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El actual Parador de San Marcos y el dictador Francisco Franco, en un montaje de EL ESPAÑOL ICAL
Inaugurado el 25 de julio de 1936, albergó a más de 30.000 prisioneros y entre sus muros fallecieron alrededor de 3.000 reclusos, 791 de ellos fusilados.
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La España franquista desplegó -entre el inicio de la Guerra Civil, en 1936, y 1947-, una extensa red de hasta 300 campos de concentración y más de 1.000 batallones de trabajo por los que pasaron alrededor de un millón de prisioneros, en su mayor parte presos políticos republicanos, y en los que murieron decenas de miles de personas.
Las condiciones de los prisioneros en aquellas terribles instalaciones eran atroces y el hecho de que los sublevados no reconocieran a los soldados republicanos como prisioneros de guerra provocó que no se les aplicase el Convenio de Ginebra de 1929, que había rubricado el rey Alfonso XIII.
Esa situación provocó que en los campos de concentración franquistas se llevasen a cabo con los presos prácticas prohibidas por el Convenio como el uso de prisioneros para trabajos militares, la utilización de la tortura para obtener declaraciones y testificaciones, la preventividad generalizada y la total ausencia de garantías judiciales.
Más de 30.000 prisioneros
El campo de concentración del actual Parador de San Marcos fue inaugurado el 25 de julio de 1936, solo una semana después del golpe de Estado, que triunfó de forma inmediata en León, y se convirtió desde un inicio en uno de los más represivos y violentos de España, llegando a pasar por sus instalaciones más de 30.000 prisioneros.
En este terrible establecimiento destinado a la represión de aquellos que se opusieron al golpe de Estado del 18 de julio, murieron alrededor de 3.000 presos, de los cuales 791 fueron fusilados y 1.563 paseados, pero la vida se convirtió en un auténtico infierno también para aquellos que lograron sobrevivir.
El hambre, el frío y las torturas eran el pan de cada día de los miles de presos políticos que recibían palizas y eran escupidos, e incluso orinados, por los guardias del campo. La forzada falta de higiene también caracterizaba la vida de los recluídos, que podían pasar meses sin ducharse o lavarse la cara.
Una terrible fama
El campo de concentración franquista del Parador de San Marcos fue obteniendo, con el paso de los años, una terrible fama, propiciada, además de por la especial dureza de los guardias de las instalaciones, por el tremendo frío que caracterizaba la ciudad de León y que hacía prácticamente invivible el día a día de los prisioneros.
Especialmente temido por los presos era un espacio de castigo conocido como la carbonera ya que, cuando los guardias llevaban allí a los prisioneros, solían propinarles una tremenda paliza que les dejaba inconscientes.
Por el campo pasaron, entre otros, el escritor Victoriano Crémer y el que fuera seleccionador de la Selección Española de Fútbol Joaquín Heredia, sacado y asesinado extrajudicialmente. En 1965, el antiguo campo de concentración de San Marcos se convirtió en el actual Parador de León, pero su pasado no caería en el olvido.
Reparación y homenaje
En el año 2007, coincidiendo con la aprobación de la Ley de Memoria Histórica impulsada por el entonces presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, el Museo de León instaló en una de sus salas un monolito recordando el uso de este campo y dedicado a las víctimas.
En 2020, la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) solicitó a Patrimonio Nacional la "colocación de una placa que recuerde la historia de las miles de personas que pasaron por sus instalaciones, muchas de las cuales fueron torturadas o sacadas de allí para ser asesinadas".
Al año siguiente, finalmente, la misma asociación promovió la instalación de un monolito en la plaza de San Marcos y se celebró un acto de homenaje a los represaliados en el Parador de San Marcos al que acudieron el último superviviente vivo del campo, Josep Pla, y el expresidente Zapatero.
Un emotivo acto organizado por Paradores con el objetivo de desagraviar a las decenas de miles de presos que fueron vejados y torturados entre sus paredes y a los miles de prisioneros asesinados en el que llegó a ser uno de los campos de concentración más terribles y temidos de la España franquista.
Cuentas pendientes
Pero las cuentas pendientes con los torturados y asesinados en el Parador de San Marcos siguen muy presentes. La ARMH exigió el pasado 12 de febrero al Gobierno que sea declarado como Lugar de Memoria y que se coloque junto a la puerta principal de su fachada una placa explicativa.
En ella, según Emilio Silva, presidente de la Asociación, debería hacerse referencia a que "fue un campo de concentración en el que los fascistas que dieron el golpe de julio de 1936 detuvieron ilegalmente a miles de hombres y mujeres que defendieron un país que siguiera viviendo en democracia".
Para Silva, "no se puede seguir ocultando la historia de ese edificio en el que se práctica un claro negacionismo", ya que "no se dice nada en su página web", mientras que "la placa que se instaló hace unos años está en un lugar que no es de tránsito".
"Fue utilizado por los golpistas como un campo de concentración en el que fueron detenidas ilegalmente miles de personas que fueron torturadas y asesinadas, mientras que pistoleros falangistas de la provincia de León recogían en sus instalaciones a republicanos que querían asesinar impunemente", ha denunciado.
Silva ha señalado que "los pocos elementos que puedan dar pistas sobre lo ocurrido en él se encuentran en lugares apartados del tránsito normal de quienes acceden al recinto", lo que se supone "una forma de esconder y de hacer socialmente insignificante el dolor de miles de familias".
Frente a ello, ha puesto de relieve que la Ley de Memoria Democrática prevé que "el departamento competente en materia de memoria democrática establecerá la identidad gráfica de los lugares de memoria democrática para su señalización y difusión oficial, en su caso, de acuerdo con la normativa vigente".
Por este motivo, la ARMH ha exigido que el Parador de San Marcos de León sea declarado Lugar de Memoria y que en su puerta de la fachada principal se coloque una placa que lo señale y que explique a la ciudadanía las razones por las que el edificio debe ser recordado por "los terribles acontecimientos que ocurrieron en él".
Además, ha pedido que "se reconozca a sus víctimas y se denuncie a quienes lo convirtieron en un campo de concentración para reeducar o exterminar a quienes los fascistas consideraban malos españoles" y que esa información se incluya en su página web.
Unas reivindicaciones que tratan de completar el desagravio a las decenas de miles de prisioneros que fueron torturados y vejados y a los miles de asesinados en uno de los campos de concentración más duros de España durante la Guerra Civil y los inicios del franquismo.
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