Eran las 6:30 de la mañana del 20 de enero de 1975, con la bestia ya agonizante pero rabiosamente activa, un joven de 23 años repartía por las calles de su pueblo, Portugalete, octavillas de apoyo a la huelga de Potasas, cuando un guardiacerril le dió el alto. Víctor para evitar ser detenido, echó a correr y su asesino lo persiguió por las calles disparando hasta que a pocos metros de distancia y por la espalda, una bala atravesó el corazón del joven causándole la muerte instantáneamente.
Menos de una hora después una trama perfectamente urdida por las "fuerzas del orden" tomaba declaración al asesino y, lejos de castigarlo, ordenaban su traslado manteniendo así su impunidad ya que, casualidades de la vida, Víctor y su asesino vivian en el mismo barrio, el de la Repélaga. eran vecinos y se conocían. Al día siguiente, 21 de enero, había desaparecido de Portugalete.
La familia intentó que se hiciera justicia en varias ocasiones, hasta bien entrado el siglo XXI. pero el caso fué sobreseido una y otra vez. Tuvieron que pasar 35 años (hasta 2010 no hubo un mínimo reconocimiento institucional sobre el asesinato).
Y porque no solo hemos de tener memoria para recordar y honrar a quienes creían en un mundo mucho más justo, a quienes defendieron la libertad y la democracia de la intolerancia franquista, para que tampoco se olvide, el nombre de los asesinos, el que mató a Bittor fué el cabo de la guardiacerril Narciso San Juan del Rey
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