divendres, 22 de març del 2019

Manuel Aznar, Director del Grupo de Estudios del Exilio Literario: "La tragedia del exiliado era estar en México y pensar en España, y viceversa"

https://www.laopiniondezamora.es/zamora/2019/03/21/tragedia-exiliado-mexico-pensar-espana/1151921.html



"Lo peor de la guerra para la literatura fue la marcha de los intelectuales y la autocensura de los autores que se quedaron"

20.03.2019 | 21:57
El catedrático de Literatura Manuel Aznar. N. 
Catedrático de Literatura española en la Universidad Autónoma de Barcelona, Manuel Aznar(Valencia, 1951) es uno de los mayores expertos del país en la literatura del exilio. En 1993, Aznar fundó el Grupo de Estudios del Exilio Literario (Gexel), que ha promovido cientos de actos y decenas de publicaciones sobre aquel movimiento intelectual, del que ahora se conmemoran ocho décadas. Invitado por la Fundación León Felipe, el profesor ofrece hoy una charla en el salón de actos de la Biblioteca Pública (20.15 horas), con entrada libre.
–¿Cómo y por qué se fundó el grupo que usted dirige?
–El grupo Gexel se fundó en enero de 1993. Nuestro propósito era la memoria histórica, que en realidad debería llamarse "memoria democrática", porque hace referencia a la II República, que terminó con un golpe militar fascista y una dictadura. Queríamos recuperar nuestra tradición, un patrimonio prohibido durante el franquismo. La tarea era académica, aunque con implicaciones éticas y políticas. El pasado año celebramos los primeros 25 años del colectivo, en los que hemos organizado diferentes congresos internacionales, además de numerosas jornadas. Hemos ido, asimismo, conmemorando los diferentes aniversarios del exilio y también animando a la celebración de otras actividades. Este año hay previstos unos setenta congresos en España, Francia, el resto de Europa y América.
–Supongo que una de las motivaciones de la constitución del colectivo es el desconocimiento que existía sobre la intelectualidad del exilio, tras el silencio impuesto por la dictadura franquista.
–Hay una obra de referencia, dirigida por José Luis Abellán, publicada en los primeros años de la Transición. Colaboraban los mayores especialistas en cada ámbito. Al leer hoy los seis tomos, que recogen todo lo que se sabía en aquel momento, uno se da cuenta de que ellos, aun siendo expertos, sabían poco y nosotros, los lectores, mucho menos. Ahora, uno de nuestros proyectos es actualizar aquel conocimiento, que en el ámbito literario ya tiene publicados siete de 17 tomos totales, aunque somos un grupo modesto, formado por unas 26 personas, además de nuestros numerosos colaboradores.
–¿Qué características concretas tiene aquel movimiento cultural nacido hace ocho décadas?
–Hay que precisar que en 1939 se produjo una ruptura de la tradición cultural española. Objetivamente, los mejores son los que se fueron al exilio: novelistas, autores de teatro? Todos ellos fueron fieles a la República y tuvieron que exiliarse, ¡pobres los que no pudieron, como Miguel Hernández! Un personaje de "Las bicicletas son para el verano" es revelador al respecto, cuando dice el padre le dice al hijo que lo van a detener, ante la "victoria" que estaba a punto de llegar: la cárcel y el fusilamiento para todos los vencidos republicanos. Cerca de medio millón pudieron escapar. Los que no lo lograron, se pudrieron, como Miguel Hernández, en las cárceles para siempre.
–La prohibición de un pensamiento libre acabó con la creación artística durante la dictadura, ¿no es cierto?
–En una dictadura como la de Franco en los años cuarenta no había libertades y la censura de la edición de libros y de la literatura en general era enorme. Pero lo más grave fue la autocensura de los escritores, que se quedaron en el interior sabiendo que el primer lector de sus libros era un censor con un lápiz rojo en la mano. Si querían publicar, se autocensuraban.
–¿En qué países floreció el pensamiento de los republicanos españoles?
–La inmensa mayoría atravesó la frontera francesa y, una vez allí, la mayoría de los escritores pensaron que por razones de historia y de lengua podían ganarse la vida en América. Así que, de Francia, a través de las ayudas del Gobierno republicano, salieron en barco rumbo a los países americanos. Si hubo uno inteligente, ese fue el México del general Lázaro Cárdenas. Se dio cuenta de que lo mejor de España estaba en el exilio y les ofreció posibilidades profesionales en las universidades, editoriales y revistas, algo que les permitiría contribuir al desarrollo de la cultura mexicana. Eso explica que México fuera un aliado de la República hasta la promulgación de la Constitución en 1978. Si hay dos países que ayudaron a España, frente a la política de no intervención de las democracias occidentales, fueron la Unión Soviética y México. Este último fue el destino preferido de los españoles. Por tradición, otro núcleo fundamental fue Argentina y su capital, Buenos Aires, destino clave de la emigración gallega.
–Lo que cuenta revela la importancia de personajes como el zamorano León Felipe, una especie de anfitrión en México para los exiliados españoles, ¿qué le parece su figura?
–León Felipe, casado con la mexicana Berta Gamboa, fue decisivo para la acogida de los intelectuales exiliados, una de las grandes figuras.
–Muchos de ellos se juraron no volver a España y acabaron siendo más mexicanos que españoles. Restablecida la democracia, ¿qué pasó con los exiliados y sus herederos?
–Hay un ensayo magistral de Adolfo Sánchez Vázquez, doctor Honoris causa por varias universidades y catedrático en la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam). Se titula "Fin del exilio, exilio sin fin". Es decir, que ya se podía volver a España, pero entonces uno se da cuenta de que los hijos y los nietos son mexicanos. Tuve la suerte de pasear con él por la Gran Vía en Madrid, pero estaba pensando en México. Y cuando estaba en México, pensaba en la Gran Vía de Madrid. Esa es la tragedia de todo exiliado.
–26 años de actividad el grupo Gexel. Han hecho mucho, pero supongo que hay mucho por hacer. ¿Cuál es su grado de satisfacción por los objetivos cumplidos?
–Tiene toda la razón: falta mucho por hacer. Esto es un esfuerzo colectivo y nuestro grupo es un actor más. Convendría destacar que el actual Gobierno, ahora ya en funciones, ha creado una Dirección General de la Memoria Histórica. El presidente Pedro Sánchez ha tenido el gesto de irse a Montauban a homenajear a Manuel Azaña, después a Colliure para rescatar la memoria de Antonio Machado, y finalmente a Argeles, lugar de uno de los campos de concentración franceses.
–Sin embargo, ha pasado casi un siglo del inicio de la dictadura y seguimos sin ponernos de acuerdo. El Gobierno de Mariano Rajoy se vanagloriaba de haber dedicado "cero euros" a la memoria histórica?
–Mariano Rajoy nunca perdió la ocasión de recordar esto. La derecha española no tiene ningún interés en remover un pasado en el que está implicada. La aparición de Vox es espectacular por cuanto vemos a franquistas en la esfera pública, a cara descubierta y sin ningún complejo. Como los cuatro generales retirados, nostálgicos del franquismo, que justifican el golpe de Estado del 18 de julio de 1936.
–La Transición abrió un periodo en el que el objetivo era, precisamente, dejar atrás la dictatura y el franquismo. ¿Qué está pasando?
–Lo que pasa es que en España no había extrema derecha porque estaba cautiva del Partido Popular. Ahora, lo que sucede es que, desde la aparición del problema de Cataluña, la derecha se ha radicalizado hasta eso justamente, la extrema derecha. Ahora están agrupados en torno a Vox, que en las elecciones andaluzas dio una sorpresa con un resultado espectacular. Le recuerdo que el tripartito andaluz acaba de nombrar directora general de Memoria Histórica a una mujer de Vox. Veremos qué ocurre en las elecciones del 28 de abril. Si entra la extrema derecha, volverán a contar la Historia como me la contaron a mí, llena de falsedades.
–Y subyacen ejemplos de falta de cultura, como equiparar banderas democráticas a las de un régimen dictatorial?
–Que estemos en esta situación es la evidencia de la baja calidad de nuestra democracia.
–Tampoco hay acuerdo en un pilar básico de un país, la educación. ¿Cree posible que un día se haga realidad ese anhelado pacto de Estado?
–En este momento, todavía no tenemos ese pacto. Los partidos políticos no se han puesto de acuerdo. El ministro Gabilondo estuvo a punto de conseguirlo, pero el PP se retiró a última hora. Naturalmente, la Educación tendría que ser un pacto básico.
–Como experto en literatura del exilio, ¿de qué autores y obras recomendaría especialmente su lectura?
–Grandes escritores del exilio hay muchos: Ramón Sender, Francisco Ayala, Rafael Alberti, Luis Cernuda, León Felipe, Jorge Guillén, Pedro Salinas? Pero si me pregunta por una preferencia más personal, le diría que Max Aub es uno de los grandes creadores literarios del exilio. "La gallina ciega", uno de los libros más representativos, es el diario de Aub, cuando regresa a España el verano de 1969, con pasaporte mexicano y por tres meses.