo de la historia de los españoles. El destierro de los refugiados fue diverso, los menos consiguieron un pasaje para América Latina, especialmente a México, el gran benefactor de España, que nunca reconoció al Gobierno fascista. Francia fue el asiento de la gran masa de emigrados, siguiendo luego Inglaterra y África del Norte. La huida a Francia fue en condiciones muy precarias, frío, hambre, bombardeos, provocó un inmenso éxodo de más de 500.000 personas refugiándose en Francia, donde padecieron la nula hospitalidad de estos vecinos que, a pesar del trato no dudaron en reclutarles, para combatir contra los nazis. Muchos fueron hechos prisioneros y incluso enviados al matadero austriaco de Mauthausen y su campo satélite de Gusen.Una vez allí, la mayoría dieron con sus huesos en los campos de internamiento, del sur de Francia. La ofensiva alemana de mayo-junio de 1940 hace que los españoles se vean envueltos nuevamente en la vorágine de la guerra. Para ellos era simplemente continuar con el combate contra el fascismo que había empezado en España en 1936.
Dentro del País permaneció la resistencia, el movimiento guerrillero que fue el intento más serio de oposición al primer franquismo,. En los alrededores de las Merindades  tuvieron incidencia  varias  partidas: Los Carabeos, el Cariñoso,  el Joselón,  el Machado, el Gitano, o la del Vasco. Las Merindades no fueron una zona importante de guerrilla, aunque si es evidente que se acercaron, se refugiaron, traspasaron y caminaron. Las  condiciones geográficas las Merindades y su fácil comunicación montañera con las comunidades asturiana y montañesa , pues el paso de las mismas era fluido de uno a otro lado y, sobre todo, camino obligado para alcanzar la frontera con Francia Es  fácil entender que en ella buscaran refugio los que tuvieron que huir.

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