dilluns, 15 d’abril del 2019

El adiós a Neus Català, una vida centenaria de lucha antifascista.


https://www.eldiario.es/cv/desolvidador/Neus_Catala-desolvidador-memoria_6_888971096.html


"La història l'han escrit els franquistes. Encara hem d'escriure la història del poble espanyol"
Neus Català
La víspera del aniversario del advenimiento de la Segunda República ha exhalado su último aliento de vida una de esas mujeres cuyo nombre no debería borrarse jamás de la historia: Neus Català. Se ha marchado con 103 años, habiendo cumplido con creces con el sentido que marcó toda su existencia, aquel que Manuel Vázquez Montalban bautizó como el de "la Razón Democrática".
Este artículo surge de la necesidad de contribuir modestamente a dejar sellada su historia en nuestro recuerdo. Hace meses dejé inacabada la redacción de un artículo sobre ella por razones mundanas. Esta tarde la noticia de su muerte me ha sacudido como si, a pesar de su extrema ancianidad, fuera algo inesperado, como si Neus Català, después de haber sobrevivido a la barbarie, ya no se fuera a morir nunca. Trabajando en el reportaje, tuve la oportunidad de hablar con su biógrafa personal, Elisenda Belenguer, y con su querida hija, Margarita Català. Ambas me transmitieron la profunda emoción de formar parte de la vida de una mujer irrepetible. Para documentarme, leí tres obras fundamentales: "Testimoni d'una supervivent" de la propia Neus Català, "Neus Català, memòria i lluita" de Elisenda Belenguer y "Noche y niebla. Los catalanes en los campos nazis" de la desaparecida Montserrat Roig.
Certificado de deportación de Neus Català.
Certificado de deportación de Neus Català.
Neus Català nació el 7 de octubre de 1915 en Guiamets, un pequeño pueblo de la comarca del Priorat que no ha tenido nunca más de 500 habitantes. En su casa eran "pagesos de tota la vida (...) Vivíem de trossos i bocins". Su padre regentaba una barbería y, a diferencia del resto de hombres que nunca debatían con sus hijas, ellos dos hablaban constantemente y, de entre las historias que le contaba, su preferida era la de Espartaco, el gladiador que se enfrentó a Roma en defensa de los esclavos oprimidos. En su pequeño pueblo la proclamación de la II República impulsó la politización de la gente. La organización llegó con la guerra y Neus no lo dudó; en cuanto supo de la creación de las Juventudes Socialistas Unificadas de Cataluña (JSUC), se dijo: "Aquesta és la meva organització. Sempre he estat a favor de la unitat de totes les forces de l'esquerra. Sols no farem mai res".
Durante la guerra trabajó en la que ella definió como su verdadera vocación: enfermera. Se ocupó de una colonia de niños con quienes cruzó la frontera hacia el exilio en 1939, esforzándose en encontrar la mejor protección para cada uno de ellos. Una vez en Francia pasó a convertirse en miembro de la resistencia, como harían tantos españoles y españolas huyendo del franquismo. Luchar contra el nazismo se convirtió en el segundo objetivo de su corta vida. En 1942 se casó con un francés, Albert Roger, pero incluso su matrimonio tuvo un objetivo militante y estratégico, ya que al obtener la nacionalidad francesa gozaba de mayor libertad de movimiento y así podía cumplir mejor con las misiones que se le encomendaban: “El nostre viatge de noces va ser buscar un lloc per a poder reunir els primers ‘maquisards’!”.
Neus fue detenida en 1943 y deportada al campo de concentración de Ravensbrück en enero de 1944. Como ella misma cuenta en su autobiografía, fue entonces cuando pasó de tener identidad propia a ser considerada un número, "menys que un gos o un cavall". Ella fue la prisionera 27.534 de Ravensbrück.  Allí coincidió con otras combatientes antifascistas. Margarita, la hija de Neus, recuerda que muchas le contaron que la certeza de saber por qué estaban allí les daba la fuerza necesaria para seguir viviendo. Su principal objetivo fue sabotear su propio trabajo en la fábrica de armamentos donde eran explotadas. De unos 10.000 obuses que debían fabricarse a la semana solamente salían unos 5.000. Mientras organizaban los sabotajes tenían que convivir con situaciones humillantes y vejatorias como las revisiones de los médicos de las SS ante los cuales tenían que pasear sus cadavéricos cuerpos desnudos. Las sometían a revisiones ginecológicas sin las necesarias condiciones higiénicas y, tal y como recoge su testimonio, si eran del agrado de algún oficial podían acabar en el prostíbulo del campo, del que ninguna mujer logró salir con vida. En mayo del 45 llegó por fin su liberación gracias a las tropas soviéticas. El marido de Neus no logró regresar con vida del campo de Bergen Belsen.
De vuelta a Francia, Neus Català consiguió recuperarse psicológicamente uniéndose inmediatamente a la militancia activa. Sin embargo, su estado físico sí requirió de cuidados de una casa de reposo, en la que conoció a quien sería su segundo marido y padre de sus hijos, Félix Sancho Lorón, con el que le unía la misma experiencia de compromiso y lucha. Pero ella siempre tuvo un papel político independiente, "era feminista ya antes de que existieran organizaciones feministas, era algo natural en ella", me contó Margarita Català. Siendo una adolescente, Neus ya había participado en una huelga de mujeres y ese instinto de sororidad la acompañó durante su estancia en Ravensbrück, donde todas se trataban como hermanas.
"La católica le dijo a Neus:
Me das pena, nosotras tenemos a Dios, que es nuestra esperanza. Pero vosotras no tenéis nada, debéis ser muy desdichadas
¿Cómo que no tenemos nada? Te tenemos a ti, y a aquella, y a la otra. ¿Te parece poco?"
(Del relato de Neus Català en Noche y niebla. Los catalanes en los campos nazis, de Montserrat Roig).
Neus Català, en 1957, en Las Ramblas de Barcelona, con Margarita y su sobrina Rosanna.
Neus Català, en 1957, en Las Ramblas de Barcelona, con Margarita y su sobrina Rosanna.
Margarita me contó cómo, tras la liberación, prosiguió la labor incansable de su madre, dedicada a recoger los testimonios de las supervivientes del campo para que formaran parte de los archivos del futuro: "Fue una de las fundadoras del Comité Internacional de Ravensbrück (1965) y después de 30 años de lucha logró obtener una celda dedicada a las mujeres españolas en la prisión del campo, transformada en un lugar conmemorativo, ya que al haber sido detenidas en Francia eran consideradas hasta entonces como prisioneras francesas. Desde la publicación de su libro 'De la resistencia y la deportación: 50 testimonios de mujeres españolas', no dejó de difundir la memoria antifascista dando charlas, escribiendo y apoyando la labor de investigadoras como Montserrat Roig y Elisenda Belenguer".
Neus Català siguió siendo toda su vida una activa militante feminista y comunista, comprometida con la realidad social de su país. Icónica fue su imagen votando en el referéndum del 1 de octubre de 2017. La Razón Democrática la guió pues hasta los últimos momentos. Nos deja un legado bibliográfico y documental amplísimo en el que queda constancia de lo que supuso la lucha contra la barbarie durante el siglo XX. Decía Vázquez Montalbán que "la dreta moderna vol una història sense culpables" pero no sólo los hubo sino que sus herederos están ampliando los márgenes de su influencia social a una velocidad inusitada. Por eso es fundamental contar a los cuatro vientos que existieron referentes democráticos como el de Neus, que supo adaptar su musculatura a la coyuntura cruel de su tiempo para combatir el fascismo en todas sus representaciones posibles. Tenemos que contar la historia de Neus en las aulas, en los foros sociales, en los medios de comunicación de masas y también, por qué no, en los bares. Hemos de difundir la historia de esa mujer nacida en un pueblo humilde que eligió el difícil bando de la defensa de la justicia social y de los nadie, que cruzó la frontera durante la guerra a cargo de un centenar de niños como enfermera, que se casó en Francia con su pareja para aprovechar la nacionalidad y así refugiar a guerrilleros más fácilmente, que fue detenida y deportada a un campo de concentración nazi en el que sabotéo los obuses que debía fabricar para continuar con vida, que fue liberada y siguió luchando por la democracia en su país, que recopiló las historias de sus compañeras del campo de Ravensbrück para que sus memorias no fueran olvidadas, que consiguió vencer al destino sobreviviendo a sus verdugos, superando los límites casi físicos de la vida, muriendo después de más de un siglo de lucha mientras cantaba canciones revolucionarias ¿No creen que es esta una historia digna de ser leída y recordada como la de una de las mujeres más importantes del siglo XX? Yo estoy convencida de que sí, porque nos permite aprender una lección muy importante: que para ser demócrata hay que ser antifascista.
Fins sempre, companya. Mai deixarem que el teu nom s'esborre de la història.
Para más información sobre Neus Català:
- Roig, Montserrat (1978): "Noche y niebla. Los catalanes en los campos nazis". Ed. Península.
- Català, Neus (1984): "De la resistencia y la deportación: 50 testimonios de mujeres españolas". Ed. Península, 2005.
- Català, Neus (2006): "Testimoni d'una supervivent". El Periódico, Barcelona.
- Elisenda Belenguer (2006): "Neus Català, memòria i lluita". Fundació Pere Ardiaca (actualment Fundació Revolució Democràtica).