miércoles, 5 de julio de 2017
Los suelos del asilo
En estos momentos excavamos siete sondeos en la superficie de lo que fue uno de los antiguos edificios del asilo de Santa Cristina. Cuatro de ellos se ubican en lo que parece ser el interior de la estructura, uno en una trinchera de comunicación y otros dos en el exterior del edificio, en lo que parece ser una especie de patio.
Los sondeos del interior todavía están cubiertos de derrumbe, pero algunos hallazgos son interesantes y nos llevan directamente a los tiempos de la guerra. Ayer mencionábamos un casquillo de Máuser. Más recientemente hemos descubierto un fragmento de granada de mortero de trinchera (también conocido como mortero de espiga o lanzabombas). Este mortero aparece curiosamente en una de las fotos más famosas de la Ciudad Universitaria durnate la guerra, en la cual se ve a una serie de soldados republicanos observando el Clínico tras una muralla de sacos terreros. Considerando la distancia y la orientación, no sería imposible que la granada cuyos restos hemos encontrado procediera de esa posición.
En los sondeos del exterior es donde hemos encontrado por ahora los restos estructurales más interesantes. Se trata de dos pavimentos bien distintos.
Uno de ellos, el más cercano a los restos del edificio, está realizado con baldosa hidráulica(imagen superior). Este tipo de baldosa comenzó a generalizarse a partir de los años 60 del siglo XIX y pervivió hasta mediados del XX. Cuando se construyó este edificio, por lo tanto, hacia 1895, este tipo de pavimento era novedoso, como lo era también la teja alicantina o marsellesa (plana y con acanaladuras y fabricada industrialmente), de la que hemos encontrado numerosos restos procedentes de una fábrica segoviana. Aunque este tipo de cubierta se populariza en España sobre todo tras la Guerra Civil, algunos edificios industriales ya contaban con ella desde fines del XIX.
Por ahora los restos que encontramos del enlosado en el sondeo se encuentran mal conservados, seguramente por las labores de demolición de posguerra. Esperamos que la ampliación del sondeo nos permita comprender mejor la estructura a la que pertenece y quizá encontrar un nivel de uso de la guerra. Por ahora el único elemento bien datable es una moneda de 10 céntimos de Franco datada en 1959 y que aparece entre el derrumbe superficial.
El otro pavimento (arriba) es quizá más interesante. Se trata de una superficie de ladrillos macizos colocados en horizontal que delimitan una franja de 30 cm de ancho. Puede que se trate de un paseo asociado a un jardín del edificio antes de la guerra. Pero tampoco se puede descartar, dado que la fábrica es un poco tosca, que sea una pavimentación realizada por los soldados. Hay que tener en cuenta que los suelos de la Ciudad Universitaria son arenosos y con las lluvias se disgregan y se convierte en una plasta en la que no es cómodo caminar. Sabemos que los militares de ambos bandos recurrieron a todo tipo de materiales reutilizados para crear vados y zonas de tránsito. La ampliación de este sondeo esperamos que nos resuelva algunas dudas.
Mientras tanto, los sondeos parecen cada vez más una excavación arqueológica de las de verdad.
Los sondeos del interior todavía están cubiertos de derrumbe, pero algunos hallazgos son interesantes y nos llevan directamente a los tiempos de la guerra. Ayer mencionábamos un casquillo de Máuser. Más recientemente hemos descubierto un fragmento de granada de mortero de trinchera (también conocido como mortero de espiga o lanzabombas). Este mortero aparece curiosamente en una de las fotos más famosas de la Ciudad Universitaria durnate la guerra, en la cual se ve a una serie de soldados republicanos observando el Clínico tras una muralla de sacos terreros. Considerando la distancia y la orientación, no sería imposible que la granada cuyos restos hemos encontrado procediera de esa posición.
En esta foto, tomada a unos 300 metros de donde nos encontramos, se observa una granada de mortero de trinchera en primer plan Un fragmento de este tipo de proyectil ha aparecido en uno de los sondeos de la cantina.
En los sondeos del exterior es donde hemos encontrado por ahora los restos estructurales más interesantes. Se trata de dos pavimentos bien distintos.
Uno de ellos, el más cercano a los restos del edificio, está realizado con baldosa hidráulica(imagen superior). Este tipo de baldosa comenzó a generalizarse a partir de los años 60 del siglo XIX y pervivió hasta mediados del XX. Cuando se construyó este edificio, por lo tanto, hacia 1895, este tipo de pavimento era novedoso, como lo era también la teja alicantina o marsellesa (plana y con acanaladuras y fabricada industrialmente), de la que hemos encontrado numerosos restos procedentes de una fábrica segoviana. Aunque este tipo de cubierta se populariza en España sobre todo tras la Guerra Civil, algunos edificios industriales ya contaban con ella desde fines del XIX.
Por ahora los restos que encontramos del enlosado en el sondeo se encuentran mal conservados, seguramente por las labores de demolición de posguerra. Esperamos que la ampliación del sondeo nos permita comprender mejor la estructura a la que pertenece y quizá encontrar un nivel de uso de la guerra. Por ahora el único elemento bien datable es una moneda de 10 céntimos de Franco datada en 1959 y que aparece entre el derrumbe superficial.
El otro pavimento (arriba) es quizá más interesante. Se trata de una superficie de ladrillos macizos colocados en horizontal que delimitan una franja de 30 cm de ancho. Puede que se trate de un paseo asociado a un jardín del edificio antes de la guerra. Pero tampoco se puede descartar, dado que la fábrica es un poco tosca, que sea una pavimentación realizada por los soldados. Hay que tener en cuenta que los suelos de la Ciudad Universitaria son arenosos y con las lluvias se disgregan y se convierte en una plasta en la que no es cómodo caminar. Sabemos que los militares de ambos bandos recurrieron a todo tipo de materiales reutilizados para crear vados y zonas de tránsito. La ampliación de este sondeo esperamos que nos resuelva algunas dudas.
Mientras tanto, los sondeos parecen cada vez más una excavación arqueológica de las de verdad.
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