divendres, 16 d’agost del 2013

Vidascontadas.org, un proyecto para no olvidar la memoria histórica


http://www.infolibre.es/noticias/medios/2013/08/15/vidascortadas_org_proyecto_para_olvidar_memoria_historica_6829_1027.html


  • Sin subvenciones públicas y con muchas dificultades para recabar información oficial relacionada con la memoria histórica, un grupo de jóvenes periodistas, informáticos y diseñadores gráficos se pusieron manos a la obra para buscar una alternativa y poder explicar historias reales sobre uno de los temas con más lagunas en nuestro país
Actualizada 15/08/2013 a las 00:40  
Vidascontadas.org pretende explicar historias reales sobre la memoria histórica.
Vidascontadas.org pretende explicar historias reales sobre la memoria histórica.
Sin subvenciones públicas y con muchas dificultades para recabar información oficial relacionada con la memoria histórica, un grupo de jóvenes periodistas, informáticos y diseñadores gráficos se pusieron manos a la obra para buscar una alternativa y poder explicar historias reales sobre uno de los temas con más lagunas en nuestro país. Así surgió el proyecto Vidascontadas.org.

Este proyecto, a punto de ver la luz, trata de poner nombres, apellidos y explicar la intrahistoria de las personas fusiladas, desaparecidas y represaliadas de la Guerra Civil y el franquismo. Alberto Labarga, uno de los miembros del equipo de Vidascontadas.org, aseguró a infoLibreque el objetivo es crear una plataforma para reunir toda la información sobre memoria histórica: “Nuestra intención es crear las herramientas tecnológicas necesarias para crear una gran base de datos colectiva y libre para que todas las asociaciones y colectivos puedan utilizarla”.

Uno de las principales barreras que tuvieron enfrente fue encontrar datos oficiales sobre la Guerra Civil y la represión franquista. Unos datos poco accesibles a pesar del gran interés que suscita. Además, para llevar a cabo la primera fase del proyecto, utilizaron estudios y trabajos colectivos previamente publicados. “El mayor problema es que los datos están muy dispersos. Cada colectivo tiene sus propias referencias y en un formato diferente. Por ello, queremos generar la tecnología para que ellos puedan subir sus datos y usarla de manera libre. Queremos demostrar que las cosas se pueden hacer de otra manera. De forma colectiva y abierta”.

En su propia página web dan una definición bastante clara de lo que quieren que llegue a ser esta iniciativa: “Creemos por tanto que pese a la existencia de muchos libros, documentales y páginas web, falta un gran trecho para avanzar en apertura, interoperabilidad, interconectividad, servicio público, orientado a la cultura colaborativa y que aproveche del mejor modo posible la posibilidad de cruzar y visualizar mejor toda la información existente”. “Entre los primeros interesados en el proyecto se encuentra la Comisión de la verdad sobre los crímenes del franquismo de Baltasar Garzón”, añade Labarga.

Algunos resultados, ya disponibles en la web

El equipo de trabajo está formado por Alberto Labarga, Jaxinto G. ViniegraArnau UdinaDavid Martín-BorregónDiego Pascual LópezJosep JordanaGisela Pérez MauriSilvia Brasero y Nuria GutiérrezAúna diferentes disciplinas, desde el periodismo de datos hasta la visualización, pasando por la programación, y lleva trabajando desde los últimos meses para confeccionar el proyecto. En mayo, todo el equipo se reunió por primera vez en las I Jornadas de Periodismo de Datos y Open Data celebradas simultáneamente en Madrid, Barcelona y Sevilla. En aquel encuentro, Vidascontadas.org logró tres premios, entre ellos al mejor proyecto de periodismo de datos.

En septiembre publicarán en eldiario.es un primer trabajo en formato reportaje. Paralelamente lanzarán la campaña para financiar la tecnología y llevar a cabo el proyecto de una gran base de datos sobre la memoria histórica. “Nos hemos dividido el trabajo en dos equipos. Por un lado, un grupo más periodístico trabajará en realizar el reportaje sobre los datos obtenidos hasta el momento. Por otro, un grupo más relacionado con el desarrollo de las aplicaciones trabajará para realizar la campaña de financiación colectiva a través de Goteo.org”.

Algunos de los resultados, que ya están disponibles en su web, tienen que ver con los huérfanos de 1936, niños robados, fosas en Euskadi o el desentierro y funeral de los fusilados de Lodosa en 1979, entre otros.

dijous, 15 d’agost del 2013

“La justicia española nos tiene desamparados”

http://www.andalucesdiario.es/ciudadanxs/justicia-espanola-nos-tiene-desamparados/


ANA BERNAL TRIVIÑO / 15 Ago 2013
Fosa común en el cementerio de San Fernando (Sevilla)  de niños supuestamente muertos durante el parto. // L. LEÓNFosa común en el cementerio de San Fernando (Sevilla) de niños supuestamente muertos durante el parto. // L. LEÓN
Era octubre de 1964 cuando Carmen Torres ingresó en el Hospital Civil de Málaga para dar a luz. Fue ahí donde todo se complicó, según admite su hija, Micaela Alcántara. Desde entonces han pasado 48 años sin él. Los tres últimos dedicados a la búsqueda de su hermano que, supuestamente, murió en el hospital cuatro días después de su nacimiento. Ahora su caso ha llegado hasta el Tribunal Europeo de los Derechos Humanos. “No nos quedaba otra. Los plazos van terminando. Agotamos todas las posibilidades. La justicia española  nos tiene desamparados”, admite Micaela. Su abogado, Enrique Vila, reclama al Estado el pago de una indemnización a Alcántara de 15.000 euros anuales y otros 1.000 euros diarios mientras los tribunales de España no reabran el caso. Aunque el dolor y la incertidumbre con la que han vivido estos años no tiene recompensa: “Nunca puedes imaginar que te ocurra algo así. Vivimos con un sufrimiento que nunca se supera”.

Carmen recuerda que fue un parto normal, salvo que el pequeño nació con labio leporino, lo que le impedía darle el pecho. El personal médico la tranquilizó, insistiendo en que era un mero problema estético. De hecho, el bebé permaneció en la misma habitación que Carmen, porque no requería ni de incubadora ni de sonda. “Al día siguiente, aunque explicaron que no tenía afectado el paladar ni la garganta, le dijeron que  el niño no tragaba el alimento y que no sabían el porqué”, narra Micaela. Fue entonces cuando empezaron la preocupación y los cambios. Le advirtieron que había que bautizar al bebé y, aunque la madre se oponía, ellos se negaban a ceder. Los recuerdos de Carmen son profundos y dolorosos, pero sólo parte de ellos. “Mi madre, por ejemplo, se acuerda con claridad de todos los días que estuvo en el hospital cuando yo nací.Pero de cuando estuvo ingresada por el parto de mi hermano sólo recuerda lo que sucedía por la mañana. De la tarde o la noche, nada. No sabemos si tenía algún tipo de sedación”, matiza Micaela.

Su padre, en aquella época, cogía por las mañanas un autobús para permanecer un rato con su esposa y después se marchaba al pueblo a cuidar a Micaela. De aquellos días tiene grabadas en su memoria las idas y venidas del personal sanitario a su habitación, de llevar al pequeño al médico o de hacerle revisiones. Al cuarto día le pidieron a Carmen ropa para bañarlo. Ella le entregó una muda que tenía preparada… y hasta hoy. Nunca más volvió a ver a su hijo. Le comunicaron que había muerto. La causa del fallecimiento: debilidad congénita. “Ahora te pones a pensar fríamente -admite Micaela-y nos preguntamos cómo podían decir que el niño tenía problemas de comida, si mi madre no recuerda que llorase nunca pidiendo alimento; o cómo es posible que se pongan a bañar a un niño que se va a morir”.

Su padre pidió verlo y que se lo entregaran para enterrarlo en el pueblo, pero “no quisieron ni que lo viese”, relata Micaela, “dijeron que se lo llevaban ya, que todo era rápido, que no daba tiempo. Que ellos ya se harían cargo de todo”. Y con el dolor de perder a un hijo, Carmen ha vivido todos estos años hasta que en 2011 vio que varias mujeres narraban su misma experiencia en televisión. “Le aseguré a mi madre que me encargaría de comprobarlo todo, pero con la idea de que todo estaba en regla y que volvería para confirmar que no habría nada sospechoso”, asegura Micaela.

LAS CONTRADICCIONES
Cuando inició el proceso de búsqueda encontró continuas contradicciones. Todos los datos se acumulaban: no había registro del bebé en el obispado sobre su bautismo, la historia clínica de obstetricia tampoco existía, el alta y la baja de la madre en el hospital aparecían en un libro el mismo día, el 11 de octubre. No había constancia de los cuatro días posteriores. El registro del fallecimiento lo hizo un hombre “en calidad de conocido, pero no sabemos quién es”, empleado de una funeraria. “A pesar de que mis padres no pagaban cuota de decesos”, advierte Micaela. En los libros del cementerio de San Rafael, donde se supone que fue enterrado, no aparece ni como niño ni feto. No existe inhumación del bebé. Esa persona está muerta, al igual que el pediatra que certificó la defunción. Sí vive la matrona, aunque ella reconoce que no sabe lo que sucedía después de asistir al parto. Pero Micaela añade un apunte: “Lo curioso es que a la matrona le extrañó que, a pesar de decir que tenía el labio leporino, no consta en las observaciones del parte de nacimiento y en el mismo informe hay varios tipos de letra”.

Con todos estos datos, Micaela acudió sola a la Fiscalía: “Con el fiscal fue todo muy bien, vio indicios de delito, pero el juzgado lo archivó por prescripción. De ahí, a la Audiencia Nacional. Después, el Tribunal Constitucional, que ni se ha dignado en mirarlo”. Ahora su abogado, Enrique Vila, lleva el caso hasta Estrasburgo, al Tribunal Europeo de los Derechos Humanos. Elegir a Vila fue lo mejor que pudieron hacer porque “si el abogado no creía lo que yo le contaba, no me podía defender”. Su hermano ahora tendría 48 años. “Si algún varón tiene esa edad, y le queda en el labio alguna cicatriz o lesión, y duda de sus orígenes, nos gustaría que se pusiera en contacto con nosotros”, pide Micaela, esperando localizar algún día a su hermano. 48 años en los que no lo han olvidado ni un solo día.

dimecres, 14 d’agost del 2013

76 años después de la matanza de Badajoz


http://www.publico.es/espana/440906/76-anos-despues-de-la-matanza-de-badajoz



El 12 de agosto de 1936 las tropas del General Yagüe iniciaron el asalto a Badajoz dejando tras de sí un balance de 3.800 muertos. “Por supuesto que los matamos. ¿Qué esperaba usted que continuara con 4.000 prisioneros o que los dejara libres para que Badajoz fuera roja otra vez?”, contestó Yagüe a la pregunta del 'New York Herald Tribune' sobre lo sucedido

ALEJANDRO TORRÚS Madrid 12/08/2012 09:30 Actualizado: 12/08/2012 09:54

Cadáveres de republicanos fusilados en Badajoz, frente al cementerio.

Cadáveres de republicanos fusilados en Badajoz, frente al cementerio.

El 25 de marzo de 1936 la provincia de Badajoz firmó su condena a muerte. España aún no estaba en guerra, pero el destino de esta ciudad extremeña y sus habitantes quedó escrito. Más de 60.000 jornaleros pacenses, dirigidos por la Federación Española de Trabajadores de la Tierra (FETT), ocuparon 23.500 hectáreas de tierra sin trabajar cuya propiedad se repartía entre tan sólo siete propietarios. Fue la mayor ocupación de tierras del período republicano y el pretexto para una de las mayores matanzas llevadas a cabo durante la Guerra Civil.
El 12 de agosto las tropas procedentes del norte de Áfricada comandados por el General Yagüe iniciaron el asalto de la provincia extremeña. “Sólo en la ciudad de Badajoz fueron asesinadas 3.800 personas durante la Guerra y los primeros años de dictadura”, asegura a Público el historiador Francisco Espinosa, autor de la obra La columna de la muerte. “La matanza fue un escarmiento a petición de los terratenientes y una señal al resto de las zonas republicanas”, añade el historiador Justo Villa.
Testigo directo de la masacre que durante la segunda quincena de agosto de 1936, las tropas del General Yagüe perpretaron en Badajoz es Luis Pla. A sus 87 años de edad, Luis recuerda a la perfección lo que sucedió en su ciudad cuando él apenas tenía 11 años. Su padre y su tío, Luis y Carlos, fueron asesinados por los militares meses antes de que se iniciara un juicio militar contra ellos que los declaró inocentes. “Los soldados los soltaron y les dijeron que estaban libres. Cuando se dieron la vuelta, los dispararon por la espalda”, recuerda Luis.
"La matanza fue un escarmiento a petición de los terratenientes", asegura un historiador La historia de la familia de Luis Pla difiere de la mayoría de tragedias de la Guerra Civil. Su familia no era jornalera, ni pobre y no le faltaban contactos en las altas esferas. Había nacido en una familia acomodada en una región en que la burguesía era escasa y más bien de derechas. En 1936, los hermanos Pla Álvarez poseían negocios en Extremadura relacionados con el automóvil, la distribución de Campsa y alguna explotación agraria. Los dos militaban en el partido de Manuel Azaña, Izquierda Republicana.

Primero asesinados, después multados

La militancia republicana de los Pla no fue bien visto por el resto de terratenientes de la zona, amenazados ante las ocupaciones de tierras de los campesinos. El 19 de agosto de 1936 los dos fueron ejecutados. “Casi tres  meses después de su asesinato, se les abre un expediente calificándoles de individuos culpables de actividades marxistas y rebeldes, y acusándoles de contribuir al triunfo del Frente Popular y hasta de que tenían en su poder los rublos que financiarían la Revolución que Rusia pretendía en España”, describe Luis Pla. 
La Audiencia de Cáceres cerró el caso por “inconsistencia de los cargos” y condenó a la familia Pla a pagar unas multas de 75.000 pesetas por pertenencia a partidos políticos ilegales según la Ley de responsabilidades políticas. Pero para entonces, los dos hermanos ya llevaban casi cuatro años muertos y la multa recaía sobre una ya maltrecha economía familiar. “Los negocios y bienes de la familia habían sido incautados por la nueva autoridad militar, todos los vehículos con los que comerciaba mi padre fueron saqueados por los marroquíes y su coche personal pasó a ser disfrutado personalmente por Yagüe”, rememora Luis Pla.
“Que el único delito que mi padre y mi tío y los miles de asesinados cometieron, si es que eso era delito, era haberse manifestado republicanos o socialistas o comunistas o sindicalistas. Con la diferencia de que aquellos a los que se estaba castigando tan ferozmente nunca habían declarado su apoyo y aplauso a ninguna masacre ni al terrorismo institucional como el que se estaba practicando por los sublevados como norma aberrante”, indica Pla

Repercusión internacional

La masacre de la que habla Pla fue recogida por diversos medios internacionales que, por primera vez, habían entrado a España durante el conflicto. El primero en llegar fue el periodista portugués Mario Neves, quien trabajaba para el medio luso Diario de Lisboa. Tras cinco días de conflicto, el periodista abandonó Extremadura espantado por la barbarie y juró no volver jamás. El historiador Justo Villa lo conoció muchos años después. “Siempre me contaba que lo que más le espanto y el día que decidió salir de aquí, fue una tarde que encontrándose a varios kilómetros de la ciudad vio un densa columna de humo. Se acercó y cuando llegó se encontró con 300 o 400 cadáveres ardiendo. Ese día salió 'pitando' de este país”, recuerda Justo.
Las crónicas de Neves no son las únicas que se conservan del momento. El periodista estadounidense Jay Allen escribió para el Chicago Tribune: “Esta es la historia más dolorosa que me ha tocado escribir. La escribo a las cuatro de la madrugada, enfermo de cuerpo y alma, en el hediondo patio de la Pensión Central (…). Miles fueron asesinados sanguinariamente después de la caída de la ciudad. Desde entonces de 50 a 100 personas eran ejecutadas cada día. Los moros y legionarios están saqueando. Pero lo más negro de todo: la policía internacional portuguesa está devolviendo gran número de gente y cientos de refugiados republicanos hacia una muerte certera por las descargas de las cuadrillas rebeldes”, escribe Allen.
No obstante, la declaración que mejor resume el espíritu de revancha de aquellos días y que permaneció durante los siguientes cuarenta años la consiguió el también periodista estadounidense John T. Whitaker, del New York Herald Tribune, cuando preguntó al General Yagüe sobre lo sucedido: “Por  supuesto que los matamos. ¿Qué esperaba usted? ¿Que iba a llevar  4.000  prisioneros rojos conmigo, teniendo mi columna que avanzar contrarreloj? ¿O iba a soltarlos en la retaguardia y dejar que Badajoz fuera roja otra vez?, concluyó.
 

PSdeG pedirá dimisión alcalde de Baralla por justificar crímenes franquismo


http://www.abc.es/agencias/noticia.asp?noticia=1477482

13-08-2013 / 16:20 h EFE
El PSdeG de Baralla ha anunciado hoy su intención de promover una iniciativa en el municipio lucense de Baralla, con el apoyo del resto de la oposición, a favor de la dimisión del alcalde, Manuel González Capón, quien justificó que las víctimas del franquismo "será porque lo merecían".
En este sentido, el PSdeG indicó en un comunicado que reclamará su renuncia "sobre la base de la responsabilidad civil de sus declaraciones, que degradan a las víctimas del franquismo en particular y a cualquier demócrata en general".
Los socialistas sospechan de que las afirmaciones de González Capón "no fueron una mera salida de tono" puesto que "abrir justificaciones de este tipo permitiría a cualquier representante político de Baralla tener una coartada para cualquier atrocidad semejante", en referencia a las disculpas emitidas días después por el regidor.
"Los vecinos y vecinas de Baralla no merecen ser conocidos por la nula calidad democrática de su alcalde, y la responsabilidad y la ética política son dos conceptos que deberían ir relacionados ineludiblemente con la representación política de los ciudadanos en una democracia", señala el PSdeG.

Unas obras municipales destrozan fosas comunes de represaliados en el antiguo cementerio de Órgiva

http://www.kaosenlared.net/component/k2/item/65315-unas-obras-municipales-destrozan-fosas-comunes-de-represaliados-en-el-antiguo-cementerio-de-%C3%B3rgiva.html

por CGT Andalucía
Lunes, 12 de Agosto de 2013 05:28
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Unas obras municipales destrozan fosas comunes de represaliados en el antiguo cementerio de Órgiva
Mónica Fernández González, nieta de desaparecido a causa de la represión franquista, trata de localizar desde hace un tiempo los restos de su abuelo y su tío abuelo, Francisco y Narciso Fernández Castro.
Los testimonios orales apuntan a que fueron fusilados el 18 de julio de 1947 y enterrados en una fosa común en el cementerio de Órgiva, en la Alpujarra granadina.
El padre de Mónica tenía entonces 11 años y era el mayor de cinco hermanos. Aún ahora, 66 años después de los hechos, sus familiares no han podido cerrar un ciclo de luto. Tenían la esperanza de encontrar sus restos en el antiguo cementerio de Órgiva. Pero hace poco más de un mes, sus ilusiones empezaron a languidecer. Fue cuando vieron cómo una pala retroexcavadora removía la tierra en el antiguo cementerio, en una zona en la que historiadores y asociaciones memorialistas situaban algunas fosas comunes que se han destrozado por unas obras municipales.
De lo sucedido en Órgiva se ha mantenido un silencio sepulcral. En junio pasado, el Ayuntamiento inició los trabajos en el antiguo cementerio local, un camposanto histórico que pretenden convertir en una plaza. El viejo cementerio no está registrado en el mapa de fosas de la Junta de Andalucía, pero los testimonios orales sitúan en el recinto enterramientos comunes de la represión franquista de la posguerra. Familiares de desaparecidos y miembros de la Agrupación de Familiares de Represaliados y Desaparecidos de la Alpujarra durante la Guerra Civil y el Franquismo (AFRyDA) denunciaron ante la Dirección General de Memoria Democrática de la Junta de Andalucía, a través de la CGT, la utilización de maquinaria pesada en el camposanto en el que se suponía que había fosas comunes.
Esa denuncia llevó a la Dirección General de Memoria Democrática a solicitar una reunión con el Ayuntamiento para pedirle la paralización de las obras en una parte del recinto. El pasado 25 de junio se iniciaron los trabajos preliminares para la localización y delimitación de las fosas comunes que podrían estar ubicadas en el antiguo cementerio de la localidad. Pero cuando comenzaron las catas arqueológicas, las máquinas del Ayuntamiento ya habían intervenido en buena parte del camposanto, salvo en una zona en la que han aparecido restos óseos.
La intervención de la Junta de Andalucía ha evidenciado que en la zona había dos enterramientos comunes. Los restos óseos encontrados así lo atestiguan. Se trata de un conjunto de huesos, entre los que se encuentran cuatro cráneos de adultos, uno de ellos, “con un impacto de bala claro, con orificio de entrada y salida”, explica el arqueólogo coordinador de los trabajos, Juan Luis Castro.
El caso está ahora en manos del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Órgiva, que paralizó los trabajos tras el hallazgo de restos óseos, salvo los que le indicaron al arqueólogo por orden de la Policía Judicial. A principios del pasado julio, la Dirección General de Memoria Democrática comunicó al juzgado los resultados de la investigación preliminar realizadas en las dos fosas comunes que se han localizado en el antiguo cementerio de Órgiva. En ese escrito, la Junta de Andalucía recuerda que, de acuerdo con la jurisprudencia del Tribunal Supremo, corresponde a los juzgados de instrucción la competencia sobre denuncias por “hechos criminales consistentes en muertes, torturas, detenciones ilegales de personas, a partir del año 1936, durante la Guerra Civil y la inmediata posguerra”.
Familiares de las víctimas esperan que el juzgado resuelva si se declara competente para llevar la causa. Por lo pronto, la investigación sobre los restos encontrados en las fosas se encuentra paralizada, pero el Ayuntamiento prosigue las obras de la futura plaza que pretende construir en los terrenos del antiguo cementerio, salvo en la zona en la que se han localizado fosas.
¿Cuántas fosas comunes había en el antiguo cementerio? Los arqueólogos de la Junta de Andalucía han localizado dos. La Agrupación de Familiares de Represaliados y Desaparecidos de la Alpujarra durante la Guerra Civil y el Franquismo (AFRyDA) asegura que, al margen de esos enterramientos, se han podido destruir cuatro fosas a causa de las obras municipales, y el historiador almeriense Juan Hidalgo, que investiga a las víctimas de la Guerra y de la represión posterior a partir de actas de defunciones, afirma que en el antiguo camposanto podía haber unas veinte fosas del periodo de la Guerra Civil y la posguerra.
La realidad es que el mapa de fosas comunes excluye el antiguo cementerio de Órgiva. Pero hasta el mismísimo equipo arqueológico que ha desarrollado los trabajos pudo constatar que se habían destruido fosas, según consta en el informe de los técnicos. “Quiero pensar que ha sido un despiste o un olvido”, precisa Mónica Fernández, nieta una de las víctimas desaparecidas durante la represión franquista.
“Las fosas de la Alpujarra están en alto riesgo de expolio y destrucción”, señala Iván Ortiz, representante de AFRyDA. En su opinión, el destrozo de las fosas del antiguo cementerio cierra la posibilidad de documentar científicamente lo sucedido y, en su caso, de localizar e identificar restos de víctimas de la represión de la dictadura. “Es un escándalo”, afirma al referirse al procedimiento que ha seguido el Ayuntamiento de Órgiva, pese a tener constancia de que familiares de las víctimas habían alertado, hace un año, que podía haber enterramientos en la zohttp://www.cgtandalucia.org/Unas-obras-municipales-destrozanna. El representante de AFRyDA alerta sobre la situación de desprotección de las fosas de la Guerra Civil y el franquismo por parte de las administraciones locales en la Alpujarra y destaca como ejemplo la destrucción de fosas en el antiguo camposanto de Órgiva.
La alcaldesa del municipio, María Ángeles Blanco (PSOE), niega la mayor. Asegura que no hay constancia de que pudiera haber enterramientos colectivos de la posguerra en el antiguo cementerio y desmiente que se hayan destruido fosas comunes. “Todo es un invento”, dice, aunque admite que, en efecto, el pasado año algunos familiares le comunicaron la posible existencia de fosas comunes en la zona.
La regidora insiste en que las obras se encuentran paralizadas en las zonas en las que se han localizado las fosas. “Nuestro único objetivo es que se conozca la verdad y que los familiares puedan saber donde están sus parientes que fueron víctimas de la represión franquishttp://www.cgtandalucia.org/Unas-obras-municipales-destrozanta”, indica.
Pero la Agrupación de Familiares de Represaliados y Desaparecidos de la Alpujarra durante la Guerra Civil y el Franquismo trata de localizar en la zona los restos de cinco personas, entre ellas, los del abuelo y tío abuelo de Mónica Fernández. Aún no saben si los huesos aparecidos pueden pertenecer a sus familiares o si se los han llevado las máquinas que han destruido las fosas. Su única preocupación es recuperar los restos y cerrar un ciclo de luto tras 66 años de sufrimiento e incertidumbre. Quieren que se conozca la verdad de lo que ocurrió el 18 de julio de 1947, cuando sin ningún motivo ni juicio previo fueron asesinados su abuelo y su tío abuelo.