dimecres, 14 de novembre del 2018

¿QUIÉN ORGANIZÓ LA REPRESIÓN EN LAS MERINDADES? (VI)



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¿NO HAY NADA POR LO QUE PEDIR PERDÓN?
Siempre nos surge la pregunta ¿Quiénes gobernaron la represión en Las Merindades?. Algunos lector@s nos habéis criticado de no poner nombres de los verdugos. A decir verdad no recogemos ningún nombre de los vencedores (ni siquiera los muertos). Apostamos por el perdón y la reconciliación pero con memoria. Así que a petición de un lector abrimos este espacio que será necesariamente discreto por si alguien desea denunciar con nombre y apellidos al verdugo: que lo haga como comentario en esta entrada del blog.
En esta ocasión abordamos los aspectos más cercanos a la vida cotidiana, en este repaso también hemos escrito:

Como señalan Gutmaro Gómez y Jorge Marco en “La obra del Miedo” (Edit. Península, Barcelona 2011) “La violencia en la retaguardia rebelde y en la España de la posguerra no respondió a un arrebato espontáneo e irracional, sino a un proyecto de limpieza política dirigido por los militares, aunque apoyado, secundado y compartido por amplios sectores de la sociedad. Su colaboración fue indispensable…  En cualquier caso, el proyecto de limpieza política iba mucho más allá de la simple parálisis política del enemigo… El objetivo del exterminio era eliminar todo rastro de cultura política e identidad colectiva anterior…”

¿QUIÉN ORGANIZÓ LA REPRESIÓN EN LAS MERINDADES? LA NECESARIA COLABORACIÓN?

Las dictaduras no perviven solamente con el miedo,  la represión y la tortura. Siempre tienen apoyos sociales. El  mundo rural destaca, en aquel tiempo sometido a los curas, así la mentalidad defensora de la familia, la propiedad privada y la religión este cocktel facilitó su alineamiento con los golpistas.
El  sistema franquista se desarrollaba con la participación de las nuevas autoridades municipales, funcionarios públicos, vecinos destacados, militantes de la FalangeTradicionalista que asesinaron y se aprovecharon y como no, no podía faltar la iglesia y sus párrocos, la gran valedora moral de la represión socio-política. Estos dedicaban gran parte de su tiempo a la labor de recoger la información sobre todos los vecinos, como una red de espionaje, pero además fueron informadores de los juicios y expedientes a los que sometió a la población.  Junto con las anteriores la Guardia civil y el ejércitocomplementos necesarios para acabar con la legalidad y la disidencia. Las élites económicas local contribuyeron y se beneficiaron durante lustros del dominio político (una gran cárcel).
Finalmente la sociedad. Una parte de la sociedad se implicó en el franquismo, y fue parte activa de la represión de sus vecinos y vecinas, brutalizaron la vida cotidiana. No solo como confidentes y personas dispuestas a delatar a un vecino, también como infiltrados. La cultura de la delación se impuso en la España sublevada, se prestaron a la persecución del disidente.

EL PAPEL DE LA  IGLESIA EN LA REPRESIÓN DE LAS MERINDADES

En el análisis de la guerra civil siempre queda la duda de que no fuese una “Guerra de Religión”, los militares fueron cabezas visibles.
Antes de que en el año 1931 llegaran las leyes republicanas, el país era suyo, en Educación, así existían en España dos tipos de escuelas las de la Iglesia subvencionadas por el Estado, y las nacionales controladas por la iglesia como escribe Rafael Cruz en Una Revolución Elegante. La mayor parte de las instituciones locales había realizado un ritual de entronización del Sagrado Corazón. Las fiestas laborales las ordenaban desde la religión. Las procesiones y actos religiosos tenían subvención pública. Control absoluto de todos los ritos desde el nacimiento hasta la muerte. La República buscó la igualdad de la ciudadanía.
Desde el momento en que comenzó su pérdida de poder sobre toda la sociedad, los curas se sintieron perseguidos. La iglesia se reveló al dejar de ser favorecida por el Estado.

LA CARA DE LA REPRESIÓN LABORAL

El  trabajo,  como  todo lo escaso se racionó en  la  España,  se  convirtió en una parte  del botín de la victoria.  El acceso al empleo fue para los héroes de la patria: mutilados, cautivos, excombatientes y los familiares de los mártires. Se organizó el reparto  de  puestos  de  trabajo  en  la  administración, en  empresas,  o  en  el  partido, para ello se escribieron  las  leyes y decretos de depuración.
El enchufe formó parte de la legislación, por ejemplo era necesario ser militante de Falange para acceder a los empleos municipales.   Los adeptos, tuvieron leyes que les facilitaron la vida. Consiguieron puestos arrebatados a los “rojos”, propiedades, negocios, terrenos. Incluso en tiempos de hambre, con el racionamiento,  suponía poder comer.
 También abundaron los oportunistas, las estrecheces de unos fueron el negocio de otros. A la par, las situaciones extremas de esos momentos se ceban sobre los más necesitados y su economía. “Cuando haya sangre en las calles, compra propiedades”dicen que dijo el Barón de Roths­child, una importante familia financiera, que financió la batalla de Waterloo.    La pequeña propiedad en el sector agrícola es la que más se resiente, unas lluvias tardías, un verano seco, una mala cosecha ponían en peligro el equilibrio económico.  Se produjo de manera generalizada una situación precariedad, en las clases populares, que creó la necesidad de vender propiedades, las que no estaban incautadas, para conseguir recursos. Estas situaciones favorecieron las incipientes corrientes migratorias del campo a la ciudad.  Carecemos de datos relevantes de las Merindades. Pero sería un interesante trabajo El primero de abril de 1939 sólo terminó la guerra oficial…., multitud de propiedades y negocios cambiaron de manos o fueron cerrados por los vencedores por diversos medios.
Estos eran “la nobleza local”, beneficiarios de la mayor parte de las fuentes de riqueza de los municipios. A menudo, situados en la segunda fila de los procesos, un grupo de poderosos de la tierra, supieron “hacer de la necesidad (de otros), virtud”. Son unas cuantas las historias que hemos oído. Se trató nada más que una consecuencia de la codicia ilimitada y de la “oferta y la demanda”.

LAS HUELLAS DEL FRANQUISMO.

Son muchas las huellas que perduran, pero resaltamos  dos monumentos en la zona occidental de Las Merindades, por su enorme tamaño.
El águila de homenaje a Sagardía en la N-623, en el puerto de Carrales (km 73-74),  La Columna Sagardía su actuación represiva y guerrera fue importante en esta zona norte de Burgos, donde se recuerda los fusilamientos de Covanera o las ejecuciones en la Torca Palomera de Mozuelos de Sedano. Posteriormente Antonio Sagardía  dirigió la represión en 1938 en  la comarca del Pallars Sobirà.
La pirámide del Escudo.Monumento erigido por el fascismo italiano, dedicado a homenajear alas tropas invasoras que lucharon contra el gobierno. se encuentra en el Valle de Valdebezana, en el km 93 de la N-623.El diseño, y el dinero fueron italianas y la mano de obra prisioneros republicanos.
Por otro lado multitud de iglesias mantienen en sus paredes y en su interior loas a los vencedores de aquella guerra al igual que las plazas. En el año 1936, en Las Merindades, los párrocos de los pueblos tomaron partido por los alzados, en quienes veían unos valedores que les iban a devolver el poder.

CONCLUYENDO.

La crueldad en la represión fue el requisito consciente para inculcar el miedo en la sociedad, las pilas de cadáveres en las cunetas de los cruces de caminos, la represión a las familias para conseguir conocer el paradero de los líderes sociales era habitual. La actuación arbitraria era imprescindible para llegar con el miedo a un espectro más amplio de la sociedad. La impunidad daba pie a un aumento de las delaciones (era el antiguo modelo inquisitorial), aunque en algunos casos se hiciera por razones de envidia o de interés campesino en tierras o bienes.

Acerca de Las Merindades en la memoria.

Una invitación a participar en una INVESTIGACION ABIERTA Y PARTICIPATIVA. Y simultaneamente un espacio de homenaje a las victimas. Haz algo. Contactanos merinmemo@gmail.com
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