diumenge, 14 de desembre del 2008

Judici a Aznar per genocida!

Plataforma de juicio a Aznar.

Aznar

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El documento sobre los vuelos a Guantánamo reimpulsa la iniciativa de juzgar al ex presidente
Nuevo intento de llevar a Aznar a los tribunales por la guerra de Irak

MARCOS PARADINAS
La Plataforma Juicio a Aznar no se rinde. Los últimos documentos aparecidos, probando la connivencia del ex presidente español con los vuelos ilegales de EEUU que trasladaban presos a Guantánamo, han ofrecido un nuevo impulso a la organización. La plataforma se plantea retomar su iniciativa después de Navidades para llevar a juicio a los colaboradores del Gobierno de Aznar en las acciones emprendidas a raíz de los atentados del 11-S en todo el mundo.


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La plataforma, que vio frustrada su iniciativa en 2003, cuenta con 22.200 adhesiones, entre ellas la del ex fiscal jefe Anticorrupción Carlos Jiménez Villarejo, el secretario general del PCE, Francisco Frutos, o el profesor Carlos Taibo. La organización estudia ahora si personarse en la causa o presentar una nueva querella, que vendrá a acumularse a las actuaciones ya iniciadas en el Juzgado Central de Instrucción número 2.

Con la vista en el 15-E

Según declaraciones realizadas a El Plural por un responsable de la Plataforma Juicio a Aznar, la organización espera retomar su iniciativa el próximo 15 de enero, una vez concluidas las fiestas navideñas. Los documentos recientemente aparecidos sobre el visto bueno de José María Aznar a las escalas en España de los vuelos a Guantánamo pueden ser el impulso necesario para evitar el fracaso que supuso, en 2003, el archivo de las querellas presentadas por cerca de 12.000 ciudadanos.Delito de traiciónEn total, la propuesta se estructurará en tres pilares diferentes. El primero de ellos sigue siendo el que impulsó la acción hace cinco años: El sistema seguido por Aznar para decidir la participación bélica de España, sin autorización de las Cortes, donde reside la soberanía española. Así pues, la plataforma plantea volver a acusar a Aznar del delito de traición, algo que no llegó a buen puerto a 2003. Entonces, Aznar era presidente del Gobierno y el delito de traición necesitaba ser perseguido por una cuarta parte del Congreso y aprobada por mayoría absoluta.

Declarar la guerra sin la Constitución

El equipo jurídico de la plataforma espera que el Alto Tribunal entienda que el artículo 588 del Código Penal, que castiga con penas de cárcel entre “15 a 20 años a los miembros del Gobierno que, sin cumplir con lo dispuesto en la Constitución, declararan la guerra o firmaran la paz" está mal situado y pide que se considera ahora que Aznar ya no forma parte del Gobierno, a pesar de ser aforado por ser miembro del Consejo de Estado.

Consecuencias:

El 11-MLa segunda pata del proyecto pasa por el artículo 590, que va contra “el que, con actos ilegales o que no estén debidamente autorizados, provocare o diere motivo a una declaración de guerra contra España por parte de otra potencia, o expusiere a los españoles a experimentar vejaciones o represalias en sus personas o en sus bienes". Una situación que la plataforma ve reflejada en los atentados del 11-M. La Audiencia Nacional no recogió la guerra de Irak como móvil de los atentados, para no justificar los ataques, pero los terroristas inmolados en el piso de Leganés sí la colocaron como causa en las reivindicaciones que dejaron grabadas.

Ayuda a los bombardeos

Finalmente, el tercer punto que sostendrá la querella, son los crímenes de guerra o los delitos contra las personas y bienes en caso de conflicto armado. Aunque en 2003 el Supremo vio inviable juzgar a miembros del Gobierno español por las acciones bélicas de EEUU, la plataforma espera acreditar la ayuda española a los bombarderos estadounidenses, permitiéndoles repostar en el espacio aéreo nacional, aunque se presenta la gran dificultad de encontrar testigos que acrediten estas maniobras militares.

Jornadas de información y adhesión

Según han asegurado a El Plural fuentes de la Plataforma Juicio a Aznar, además de la querella que se espera presentar en enero, la organización celebrará en marzo, coincidiendo con el quinto aniversario de la invasión, una jornadas informativas para insistir en las "razones jurídicas" para llevar a Aznar, junto a los otros protagonistas de la foto de las Azores, George W. Bush y Tony Blair, a los tribunales. En estas jornadas se espera que vuelvan a ofrecer su presencia personalidades como Julio Anguita o Carlos Taibo. La plataforma ha vuelto a abrir un proceso de adhesión a la iniciativa y por el momento cuentan ya con el apoyo de 22.200 personas.

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Aznar se enfrenta a una nueva querella por la guerra

ÁNGELES VÁZQUEZ

La plataforma que la prepara entiende que los nuevos documentos pueden ayudar a juzgarle.

La Plataforma Juicio Aznar tiene un nuevo objetivo: presentar después de Navidades una nueva querella contra el ex presidente del Gobierno José María Aznar por la participación española en la guerra de Irak. Y los nuevos documentos aparecidos que acreditan la connivencia de su Gobierno con los vuelos estadounidenses con destino a Guantánamo pueden ayudar.
La querella se estructurará en tres ejes, con los que intenta evitar el revés que supuso el archivo de las interpuestas en 2003 por alrededor de 12.000 ciudadanos.

El primero de los argumentos de la acusación será precisamente el utilizado en esas denuncias: la forma en la que se decidió la participación española en la guerra por parte del jefe del Ejecutivo sin previa autorización de las Cortes.

El equipo jurídico de la plataforma defenderá que el delito de traición, cuya persecución sólo puede ser instada por una cuarta parte del Congreso y aprobada por mayoría absoluta, no es aplicable a este caso, pese a que así lo concluyó el Supremo al rechazar las denuncias de 2003.
Lluis Orri, miembro de la comisión jurídica de la plataforma, confía en que en esta ocasión el Alto Tribunal entienda que el artículo 588 que castiga con penas de prisión de entre "15 a 20 años a los miembros del Gobierno que, sin cumplir con lo dispuesto en la Constitución, declararan la guerra o firmaran la paz" está mal ubicado en el Código Penal y que se tenga en cuenta que Aznar ya no forma parte del Gobierno, aunque siga siendo aforado por ser miembro del Consejo de Estado.


El 11-M como represalia

El segundo eje de la iniciativa penal será el artículo 590, previsto contra "el que, con actos ilegales o que no estén debidamente autorizados, provocare o diere motivo a una declaración de guerra contra España por parte de otra potencia, o expusiere a los españoles a experimentar vejaciones o represalias en sus personas o en sus bienes".

Para los miembros de la plataforma esto "desgraciadamente se concretó en el 11-M". Aunque la sentencia de la Audiencia Nacional no hiciera ninguna referencia a este dato, para no justificar en ningún caso un atentado, los terroristas que se suicidaron en Leganés (Madrid) en abril de 2004 esgrimían la guerra de Irak en las reivindicaciones que dejaron grabadas.

Quieren investigar el viaje de policías españoles a la base de Guantánamo

Y el aspecto más complicado de la querella que se prepara: los crímenes de guerra o los delitos contra las personas y bienes en caso de conflicto armado. El Supremo también entendió imposible acusar a Aznar y a su Gobierno de las acciones bélicas cometidas por el ejército estadounidense. Pero Orri espera acreditar el auxilio prestado por España, a través de sus instalaciones militares, a los bombardeos estratégicos perpetrados por la Administración Bush en Irak.

Según la plataforma, los aviones de EE UU repostaban en cielo español. La principal dificultad consiste en encontrar testigos de esta colaboración, por la difícil situación en la que se encontrarían los pocos testigos que podrían declarar cómo se hacían los repostajes.
Un problema que también se plantea en la causa abierta por el juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno para investigar el uso de aeropuertos españoles por aviones que trasladaban presos talibanes y de Al Qaeda a Guantánamo.

La plataforma que cuenta con más de 22.200 adhesiones, entre ellas la del ex fiscal jefe Anticorrupción Carlos Jiménez Villarejo, el secretario general del PCE, Francisco Frutos, o el profesor Carlos Taibo está estudiando personarse en esta causa o presentar una nueva querella, que, según Orri, terminará acumulándose a las actuaciones iniciadas en el Juzgado Central de Instrucción número 2.

Por un método u otro se denunciará que funcionarios policiales españoles viajaran a Guantánamo a interrogar a presos, pese a la violación de derechos de la que eran víctimas.
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Un informe critica la reconstrucción de Irak

El texto describe la operación como un fracaso de 100.000 millones de dólares condenado por disputas burocráticas.

Reuters - 14/12/2008 09:51

Un informe federal no publicado describe la reconstrucción de Irak liderada por Estados Unidos como un fracaso de 100.000 millones de dólares condenado por disputas burocráticas y el desconocimiento de la sociedad iraquí, informó el domingo el diario New York Times.

El Pentágono emitió informes exagerados sobre los avances en el país para encubrir el fracaso de la reconstrucción una vez que la iniciativa comenzó a estancarse, según el Times, que recibió copias del borrador de parte de dos personas que lo leyeron, pero no están autorizadas a comentarlo públicamente. El informe cita al ex secretario de Estado de Estados Unidos Colin Powell diciendo, por ejemplo, que en los meses posteriores a la invasión de 2003 el Departamento de Defensa "persistió en inventar cifras sobre las fuerzas de seguridad iraquíes".

"¡La cantidad podía aumentar en 20.000 hombres en una semana! 'Ahora tenemos 80.000, ahora tenemos 100.000, ahora tenemos 120.000'", dijo Powell, según el documento. La molestia de Powell era apoyada tanto por el ex comandante de las tropas en terreno en Irak, teniente general Ricardo Sánchez, como por L. Paul Bremer, administrador civil antes de que el Gobierno iraquí asumiera su función en junio de 2004. Powell rehusó referirse a sus comentarios citados en el informe, dijo el Times.


'Lecciones duras'

El informe, "Lecciones Duras: Experiencias de la Reconstrucción de Irak", fue recopilado por la Oficina del Inspector General Especial para la Reconstrucción de Irak, liderada por Stuart Bowen Jr., un abogado republicano que visita Irak frecuentemente y mantiene un equipo de ingenieros y auditores en el país, dijo el periódico. El documento se basa en cerca de 500 entrevistas y más de 600 auditorias, inspecciones e investigaciones sobre las que la oficina de Bowen ha informado durante años.

El esfuerzo de reconstrucción hizo poco más que restaurar lo que había destruido la invasión
La número dos de Bowen, Ginger Cruz, declinó comentar lo informado por el periódico, pero dijo que el documento sería presentado el 2 de febrero en la primera audiencia de la Comisión sobre Contratos en Tiempos de Guerra, creada por una ley patrocinada por los demócratas. Una de las conclusiones del documento es que después de cinco años del mayor proyecto de reconstrucción extranjera desde el Plan Marshall tras la Segunda Guerra Mundial, el Gobierno de Estados Unidos aún no tiene políticas, la capacidad técnica ni la estructura organizativa necesarias para un proyecto que se aproxime a esa escala, dijo el diario.

El informe concluyó que el esfuerzo de reconstrucción hizo poco más que restaurar lo que había sido destruido durante la invasión estadounidense y posterior saqueo. Además sostiene que el esfuerzo ha fracasado en parte debido a que ninguna agencia del Gobierno de Estados Unidos ha tenido la responsabilidad principal de la campaña.

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Bush se despide de la "necesaria" guerra que él provocó
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Últimos días de oprobio en Guantánamo

Los 250 presos que quedan en Guantánamo, la base de EEUU en Cuba, esperan que Obama tome la decisión de cerrar el campo de detención. El nuevo presidente se encontrará muchas dificultades legales.

ISABEL PIQUER - Guantánamo (Cuba) - 14/12/2008 08:00

Es fácil mirar hacia la Meca en Guantánamo. Pequeñas flechas negras pintadas aquí y allá en el cemento blanco muestran la dirección de la Kaaba.

Es la única referencia geográfica del universo claustrofóbico del campo. Ni los espesos muros de cemento, ni los kilómetros de alambrada, ni las impenetrables puertas blindadas, ni los dobles cerrojos, dejan pasar la brisa del mar cercano ni el calor del sol cubano.

A la luz de un neón que nunca se apaga, algo más de 250 prisioneros esperan su veredicto. En los últimos años, 520 han sido discretamente deportados, a sus países de origen o a terceros. De los que quedan, 18 han sido acusados de delitos terroristas, cinco de ellos de haber participado directamente en los atentados del 11-S.

La mayoría sigue encarcelada por ser "enemigo combatiente", una nueva categoría legal inventada por el Gobierno de George Bush. El resto, como los 17 uigures (la minoría étnica musulmana china) apresados en 2002, sólo aguardan la larga tramitación de su salida.


Las flechas negras que señalan a la Meca son la única

Guantánamo ya no es el Camp X Ray de las famosas fotos de hace seis años, jaulas de alambradas a la intemperie y detenidos arrodillados con monos naranja.

Los monos son los mismos (al menos para el 12% más peligroso, el resto va de blanco) pero la cárcel, o mejor dicho las cárceles, son ahora prisiones de máxima seguridad, parecidas a las llamadas Supermax de Indiana y Michigan.

Cada una tiene un nivel de seguridad: en el Campo 4 los prisioneros más "dóciles" comparten habitáculo y pueden pasearse unas horas; en los 6 y 5, los más conflictivos viven en celdas de aislamiento en constante soledad, aunque pueden hablarse por las rendijas de las puertas; el Campo 7, ubicado en un lugar secreto, aloja a los cinco acusados del 11-S, entre ellos el presunto cerebro de la operación, Khalid Sheikh Mohamed. El Gobierno de EEUU se gasta 60 millones de dólares al año en mantener el complejo donde trabajan 2.200 personas.

«Es surrealista pasar de la cárcel a la playa», admite la abogada de un reo

Esto es lo que Barack Obama ha prometido cerrar. Esto y las comisiones militares, los tribunales especiales creados por el Gobierno republicano en octubre de 2006, en las que muchas pruebas son secretas y se admiten confesiones conseguidas bajo tortura.

Pero cerrar Guantánamo promete ser un serio quebradero de cabeza para el nuevo Gobierno demócrata. "Las comisiones se crearon por orden presidencial, otra orden las puede borrar de un plumazo. Obama no debe esperar un minuto", dice Anthony Romero, director de ACLU (Unión Americana de Libertades Civiles).

Jennifer Daskal, que sigue este tema para Human Rights Watch, piensa que no va a ser tan rápido. "Obama sin duda tomará la decisión simbólica de cerrar la cárcel y suspender las comisiones antes del 26 de enero, cuando debe celebrarse el próximo juicio (el del niño-soldado Omar Khadr). Podría dejar el tema en manos de un comité de sabios y darse un año de reflexión para examinar los casos uno por uno".

Algunos, muchos, serán puestos libertad; está por ver, dónde, cómo y cuándo. La complicada repatriación de los uigures no presagia una tramitación fácil: esta semana Portugal ofreció acoger a algunos, Alemania también estaría dispuesta aceptar unos cuantos, pese a las tremendas presiones de China. Pero otros, como los cinco del 11-S y otra treintena de prisioneros, capturados en Afganistán, deberán pasar por algún tipo de tribunal.


Consejos de guerra especiales

Todos los abogados de la defensa, civiles y militares, piden que los casos se trasladen simplemente al sistema federal. "Es hora de sacarlo todo a la luz, nuestro sistema funciona", sostiene Suzanne Lachelier, la oficial reservista de la marina, que se encarga de defender a Ramzi Bin al Shibh, uno de los acusados del 11-S.

Se baraja la idea de consejos de guerra especiales, pero eso equivaldría a perpetuar otros tribunales al margen de la ley. "Circulan muchas teorías y creo que ninguna es acertada", opina Shayana Kadidal, del Centro pro Derechos Constitucionales. "En este momento no creo que el equipo de Obama tenga muy claro lo que quiere hacer. Me consta que se barajan todas las opciones", asegura Daskal.

La situación legal es aún más complicada desde que, el pasado junio, el Tribunal Supremo de Estados Unidos reconoció el derecho de los detenidos a acudir a las cortes federales para cuestionar su detención y reclamar su puesta en libertad.

Mientras, en la base naval que Estados Unidos "alquiló" al Gobierno cubano en 1903, la vida sigue su ritmo, al margen de lo que pueda pasar en el futuro. "Guantánamo es tristemente bello", dice Lachelier quien viaja a la bahía desde Washington cada dos semanas. "Es surrealista pasar de la cárcel, del abuso de nuestro sistema, a la playa", donde a veces los abogados se toman un descanso.


"Guantánamo es tristemente bello"

El oficial al mando de la prisión, el comandante David Thomas, asegura encantado a los periodistas que "la nueva clase de arte del Campo 4 es muy popular", (hasta ahora sólo podían aprender idiomas) y que, con suerte, "añadirá clases de Geología" a mediados de 2009. "Nosotros seguimos adelante".

La semana pasada, durante las audiencias que se celebraron en el tribunal de Camp Justice por fuera, un hangar de chapa acanalada construido en una antigua pista de aterrizaje, por dentro, una sala de máxima seguridad anónima y funcional los cinco del 11-S, además de Mohamed, Ali Abd al-Aziz Ali, su sobrino, Mustafa Ahmed al-Hawsawi y Walid bin Attash, pidieron declararse culpables y afrontar lo antes posible la muerte.

Una siniestra confluencia de intereses, la de los acusados que quieren morir mártires y la del Gobierno actual por justificar la creación de las comisiones (los carceleros dejaron a los cinco detenidos reunirse durante 27 horas para preparar su petición sin informar a sus abogados, denuncia uno de ellos), que podría complicarle las cosas a Obama, sobre todo si el juez decide acelerar los trámites.


Manipulación emocional

"Hay muchas variables", se limita a decir el coronel Lawrence Morris, jefe de la acusación, sobre la posibilidad de ejecutar a los condenados antes de la llegada del nuevo Gobierno. Mohamed, sus acólitos y Washington saben que si los casos pasan al sistema federal habrá que empezar todo desde cero.

Por primera vez en la sala, tras una mampara de cristal blindado e insonorizado, estuvieron presentes nueve familiares de las 2.973 víctimas del 11-S.

Los abogados de los presos denunciaron la manipulación emocional de su presencia porque todos pidieron mantener las comisiones, ante los 50 periodistas que el Pentágono trajo hasta Guantánamo. Vinieron buscando algún tipo de respuesta por su pérdida.

"No tuve ninguna reacción y me sorprendió, dice Maureen Santora, cuyo hijo bombero murió en las Torres Gemelas. "Vi al hombre responsable de la muerte de Christopher y no sentí absolutamente nada", reconoce Santora.

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Las cárceles secretas del lado oscuro

La Casa Blanca y la CIA organizaron una red de prisiones en el extranjero para evitar la legislación estadounidense.


Un guardia posa con una de las máscaras que usan para protegerse del lanzamiento de basura por parte de los detenidos en la base de Guantánamo -

EFE PÚBLICO - MADRID - 14/12/2008 08:00

Cinco días después de los atentados del 11-S, el vicepresidente de Estados Unidos, Dick Cheney dejó una frase para la Historia: "También tenemos que trabajar en el lado oscuro, por llamarlo así". Al día siguiente, el presidente George Bush firmaba un decreto presidencial autorizando a la CIA a capturar, interrogar y matar a los miembros de Al Qaeda en cualquier lugar del mundo.
Se decidió que los nuevos enemigos fueran considerados como "combatientes ilegales". Un término que les dejaba fuera de la Convención de Ginebra con respecto al trato a los detenidos. Sin defensa legal y expuestos a las torturas de sus interrogadores.

Para desarrollar ese lado oscuro era preferible evitar el suelo estadounidense y su jurisdicción. EEUU estableció prisiones secretas en varios países aliados a los que trasladaba a los presuntos miembros de Al Qaeda capturados en Afganistán y Pakistán.

Se decidió que los nuevos enemigos fueran considerados como "combatientes ilegales"

En los documentos clasificados de la Casa Blanca y de la CIA se hace referencia a estas prisiones como lugares negros. Se trata de centros de detención en Afganistán, Marruecos, Jordania, Egipto, Tailandia y Kosovo. El Consejo de Europa denunció que Rumania y Polonia también habían albergado las cárceles secretas entre 2003 y 2005 aunque sus respectivos Gobiernos lo negaron.

Human Rights Watch denunció el uso del aeropuerto de Szymany, en Polonia, y la base aérea de Mihail Kogalniceanu, en Rumania, entre 2003 y 2004.

Fuentes del Pentágono confirmaron a The Washington Post que los aliados europeos pidieron permanecer en el anonimato para evitar represalias terroristas.

La CIA estableció dos categorías para sus detenidos. Una primera para los principales sospechosos de terrorismo, un 30% de los capturados, que fueron destinados a cárceles gestionadas por personal de la CIA en países de la Europa del este, Tailandia y la base de EEUU en Guantánamo.

Los integrantes del segundo grupo, menos peligrosos y sin información valiosa que ofrecer a la CIA, fueron entregados a los servicios de inteligencia de Marruecos, Egipto y Jordania. En los casos de entrega, la CIA se limitó a dar asistencia económica o de asesoramiento en la gestión de los centros.

Marruecos, Jordania y Egipto afirman que en su territorio no se practica la tortura, algo que contradice los informes que ha recopilado durante años el Departamento de Estados norteamericano, en los que se recogen abusos crónicos contra los detenidos.


Tailandia y Kosovo

La CIA se hizo con su primer pez gordo el 28 de marzo de 2002. Las Fuerzas de Seguridad paquistaníes capturaron a Abu Zubaida, presunto jefe de operaciones de Al Qaeda, y se lo entregaron a EEUU. La agencia lo trasladó a su cárcel secreta en Tailandia. En 2003, las autoridades tailandesas exigieron su cierre tras hacerse pública su existencia.

Álvaro Gil Robles, el entonces comisario de Derechos Humanos del Consejo de Europa, pudo ver en 2002 el centro de detención que EEUU utilizaba en Kosovo. "Vi entre 15 y 20 prisioneros vestidos con trajes naranjas como los de los detenidos de Guantánamo. Algunos estaban encerrados en celdas de aislamiento. Algunos tenían barba y había quienes leían el Corán".
En las prisiones secretas gestionadas por la CIA, la agencia aplicó su propio manual: "Técnicas de interrogatorio mejoradas". Un libro de estilo particular que no cumplía con las normas establecidas por Naciones Unidas ni por las leyes militares estadounidenses.

Entre las técnicas aplicadas se incluye el waterboarding o ahogamiento controlado, práctica que impide la respiración del preso vertiendo agua sobre sus vías respiratorias.

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"Muchos presos no sabían nada de Al Qaeda"

Los interrogatorios bajo tortura no sirvieron para obtener datos que evitaran atentados posteriores.

TRINIDAD DEIROS - MADRID - 14/12/2008 08:00

Guantánamo no ha servido para nada. Ni para saber lo que pasó (antes del 11-S) ni para prevenir atentados posteriores como los de Ryad, Casablanca y Madrid". Mohamed Darif se muestra tajante. Este profesor de la universidad marroquí Hassan II, experto en terrorismo, no alberga la menor duda de que el encierro y los interrogatorios a los que se ha sometido a las cerca de 800 personas que han pasado por Guantánamo no han ofrecido información significativa sobre el terrorismo islámico.

En lo que atañe a España y Marruecos cuyas redes terroristas parecen estar íntimamente ligadas nada ha trascendido. Tampoco acerca del Grupo Islámico Combatiente Marroquí (GICM), organización en la órbita de Al Qaeda a la que se considera responsable de los atentados de 2003 en Casablanca y de los del 11 de marzo de 2004 en Madrid.

Las conexiones entre los autores e ideólogos de ambos atentados, y de los dos grupos con la célula española de Al Qaeda, dirigida por Imad Eddin Barakat Yarkas, alias Abu Dahdah implicado también en el 11-S, parecen fuera de toda duda.

Jamal Zougam, uno de los autores materiales del 11-M, conocía a Abu Dahdah y asistía en Tánger a los sermones del imán radical Mohamed Fizazi, condenado a 30 años de cárcel por los atentados de Casablanca. En sus viajes a Alemania, Fizazi predicaba en la mezquita de Hamburgo, de la que era asiduo Mohamed Atta, el líder de los terroristas del 11-S.

Otro de los conocidos de Zougam, Salaheddin Benyaich, está también preso en Marruecos por los atentados en su capital económica.


Los orígenes del GICM

Benyaich es un marroquí afgano. Así se conoce a los marroquíes que, desde la época de la invasión soviética en adelante, acudieron a Afganistán o bien para entrenarse y enrolarse en la yihad, o bien porque estimaban que el régimen taliban era el único que respetaba la sharía, la ley islámica.

El informe Modelos del Terror Global del Departamento de Estado norteamericano atribuía a la primera generación de marroquíes afganos, los que lucharon contra la invasión soviética, la fundación en los años noventa del GICM. Pero, al menos que se sepa, ninguno de los reclusos de Guantánamo de los que la inmensa mayoría fueron detenidos en Afganistán ha aportado datos sobre este grupo ni sobre las otras células terroristas que supuestamente operan en España.
Mohamed Darif recuerda además que "no todos los árabes que estaban en Afganistán tras el 11-S eran terroristas".

"Después de los atentados de Nueva York, se creó un consenso entre los afganos hostiles a los talibanes y, sobre todo, entre los paquistaníes de que la culpa de sus problemas la tenían Al Qaeda y los árabes", explica.

"Esta es la razón por la que el Ejército y los servicios secretos paquistaníes entregaron a los norteamericanos a cientos de árabes presentándolos como combatientes enemigos: muchos eran inocentes", prosigue el especialista.

"Guantánamo no ha servido para nada porque simplemente muchos de sus presos no sabían nada de Al Qaeda".

Darif pone el ejemplo del marroquí AbdellahTabarak, entregado a Rabat tras pasar varios años en Guantánamo. De él "se llegó a decir que era el guardaespaldas de Bin Laden, sólo porque había trabajado en una de sus empresas".

El que estas personas comulgaran con el ideario fundamentalista "no justifica su detención, pues no se puede encarcelar a alguien sólo por sus ideas", zanja.

Hamed Abderraman Ahmed, Hmido, el único ex preso español de Guantánamo, sostiene que ése es su caso.

Este joven, originario del degradado barrio ceutí del Príncipe, viajó a Afganistán en 2001 para unirse a los talibanes pero no a Al Qaeda y vivir de acuerdo con su fe.

Tras el 11-S, la Policía paquistaní lo detuvo en la frontera y lo entregó a los norteamericanos. A principios de 2002, fue recluido en Guantánamo, de donde salió dos años más tarde a petición de España.

Una historia no muy diferente de la de Lahcen Ikassrien, un marroquí que llevaba varios años en España cuando, tras viajar a Afganistán, fue capturado por la Alianza del Norte, enemiga de los talibanes, que lo entregó a los EEUU. Llegó a Guantánamo con una pulsera en su muñeca en la que un soldado había escrito "animal número 64".

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Guantánamo, torturas y otros demonios

Si Hugo Chávez aplicase el simulacro de ahogamiento, Occidente se escandalizaría.

BERNARDO GUTIÉRREZ - 14/12/2008 08:00

Si Hugo Chávez ese monstruo antidemocrático hubiese aplicado contra algún prisionero el waterboarding (simulacro de ahogamiento) que la CIA usó en Guantánamo (según confirmó su director Michael V. Hayden), Occidente se habría echado las manos a la cabeza.

Si Evo Morales ese indígena y cocainómano subpresidente hubiera condenado sin juicio previo a los agentes de la DEA (oficina antidrogas de Estados Unidos) que pincharon las llamadas presidenciales, la comunidad internacional habría puesto el grito en el cielo. Da igual que Hugo Chávez estuviese juzgando a los avezados golpistas de 2002. O que Morales, simplemente, defendiese su soberanía.

Los procedimientos tortura, detención ilegal les habrían deslegitimado. Si esta cruzada chavista o moraliana tuviese lugar en una base militar incrustada en el territorio de otro país, el despropósito sería directamente inconcebible.

Pero Guantánamo es diferente. La niña/prisión de los ojos de la era Bush es otra cosa. La base naval de Guantánamo, esa china yanqui en el zapato de la revolución castrista fruto del entreguismo del primer títere/presidente cubano de la Historia, el estadounidense Tomás Estrada Palma, es sencillamente intocable.

La guerra contra el terror, claro, justifica la larga lista de aberraciones made in Guantánamo. Torturas, waterboardings, falsas acusaciones. Incluso violaciones sistemáticas del Convenio de Ginebra que garantiza el trato a los prisioneros de guerra.

El presidente electo estadounidense ¡Oh Bama de la nueva esperanza! ha prometido cerrar la base de Guantánamo. Y debe hacerlo urgentemente. No sólo para probar que la sombra de la prisión iraquí de Abu Ghraib no es alargada y tropical, sino para convencer a sus aliados internacionales de que otro mundo moral y de ley todavía es posible.

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