divendres, 16 de novembre del 2018

¡AL FRENTE O AL FUERTE!


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Con esta amenaza un republicano afincado en Navarra fue “invitado” a unirse a las fuerzas sublevadas franquistas.

Aiyoa Arroita Lafuente & Jesús Pablo Domínguez Varona

Valentín Romeo Sagues fue enviado al frente de Bizkaia como soldado del Regimiento de infantería América nº 23 a primera linea de combate. Murió a consecuencia de sus heridas luchando contra el ejército vasco-republicano en las acciones previas al asalto del monte Bizkargi el 10 de mayo de 1937.
Valentín nació en Mendavia (Navarra) el 26 de mayo de 1916. Fue el octavo y último hijo de Fermín Romeo Rada y de Francisca Sagues Zalduendo. Su padre Fermín era el aguador de Mendavia.
Cuando Valentín tenia 7 años, sus padres y cinco hermanos se fueron a vivir a Pamplona. En 1936 fermín tenía 19 años y tenía cierta predilección política por la República. La familia conoce por entrevistas familiares que estuvo en Ablitas y que allí aprendió el oficio de herrador con sus hermanos Julio y Rafael . Además contaron que su hermano Julio tenia que esconder la ideología de Valentín, porque gritaba en cuanto podía ¡viva la República! Otro familiar les relató que Valentín, que dormía con su hermano Cordulo, debajo de la cama tenia un arma escondida.
Cuando estalló el golpe de estado militar contra la República, Navarra inmediatamente cayo en manos de los sublevados. Era la provincia de los tradicionalistas carlistas, los requetés de aquel momento.
Unos días después del golpe de estado, Valentín es encarcelado junto a otros compañeros en la Cárcel Provincial de Pamplona. Es ingresando el día 22 de julio de 1936 y permaneciendo allí hasta el 27 de enero 1937.
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Expediente procesal de Valentín Romeo Sagues.
La prisiones de Pamplona y toda Navarra estaban a tope, llenas de personas que para el naciente régimen eran un peligro para la “Nueva España”. Había que hacer sitio y los asesinatos extrajudiaciales en las cunetas y en el foso del castillo no eran suficientes. Había que dar un uso a esa masa de presos que no tenían directamente ningún tipo de causa pendiente o delito de sangre, según su retorcida justicia militar. El frente de guerra estaba en la provincia de Bizkaia y era necesario tomar cuanto antes el norte, sus minas y su infraestructura industrial para su maquinaria de guerra.
Una de las primeras órdenes era aumentar rápidamente las filas del ejército rebelde con cuotas de incorporación a filas. Aún no se llamaba mili, eso vendría después de la guerra, tras los campos de trabajadores. Por ello se hicieron levas de jóvenes en edad militar para su incorporación a filas. No dio mucho resultado porque ya estaban esas levas enganchadas en las tropas de guerras, así que se recurrió a los presidiarios.
 El sistema de elección era rápido, sino tenías antecedentes y no habías estado implicado en nada abiertamente político, te daban a elegir entre frente de guerra o una visita permanente al Fuerte San Cristobal.
Ese fuerte de la época de Alfonso XII era una prisión militar de seguridad en aquellos años, alejada de la población y en pleno monte. Las condiciones alimentarias e higiénicas eran nulas y donde el frío hacía estragos entre su población reclusa. Allí estaban afinados miles de presos de toda España condenados por los sucesos revolucionarios del 34 y presos comunes, condenados por robo o asesinato.
¿Frente o Fuerte?, esa fue la pregunta que oyó Valentín ante el oficial de prisiones. Sabía las consecuencias de ir al Fuerte san Cristobal y no le quedó más remedió que elegir el mal menor según él. El frente era una posibilidad de sobrevivir si no tenia la mala suerte de que una bala le quitara la vida. Entre tantos, la suerte en el combate se repartía y sabía que si regresaba con vida de la guerra podría tener esperanza de un futuro mejor que el que le esperaba en el Fuerte. Podía ser protagonista de una saca de presos y acabar en cualquier cuneta, fusilado, a primeras horas de la mañana, por un grupo de incontrolados requetés y falangistas.
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Prisión Provincial de Pamplona y Fuerte san Cristobal de Ezkaba.
Decidió el frente y al poco, junto con cientos más de compañeros de prisiones, fue enviado a Bizkaia. Es muy probable, ya que hay casos similares, que él y sus compañeros de viaje fueran desarmados y maniatados para evitar su fuga. Era la forma habitual en la que los sublevados mandaban a los soldados dudosos de fidelidad al frente.
Recordemos el caso de los soldados de la recién creada Bandera de Sanjurjo. Estaba formada por tres compañías de fusiles, una de ametralladoras y sus servicios auxiliares. Un total de 700 hombres y al mando estaba el comandante Amado Lóriga.
Se dice que fue una unidad militar de voluntarios del bando franquista creada en Zaragoza en 1936, pero la realidad es que muchos de sus integrantes fueron obligados a alistarse por ser simpatizantes de la izquierda y evitar las purgas y represión.
Tuvo un intento de deserción masiva por el que gran parte de sus miembros fueron fusilados. Se cree que fueron ejecutados más de la mitad de la unidad, pero sigue sin saberse a ciencia cierta cuántos, ya que el ejército lo mantuvo en secreto y al día de hoy no se han abierto los archivos de forma pública.
Se dice que el día 1 de octubre de 1936 la Bandera fue enviada a Almudévar y antes de entrar en combate fueron regresados en camiones a Zaragoza, donde se les desarmó. El Estado Mayor de Zaragoza tenía la confidencia de que la Bandera en pleno, o parte de ella, se iba a pasar a las filas republicanas.
Aunque se hablan de 604 muertos se sabe que es superior a 300, y buena parte de ellos eran navarros. En estos momentos hay constancia de 218 navarros de 22 pueblos.
Angelita Mangado Romeo, sobrina de Valentín, contó a su sobrina Maru Mangado que se acuerda de ver en su casa a su madre y a su abuela, preparando la comida para llevarle a Valentín a la cárcel y que ella les acompañaba, hasta que un día les dijeron que Valentín ya no estaba, que lo habían mandado a Bilbao de soldado. Dice que “Por ese motivo creemos que lo sacaron en libertad y sin dejarle ir a su casa lo enviaron a Bizkaia”.
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Angelita, Marifé y José; sobrin@s de Valentín Romeo. Imagen familia Mangado.
La libertad era efímera, en cuanto pisabas la calle te estaban esperando los militares para montarlos en camiones, sin posibilidad de mandar un recado o despedirse de la familia. La libertad para incorporarlo a la mili fue firmada por el gobernador militar de Navarra. El documento, tipo oficial en 1937 dice así: “Queda afiliado en virtud de la presente, para servir de soldado por el tiempo de 18 años que empezaran a contarse desde el día de ingreso en Caja en las diferentes situaciones que determina la vigente Ley de Reclutamiento”. Firmado el 21 de febrero de 1937.
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Filiación a la Caja de Reclutas de Pamplona e incorporación al Regimiento de infantería America nº 23.
Entro en Caja de reclutas de Pamplona el 11 de marzo y fue destinado al Regimiento América nº 23 el 16 de marzo de 1937.
Al final acabó encuadrado en las Brigadas de Navarra que comandaba el teniente coronel Solchaga a las órdenes del General Mola para la ofensiva de Bizkaia. Le tocó el regimiento de infantería América nº 23 y dentro de él al 2º batallón. Había quedado encuadrado en la I Brigada de Navarra a las órdenes del coronel García Valiño
Por el camino se le dotaría de uniforme y en Bizkaia una rápida y corta instrucción, tal vez de horas, para el manejo del máuser. De ahí al frente en poco tiempo.
Para los mandos militares sublevados, todos los soldados de tropa que mandaban a las lineas del frente de guerra eran meros números, carne de cañón para su sangrienta cruzada.
En su corta ficha militar, con error de incorporación a filas, pone que estuvo prestando servicio “en la primera linea frente norte hasta el Orrio” (sig). Como se puede suponer “el Orrio” no es otro que la localidad bizkaina de Elorrio. Este lugar sería el primer destino militar conocido en el que Valentín hizo acto de presencia.
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Ficha militar de Valentín Romeo Sagues. (con el error de la fecha de increso de mayo en vez de marzo).
El monte Bizkargi era una posición estratégica en la campaña militar para romper el llamado “Cinturón de Hierro” de Bilbao, sistema fortificado de más de 80 kmts. por las cimas de montaña con trincheras, nidos de ametralladora y búnkeres. El Bizkargi estaba fuera de ese sistema por error militar y en posición elevada sobre el resto de defensas, protegido por varios batallones vasco-republicanos.
El conquistar esa posición y desalojar a sus defensores era fundamental, así que con tropas mixtas de las Brigadas Navarras, artillería y aviación alemana e italiana, atacaron ese monte entre el 11 y 17 de mayo de 1937. Antes del ataque principal había habido ataques más simples para tratar de conocer las fuerzas militares defensoras.
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Posiciones ocupadas por las tropas del general Mola entre os días 6 y 14 de mayo. Autor José Antonio Urgoitia. En un circulo la zona donde murió Valentín.
Las operaciones militares llevadas a cabo  para la conquista del monte Bizkargi se desarrollaron según la Orden de 8 de mayo, que establecía como misión de la Iª Brigada de Navarra desbordar por el Nordeste al macizo del Bizkargi. Para  que la operación tuviera éxito se encomendaba a la IIª Brigada la contención de las fuerzas vascas, y a la Vª Brigada, el cubrir su flanco derecho.
Hasta ahora la familia pensaba que Valentín murió en esos ataques al Bizkargi, pero muere un día antes, así que tuvo que fallecer en otro lugar cercano a ese monte. Las crónicas militares nos relatan las acciones de la I Brigada de Navarra, con el Regimiento de infantería América nº 23, que se desarrollaron esos días.
“El día 9 cruzan aquellas la carretera Guernica-Amorebieta y ocupan el pueblo de Ugarte en Múgica y el barrio de Besanguiz. El día 10, las fuerzas, además de tomar contacto con las de la V Brigada -que habían avanzado hasta Rigoitia, según se vió- oblicuan hacia la izquierda, llegando a la línea definida por las cotas 266 y 312 y el caserio Zarragoicoa”.
collageMapa de las acciones de  de los día 9 y 10 de mayo de 1937 previas al ataque a la cima del Bizkargi del día 11. Cróquis de Crónicas a pie de fosa sobre plano histórico de IGN
Es el transcurso de esos ataques y maniobras del día 10, previos al asalto del Bizkargi del día 11 de mayo, cuando muere en acción de guerra Valentín Romeo. Posiblemente entre el pueblo de Muxica y el caserio Zarragoicoa, todo ello dentro del territorio municipal de Muxica y en plenas laderas del Bizkargi. Recordemos que el Bizkaigi es frontera natural entre los municipios de Amorebieta, Larrabetzu, Morga y Muxica.
La recogida de los soldados fallecidos se realiza una vez acabadas las acciones militares, no así los heridos que son trasladados a los hospitales de campaña de inmediato o cuando las condiciones lo requieren.
Una vez conquistado el Bizkargi y asegurada la zona de retaguardia se recogen los cuerpos muertos de sus soldados. No todos, tenemos constancia de un caso, el de un vecino de un caserío cercano a Mungia, que es obligado también a incorporarse al ejército rebelde y muere en esos combates. Su cuerpo nunca fue recuperado y debe permanecer enterrado en alguna fosa de guerra junto con otros soldados del ejército contrario vasco-republicano. Se sospecha que aún hay varias fosas con soldados, tal vez de ambos ejércitos ocultas que esperan ser encontradas. De vez en cuando aparecen restos humanos diseminados por labores de reforestación al igual que abundante material de guerra.
Valentín y otros soldados tuvieron suerte, fueron recogidos y trasladados al exterior del cementerio de Gernika-Lumo. Tras la caída de Gernika el 28 de abril, dos días después del bombardeo, las tropas sublevadas entraban en la villa foral tomando el control de la misma. Parece ser que se pretendía hacer de la nueva Gernika un centro funerario nacional aglutinador de todos los caídos en combate frentes cercanos; el Sollube, Bizkargi, Rigoitia, Busturia, Fruniz, Arrieta, etc
Allí se enterraron de forma provisional e individual mientras se levantaba el mausoleo funerario, proyectado en 1938, para los “caidos por Dios y Por España”. Es una  cripta soterrada de forma circular y coronada por una cruz de piedra. En su momento tuvo letreros con letras de bronce que marcaban su función como tumba colectiva y propaganda del régimen franquista. Se construyó antes de 1944 y fue sufragado con dinero público que pagó el ayuntamiento franquista de Gernika.
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Monumento a los “caídos por Dios y pos España” del cementerio de Gernika-Lumo. Debajo está la cripta con los 163 nichos. Al fondo entre las tumbas, la placa a los muertos republicanos de el Hospital Penitenciario Militar de Gernika el día de su homenaje. Imagen Crónicas a pie de fosa.
Allí en su cripta subterránea se hicieron 163 nichos de poco más de 30 centimetros de anchura y casi el doble de profundidad. Su función era albergar los restos óseos de los enterrados en el exterior. Solo huesos, ninguna caja. Fueron enterrados provisionalmente en el cementerio guerniqués entre el 12 de mayo y el 23 de junio de 1937.
En el mismo figuran los restos de soldados españoles de reemplazo (y obligados en edad militar a alistarse), así como combatientes encuadrados en unidades falangistas, del requeté y voluntarios españoles de “Flechas Negras”. También hay muertos marroquíes (“los moros”), alemanes, italianos y “ustachis” voluntarios rumanos. Destacan un “miliciano” no identificado y un “gudari”,  identificado como Juan Bizcarra (ambos combatientes vasco-republicanos). ¿Por qué estos últimos?
Valentín aparece en esa “Relación de sepulturas de los caídos por Dios y por España” del cementerio católico de Guernica-Lumo. El listado esta fechado en Gernika el 4 de junio de 1938 y el nombre de Valentín Romero en el nicho número 57. Al inscribirlo se equivocaron y pusieron mal el apellido, Romero en vez de Romeo.
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Listado de sepulturas (nichos) en la cripta del cementerio de Gernika-Lumo con el nombre de Valenín Romero en la número 57. (Apellido equivocado).
Muru Mangado relata “Sabemos la fecha de la muerte por una publicación del BOE de 1940, donde sale una pensión que le pagaban a su padre. Está inscrito en los caídos de Pamplona y en el libro de los caídos de Navarra”.
La familia no guarda una sola fotografía de Valentín, ya que cuando se mudaron de vivienda las quemaron “por miedo” a una posible represión.
Con el tiempo la familia siempre se preguntó dónde podían reposar los restos y pasados los años, ya sin ningún peligro, trataron de averiguar algo.
Gracias a las pesquisas de un gran amigo e investigador, de un grupo memorialista que no podemos citar porque quiere quedar en el anonimato, las investigaciones llegaron a buen término. Ya sabían donde estaban los restos y ese lugar era la cripta franquista del cementerio de Gernika-Lumo.
Desde un principio y de acuerdo con el resto de la familia, Maru ha tratado de recuperar los restos de Valentín. Es su intención que como víctima de la guerra civil tenía el derecho de ser reclamado e implicar en ello a las autoridades competentes, en este caso, por ser navarro, al Departamento de Memoria del Gobierno de Navarra. Hasta hace unos años con los gobiernos conservadores del UPN era prácticamente imposible, pues se oponen de forma sistemática a todo lo que tenga que ver con Memoria Histórica.
Con el cambio de Gobierno pensó que era su oportunidad, pero chocó contra una barrera invisible que es la “corrección politica”. Como la víctima era miembro del ejército sublevado que se reveló contra la república y según su parecer“no era correcto” una implicación política por parte de su Gobierno. No es que no estuvieran de acuerdo, en lo privado y sin taquigrafos era de justicia su inhumación a cargo del Gobierno, pero en público no podían hacerlo. Todo ello de palabra y sin documentos por el medio.
Por su parte el Gobierno Vasco a través de Gogora (Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos), tampoco podían hacer nada, “no era vasco” y además del ejército sublevado.
Ante semejante despropósito “político territorial”, la familia ha tenido que hacer las cosas por si sola, sin ayuda institucional. La Memoria Histórica, esa con la que se llenan la boca los directores, consejeros y lehendakaris, es solo para los “puros vascos y republicanos” que lucharon voluntariamente contra los franquistas. Según ellos los obligados a luchar con los sublevados no merecen reconocimiento y ayuda pública, esa que pagamos todos.
Hay víctimas de primera y segunda clase y Valentín, según el silencio amargo de las instituciones, por el hecho de haber tenido que estar no voluntariamente en el “ejército rebelde”, es una víctima de segunda clase, o como opinan algunos en privado no fue ni víctima.
Al final la familia de Valentín se puso con contacto con el Ayuntamiento de Gernika-Lumo y con los documentos en la mano, pidió permiso administrativo para la exhumación de los restos de la cripta franquista.
Con el permiso en la mano y un funcionario municipal, fuimos invitado por la familia un buen grupo de amigos, entre ellos varios técnicos en arqueología y antropología forense a nivel particular, y nos presentamos en el cementerio de Gernika el pasado julio de 2018.
El funcionario abrió la verja de hierro y tras él fuimos bajando con dificultad la familia y algunos amigos. La escalera de caracol era muy estrecha y peligrosa. Abajo, a más de dos metros de profundidad está la cripta de forma circular. En sus paredes destacan los números de los nichos colocados en tres alturas. El número 57 estaba colocado en el segundo piso.
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Nada más comenzar a bajar las escaleras a la cripta, aparecen los nichos en la pared y el que buscábamos, el número 57 sobresalía sobre los demás. Imagen Crónicas a pie de fosa.
Los que bajamos dejamos espacio al funcionario que cuidadosamente fue rompiendo la pared de ladrillo en la que aparecía el número señalado. Al poco comenzó a verse un hueco, parte del interior y al final una sorpresa. El muro de ladrillos había sido colocado a unos 20 centímetros de distancia de los huecos de hormigón de los nichos, sin llegar a tocar estos. Ello hizo que una vez sellados todos con los restos, el que pintó en el exterior la separación entre ellos hizo una gran chapuza. Detrás de cada espacio había dos nichos separados por su correspondiente muro y por debajo asomaban otros dos más.
La sorpresa inicial dio paso rápidamente a la desolación. Nuestras caras y las de la propia familia no daban crédito. ¿Cual era el nicho de Valentín?, ¿qué restos eran los que había que recuperar?
Inmediatamente salimos todos y dejamos allí abajo a la familia junto con los técnicos para decidir qué hacer.
Al rato la decisión estaba tomada. No se podía recuperar ningún resto sin saber ciertamente quién era de forma segura. Además estaban muy deteriorados, todos revueltos y metidos sin cariño en el nicho. La humedad y los años hacían peligrar su estructura y romperse.
Se decidió tomar muestras óseas de cada uno de los dos más expuestos. Tenía que ser uno u otro necesariamente y más lógicamente el que más espacio ocupaba tras los ladrillos, aunque no fuera mucha diferencia.
La familia no podía llevarse los restos de Valentín ese día señalado a su Mendavia natal, había que hacer pruebas de ADN a los restos recogidos y contrastarla en el laboratorio con las muestras de saliva recogidas a su familiar más cercano, en este caso al padre de Maru, José Mangado, sobrino de Valentín.
La jornada que había amanecido soleada se había puesto gris por lo encontrado allá abajo. Otras familias que pretendan recuperar a sus seres queridos tendrán el mismo problema.
Al final, la urna en la que se pensaban recoger los restos de Valentín tuvo que regresar sola a Navarra. Si había suerte y los restos óseos no estaban degradados podría haber una identificación positiva, sino habría que intentarlo con los otros dos de abajo.
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Maru Mangado, sobrina nieta de Valentín Romeo Sagues, con su padre José Mangado y su prima Maria Luisa Rebolledo, antes de abrir el nicho 57. Imagen Crónicas a pie de fosa.
Las pruebas genéticas de ADN se realizan siempre de forma doble, una con los restos sacados y la otra con los que comparar, con lo cual el gasto es siempre doble. Y ese gasto lo tenía que hacer la familia de Valentín por no tener ayuda institucional de ninguna de las dos comunidades autónomas implicadas.
Al cabo de unos meses un mensaje nos llegó al móvil y una simple frase lo dijo todo…”IDENTIFICACION POSITIVA”. Que decir que nos faltó poco el llamar directamente a nuestra amiga Maru y felicitarla a ella y a su familia. Valentín podía regresar a casa, se podía pasar página y cerrar heridas. Esas heridas que los partidarios de la derecha envalentonada, retrograda y fascista no quieren entender. No hay que abrir heridas dicen, Y nosotros respondemos ¡No se puede abrir una herida que no se ha cerrado nunca!
Hoy estamos a mediados de noviembre y la familia ya tiene fecha en diciembre para regresar a la cripta del cementerio de Gernika a recoger cuidadosamente los restos de Valentín.
Con ella volveremos a estar los amigos de siempre, los que apoyamos sin fronteras geográficas y decisiones políticas, la entrega de un fallecido a la familia que lo quiere tener con ellos.
Vuelves a casa 81 años después. Tu familia te espera.

¡Zorionak Valentín Romeo Sagues!

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Los herman@s de Valentín Romeo Sagues y el resto de su familia le esperan en su tierra. Fotografías y documentos familiares cedidos para el reportaje por nuestra buen amiga Maru Mangado.

BIBLIOGRAFIA.

Los muertos de una guerra civil (1936-1939). Una memoria hemiplégica. La memoria en Gernika-Lumo. José Ángel Etxaniz Ortúñez (Gernikazarra historia taldea). Aldaba nº 152, marzo-abril 2008. Gernika.
Vizcaya. Monografías de la guerra de España. Nº 6. José Manuel Martínez Bande. Servicio de historia militar. Madrid 1971.
Crónica de la guerra civil en Euskadi. La ofensiva del general Mola sobre Bizkaia. Tomo IV.  (Dr). José Antonio Urgoitia. Donostia 2002.
Historia crítica de la guerra civil en Euskadi (1936-37). Pablo Beldarrain. Intxorta 1937 Kultur Elkartea. Donostia 2002.
I.G.N. Instituto Geográfico Nacional. (Mapas históricos) http://www.ign.es