María Torres / 4 febrero 2013
La bella imagen que presenta el Monasterio de Uclés, un recinto
amurallado de un kilómetro cuadrado en la cima del cerro de El Portillo, se
yergue colosal en las soledades del oeste de Cuenca, y
contrasta dolorosamente con la que guarda la tierra a los pies de sus muros,
donde yacen cerca de 500 cuerpos de republicanos españoles víctimas de la
Guerra y de la brutal represión franquista.
El Monasterio de Uclés siempre formó parte del escenario de la
Guerra Civil en Cuenca. En 1936 se convirtió en hospital del VIII Cuerpo Médico
del Ejército Popular de la República. Hasta final de la contienda estuvo
recibiendo heridos, sobre todo de los frentes de Madrid y Teruel. Es entonces
cuando se crea el cementerio del hospital. Lo primero que se
enterró allí fueron los miembros amputados de los soldados heridos en el frente
así como los soldados y civiles que fallecían durante su estancia en el
hospital.
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