dissabte, 6 de febrer del 2021

Navarra programa una veintena de exhumaciones para este año.

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DESDE 2016, EL INSTITUTO NAVARRO DE LA MEMORIA Y ARANZADI HAN EXHUMADO 114 VÍCTIMAS DEL FRANQUISMO

06.02.2021 | 01:34

Exhumación por parte de Aranzadi de los restos de 16 víctimas del franquismo halladas en el término de Iruzkun en 2019. Foto: Unai Beroiz

El Instituto Navarro de la Memoria (INM) ha previsto realizar este año una veintena de exhumaciones en localizaciones donde se estima pueden existir fosas relacionadas con sacas de población, con presos de la fuga del Fuerte de San Cristóbal, en Ezkaba, y con la represión de guerrilleros antifascistas en el contexto de la lucha del maquis. Desde el año 2016, el Instituto Navarro de la Memoria del Gobierno foral ha firmado diferentes convenios con la Sociedad de Ciencias Aranzadi, a razón de 100.000 euros anuales, para ejecutar estos trabajos. Como resultado de la colaboración entre investigadores, técnicos, familiares y asociaciones memorialistas, se ha conseguido exhumar 114 víctimas de la represión franquista.

BÚSQUEDA DE 70 VÍCTIMAS En el nuevo plan de exhumaciones para este año está prevista la búsqueda de más de 70 víctimas, 13 de ellos con nombres y apellidos, aunque la mayoría son personas anónimas, presos y presas, civiles, fugados del Fuerte de San Cristóbal o maquis. En concreto, se les intentará localizar en más de 22 emplazamientos diferentes, pistas, caminos, parcelas de cultivo y distintos parajes etc, en localidades como Odieta, Esteribar, Lerín, Cendea de Iza, Imotz, Ezkabarte, Berriozar, Aibar, Berrioplano, Larrión, Ultzama, Isaba, Arano, Armañanzas, Zizur Mayor o Araitz, según explicó en un comunicado el Gobierno de Navarra.

Estas actuaciones, se han presentado esta semana a la mesa de asociaciones de memoria histórica conformada por representantes de Affna36, Txinparta, Amapola del Camino, Asociación Pueblo de las Viudas de Sartaguda y Areka.


Este plan de actuaciones recoge, al igual que en años anteriores, las propuestas de las asociaciones de memoria histórica y de investigadores sobre la represión franquista. Según indicaron desde el Instituto Navarro de la Memoria, este proyecto "está sujeto a variaciones, dada la dificultad que entrañan las labores de localización. Muchas de éstas se basan en testimonios orales mantenidos durante años o están sujetas a modificaciones sufridas por el terreno a lo largo del tiempo".

26 VÍCTIMAS IDENTIFICADAS De las 114 víctimas recuperadas, gracias al Banco de ADN puesto en marcha en septiembre de 2016 y gestionado por la empresa pública Nasertic, ha sido posible identificar 26 cuerpos. Por otro lado, en estos cinco años, se han abierto 252 expedientes. Para este año por otro lado, esta prevista la búsqueda de otras 70 víctimas de la represión franquista, 13 de ellos con nombre y apellido.

Desde el Instituto de la Memoria reconocieron que los trabajos de identificación "son complejos" y, a veces, "inviables" por la degradación de los restos óseos o por la falta de donantes idóneos; pero son "la vía que permite concluir los procesos de reparación con la entrega de los cuerpos a sus familias". En estas labores, el Gobierno de Navarra ha invertido, entre los años 2016 y 2020, un total de 288.000 euros. Además, está previsto añadir otros 210.000 euros más hasta el año 2023.

Desde el organismo manifestaron que el compromiso del Gobierno de Navarra con la búsqueda de las víctimas es firme". Conscientes, añaden, "de las dificultades que entraña la localización de fosas, acentuada con el paso del tiempo", también hacen un nuevo llamamiento a la ciudadanía "para que, en el caso de conocer algún emplazamiento, se ponga en contacto con el Instituto Navarro de la Memoria".

LOS DETALLES

22 emplazamientos. Está prevista la búsqueda de más de 70 víctimas, 13 de ellos con nombres y apellidos, aunque la mayoría son personas anónimas, presos y presas, civiles, fugados del Fuerte de San Cristóbal o maquis. En concreto, se les intentará localizar en más de 22 emplazamientos diferentes, pistas, caminos, parcelas de cultivo y distintos parajes etc.

La presidenta de la asociación de familiares de la mayor fosa valenciana del franquismo: "El Estado debía haber hecho todo el trabajo que he hecho yo".

 https://www.eldiario.es/comunitat-valenciana/presidenta-asociacion-familiares-mayor-fosa-valenciana-franquismo-debia-haber-hecho-trabajo-he-hecho_1_7193819.html



Familiares de fusilados por el franquismo en la fosa 126 a la entrada del cementerio de Paterna.

Es la fosa del franquismo más grande del territorio valenciano. "Es esencial encontrar a las familias para hacer las pruebas de ADN y poder identificar al mayor numero de personas", dice María Navarro, presidenta de la Asociación de Familiares de Víctimas del Franquismo de la Fosa 126 de Paterna (Valencia). La Generalitat Valenciana prepara la licitación de los trabajos de exhumación e identificación de los cuerpos de la mayor fosa común del franquismo en un cementerio valenciano, que alberga, aproximadamente, 243 republicanos fusilados en la posguerra.

Mientras, la asociación de familiares, en paralelo a la de la fosa 21, sigue con el trabajo de localización de descendientes de las víctimas. "Ya tenemos localizados a familiares de 63 víctimas", apunta Navarro. [La lista de fusilados en la fosa 126 figura al final de esta información y los descendientes pueden ponerse en contacto mediante correo electrónico: familiarsfossa126paterna@gmail.com].

La asociación nació hace un par de años con el ánimo de seguir la estela de otras exhumaciones anteriores en el cementerio de Paterna. La presidenta busca el cuerpo de su abuelo, el concejal comunista en Picanya José Navarro Ángel. El abuelo de María Navarro fue detenido el 8 de abril de 1939, encarcelado en la prisión de El Puig y después en la de Sant Miquel dels Reis. El 12 de septiembre de 1940 fue fusilado y tirado a la fosa del cementerio de Paterna. "A los dos años del fusilamiento, a mi abuela le llega una carta de indulto pero ya no sirvió de nada. La tortura llegaba hasta fines inusitados, me imagino el impacto de mi abuela cuando a los 30 y tantos le asesinan al marido", cuenta la presidenta de la asociación. Ahora cada vez ve más cercana la añorada posibilidad de enterrarlos juntos.

A la fosa fueron parar cinco sacas distintas: "Hay días que se asesinaban a 33, 44 o 66 personas, es espeluznante imaginarte ese momento", señala Navarro. "Ahora lo llevo mejor pero al principio solo de hablar del tema se me cerraba garganta y solo tenia ganas de llorar", añade. Los trabajos de la asociación empezaron consultando los datos que figuran en las investigaciones del historiador Vicent Gabarda, el primero que recopiló los nombres de los fusilados por el franquismo en el territorio valenciano. 

Los responsables de la asociación han hecho circular la lista de fusilados por Facebook y WhatsApp y así, poco a poco, han ido contactando con descendientes de las víctimas, generalmente de edad avanzada. Varios ayuntamientos, como los de Llíria o Algemesí, colaboraron en la búsqueda. "Con esa poca difusión ya han empezado a aparecer familiares", indica Navarro.

El contacto con los familiares localizados tiene un fuerte componente emocional. "Me llamó una nieta y me dijo que su madre está entusiasmada, le ha dado una alegría, le contesté en un audio de WhatsApp y tuve que parar por las ganas de llorar que me entraban. Vamos a permitirle que recupere los huesos de su padre". "Cuanto han sufrido los hijos y las viudas", lamenta María Navarro, quien recuerda que a "a las viudas las mataron en vida, las abocaron a humillaciones, vejaciones, miseria y hambre".

Las asociaciones de familiares cuentan, desde hace más bien poco tiempo, con la financiación de la Generalitat Valenciana para la exhumación de las fosas y la identificación de los cuerpos. "Una democracia no puede tener muertos en las fosas, muchos hijos se han muerto con la pena", critica Navarro. "Es que es el Estado el que tenía que haber hecho todo el trabajo que he hecho yo", apostilla.  

De momento, los miembros de la asociación cruzan los datos del historiador Vicent Gabarda, autor del mítico estudio Els afusellaments al País Valencià, 1938-1956 (Alfons el Magnànim, 1992), con los de otros listados de fusilados porque, con mucha frecuencia, hay pequeños errores en los pocos registros disponibles que dificultan la búsqueda. Hace unos días, la nieta de uno de los fusilados, oriunda de Algemesí, se puso en contacto con María Navarro y le dijo que sospechaba que Ricardo Pous Cifre, uno de los fusilados de la comarca de la Ribera Baixa que figura en la lista, se llamaba en realidad Ricardo Pons Cifre. Era su abuelo, que lleva ocho décadas enterrado en la fosa 126 del cementerio de Paterna.

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Publicado el
6 de febrero de 2021 - 00:43 h


divendres, 5 de febrer del 2021

El Instituto Navarro de la Memoria programa una veintena de exhumaciones para este año.

 https://www.navarra.es/es/noticias/2021/02/05/el-instituto-navarro-de-la-memoria-programa-una-veintena-de-exhumaciones-para-este-ano


Desde el inicio de estas actuaciones se han recuperado los cuerpos de 114 víctimas de la represión franquista

05 de febrero de 2021


Trabajos de exhumación en una fosa en la localidad de Leranotz.


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El Instituto Navarro de la Memoria / Memoriaren Nafarroako Institutua (INM / MNI/) ha previsto realizar este año una veintena de exhumaciones en localizaciones donde se estima pueden existir fosas relacionadas con sacas de población, con presos de la fuga del Fuerte de San Cristóbal, en Ezkaba, y con la represión de guerrilleros antifascistas en el contexto de la lucha del maquis.

Desde el año 2016, el Instituto Navarro de la Memoria del Gobierno de Navarra ha firmado diferentes convenios con la Sociedad de Ciencias Aranzadi,  a razón de 100.000 euros anuales, para ejecutar estos trabajos. Como resultado de la colaboración entre investigadores, técnicos, familiares y asociaciones memorialistas, se ha conseguido exhumar 114 víctimas de la represión franquista.

En el nuevo plan de exhumaciones para este año está prevista la búsqueda de más de 70 víctimas, 13 de ellos con nombres y apellidos, aunque la mayoría son personas anónimas, presos y presas, civiles, fugados del Fuerte de San Cristóbal o maquis.

Se les intenta localizar en más de 22 emplazamientos diferentes, pistas, caminos, parcelas de cultivo, etc., en localidades como Odieta, Esteribar, Lerín, Cendea de Iza / Itza Zendea, Imotz, Ezkabarte, Berriozar, Aibar / Oibar, Berrioplano / Berriobeiti, Larrión, Ultzama, Isaba / Izaba, Arano, Armañanzas, Zizur Mayor / Zizur Nagusia o Araitz.

Estas actuaciones, se han presentado esta semana a la mesa de asociaciones de memoria histórica conformada por representantes de AFFNA36, Txinparta, Amapola del Camino, Asociación Pueblo de las Viudas de Sartaguda y Areka.

Este plan de actuaciones recoge, al igual que en años anteriores, las propuestas de las asociaciones de memoria histórica y de investigadores e investigadoras sobre la represión franquista. “Está sujeto a variaciones, dada la dificultad que entrañan las labores de localización. Muchas de éstas, se basan en testimonios orales mantenidos durante años o están sujetas a modificaciones sufridas por el terreno a lo largo del tiempo”, según se indica desde el Instituto Navarro de la Memoria.

114 cuerpos recuperados y 26 víctimas identificadas

De las 114 víctimas recuperadas, gracias al Banco de ADN puesto en marcha en septiembre de 2016 y gestionado por la empresa pública Nasertic, ha sido posible identificar 26 cuerpos. Durante este tiempo, se han abierto 252 expedientes.

“Los trabajos de identificación son complejos y, a veces, inviables por la degradación de los restos óseos o por la falta de donantes idóneos; pero son la vía que permite concluir los procesos de reparación con la entrega de los cuerpos a sus familias”, se indica desde el INM.

En estas labores, el Gobierno de Navarra ha invertido, entre los años 2016 y 2020, 288.000 euros. Además, está previsto añadir otros 210.000 euros más hasta el año 2023.

“El compromiso del Gobierno de Navarra con la búsqueda de las víctimas es firme”, indican desde este organismo. Conscientes, añaden, “de las dificultades que entraña la localización de fosas, acentuada con el paso del tiempo”, hacen un nuevo llamamiento a la ciudadanía “para que, en el caso de conocer algún emplazamiento, se ponga en contacto con el Instituto Navarro de la Memoria”.


Memoria helada. ASOCIACIÓN FORO POR LA MEMORIA DEMOCRÁTICA

 https://www.mundoobrero.es/pl.php?id=10395


  05/02/2021

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Cerrábamos el año con dos noticias relacionadas con los campos de concentración franquistas, concretamente con dos de ellos, el de San Marcos en León y el de Albatera en Alicante y se nos informaba en los primeros días del nuevo año, y vía diario El País, de la culminación de la retirada de la simbología franquista en los edificios y cuarteles de la Guardia Civil, con cierto retraso a lo lo que hubiera sido deseable y deseado. Valorémoslo en esta primera columna de 2021.

Un informe, publicado allá por el año 2011, señalaba que de los edificios de titularidad estatal que aún mantenían vestigios de exaltación a la dictadura -(escudos, placas, mosaicos, etc, etc…-, 38 pertenecían a la Benemérita. El documento en cuestión elevaba a 43 los lugares con simbología a eliminar ocupados por el cuerpo armado, pero esos cinco restantes están ubicados en lugares no pertenecientes al Ministerio del Interior, pero sí de la administración pública, por los que su retirada no ha sido efectuada, según señala el periódico que recoge esta información, aunque no entendemos el por qué.

Esta acción, de obligado cumplimiento para el Estado desde la aprobación en 2007 de la llamada ley de memoria, se inició durante el último periodo del gobierno de Zapatero y se concluyó el otoño pasado; entre ambos intervalos temporales, que tan sólo ocupan un puñado de meses, queda el vacío de las legislaturas integras de M. Rajoy y su continua negativa a dotar de presupuesto y desarrollar políticas de memoria en nuestro país, si exceptuamos, eso sí, el pago de los gastos destinados a la repatriación de los restos de soldados pertenecientes a la División Azul y que se inició con el gobierno de los populares sin reticencia alguna a destinar dinero público.

Los campos españoles de la muerte

El estudio arqueológico, la reconstrucción del campo de Albatera, su historia –que comenzaría como centro de trabajo para unos 1400 prisioneros de guerra en 1937 –y sin registro de muertes conocido durante este primer periodo- y terminó como campo de concentración y muerte para decena y media de miles de republicanos, civiles y militares, en 1939, desde el mes abril al de octubre-, el trabajo en la fosa común existente –que ayudará a cuantificar fallecidos por enfermedad, hambre o fusilamientos y torturas- en los seis meses que se mantuvo hasta su definitivo desmantelamiento y una más que deseable conversión en centro de memoria y de interpretación, ayudará a mantener viva la dureza de la represión con que el régimen del general Franco se mantuvo durante tanto tiempo.

Por tanto, la importancia de la señalización de lugares donde se ha practicado la represión es, cuanto menos, importante –alguna experiencia de ello tiene nuestra asociación- y necesaria. Y que el actual Parador Nacional de San Marcos señale, en ubicación pública y accesible a todos, que el antiguo monasterio, hospital de peregrinos y cárcel, fue además campo de represión franquista, es más que justa. Intelectuales de distinta disciplinas así lo ha apoyado y avalado con su firma aun sin conocer, u obviándolo tal vez, que ya existe tal reconocimiento desde 2010 en el museo anexo al parador de turismo, al que se tiene que acceder, evidentemente, para encontrarte con él, un monolito de yeso con panel explicativo, cuya imagen se encuentra reproducida hasta en la Wikipedia. No sobran denuncias hacia la barbarie franquista; faltan inequívocamente, como faltan acometidas de estudio, de reconocimiento, de recuperación, pedagogía y puestas continuo valor de lucha por la democracia en otros recintos de internamiento y represión que son bien conocidos y tan necesarios de mantener nuestra memoria democrática –Valdenoceda, Castuera, La Algaba, San Simón, Miranda, Tetuán… y así hasta trescientos, según la última cifra ofrecida por el estudio de Carlos Martínez, y por los que pasaron cerca del millón de compatriotas- y hacer frente al revisionismo histórico creciente.

Y terminamos con un dato esperemos que esperanzador para los familiares de las personas enterradas en la basílica de Cuelgamuros: Patrimonio Nacional, organismo que gestiona el complejo, ha reconocido el derecho de otra familia reclamante más, los Isart, a recuperar los restos del abuelo allí inhumado. Ya son más de treinta las que esperan desde 2019 que Patrimonio haga realidad este sueño que en realidad es un derecho hasta ahora imposible de llevar a cabo. Basta recordar la odisea vivida por la familia Lapeña, con el aval de un juez a su favor para hacerse con los cuerpos reclamados y sin resultado favorable hasta ahora. De momento, de Cuelgamuros sólo ha salido Franco.


Twitter: @foroporlamemori
Web: http://www.foroporlamemoria.es
Correo-e: asociacion.foroporlamemoria@yahoo.es

Publicado en el Nº 341 de la edición impresa de Mundo Obrero febrero 2021

dimarts, 2 de febrer del 2021

La violación a mujeres en época franquista

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Las voces de las mujeres jamás deben ser acalladas ni estos hechos ocultados, se deben conocer para que las voces que se acallaron puedan por fin gritar.

Los derechos humanos fueron ninguneados por el franquismo. La violación de los derechos humanos por parte del régimen franquista fue sistemática, como también lo fueron las vejaciones y violaciones a miles de mujeres republicanas o con familiares de ideología contraria al régimen del dictador.


La vulneración de derechos era un pilar del régimen de Franco. Se dejó constancia de ello, por ejemplo, en la depuración de maestros y maestras. También lo hicieron el asesinato de personas con ideología política diferente a la del genocida, el asesinato de personas por su etnia o raza, la represión y en algunos casos asesinato de muchos de nuestros intelectuales —recordemos que Lorca sigue en una cuneta— o el hecho de permitir la muerte de miles de españoles en campos de concentración nazi. Muchas de las mujeres rojas que daban a luz no llegaban a ver a sus criaturas: les arrebataban a sus bebés y eran dados en adopción, sin su consentimiento, porque decían que las mujeres rojas no tenían derecho a nada. Aún a día de hoy se sigue buscando justicia por estos crímenes contra los derechos humanos.

No es una expresión al azar la de que vulneraban los derechos de aquellos a quienes consideraban sus enemigos. Debemos recordar, pues, las deleznables palabras del militar golpista Gonzalo Queipo de Llano, responsabe de la muerte de decenas de miles de personas en el sur de nuestro país: “Nuestros valientes legionarios y regulares han demostrado a los rojos cobardes lo que significa ser hombres de verdad, y de paso también a sus mujeres. Esto está totalmente justificado porque estas comunistas y anarquistas predican el amor libre. Ahora, por lo menos, sabrán lo que son hombres y no milicianos maricones. No se van a librar por mucho que berreen y pataleen”. Estas despreciativas palabras que pronunció Queipo de Llano en Unión Radio Sevilla dejan clara la impunidad que se concedía a estos hombres para humillar, vejar, violar y abusar de las mujeres del bando contrario.

Muchos son los sucesos que tuvieron lugar al respecto y que se deben conocer, como el de Maravillas Lamberto, violada y asesinada a sus 14 años en la represión franquista de Navarra. Su padre era miembro de la Unión General de Trabajadores (UGT). Fueron a detenerle para interrogarlo, supuestamente, y Maravillas quiso acompañarlo. Una vez allí, en la comandancia, Maravillas fue violada múltiples veces, algunas delante de su padre. Finalmente ambos fueron fusilados.

Otro caso fue el de las mujeres violadas por golpistas en el cortijo de Aguacho, en la localidad sevillana de Fuentes de Andalucía, durante la guerra civil, en 1936. Cinco mujeres de entre 16 y 22 años fueron raptadas, violadas, asesinadas y arrojadas a un pozo por unos señoritos franquistas.

Mujeres franquismo 01

En Navalcarnero, al sur de la Comunidad de Madrid, dos muchachas menores de 20 años fueron entregadas a un grupo de 40 soldados moros, quienes eran reclutados por el ejército de Franco en el norte de África. Las muchachas fueron brutalmente violadas por ellos durante horas y hasta la muerte.

En San Fernando, en la provincia de Cádiz, Carmen Hombre fue apresada junto con su marido por ser maestra republicana. Los franquistas les incautaron el estanco familiar que regentaban. Su marido fue salvajemente torturado antes de ser fusilado en Jerez. Un mes después Carmen fue fusilada ahí también, estando embarazada de 8 meses, no sin antes haber sufrido vejaciones y múltiples violaciones en la cárcel.

En San Roque, en el Estrecho de Gibraltar, una mujer fue fusilada por ser anarquista, siendo violada anteriormente por todos los moros del pelotón de fusilamiento.

Matilde Morillo era de Castuera, en la provincia de Badajoz, y trabajaba como maestra en Daimiel, en Ciudad Real. Cuando Daimiel fue ocupada por los sublevados volvió a Castuera, donde, nada más bajar del tren con sus tres hijas, dos falangistas la identificaron con ayuda de dos mujeres y la detuvieron. En la cárcel fue torturada y violada. Finalmente la sacaron de prisión para fusilarla.

En Callús, muy cerca de la barcelonesa Manresa, los regulares —fuerzas de choque del ejército franquista— mataron a varias mujeres: una mujer, su hija, una prima y una tía. Primero las violaron en grupo, después las mataron a bayonetazos.

La mujer siempre ha sido usada como arma de guerra. La idea preconcebida de la vulnerabilidad de las mujeres ha conllevado la represión hacia su cuerpo. En el franquismo se les acusaba por su ideología y sufrían así una triple victimización: por una parte, eran consideradas un arma de guerra; por otra, la pérdida de sus familiares o compañeros y compañeras; y, por último, la represión hacia su cuerpo siendo violadas y vejadas.

La impunidad convierte a muchas personas en fieras. En España se demostró que esta impunidad para poder ultrajar, vejar, violar y matar fue utilizada por los franquistas como constante armamentística, pues fue una dinámica totalmente consentida y normalizada durante la represión franquista.

Las cárceles franquistas son testigos mudas de miles de mujeres violadas por los carceleros, algunas de las cuales dieron a luz y cuyos bebés fueron robados y dados en adopción. Las dependencias policiales de muchas localidades españolas también lo son de mujeres que eran violadas al pasar por ellas: hubo casos de franquistas que elegían una determinada mujer y cuando esta se personaba en la comandancia la violaban sin escrúpulos. Era una constante habitual, como lo eran las violaciones múltiples o el meterlas en un burdel para explotarlas sexualmente.

No solo esto: la violación múltiple es un gravísimo acto en contra de la mujer y de los derechos humanos; pero debemos recordar también cómo intentaban usar a las mujeres como sujeto para atormentar y escarmentar a las demás. Se les rapaba la cabeza, se les daba a ingerir aceite de ricino y se les paseaba por las calles de la localidad, a veces solas y otras con una banda de música acompañándolas, para que todo el mundo las viera y a modo de castigo ejemplar; como dando a entender: “¿Veis lo que le hemos hecho a esta? Pues os puede pasar lo mismo si confraternizáis con el enemigo, si tenéis un familiar y no lo denunciáis”.

Después, por si no fuera esto suficiente, la gente además no se acercaba a ellas y tenían muchos problemas. Normalmente les echaban del trabajo que tuvieran, por lo que les tocaba pedir limosna o recurrir a la mendicidad. Sus hijos e hijas empezaban desde bien pequeños a limpiar casas de personas o familias con ideología franquista, o con riqueza o poder. Esto era a lo que se les abocaba con la represión.

De esto se deduce, sin duda alguna, que el régimen franquista permitió y concedió impunidad a sus hombres para que hicieran lo que quisieran con mujeres del bando contrario, sin miramiento alguno; castigos ejemplares como raparles la cabeza y pasearlas en ropa interior mientras se orinaban o se hacían sus necesidades encima, efecto inmediato de la ingesta de aceite de ricino, para su humillación pública. Además de esto, vejaciones, abusos sexuales o torturas a la orden del día. Es algo muy duro de leer pero que ocurrió. Y no podemos negar esta realidad ni debemos ocultarla. No debemos seguir acallando lo que pasó.

No estamos hablando de la guerra civil; estamos hablando del período posterior, una vez dada por terminada la guerra. Durante la represión franquista se utilizó a la mujer como arma de guerra al antojo de muchas personas del régimen franquista. Se cometieron actos repulsivos contra los cuerpos y las vidas de miles de mujeres españolas.

Muchas mujeres que pudieron abandonar las cárceles quedaron traumatizadas de por vida, con secuelas y sin querer hablar. No solo les afectó lo que pasaron en prisión sino también el proceso tras ser liberadas. Esa deshumanización de la mujer, de arrebatarle su personalidad y vejar sus derechos, es algo muy duro que la sociedad actual tiene que conocer.

Es muy importante a nivel social saber lo que pasó, saber que determinados hechos ocurrieron y no seguir ocultando las diferentes realidades de tuvieron aquí lugar durante la represión franquista, un período en el que la impunidad fue la reina de muchos franquistas para llevar a cabo los actos que ambicionaban, desde enriquecerse hasta señalar, violar o asesinar.

Los franquistas tenían la potestad de hacer lo que quisieran con las mujeres del bando contrario, con las que tenían familiares del bando republicano o simplemente con las que les apetecía, al considerar que eran pobres de mente o económicamente y que sus familiares tendían más hacia el bando opuesto; desde violar a una niña de 11 o 12 años entre muchos hombres, de 15 a 40, hasta torturarlas o incluso asesinarlas. En España no solo se fusiló a muchas mujeres sino que también se depuró a muchas maestras republicanas.

Antes de su muerte se sometió a las mujeres a un tormento de violaciones múltiples y de vejaciones constantes. Las voces de las mujeres jamás deben ser acalladas ni estos hechos ocultados, se deben conocer para que las voces que se acallaron puedan por fin gritar.



Un 2 de febrero, pero de 1939, Franco ilegalizaba todas las religiones salvo la católica.

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El golpe de estado de julio de 1936 supuso el inicio de un verdadero calvario para las religiones minoritarias.

El 13 de octubre de 1931, en el debate parlamentario sobre la futura Constitución, Manuel Azaña, a la sazón, ministro de la Guerra, tomó la palabra para pronunciar uno de sus más importantes discursos y con él la frase que la derecha siempre le ha echado en cara “España ha dejado de ser católica”.


En realidad, España no había dejado de ser católica, había dejado de ser por primera vez en su historia un estado confesional católico, una cosa bien distinta. De hecho, el número de fieles de otras iglesias era muy reducido en 1936 como lo demuestra que, sobre una población total de 28.810.000 habitantes que había entonces, solo 22.000 eran seguidores de las diferentes congregaciones protestantes las cuales estaban presentes en apenas 147 localidades del país. Finalizada la contienda, en 1939, su número de se vió reducido a la mitad y su implantación se mantuvo solo en 33 municipios.

En cuanto a los judíos, hasta la Primera Guerra Mundial eran escasísimos los que residían en la Península. Entre 1914 y 1930 se produce la llegada de los procedentes de Turquía y de Grecia, inmigración estrechamente ligada al desmembramiento del Imperio Otomano. Durante los años 1931-1936, España acoge a un gran número de refugiados que huyen del ascenso del nazismo. Al estallar la Guerra Civil, cerca de 6.000 judíos vivían en la península, 5.000 de los cuales lo hacen en Barcelona. Al final de la contienda apenas quedan unos cientos. En Melilla, la población hebrea se estimaba en 6.000 personas.

Por lo que hace referencia a los musulmanes, a excepción de en la zona del Protectorado y Ceuta y Melilla, su número era muy reducido y apenas hay datos de su presencia más allá de las zonas mencionadas. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que cerca de cien mil marroquíes de entre 16 y 50 años fueron reclutados por el Ejército de Franco en las cabilas del Protectorado del Norte así como en los miserables poblados del Ifni y trasladados a la Península en barcos y aviones alemanes.


La religión en el franquismo

Sin embargo, la evolución de la España franquista no haría más que confirmar los temores de los protestantes de que la Iglesia Católica recuperaría, en caso de victoria de los insurrectos, los privilegios de que disfrutaba antes de 1931 y de que, las otras confesiones religiosas, serían marginadas cuando no perseguidas.

El 21 de septiembre de 1936 se dictó una Orden por la que se dispuso que las enseñanzas de la Religión e Historia Sagrada fueran obligatorias en las escuelas nacionales En estas se impuso, asimismo, por Orden Circular del 9 de abril de 1937 la devoción a la Virgen María mediante la colocación de su imagen, preferiblemente en la advocación de la Immaculada Concepción y se establecieron las formas en las que el maestro debía instruir a los niños en esa devoción.

El presidente de la Comisión Depuradora Provincial de Baleares, Bartolomé Bosch Sansó a fines de octubre de 1936, defendía la presencia de la religión en las escuelas y la naturaleza católica de España en estos términos:

Tanta sangre derramada sobre el suelo sería inútil, si, reincidiendo en las mismas culpas, quisiéramos edificar la grandeza de la España futura, prescindiendo de la Religión, fundamento insustituible de la Moral y de la prosperidad de un país. No es posible hablar de una España grande, una y libre prescindiendo de la Religión Católica, pues, España o no será, o será católica. Si desde los Centros de enseñanza se ha hecho la revolución comunista, des de (sic) los mismos se ha de hacer la contrarrevolución, poniendo por cimientos de España las verdades eternas del Enviado de Dios para salvar a los pueblos.

La incautación de bienes de las confesiones no católicas se llevó a cabo mediante la acción de las Delegaciones de Asuntos Especiales y del Servicio de Recuperación de Documentos. Muchos lugares de culto protestantes fueron asaltados, incautados o temporalmente retenidos o incluso destruidos por las bombas de la aviación sublevada, como ocurrió con uno de los templos de la Iglesia Española Reformada Episcopal (IERE) de Valencia.

A medida que iba avanzando la guerra, más evidente se hacía que la Iglesia Católica no tan solo recuperaría los privilegios de que disfrutó hasta 1931 sino que, en perfecta simbiosis con los sublevados (con notables pero escasas excepciones, como la del obispo de Vitoria Mateo Múgica), gozaría de un poder nunca alcanzado hasta entonces. El proceso de desmantelamiento del estado laico avanzaba a toda máquina. Todo esto remataría en 1939, el gobierno dictatorial decreta la ilegalidad de todas las religiones en España salvo la católica.

Ya el 7 de junio de 1941, el Gobierno de Franco y la Santa Sede celebran un convenio sobre el ejercicio del privilegio de presentación para el nombramiento de obispos, acordándose la vigencia del Concordato de 1851 que en su artículo 1 decía lo siguiente: “La Religión Católica, Apostólica , Romana, que con exclusión de cualquiera otro culto continúa siendo la única de la Nación Española, se conservará siempre en los dominios…

Un calvario para las religiones minoritarias

Las agresiones contra capillas, inmuebles y domicilios privados pertenecientes a minorías religiosas eran protagonizadas por escolares y estudiantes universitarios al término de la catequesis, por asociaciones juveniles, políticas y religiosas de carácter ultraderechista (como el asalto a la capilla evangélica de Águilas, Murcia, en 1940), pasando por los imputables a funcionarios afanosos de hacer méritos.

El golpe de estado de julio de 1936 supuso el inicio de un verdadero calvario. Los sublevados veían en las confesiones minoritarias y, muy especialmente, en los protestantes un aliado del bando republicano y de los regímenes democráticos occidentales. En el caso de los musulmanes, por razones de pragmatismo (la existencia del Protectorado de Marruecos y la incorporación de miles de combatientes africanos a sus tropas), el régimen se vio obligado a permitir la religión islámica. Esa sería una segunda conclusión.

La persecución religiosa no se dio exclusivamente (fundamentalmente e durante el primer año del conflicto) en la zona gubernamental sino que también (y durante todo el mismo y en la posguerra) también en la zona franquista. Una sustancial diferencia, además, es que nunca en el territorio controlado por la República se legisló en contra de una determinada confesión lo cual sí que sucedió en la España de Franco en la cual se instauró el catolicismo como religión del Estado.

Fuente: Ser Histórico