divendres, 24 de gener del 2025

Seminario permanente «Rastros y rostros de la violencia»: "Remover cielo y tierra. Las exhumaciones de la Transición"

 

https://cchs.csic.es/es/event/seminario-permanente-rastros-rostros-violencia-remover-cielo-tierra-exhumaciones-transicion

Jue, 30-01-2025; 11:00

Por Zoé de Kerangat (UNED)

Resumen: Hasta hace pocos años, los procesos de exhumación de víctimas del franquismo en los años 70 y 80 en España eran poco conocidos y estudiados. Sin embargo, a día de hoy podemos decir que hubo una verdadera fase de apertura de fosas comunes en los años de la transición, una ola que se enmarca en la genealogía de estas exhumaciones de los cuerpos de las víctimas de la Guerra Civil española desde el año 1936 hasta hoy. Fueron exhumaciones informales, llevadas a cabo en gran parte por las familias de los represaliados y sin apenas ayuda material o institucional. Esta conferencia, basada en el libro del mismo nombre (Ed. Comares 2023) analiza estos procesos de memoria contribuyendo a aportar otra mirada sobre la transición. Para ello, se centra en los significados de las relaciones entre cuerpo y relato sobre el pasado, profundiza en estas iniciativas que constituyeron un verdadero desafío contra el silencio, pero estudia también los distintos tipos de límite que se fueron imponiendo sobre los procesos de exhumación y que supusieron una invisibilización de la memoria. Finalmente, analiza las conexiones entre la fase de exhumaciones de la transición y la fase más reciente en el siglo XXI, poniendo en perspectiva el cambio de paradigma promovido por el «giro forense». A través del análisis de los materiales informales como las fotografías, este libro propone otra mirada sobre las iniciativas de memoria en el pasado y el presente.

Proyecto: "NECROPOL: Más allá del subsuelo: del giro forense a la necropolítica en las exhumaciones de fosas comunes". PID2019-104410RB-I00). I.P. Francisco Ferrándiz (ILLA-CSIC)


Seminario permanente «Rastros y rostros de la violencia»: "Remover cielo y tierra. Las exhumaciones de la Transición"
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Dpto. de Antropología
Antropología Social y Cultural

El monumento a los abogados asesinados en Atocha será declarado como Lugar de Memoria Democrática

 https://www.lamoncloa.gob.es/serviciosdeprensa/notasprensa/politica-territorial-memoria-democratica/Paginas/2025/240125-monumento-atocha-lugar-memoria.aspx

Política Territorial y Memoria Democrática - 24.1.2025

Ofrenda floral frente al monumento por el aniversario del atentado.Ofrenda floral frente al monumento por el 48º aniversario del atentado.

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El Ministerio de Política Territorial y Memoria Democrática ha incoado el procedimiento para la declaración del Monumento a los Abogados de Atocha, en la plaza de Antón Martín, en Madrid, como Lugar de Memoria Democrática, por su relevancia histórica y para la reparación de las víctimas.

El conjunto artístico, instalado en el año 2002, a propuesta de Comisiones Obreras, recuerda el acto terrorista del que hoy se cumplen 48 años y por el que tres abogados laboralistas -Enrique Valdevira Ibáñez, Luis Javier Benavides Orgaz, Francisco Javier Sauquillo-, el estudiante de derecho Serafín Holgado y el trabajador del despacho Ángel Rodríguez Leal, fueron asesinados por un comando de ultraderecha. Además, en el atentado fueron gravemente heridos Miguel Sarabia Gil, Alejandro Ruiz-Huerta Carbonell, Luis Ramos Pardo y Lola González Ruiz.

El ataque fue un intento de acabar con la Transición, siendo el propio despacho de los abogados de Atocha un símbolo especial en la lucha antifranquista y en defensa de las libertades democráticas. Las acciones de este despacho, y de muchos otros de similares características, contribuyeron a proporcionar apoyo a muchos ciudadanos en los últimos años del franquismo.

El secretario de Estado de Memoria Democrática, Fernando Martínez, y la comisionada para la celebración de los 50 años de España en Libertad, Carmina Gustrán, han realizado hoy una ofrenda floral frente al Monumento que rinde homenaje a las víctimas.

Actos de violencia contra la oposición al franquismo

En las últimas semanas de 1976 y a lo largo del mes de enero de 1977 se produjeron numerosos actos de violencia llevados a cabo por grupos de extrema derecha. Los atentados estaban dirigidos contra colectivos conocidos por su oposición al franquismo: personas demócratas, abogados, partidos y organizaciones comprometidas con la ruptura política con el régimen dictatorial.

Los letrados laboralistas del bufete de Atocha eran de Comisiones Obreras y militantes del Partido Comunista de España (PCE). Realizaba gestiones con las administraciones, atendían consultas de los trabajadores y se personaban en juicios. Eran expertos en derecho del trabajo, seguridad social, derecho penal, financiero, procesal y civil que se habían incorporado a la lucha por recuperar las libertades en España, en un contexto en el que los derechos laborales se encontraban tremendamente limitados.

Más de cien mil personas asistieron al entierro de los asesinados. Se trató de unas de las primeras manifestaciones multitudinarias tras la muerte del dictador Francisco Franco. A este acto le siguieron huelgas y muestras de solidaridad por todo el país.

Ley de Memoria Democrática

La Ley 20/2022, de 19 de octubre, de Memoria Democrática, establece en su preámbulo que conocer la trayectoria de nuestra democracia, desde sus orígenes a la actualidad, sus vicisitudes, los sacrificios de los hombres y las mujeres de España en la lucha por las libertades y la democracia es un deber ineludible que contribuirá a fortalecer nuestra sociedad en las virtudes cívicas y los valores constitucionales.

La Universitat de Barcelona homenajea a los sindicalistas represaliados por el franquismo: “Cientos siguen en cunetas”

 https://www.eldiario.es/catalunya/universitat-barcelona-homenajea-sindicalistas-represaliados-franquismo-cientos-siguen-cunetas_1_11980141.html


Josep Riera, Maruja Ruiz y Camilo Rueda, tres de los sindicalistas represaliados por el franquismo, en el acto de reconocimiento de la Universitat de Barcelona.

Marta Teixidó

Barcelona —
23 de enero de 2025 19:20 h

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Durante el franquismo, Manuel Zaguirre, quien fue líder estatal de la Unión Sindical Obrera, se encerraba en su habitación a los 15 años, para que sus padres no lo vieran leer textos históricos y políticos que desafiaban la represión de la época. También escuchaba vinilos de Raimon. “Era un acto ingenuo pensar que mis padres no sabían que era militante de un sindicato, cuando ellos pensaban igual que yo,” reflexiona en conversación con elDiario.es .

Zaguirre es uno de los sindicalistas represaliados por el franquismo a quienes la Universitat de Barcelona (UB) ha rendido homenaje este jueves, en un acto de reconocimiento a cinco figuras clave del movimiento sindical celebrado en el Paraninfo del Edificio Histórico de la universidad.

“Yo ya nací feminista, sindicalista, comunista y luchadora de todos los derechos”, afirma Maruja Ruiz, del sindicato Comisiones Obreras (CCOO), exlíder del movimiento vecinal en Nou Barris y militante activa en el PSUC. “Era jugarse la vida militar en esa época de represión”, añade.

Durante la dictadura de Franco, los sindicatos independientes fueron prohibidos, y solo se permitía la organización sindical controlada por el régimen. Cualquier intento de organizar o reivindicar derechos laborales fuera del control del Estado era duramente reprimido mediante despidos, encarcelamientos, torturas, exilio o incluso ejecuciones.

La periodista Neus Bonet ha sido la encargada de conducir y presentar este acto, que se enmarca en una iniciativa llamada Diada de la Memòria, puesta en marcha por la UB hace dos años con el objetivo de mantener vivo el recuerdo de las víctimas del franquismo.

En la primera edición, en 2023, se rindió homenaje a estudiantes y profesores represaliados, y en la segunda, se recordó la ocupación de Barcelona por las tropas franquistas. Este año, el acto se ha centrado en el papel crucial del movimiento sindical en la lucha contra la dictadura.

La celebración coincide con la efeméride de la ocupación franquista de la ciudad y de la la UB el 26 de enero de 1939. Ninguno de los sindicalistas homenajeados —José Luis López Bulla, Camilo Rueda, Manuel Zaguirre, Maruja Ruiz ni Josep Riera— vivió ese momento, pero todos ellos padecieron la represión de los años posteriores, cuando la clandestinidad se convirtió en su única aliada.

Tras la presentación de Neus Bonet, el historiador y profesor de la Universitat de Barcelona, Andreu Mayayo, ha abierto su glosa histórica con una cita del pensador Walter Benjamin: “Es una tarea más ardua honrar la memoria de los seres humanos anónimos que la de las personas célebres. La construcción histórica se consagra a la memoria de aquellos que no tienen nombre”. A partir de estas palabras, Mayayo ha subrayado el papel fundamental de los sindicalistas, a los que ha definido como “el ADN del estado del bienestar'”.

Represión y reunión

“No son víctimas, sino luchadores y luchadoras”, ha afirmado Mayayo, que ha desgranado las historias de cada uno de los sindicalistas repasando sus trayectorias.

“Hacíamos las reuniones de forma clandestina, en la montaña, aquí en Badalona, cerca del hospital de Can Ruti. Había un algarrobo muy grande, y nos metíamos debajo, porque desde lejos no se veía que estábamos reunidos”, recuerda Camilo Rueda, militante de la UGT y del PSC. “Allí nos encontrábamos hasta 15 o 20 personas, a primera hora, los sábados, domingos o por la tarde-noche”, explica.

En abril de 1975, mientras repartían a mano octavillas en Badalona para pedir la libertad sindical y la celebración del 1 de mayo como Día de los Trabajadores, Rueda y su grupo de la UGT fueron sorprendidos por un policía de paisano.

“Le puso una pistola en la nuca a un compañero y se lo llevó”, explica Rueda. Tres de ellos decidieron seguirles para alertar al abogado de la UGT, pero el agente se giró y comenzó a disparar. “A mí me alcanzó con dos tiros”, añade.

Las balas le dañaron el hígado, el bazo y el colon, lo que le obligó a permanecer ingresado casi cinco meses en el Hospital de Sant Pau. “Los primeros 45 días estuve secuestrado en mi propia habitación, con una pareja de policías custodiando la puerta las 24 horas. No dejaban entrar ni a mis hermanos; cada visita era un suplicio”, rememora.

Josep Riera, figura clave de la Unió de Pagesos, quien lideró el sindicato durante más de dos décadas, evoca cómo la primera reunión en la que los agricultores de Mataró, una ciudad cercana a Barcelona, decidieron implicarse en la Unió de Pagesos se celebró una fría noche de febrero en su casa.

Riera se define como “agricultor de día y sindicalista de noche”, pero ni siquiera la clandestinidad evitó que fuera detenido en una redada por el régimen, enviado a la emblemática prisión de La Modelo y mantenido sin juicio durante años.

“Nos reuníamos en el campo, en la iglesia, incluso las monjas nos ayudaron a buscar locales”, añade Maruja Ruiz. “Pese a la organización que llevábamos, estábamos muy perseguidos”, concluye.

La lucha sindical

“No nos quedaba otra que luchar. Hoy parece que hay una crisis de valores, ahora solo importa uno mismo y el vecino da igual”, lamenta Ruiz. “Antes luchábamos incluso por tener guarderías, cuando el único sitio al que podíamos ir era la cárcel”, admite.

Ruiz todavía recuerda cómo las mujeres de los trabajadores del sindicato organizaron un encierro de 28 días en la iglesia de Sant Andreu de Palomar para defender el empleo de los trabajadores de Motor Ibérica, que fue la filial española de la multinacional japonesa Nissan.

En el barrio de Cirera, en Mataró, en plena barriada de migrantes andaluces, Riera recupera los años en los que asistía a una escuela nocturna para jóvenes trabajadores, organizada junto a otras actividades políticas prohibidas por el franquismo. Comisiones Obreras fue una de las principales impulsoras de la iniciativa.

“Teníamos hasta una multicopista para imprimir documentos clandestinos”, señala. Fue en aquellos años cuando llegó desde Andalucía José Luis López Bulla, otro de los homenajeados por la UB, que acabaría convirtiéndose en el líder de Comisiones Obreras en Catalunya.

“Luchamos mucho para conseguir justicia. Cientos de militantes acabaron en las cunetas y siguen desaparecidos”, afirma.“Tenemos que defender siempre los derechos conquistados porque según quien gobierne nos los pueden quitar mañana”, añade.

“Mira lo que pasará en Estados Unidos, gobernará un señor que ha anulado ya toda una serie de derechos políticos, sindicales y democráticos”, concluye refiriéndose al nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump que este lunes tomó posesión.

Zaguirre reivindica todo lo que es, según él, la clase trabajadora. “Es conciencia, dignidad, sentido de la vida y aspiraciones. Un sindicalismo que se diga democrático, con vocación de progreso y transformación social, debe asumir y defender estos valores. Y creo que eso se está perdiendo”, lamenta.

“Para un trabajador migrante andaluz de aquella época como yo, la universidad era un mundo inalcanzable”, admite Zaguirre. “Por eso, pisar por primera vez la Universitat de Barcelona para recibir un reconocimiento es, sin duda, el mayor honor que podría imaginar”, remacha.

“Este no es un acto de nostalgia, sino de reivindicación, porque la Universidad quiere ser un testigo crítico del pasado”, ha afirmado el rector de la UB, Joan Guàrdia, antes de entregar una placa a los homenajeados junto a la secretaria general de la universidad.

“Este reconocimiento no es solo mío, es para todos los que lucharon conmigo”, ha afirmado Zaguirre, refiriéndose a aquellos compañeros militantes que, pese a la Ley de Memoria Democrática, siguen todavía en el olvido.

LOS FUSILAMIENTOS DEL 23 DE ENERO DE 1937: UN CRIMEN CONTRA LA CLASE TRABAJADORA

 https://canarias-semanal.org/art/37353/los-fusilamientos-del-23-de-enero-un-crimen-contra-la-clase-trabajadora

La Fiscalía pide archivar la causa por delito de odio contra el presidente del Parlamento balear

 https://elpais.com/espana/2025-01-23/la-fiscalia-pide-archivar-la-causa-por-delito-de-odio-contra-el-presidente-del-parlamento-balear.html

Entierro digno para trece represaliados del franquismo ejecutados y arrojados a fosas comunes en 1940 en Manzanares

 https://periodicoclm.publico.es/articulo/ciudad-real/entierro-digno-trece-represaliados-franquismo-ejecutados-arrojados-fosas-comunes-manzanares-memoria-historica/20250121191432025844.html

'Sexo en el franquismo': el ensayo que muestra el camino que llevó de la represión al destape

 https://cordopolis.eldiario.es/cultura/sexo-franquismo-ensayo-muestra-camino-llevo-represion-destape_1_11980656.html



LOS BEBÉS ROBADOS DE CANARIAS: UNA LUCHA DE DÉCADAS POR LA JUSTICIA PENDIENTE

 https://canarias-semanal.org/art/37309/los-bebes-robados-de-canarias-una-lucha-de-decadas-por-la-justicia-pendiente/

Abuelas de Plaza de Mayo identifican a nieta 139 desaparecida durante dictadura argentina

 https://www.lajornadadeoriente.com.mx/puebla/abuelas-de-plaza-de-mayo-identifican-a-nieta-139-desaparecida-durante-dictadura-argentina/

Consuelo Ordóñez carga contra Feijóo: “La mentira y la falta de respeto a las víctimas del terrorismo ha sido su constante”

 https://elpais.com/espana/2025-01-22/consuelo-ordonez-carga-contra-feijoo-la-mentira-y-la-falta-de-respeto-a-las-victimas-del-terrorismo-ha-sido-su-constante.html

Vandalizan el monumento franquista de Pamplona con pintadas que reclaman su derribo

 https://www.eldiario.es/navarra/vandalizan-monumento-franquista-pamplona-pintadas-reclaman-derribo_1_11983173.html

Exhumados por Dios y por España: así construyó el franquismo el relato sobre sus propios "mártires"

 https://www.elespanol.com/el-cultural/historia/20240914/exhumados-dios-espana-construyo-franquismo-relato-propios-martires/885161641_0.amp.html?utm_cmp_rs=subtitle&fbclid=IwY2xjawIAOmBleHRuA2FlbQIxMQABHbDlbBYHPcp2ZOdb7JtCsnMwm6M2OgltXtJKRRT8AMUGWx8L1JmqX1CeJg_aem_YgqvwI6WRslHmtnu6GjhUw




Trabajos de exhumación y reconocimiento de los asesinados en Soto de Aldovea (Madrid) durante la Guerra Civil Española para ser enterrados en el nuevo cementerio de Paracuellos.

Una exhaustiva investigación académica de la historiadora Miriam Saqqa documenta el proceso legal y forense que llevó a cabo la dictadura para ensalzar a sus víctimas y condenar al olvido a las del bando republicano.

14 septiembre, 2024 02:18
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  • Aún hoy, en muchos pueblos de España, es habitual cruzarse con algún monumento conmemorativo dedicado a los "mártires y caídos por Dios y por España". Sabemos que fueron los muertos del bando sublevado, pero, por extraño que parezca, hasta hace poco no se sabía gran cosa del proceso de gestión legal, forense e ideológica mediante el cual el franquismo exhumó, identificó y dignificó aquellos cadáveres.

    La historiadora, arqueóloga y antropóloga forense Miriam Saqqa Carazo (Madrid, 1986) ha investigado durante años aquel proceso realizado entre 1936 y 1951, y el resultado es una minuciosa obra académica titulada Las exhumaciones por Dios y por España, que ahora publica la editorial Cátedra. Las exhumaciones estudiadas en el libro comenzaron en los primeros meses de la Guerra Civil. Mediante listas de víctimas, el ejército sublevado localizaba, exhumaba, conmemoraba y, por supuesto, buscaba a los culpables de las muertes de su bando.

    En 1939 llegó la victoria y la siguiente declaración de Franco en el BOE del 17 de mayo, en la que reclamaba memoria histórica solo para los de su bando: "La sangre de los que cayeron por la Patria no consiente el olvido, la esterilidad ni la traición. Hay verdadera necesidad de rendir el postrero homenaje de respeto a los seres queridos".

    El proceso se aceleró después de la guerra, sobre todo a partir de 1940, con la conocida como Causa General. Impulsada por Esteban Bilbao, ministro de justicia, aquella investigación tenía el objetivo, según rezaba su preámbulo, de "instruir los hechos delictivos cometidos en todo el territorio nacional durante la dominación roja". En ese momento las exhumaciones, hasta entonces en manos de los tribunales militares, o incluso de familiares y ayuntamientos, pasaron a ser competencia del Tribunal Supremo de la dictadura.

    Todo el Estado se involucró en la tarea. Miriam Saqqa señala que a día de hoy las reparaciones a las víctimas del bando que perdió la guerra "no han tenido un respaldo político y estatal de igual magnitud". La dictadura entendió enseguida la importancia de la construcción de una narrativa nacional, al punto de que para obtener información sobre los muertos no dudaron en usar la coacción, la violencia, la represión. La idea del régimen era "aglutinar las diferentes realidades ideológicas y políticas" exaltando a sus héroes caídos, con un proceso "totalmente legislado" que construyese el "ideal de sociedad nacional".

    El alcade Josep Maria i Marcet i Coll, en la inauguración del monumneto a los caídos de Sabadell en 1943.

    El alcade Josep Maria i Marcet i Coll, en la inauguración del monumneto a los caídos de Sabadell en 1943. Archivo Nacional de Cataluña

    La recuperación de los cadáveres se convirtió, cuenta la historiadora, "en un lugar desde el que ejercer el poder e instaurar el nuevo orden deseado". Los médicos forenses actuaban como agentes políticos. No en vano, el doctor Antonio Piga y Pascual, director de la Escuela de Medicina Legal durante la posguerra, opinaba que los médicos forenses a su cargo debían seguir el ejemplo "de los que han luchado y salvado España".

    Una vez exhumados los cuerpos, la noticia se difundía en la prensa para enriquecer el relato propagandístico del régimen. La necesidad de asentar ese relato se da sobre todo al principio: el 49% de las noticias sobre exhumaciones que Saqqa ha localizado son de 1940.

    El proceso solía ir acompañado de actos políticos y religiosos, que a menudo eran el colofón a los desenterramientos. Acudían representantes políticos, figuras del clero, autoridades militares. Había cortejos fúnebres al paso de los cuales la gente debía descubrirse y hacer el saludo nacional. A veces también tocaba la banda municipal. Todo con el fin de elevar a los mártires a un cielo que ya no era estrictamente religioso, como podría sugerir el término "mártir", sino más bien político e ideológico.

    Olvido para el derrotado

    Saqqa habla de una "exclusión radical de los vencidos" en las exhumaciones franquistas. Las víctimas republicanas no existían, aunque los huesos dijeran lo contrario. Los médicos forenses redactaban sus informes con arreglo a unas instrucciones de marcado acento ideológico. Un caso ejemplar es el del alcalde de Calera y Chozas, en Toledo. Junto a un equipo de investigadores, Saqqa localizó los restos del edil, que tenía el cráneo roto y signos de haber sido torturado.

    En paralelo, encontraron la autopsia hecha por un forense de la dictadura, que había establecido que la muerte se debía a la obesidad y el alcoholismo. A la luz de los informes forenses de las exhumaciones, sabemos que el régimen tenía menos interés en establecer el origen y la causa de la muerte (uno de los objetivos fundamentales de la medicina forense) que en identificar ideológica y personalmente a los cadáveres. Si acaso, interesaba destacar la violencia ejercida por el enemigo, y el modo en que este la ejercía, para así convertir a la víctima en mártir y atribuir a los "rojos2 una violencia desmedida.

    No obstante, el porcentaje de identificación no era alto. De los 3.017 cadáveres exhumados (una cifra seguramente inexacta) que se mencionan en la prensa entre 1936 y 1954, solo 840, es decir, el 27% de los cuerpos recuperados, se lograron identificar.

    Otro ejemplo que Saqqa documenta con mucho detalle es el de los cadáveres que aparecieron en la Casa de Campo de Madrid en 1941: once hombres de entre 20 y 30 años, muertos en la primavera de 1937, a los que el régimen realizó todo tipo de exámenes con el fin de incluirlos en su lista de mártires.

    Al final, sin embargo, debido a los objetos que llevaban, el fiscal que instruía el caso tuvo que descartar que los restos perteneciesen a "personas víctimas de la horda marxista" en los primeros meses del "Glorioso Movimiento Nacional", con lo cual el tratamiento a los cadáveres debía de ser distinto.

    El caso se resolvió transportando los cuerpos al cementerio madrileño de la Almudena y enterrándolos en una fosa sin nombre, donde sus familiares no podrían identificarlos. Saqqa cree que podrían ser once jóvenes que participaron en la Operación Garabitas, una ofensiva republicana que pretendía recuperar zonas de la Casa de Campo para aislar la Ciudad Universitaria de su retaguardia.

    Es el último ejemplo expuesto en el libro. Como sugiere Saqqa, aquellos once milicianos se vieron privados de un proceso que diera sentido a su muerte y ofreciera cierta reparación a sus familias. Sufrieron, como tantos muertos que yacían en las cunetas, lo que la historiadora llama una damnatio memoriae: una condena de la memoria.