Españoles en la Segunda Guerra Mundial (I) Combatiendo por el III Reich
por Carlos A. Pérez, 2006
ÍndiceLa «División Azul», 1941-1943
La «Legión Azul», 1943-1944
En el Heer y las Waffen-SS, 1944-1945
En la Luftwaffe
En la Kriegsmarine
Fuentes
La «Legión Azul», 1943-1944
En el Heer y las Waffen-SS, 1944-1945
En la Luftwaffe
En la Kriegsmarine
Fuentes
El 24 de junio de 1941 una gran manifestación de falangistas desarrollada en Madrid que demandaban la entrada en guerra de España contra la Unión Soviética finalizó con un discurso del ministro de Asuntos Exteriores español y dirigente falangista Ramón Serrano Suñer, en el que pronunció la famosa sentencia: «¡Rusia es culpable!». Y a continuación la muchedumbre apedreó la embajada británica. Se iniciaron entonces los preparativos para la creación de una fuerza de voluntarios que se incorporaría a la “cruzada contra el bolchevismo” que Hitler había iniciado días antes.
El contingente de voluntarios que luchó en Rusia entre 1941 y 1944 cumplió varias funciones. Por un lado fue una válvula de escape para el falangismo y el anticomunismo más visceral. Fue también una herramienta política que utilizó Franco en sus relaciones diplomáticas con Hitler. Y fue la manera como Franco liquidó la deuda moral y económica contraída durante la Guerra Civil Española con Hitler por su apoyo con la Legión Cóndor. Durante el verano de 1941 representantes españoles y alemanes alcanzaron un acuerdo respecto al reparto de los gastos económicos del contingente de voluntarios. Para diciembre de 1943, el gobierno español había reembolsado casi el 90% de la deuda de la ayuda alemana a Franco en forma de pagas, soldadas y otros gastos: 80 de los 90 millones de reichmarks en que habían sido establecidos los gastos de la Legión Cóndor.
Fotografía propagandística de la División Española de Voluntarios
Una vez las autoridades nazis aceptaron el ofrecimiento del gobierno de Franco de enviar un contingente de voluntarios a combatir contra la Unión Soviética, se inició en España la organización del mismo. Los dirigentes falangistas pretendían que dicho contingente estuviera formado exclusivamente por falangistas y que tuviera un carácter eminentemente político, pero los mandos del Ejército se opusieron y acabaron por imponer su voluntad. Aunque se acordó que lo formarían voluntarios, la selección final de los mismos quedó en manos de los militares. Así, todos los oficiales a partir de capitán, las dos terceras partes de tenientes y suboficiales, y todos los suboficiales y tropa especialista procederían de unidades del Ejército. El resto podrían ser voluntarios falangistas. Aunque todos deberían ser excombatientes o presentar unos fiables antecedentes políticos, las propias autoridades alemanas estuvieron preocupadas por la naturaleza de la unidad, temerosas de la infiltración de “indeseables” y de la “corrupción comunista”, hasta que el embajador Von Stohrer pudo comprobar ―y comunicar a Berlín― que tres cuartas partes de los miembros de la futura división procedían del ejército español.
A continuación se determinó el cupo de voluntarios para cada región y se abrieron banderines de enganche por toda España desde el 27 de junio de 1941. El número de presentados fue muy superior al requerido y aunque la edad se estableció entre los 20 y 28 años, fueron muchas las excepciones. Si bien los voluntarios falangistas representaban a todas las clases sociales, varios colectivos destacaron por su presencia relativa: abundaron los estudiantes, los profesores, los escritores y los intelectuales. Fue especialmente alto el número de cuadros y dirigentes falangistas que se presentaron caracterizando al colectivo de voluntarios con un elevado nivel de idealismo e ingenuidad política. No sin razón, los historiadores han afirmado que con la «División Azul» marchó gran parte de los críticos a Franco que existía en las filas de Falange y que en Rusia murieron o se decepcionaron definitivamente.
Los voluntarios admitidos fueron concentrados en cuarteles de las capitales de las regiones militares para efectuar la instrucción. Fueron equipados y uniformados de acuerdo a las normas del Ejército aunque se les permitió mantener la camisa azul falangista y se les proporcionó la boina roja carlista. Así, la notable presencia de falangistas fue aprovechada por las autoridades del partido para bautizarla propagandísticamente con el nombre de «División Azul», aunque su nombre oficial fuera durante toda su existencia el de División Española de Voluntarios (DEV). Como comandante fue designado el general de división Agustín Muñoz Grandes (1896-1970) quien durante la Guerra Civil Española había comandado un cuerpo de ejército. Muñoz Grandes era un veterano africanista, capaz, austero y ambicioso que acabó desempeñando un activo papel en las relaciones entre Franco y Hitler. Éste le condecoró el 13 de diciembre de 1942 con la Ritterkreuz (Cruz de Caballero de la Cruz de Hierro) con hojas de roble. Llegaría a ser ministro de defensa y vicepresidente del gobierno en los años 50 y 60. Los oficiales que le acompañaron eran, según la embajada alemana en Madrid, «inmejorables» y «poseedores de las más altas condecoraciones militares».
Durante las negociaciones entre las autoridades militares españolas y alemanas, éstas pidieron que la DEV partiera de España motorizada con más de 300 camiones y otros vehículos de motor, algo que no era posible cumplir habida cuenta de la situación económica española. Además, el contingente reclutado presentaba un exceso de oficiales y soldados mientras faltaban suboficiales. Si desde Berlín se pedían 526 oficiales, 2.813 suboficiales y 14.397 de tropa, el ejército español reunió 641 oficiales, 2.386 suboficiales y 15.918 soldados: sobraban 1.210 hombres. Al final, la comisión militar alemana retiró sus exigencias y comunicó que la Wehrmacht proporcionaría todo el armamento y el equipo necesario, además de instructores y traductores.
Con los voluntarios presentados se formó una división de infantería cuya plantilla se estableció de acuerdo a un modelo proporcionado por la embajada alemana en Madrid y que fue entendido como una división de cuatro regimientos, uno de ellos como depósito fijo de reserva, además de las restantes unidades divisionarias. Entre los días 13 y 23 de julio fueron concentrados todos los voluntarios en el campamento militar de Grafenwöhr, en el norte de Baviera, donde cambiaron su uniforme español por el alemán y efectuaron su juramento de lealtad a Hitler. Allí, la inicial organización “española” de la DEV fue modificada definitivamente: el regimiento de depósito fijo fue disuelto por innecesario y sus hombres repartidos entre las demás unidades. Nació así, el 25 de julio de 1941, la 250. Infanterie-Division (spanische) de la Wehrmacht formada por los regimientos de infantería 262, 263 y 269, un regimiento de artillería con tres grupos ligeros y uno pesado, un batallón de zapadores, un grupo de antitanques y otro de exploración, más los servicios divisionarios y el batallón de depósito móvil o instrucción. El número 250 fue el asignado a estas unidades divisionarias. Al cuartel general divisionario se le incorporó una plana mayor de enlace formada por oficiales alemanes. Cada regimiento de infantería constaba de quince compañías, de acuerdo con el modelo alemán. El depósito móvil estaba compuesto por una plana mayor, dos compañías de infantería y una de artillería, ingenieros, transmisiones y sanidad. El grupo de exploración constaba de plana mayor, dos escuadrones ciclistas y una sección de antitanques. El batallón de zapadores tenía una plana mayor y tres compañías. Y el grupo antitanque disponía de una plana mayor y tres compañías. El total de efectivos era de 18.946, algo más de lo que establecían las plantillas de las divisiones de infantería alemanas.
La DEV fue equipada como el resto de las divisiones de infantería de la Wehrmacht, lo cual significó no ser completamente motorizada, en contra de lo que parece que habían creído las autoridades españolas. Muchos conductores tuvieron que ser reconvertidos al manejo de los miles de caballos con que fue dotada, especialmente su regimiento de artillería. Con todo, la DEV tenía en 1943 unos 800 vehículos automóviles según el testimonio de su último jefe de estado mayor, José Díaz de Villegas.
En Grafenwöhr los voluntarios fueron entrenados durante algo menos de un mes y el 20 de agosto la DEV emprendió su marcha hacia el frente del Este. Fue transportada en trenes hasta Treuburg, Reuss, Suvalki y Grodno, desde donde inició el día 29 su marcha a pie con destino al Armeegruppe Mitte (Grupo de Ejércitos Centro), al frente de Moscú. Pasó por Vilnius, Molodechno, Minsk, Borísov y Orsha, pero a unos 40 kilómetros de Smolensko, recibió la orden de retroceder y dirigirse al norte, llegando el 27 de septiembre a Vítebsk. Pese a lo señalado en diversas fuentes, la marcha de la DEV no alcanzó los mil kilómetros: la distancia aproximada del trayecto entre Suvalki y Vítebsk es de unos 750 km, lo que da una media diaria (aproximada) de 25 km, lejos de los 40 que habitualmente se citan.
Desde Vítebsk, los voluntarios se encaminaron a pie y por ferrocarril hacia el frente de Nóvgorod, a donde llegó el cuartel general divisionario el 11 de octubre. La DEV fue incorporada al 1º Cuerpo del 16º Ejército y se desplegó en la orilla occidental del río Vóljov con el mando divisional ubicado en Grigorovo. Su sector abarcaba unos 40 kilómetros que incluían la orilla occidental del lago Ilmen y el terreno era llano y pantanoso, cruzado por varios ríos y canales.
Llegada de los divisionarios a Grafenwöhr, 1941
Procedencia: Fundación División Azul (FDA)
En el Vóljov
El 18 de octubre, el 269º Regimiento, reforzado por otras unidades divisionales, cruzó el Vóljov para participar en la ofensiva alemana que se había iniciado unas semanas antes y que pretendía aislar Leningrado alcanzando el río Svir. Al tiempo que los alemanes ocupaban Tijvin el 8 de noviembre, las fuerzas de la DEV alcanzaban las aldeas de Posad y Poselok, y que marcaron su máximo avance. Sometidas al contraataque soviético durante casi un mes de duros combates, estas fuerzas emprendieron el 7 de diciembre la retirada hasta la línea de partida en la orilla occidental del Vóljov. El 27 de diciembre, fuerzas soviéticas cruzaron el río pero fueron rechazadas por el propio 269º Regimiento. Las bajas totales fueron 2.416 (718 muertos).
La llegada del invierno ruso sorprendió a la DEV sin el equipo adecuado y sufrió sus consecuencias de la misma manera que el resto de la Wehrmacht. Aunque los voluntarios recibieron directamente desde España prendas menores de abrigo no fueron suficientes y tuvieron que improvisar otras además de medidas para paliar el intenso frío. Entre octubre de 1941 y marzo de 1942, la DEV sufrió 1.235 bajas por congelación y 2.532 por enfermedad. En enero de 1942, los enfermos del aparato respiratorio fueron el 39% del total de bajas mientras que las congelaciones representaron el 17%. La mejora en el equipamiento posibilitó que durante el segundo invierno el porcentaje de congelaciones fuera un 40% menor que las del primer invierno, según el general Esteban-Infantes.
Entre las medidas de adaptación a la guerra invernal en el frente ruso se puede citar la organización en diciembre del 41 de una compañía de esquiadores de 228 hombres con objeto de patrullar la orilla occidental del lago Ilmen y que protagonizó una épica misión en enero de 1942. Consistió en atravesar el congelado Ilmen con temperaturas de -50ºC para socorrer a un destacamento alemán de la 290. Infanterie-Divisionsitiado en la aldea de Vzvad. Tras las travesías de ida y vuelta y los combates en la orilla sur del Ilmen, sólo doce hombres retornaron ilesos: la mayoría sufrieron congelaciones. Posteriormente, la compañía ciclista del batallón de zapadores recibió equipamiento y adiestramiento de esquiadores para el invierno.
En enero de 1942, el Stavka ordenó al Frente del Vóljov del general K. Meretskov lanzar una ofensiva con el objetivo de aislar el 18º Ejército alemán desde el sur. Pese a que las fuerzas de Meretskov estaban deficientemente adiestradas, pobremente abastecidas y dispersadas, el 52º Ejército consiguió romper el frente alemán y el 2º Ejército de Choque del incompetente general G. Sókolov penetró unos 70 km en territorio enemigo antes de quedar embolsado por contraataques en sus flancos. Y en esta situación permaneció hasta que a finales de junio fue reducida la bolsa, operación en la que participaron fuerzas de la DEV atacando desde el sur. Mientras, el 23 de febrero, el 38º Cuerpo en el que formaba la DEV fue transferido al 18º Ejército del generaloberst Georg Lindemann.
Ante las bajas sufridas y la dureza de la campaña, a finales de 1941 se inició la recluta de nuevos voluntarios que reemplazarían a los que combatían en Rusia. El número de los presentados fue menor que en el verano y desde ese momento, su número no hizo si no disminuir por lo que con el tiempo las autoridades militares tuvieron que enviar a reclutas forzosos del Ejército. Estos reemplazos eran encuadrados en batallones de marcha que recibían su equipo y uniforme alemán y juraban su lealtad a Hitler en el campamento bávaro de Hof. En total, se organizaron 27 batallones de marcha, el primero de los cuales salió de España el 1 de enero de 1942 [por ejemplo, los tres correspondientes a los meses de enero, febrero y marzo de 1943 comprendieron un total de 158 oficiales y 2.956 suboficiales y tropa], y un mes más tarde la DEV había reemplazado sus bajas y presentaba unos efectivos de 603 oficiales y 16.334 suboficiales y tropa. Complementariamente, se organizaron batallones de repatriación con los voluntarios licenciados: el primero regresó en mayo. Durante la campaña, los miembros de la DEV permanecieron una media de diez meses en Rusia.
Desde marzo de 1942 unidades de la DEV participaron en la operación Raubtier, que duró varios meses y finalizó con la destrucción de la bolsa de fuerzas soviéticas copada en la orilla occidental del río Vóljov y comandada por el general Vlásov.
Patrulla de reconocimiento y en las trincheras. Vóljov, 1941-42 (FDA)
Krasnyi Bor
A primeros septiembre de 1942, la DEV fue trasladada al frente de Leningrado. Si bien inicialmente iba a participar en la operación Nordlicht que preparaba el mando alemán, cuando la DEV llegó a su nuevo sector se desplegó como reserva frente a Kólpino, un arrabal industrial de Leningrado. El cuartel general se estableció en un palacete de la aldea de Pokróvskaya y el frente que defendía iba de Pushkin (una antigua villa de la aristocracia zarista) a Krasnyi Bor. El terreno era llano sin apenas obstáculos naturales. En diciembre, el general de división Emilio Esteban-Infantes Martín (1892-1962) sustituyó a Muñoz Grandes al frente de la DEV. Esteban-Infantes, compañero de promoción de Franco, era un oficial de estado mayor con talento para las labores de organización, reservado, frío y distante que no alcanzó el carisma de su predecesor entre sus hombres. El 10 de mayo de 1943 también recibió su Ritterkreuz.
A principios de 1943, el Stavka organizó un nuevo intento por destruir al 18º Ejército alemán y romper completamente el asedio de Leningrado mediante la operación Iskra. Los frentes de Leningrado (teniente general Leonid Alexándrovich Góvorov) y del Vóljov (general de ejército Kiril Afanásevich Meretskov) atacarían en dirección a Siniávino con el propósito de embolsar el saliente de Schlisselburg. El ataque se inició el 12 de enero y en siete días ambos frentes alcanzaron sus objetivos. Al sur del Ladoga se abrió un corredor de 8 a 11 km de ancho que recuperó la comunicación terrestre hasta Leningrado perdida en 1941. Durante esta batalla, la DEV tuvo que enviar un batallón, el II/269, el 22 de enero como refuerzo. En menos de una semana de combates, el batallón fue diezmado: sólo regresaron ilesos un oficial y 27 hombres tras sufrir un total de 505 bajas (124 muertos).
Tras este éxito, el Stavka planeó continuar la ofensiva y preparó un nuevo ataque concéntrico con ambos frentes. La DEV formaba en el 50º Cuerpo y estaba desplegada a caballo de la carretera y del ferrocarril Leningrado-Moscú, por lo que en esta ocasión recibiría de pleno el embate del 55º Ejército soviético, en su flanco derecho concretamente. La ofensiva se inició el 10 de febrero en el sector de Krasnyi Bor: jornada que se convirtió en la más sangrienta que afrontaron los voluntarios españoles en Rusia. El frente que defendía la DEV era demasiado largo (unos 30 km) por lo que casi todas las fuerzas se encontraban en la primera línea sin apenas unidades desplegadas en profundidad. Tras el inicial bombardeo, el asalto soviético rompió la línea del 262º Regimiento y la resistencia se concentró en algunos núcleos aislados. Al final del día, cuando las fuerzas españolas fueron relevadas por la 212. Infanterie-Division y agrupadas en la orilla izquierda del río Ishora, presentaban un elevado número de bajas: 2.253 bajas, que aún representando el 45% de los efectivos que tomaron parte en la batalla (algo más de 5.000) son bastantes menos de las que algunos autores dan (3.645 ó el 75%). En Krasnyi Bor, la DEV frenó el avance soviético el tiempo suficiente para que las fuerzas alemanas estableciesen una nueva línea defensiva entre 3 y 6 km más atrás; y al final, aunque el ataque soviético logró penetrar entre 10 y 15 km en otros sectores del frente alemán, no consiguió su propósito. (A lo largo de este día, el batallón de repatriación ―formado por 1.037 hombres― que acababa de emprender el regreso a España recibió la orden de detener su marcha y mantenerse a disposición del mando divisionario. Un centenar de sus hombres se presentaron como voluntarios para acudir en ayuda de sus compatriotas en Krasnyi Bor).
Aunque se repitieron varios intentos soviéticos por romper la línea española durante lo que quedaba de febrero y marzo, ninguno tuvo éxito. De acuerdo con las estadísticas del estado mayor de la DEV, las bajas del mes de febrero fueron 2.870 (531 muertos) y las de marzo 967 (152 muertos). Poco tiempo más tarde, para mayo de 1943, las bajas totales de la DEV eran 2.982 muertos, 7.812 heridos y 752 desaparecidos, además de 6.341 enfermos y 1.512 congelados parciales. De los 11.546 muertos, heridos y desaparecidos, 3.816 correspondían al primer trimestre de ese año.
Al combate. Krasnyi Bor, 1943 (FDA)
Radiografía de la división
En 1943, la DEV era todavía una poderosa división de infantería gracias a su particular sistema de reemplazos, que le permitía renovar sus hombres y mantener su plantilla casi completa. Según Díaz de Villegas, incorporado como jefe del estado mayor en marzo de 1943, la DEV contaba con unos efectivos reales de 14.000 hombres (unos 600 oficiales, 1.550 suboficiales y 12.000 soldados). Y aunque eran muy parecidas, la organización divisional alemana había sido modificada ligeramente según el modelo español. Así, por ejemplo, las secciones del estado mayor divisional eran los del ejército español y no las del alemán (Ia, Ib, Ic...). El cuartel general contaba con 54 oficiales y 421 suboficiales y tropa, además de la plana mayor de enlace alemana dirigida por el coronel Von Knüppel.
Los regimientos de infantería tenían unos efectivos reales de 2.000 hombres repartidos entre sus quince compañías y una columna ligera para el abastecimiento: a las doce compañías (nueve de granaderos y tres de ametralladoras y morteros) de los tres batallones se les añadían la 13ª Compañía de Cañones de Acompañamiento (equipada con seis cañones ligeros leIG 18 de 75mm) y dos pesados sIG 33 de 150mm), la 14ª Compañía de Anticarros (con doce piezas Pak 35/36 de 37mm) y la 15ª Compañía de Plana Mayor, formada por una sección de asalto (zapadores), otra ciclista y una última de transmisiones.
El regimiento de artillería tenía una plantilla de 99 oficiales y 2.401 suboficiales y tropa, con 829 caballos para el transporte hipomóvil. Estaba compuesto por tres grupos ligeros equipados con 12 obuses leFH 18 de 105mm cada uno y un grupo pesado con 12 obuses sFH 18 de 150mm. Según Díaz de Villegas, esta composición permitía adscribir cada grupo ligero a un regimiento de infantería manteniendo al grupo pesado como reserva divisionaria. Además, le habían sido añadidas dos baterías de morteros franceses Schneider M.1916 de 220mm. ¡Sólo este regimiento requería de once trenes para su traslado!
El batallón de instrucción (feldersatz-bataillon) cambió su función para convertirse en un batallón de infantería más: se le creó una cuarta compañía de ametralladoras y morteros y se convirtió en la reserva de la división.
El grupo de exploración (aufklärungs-abteilung) contaba con tres escuadrones ciclistas (se había añadido uno a la inicial plantilla de dos) y una sección anticarro que sumaban unos 500 hombres. Como consecuencia de la guerra estática desarrollada, esta unidad acabó actuando también como reserva divisionaria.
El grupo anticarro (panzerjäger-abteilung) también tenía unos 500 hombres repartidos en tres compañías y una abundante plana mayor que se había convertido de facto en una cuarta compañía equipada con piezas capturadas francesas (75mm) y soviéticas (76,2mm). Dotado con 36 piezas de 37mm que pronto demostraron estar desfasadas, algunas fueron sustituidas por piezas capturadas y por el Pak 40 alemán de 75 mm. Sus componentes eran especialmente seleccionados y recibían un intenso adiestramiento.
El batallón de zapadores (pionier-bataillon) tenía unos 650 hombres en tres compañías, una de las cuales era ciclista y de esquiadores en invierno (la 3ª), y una columna hipomóvil para el material de ingenieros.
Además de estas unidades de combate estaban el grupo de transmisiones con unos 500 hombres y los servicios divisionales: intendencia, sanidad, veterinaria, transportes, estafeta, policía militar, etc.
Zapadores en marcha. Leningrado, 1943 (FDA)
El regreso
Tras la batalla de Krasnyi Bor, el frente de la DEV se acortó a unos 15 km. Los meses siguientes transcurrieron sin ataques, con esporádicos combates como los encuentros entre patrullas y una vida de trincheras condicionada por los continuos bombardeos de la artillería soviética: Díaz de Villegas relaciona un total de 59.447 disparos recibidos entre los meses de abril y agosto, a una media de 388 diarios. Este tipo de guerra ocasionó durante esos meses un total de 1.451 heridos de los que el 60% se debió a la acción de la artillería enemiga.
La última acción de guerra de la DEV se dio el 5 de octubre, el mismo día en que recibió la orden de abandonar el frente y concentrarse en la zona de Volosovo, donde se le comunicó al general Esteban-Infantes que iba a ser repatriada a España. Fue oficialmente disuelta el 17 de noviembre y sus últimos expedicionarios abandonaron el frente del Este el 24 de diciembre de 1943.
Es indudable que el comportamiento de la DEV estuvo a la altura de las circunstancias y fue una de las más competentes unidades de aliados de Alemania. El hecho de que el cuadro de la misma estuviera formado por militares del ejército español le proporcionó una solidez y una eficacia de las que habría carecido de haber estado formada íntegramente por voluntarios políticos. Éstos, por el contrario, le confirieron un plus de estoicismo y de ardor guerrero. Aunque se devolvía un 3-5% de los hombres de cada batallón de marcha por “indeseables” o no aptos para el servicio, el número de desertores ha sido establecido en unos 40. Los voluntarios de la DEV fueron condecorados con 2.362 cruces de Hierro de 2ª clase y con 135 de 1ª clase, además de las propias del ejército español, entre las que destacaron ocho cruces laureadas de San Fernando, todas a título póstumo.
Respecto a sus cifras totales, y aunque no existe consenso entre los autores y las fuentes, los cálculos más fiables establecen que fueron algo más de 45.000 los hombres que pasaron por la DEV. Y el número total de bajas superó los 25.000 divisionarios, así repartidos: 4.954 muertos, unos 20.000 heridos (1.600 congelados y 7.800 enfermos) y 372 prisioneros.
Los generales Agustín Muñoz y Emilio Esteban-Infantes (FDA)
La Legión Española de Voluntarios (LEV), más conocida como «Legión Azul», fue la contrapartida ofrecida por el gobierno del general Franco a las autoridades nazis a cambio de la disolución y repatriación de la DEV en otoño de 1943. Esta unidad continuaría la guerra en las filas de la Wehrmacht y se formaría exclusivamente con voluntarios pese a la opinión en contra del Estado Mayor Central del ejército español, que había propuesto una unidad completada por recluta forzosa.
El 17 de noviembre, el general Esteban-Infantes firmó la orden que daba nacimiento a la LEV, a cuyo mando se ponía al coronel Antonio García Navarro. Reunió a 2.269 hombres en total: 110 oficiales, 114 suboficiales y 2.045 soldados de tropa. Y quedó organizada en una plana mayor, dos banderas de granaderos (batallones de infantería) de 650 hombres cada una y una bandera mixta (batallón de armas pesadas) con 795 efectivos compuesta por una batería de artillería, otra antitanque, una compañía de zapadores y una última de transmisiones, además de sendas unidades de exploración y sanidad, y secciones de intendencia, reparación de vehículos y policía militar. Los servicios logísticos de la unidad se concentraron en Riga.
En el periodo de instrucción de la LEV, efectuado en Kingisep durante tres semanas, se produjeron catorce deserciones, algunas de cargos con responsabilidad, y seis automutilaciones. Estos hechos dañaron la imagen de la nueva unidad a ojos de los mandos alemanes y el coronel García Navarro decidió repatriar a casi un centenar de voluntarios de los que recelaba.
El 15 de diciembre, la LEV se puso en marcha hacia la zona de Kostovo, una zona pantanosa e insalubre, y fue afectada a la 121. Infanterie-Divisiondel generalleutnant Hellmut Priess, del 18º Ejército. Sus dos batallones de infantería cubrían un sector de 12 kilómetros de frente estático y la actividad enemiga fue escasa hasta mediados del mes siguiente, por lo que las bajas debidas al tifus igualaron a las sufridas en combate.
La ofensiva lanzada el 14 de enero de 1944 por los frentes de Leningrado y del Vóljov no cayó sobre la LEV aunque sí sobre las unidades alemanas desplegadas en sus flancos. Empujadas éstas por la presión soviética aumentó paulatinamente el riesgo de quedar cercada hasta que recibió la orden de replegarse hacia Liuban. El día 26, la LEV recibió la orden de retirada, quedó a disposición del cuartel general del 18º Ejército e inició el traslado por sus propios medios a Luga. Desgastada por esta marcha de 140 km, en la que se evidenció la pérdida de la disciplina, el coronel García Navarro recibió el 30 de enero órdenes de entregar todo el material: armamento pesado (cañones, morteros y ametralladoras), vehículos y ganado. Los voluntarios fueron enviados en tren a diferentes localidades estonias próximas a Tapa como Jäneda, Aegviidu y Ambla. Allí, la LEV fue reequipada y reanudó su entrenamiento hasta el 16 de marzo, cuando se procedió a su desmovilización: Hitler se adelantó a la petición oficial de repatriación de Franco. Trasladados al truppenübungsplatz (centro de entrenamiento) de Stablack, cercano a Königsberg en Prusia Oriental, cambiaron su uniforme alemán por el español. El primer tren de soldados llegó a la frontera española el 28 de marzo y el último el 11 de abril de 1944.
Es de justicia finalizar esta breve historia del contingente oficial de voluntarios españoles que lucharon en Rusia entre 1941 y 1944 destacando el excelente trato, convertido en norma de convivencia, entre los mismos y la población civil rusa. Los divisionarios y legionarios españoles constituyeron una gota de humanidad en aquella guerra de exterminio. Las autoridades soviéticas no sólo no pudieron formular acusaciones por crímenes de guerra contra los voluntarios, sino que quedó mucho agradecimiento en los rusos que convivieron con ellos.
Despedida de la Legión Azul. Estonia, 1944 (FDA)
Estando los combatientes de la LEV en el campamento de Stablack, las autoridades militares alemanas les ofrecieron la posibilidad de seguir luchando. Algunos así lo hicieron pese a que un decreto posterior del gobierno del general Franco privó de la nacionalidad española a cuantos combatieran en ejércitos extranjeros sin la correspondiente autorización. Este decreto pretendía poner fin al cruce clandestino de la frontera hispano-francesa por parte de falangistas y otros aventureros que habían sido animados por los servicios secretos alemanes en España y por dirigentes falangistas a enrolarse en la Wehrmacht. Por ejemplo, para enero de 1944 se habían presentado en la embajada alemana de Madrid ciento treinta voluntarios. Con objeto de reclutarlos, las autoridades alemanas emplearon desde finales de enero de 1944 a un organismo, el Sonderstab F, que desarrollaba funciones contra la Resistencia en el sur de Francia. Se estableció una sede en Caterets con delegaciones en San Juan de Luz y Perpiñán. Los orígenes de este Sonderstab F se remontaban a 1941, cuando fue creado por el Abwehr y posteriormente afectado al servicio de seguridad de las SS, el Sicherheitsdienst (SD).
El Sonderstab F redirigía a los voluntarios a París, a un organismo de reclutamiento específico creado en el Quartier de la Reine de Versalles, donde tras ser sometidos al correspondiente chequeo médico, casi todos los admitidos eran trasladados a Stablack (posteriormente, estos voluntarios marcharían a la localidad austriaca de Stockerau). Y unos pocos eran reclutados por el SD para un nueva unidad creada en febrero de 1944, el Einsatzgruppe Pyrenären del Sonderstab F, destinada a labores antipartisanas mediante su infiltración en la Resistencia. Esta misión se veía favorecida por la abundante presencia de españoles antifascistas en el maquis de la región. Entre los españoles reclutados por el SD había, también, exiliados republicanos. Aunque el embajador español en Berlín cifró en 1.500 los españoles que trabajaban para los servicios de seguridad nazis en el verano de 1944, esta cantidad se antoja excesiva. El Sonderstab F fue trasladado a Stockerau en otoño de 1944, donde permaneció hasta el final de la guerra, cuando los cerca de 200 españoles que aún permanecían en la misma atravesaron la frontera suiza.
El Einsatzgruppe Pyrenären que operaba contra el maquis en el sur y en el sudeste de Francia pertenecía al Streifkorps Süd-Frankreich, y junto con él se retiró de Francia durante el verano de 1944 ante el avance de las fuerzas aliadas. En septiembre, como consecuencia del proceso de absorción del Abwehr, fue transferido al SS-Jagdvervänd Südwest, una de las formaciones bajo el mando del famoso obersturmbannführer Otto Skorzeny. Era ésta una unida mixta en la que también había voluntarios franceses e italianos. Adscritos a la SS-Jagdeinsatz Süd-Frankreich, formaron un denominado Kondor Kommando en clara referencia a las estrechas relaciones entre la Alemania nazi y la España del general Franco. Fueron destinados a una base cercana a la localidad alsaciana de Molsheim, desde donde se infiltraban colaboracionistas franceses en las regiones liberadas. A partir de enero de 1945, los españoles del Kondor Kommando se incorporaron a las misiones de reconocimiento y sabotaje en la retaguardia del Séptimo Ejército estadounidense y en abril, el SS-Jagdvervänd Südwest se amalgamó con el SS-Jagdvervänd Mitte y sus restos, bajo la dirección del propio Skorzeny, se dirigieron hacia las montañas bávaras.
Las compañías de voluntarios españoles
Con los voluntarios llegados clandestinamente de España y algunos veteranos de la LEV se creó a finales de abril o principios de mayo de 1944, en Stablack, la Spanisches-Freiwilligen-Einheit (Unidad de Voluntarios Española). Sus mandos eran once oficiales y suboficiales alemanes, dirigidos por el capitán Wolfram Gräfe, que habían formado parte de las planas mayores de enlace de la DEV y la LEV. Su plantilla se componía de una plana mayor y tres compañías de granaderos, además de otras dos compañías de depósito (reserva e instrucción). Los efectivos iniciales fueron 243 hombres.
Los voluntarios recibieron el uniforme del Heer sin ningún distintivo específico de su nacionalidad y prestaron el juramento de fidelidad a Hitler. Fueron equipados con gran diversidad de armamento y recibieron una completa instrucción que incluyó clases de alemán. Los voluntarios bautizaron a su unidad como el «batallón fantasma» ya que su existencia fue siempre un rumor entre los españoles presentes en Alemania y nunca fue hecha pública por la oposición del gobierno de Franco a que españoles siguieran combatiendo en la Wehrmacht.
En junio de 1944, la unidad se trasladó a Stockerau, cerca de Viena. Allí se instalaron las unidades de reserva e instrucción y su tercera compañía, todavía en proceso de formación con los voluntarios que seguían llegando (entre el 8 de junio y el 20 de julio fueron unos ciento cincuenta). Sus dos primeras compañías, ya completadas, marcharon a la localidad de Hall-im-Tirol, cerca de Innsbruck, para recibir entrenamiento como tropas de montaña. Al mismo tiempo, un amplio malestar se fue extendiendo entre los españoles cuando los mandos alemanes se negaron a reconocer los empleos obtenidos por los veteranos del frente del Este, que fueron enrolados como tropa. El conflicto alcanzó su peor momento cuando un voluntario español mató a un soldado alemán en una disputa.
En agosto, las dos compañías fueron enviadas al frente. La 1ª Compañía, mandada por el leutnant Panther, fue destinada a la región rumana de Vatra Dornei y adscrita a la 3. Gebirgs-Division. Allí, divididos en pequeños grupos, los voluntarios actuaron en acciones de retaguardia como la destrucción de puentes, ferrocarriles y carreteras, defendiendo los pasos de los Cárpatos ante el avance soviético. Las bajas de esta compañía fueron elevadas (57 entre muertos y desaparecidos) por lo que regresó en cuadro a Stockerau a finales de octubre. La 2ª Compañía fue desplegada inicialmente en la región eslovena de Celje y participó en esporádicos combates contra las fuerzas partisanas. La unidad a la que estuvo adscrita no ha podido ser todavía identificada. A finales de octubre, como consecuencia del avance del ejército soviético y de las fuerzas yugoslavas de Tito, esta compañía se retiró primero a Hollabrunn, localidad también cercana a Viena, y en diciembre a Stockerau. Allí, estas dos compañías coincidieron con la 3ª, que no se completaría nunca. Así, a finales de noviembre, según el testimonio de un trabajador español enrolado en la Spanisches-Freiwilligen-Einheit (conocida bajo el nombre de «Batallón de Voluntarios Españoles de Cazadores Alpinos» en la documentación del organismo encargado de los trabajadores españoles en Alemania) un mes antes, había dos compañías de españoles acuarteladas en Stockerau y una tercera en Hollabrunn, a donde había sido destinado él junto con un centenar de trabajadores españoles. Aunque el proyecto de crear una unidad de voluntarios españoles seguía estando en vigor, por estas fechas, la Spanisches-Freiwilligen-Einheit fue incorporada a la brigada de depósito croata (Kroatisches-Ersatz-Brigade) que proporcionaba reemplazos a las divisiones germano-croatas de la Wehrmacht 369ª, 373ª y 392ª.
Aunque el destino de estas compañías desde esa fecha es confuso, está comprobado que sufrieron la deserción de bastantes de sus miembros incorporados a la compañía española que se organizó en la brigada Wallonie de las SS. Y de acuerdo con Georg Tessin, el 30 de enero de 1945 se crearon en Stockerau las compañías españolas de voluntarios 101ª y 102ª, Freiwilligen-infanterie-kompanien (spanischen), con el personal de las compañías de reserva e instrucción de la Spanisches-Freiwilligen-Einheit, disolviéndose ésta. Dichas compañías fueron adscritas a la 357. Infanterie-Division. Lo más probable es que estas dos compañías estuvieran formadas básicamente por personal alemán aunque con algunos españoles. Diversos testimonios aseguran que algunos de estos españoles marcharon a la brigada valona pocos días después, a primeros de febrero de 1945, mientras otros permanecieron en las mismas combatiendo en Hungría y Eslovaquia hasta el final de la guerra.
En estas unidades de voluntarios y en las que se crearían posteriormente dentro de las SS, se enrolaron trabajadores españoles que formaban parte de ese 26,5% de mano de obra extranjera que trabajaba en Alemania en el verano de 1944. Los trabajadores españoles procedían de diversos colectivos. Muchos estaban allí como consecuencia del acuerdo económico firmado entre los gobiernos español y alemán en agosto de 1941, por el que unos 50.000 españoles marcharon en su gran mayoría huyendo de la miseria, del hambre o de la persecución policial. Además estaban los procedentes de Francia, emigrantes previos a la guerra (en 1931 había 350.000) y republicanos que en 1939 huyeron al país galo y que tras la derrota francesa habían sido reclutados por las autoridades alemanas, especialmente para la Organización Todt. Un último colectivo lo formaban veteranos de la DEV que optaron por quedarse en Alemania cuando fueron licenciados. Aunque desde 1944 la Wehrmacht hizo campaña de reclutamiento entre los obreros españoles, el principal motivo de los que se enrolaron en las unidades de voluntarios españoles fue huir de los bombardeos de la aviación aliada de las fábricas en las que trabajaban. Fueron, pues, unos soldados obligados por las circunstancias y no unos fascistas fanáticos que aprovecharon cualquier oportunidad para desertar y tratar de regresar a España o alcanzar un lugar seguro.
Voluntarios del llamado batallón fantasma, 1944
En la «Wallonien»
En España, las autoridades falangistas más comprometidas con la causa de la Alemania nazi intervinieron cuando el gobierno del general Franco decidió retirar a los voluntarios españoles de la guerra. Según su propio testimonio, Alphonse van Horembeke, un belga veterano del ejército franquista durante la Guerra Civil Española que estaba en esos momentos destinado en la delegación provincial de FET-JONS de Vizcaya, recibió la orden de marchar a Alemania a finales de marzo de 1944 con la misión de reunir a cuantos españoles localizara y enrolarlos en la legión flamenca de las Waffen-SS. En julio, tras varios meses sin haber logrado éxito en su propósito, Van Horembeke se alistó en la SS-Freiwilligen-Sturmbrigade Wallonien de Léon Degrelle, que en esos momentos se encontraba en proceso de reorganización tras la debacle de Kórsun. A finales de septiembre, una vez finalizada su participación en la campaña de Estonia, Degrelle encomendó a Van Horembeke la misión de reclutar españoles con los que esperaba reconstruir todo un regimiento de su brigada valona. Y poco después, en noviembre ―gracias a la mediación del Instituto Iberoamericano de Von Faupel― el obersturmführer García Valdajos se incorporó a la brigada de Degrelle, quien le puso al frente de las tareas administrativas de la unidad española que se estaba reclutando.
García Valdajos era un veterano de la DEV y la LEV que en marzo de 1944 decidió quedarse en Alemania e ingresar en el SD. Había participado en acciones antipartisanas y había estado destinado en el centro de reclutamiento parisino del Quartier de la Reine.
Van Horembeke visitó fábricas y campamentos de trabajadores sin mucho éxito hasta que llegó a Stockerau en noviembre, donde se encontró con los restos de las compañías de combatientes españoles. Van Horembeke convenció inicialmente a unos cuantos veteranos para que se incorporaran a la brigada valona, donde formaron el cuadro de la 3ª Compañía del primer y único batallón del 70. Grenadiere-Regiment (la 3/I/70). Estaba mandada por el untersturmführer valón Rudi Bal. Durante este periodo de organización, un grupo de voluntarios italianos recibió autorización para incorporarse a la brigada italiana de las Waffen-SS y junto con ellos marchó también una decena de españoles.
En los primeros días de febrero de 1945, cuando la Wallonien estaba ya desplegada en la zona de Stargard, cerca de Stettin (Szczecin), recibió varias expediciones de españoles procedentes de Viena y Berlín. Con estos últimos voluntarios se completó la 3ª Compañía a cuatro secciones y se creó una cuarta sección en la 1ª Compañía del mismo batallón. Con estos refuerzos, que muy probablemente procedían de las compañías 101ª y 102ª además de algún que otro trabajador desesperado reclutado in extremis, se alcanzó el máximo número de españoles en la Wallonie y que ha sido calculado en unos trescientos, ya que también los hubo en otras unidades de la brigada. De los combates por Stargard sólo escaparon unos 60 españoles a primeros de marzo. Pocos días después, el mando de la Wallonien recibió la orden de transferir a estos supervivientes a una unidad que se había creado recientemente al mando del hauptsturmführer Miguel Ezquerra.
En la «Karstjäger-Brigade» de las SS
Una de las compañías de la Brandenburg Division (la unidad de las fuerzas especiales del Abwehr hasta su transformación en una división panzergranadera en septiembre de 1944) tenía un carácter mixto al estar formada por franceses, alemanes y algunos españoles. Éstos se encontraban bajo la dirección de José Ortiz Fernández, un veterano de la DEV que al ser licenciado se incorporó a los servicios de contraespionaje alemanes. Tras participar en diversas operaciones contra la Resistencia francesa, infiltrándose entre los numerosos grupos de maquisardsespañoles, en mayo de 1944 marcharon junto con los italianos de otra compañía al norte de Italia para desarrollar misiones antipartisanas, estando un mes más tarde en las zonas de Arezzo y Cittá di Castello.
En septiembre de 1944, cuando el Abwehr fue absorbido por las SS, el destacamento ítalo-español se encontraba reorganizándose en Ivrea, al norte de Turín. Allí supieron que iban a ser incorporados a las Waffen-SS. Según su propio testimonio, José Ortiz fue destinado a Hall-im-Tirol para efectuar un cursillo que lo habilitara como oficial de las Waffen-SS y a continuación recorrió como reclutador varios campos de prisioneros de los alrededores de Viena en los que estaban encerrados trabajadores españoles que habían abandonado sus fábricas y lugares de trabajo. Ortiz convenció a un centenar de ellos, con los que organizó una compañía en octubre de 1944 de la que fue nombrado su comandante con el empleo de untersturmführer.
Pese a que algunos miembros habían combatido con la 1ª Compañía en Rumanía, según reconoce el propio Ortiz en su testimonio, la mayoría de sus miembros buscaba escapar de los campos de prisioneros y de Alemania y muy pocos creían en la causa nazi, habiendo incluso excombatientes del ejército republicano. Estos voluntarios se ganaron una reputación ambigua: mantuvieron peleas y enfrentamientos con sus compañeros de otras nacionalidades, fueron acusados de pillajes y saqueos por las fuerzas partisanas, pero se tuvieron una gran camaradería y lealtad hasta los últimos momentos.
Esta compañía estuvo lista hacia noviembre o diciembre y se incorporó al 59. Gebirgsjäger-Regiment de la 24. Waffen-Gebirgs-(Karstjäger)-Division der SS del sturmbannführer Werner Hahn. La compañía española actuó en Villach y Pontebba, y más tarde en Tolmezzo, también en funciones antipartisanas. A primeros de mayo de 1945, los voluntarios españoles recibieron la autorización para escapar e intentar llegar a España.
Esta unidad alpina de las Waffen-SS había tenido su origen en una orden de Himmler en el verano de 1942 para la creación de una compañía (denominada SS-Karstwehr-Kompanie) destinada a la lucha antipartisana en el Tirol austriaco. Al poco tiempo fue transformada en un batallón y en la primavera de 1943 trasladada a Carintia para continuar su adiestramiento. Cuando se produjo la defección de Italia, fue enviada a las regiones de Istria y el Véneto oriental, donde permaneció hasta el final de la guerra combatiendo a los partisanos (su cuartel general se instaló en Gradisca, Italia). A causa de la creciente actividad guerrillera, Himmler ordenó una nueva transformación de la unidad el 18 de julio de 1944. En esta ocasión se debería convertir en una división de dos regimientos y unos 6.000 efectivos. La incapacidad por completarse esta reorganización llevó a que en diciembre de 1944 quedase oficialmente como una brigada de unos 3.000 hombres. Al final de la guerra, la Karstjäger-Brigadeactuó como retaguardia de las fuerzas alemanas que huían de Italia y Yugoslavia, y el 9 de mayo de 1945 sus restos se rindieron a la 6ª División Acorazada británica en el sur de Austria.
La «Einheit Ezquerra»
Miguel Ezquerra Sánchez era un veterano de la DEV que tras su disolución también se había incorporado al SD y había estado destinado en misiones antipartisanas en el Sonderstab F. En Alemania, Ezquerra se convirtió en un estrecho colaborador de Wilhelm von Faupel, antiguo embajador de la Alemania nazi ante el gobierno de Franco, quien dirigía el Instituto Iberoamericano de Berlín. Esta institución había actuado como centro de reunión para muchos de los españoles (intelectuales, estudiantes, combatientes voluntarios y trabajadores) que se encontraban en Alemania y a través del periódico Enlace, desde 1944 ayudó a consolidar una corriente falangista radical entre los voluntarios vinculada indisolublemente al destino del Tercer Reich nacionalsocialista. Von Faupel aspiraba a crear un grupo de colaboracionistas leales a Hitler y no a Franco. Pese a las protestas del gobierno español, el periódico Enlace continuó siendo publicado.
En enero de 1945, gracias a las gestiones de Von Faupel, Ezquerra recibió la autorización de organizar una unidad con los españoles que encontrara. Reclutó a estudiantes, a trabajadores de la Organización Todt e, incluso, a algunos que tenían problemas con la justicia alemana y los unió con los supervivientes de la 3/I/70 de la Wallonie para la batalla final. Al final, la Einheit Ezquerra (algunos autores la citan como Einsatzgruppe Ezquerra) se compuso de dos compañías que fueron acuarteladas en Potsdam y en las que se reunieron los últimos voluntarios españoles dispuestos a combatir por Hitler. Equipada con armamento ligero, en abril de 1945 fue destinada a la defensa de Berlín donde, según Ezquerra, participó en la defensa del Luftministerium y en los combates de la Moritzplatz.
Al final, algunos voluntarios consiguieron escapar de la capital alemana, otros fueron capturados por los soviéticos y otros más fueron ejecutados entre las ruinas de la capital alemana. Los últimos prisioneros españoles en la URSS regresaron a España en 1954.
Artilleros en acción. Leningrado, 1943 (FDA)
El equivalente a la DEV en el arma aérea fueron las oficialmente denominadas Escuadrillas Expedicionarias, más conocidas como «Escuadrillas Azules», que se incorporaron a la Luftwaffe entre 1941 y 1943. Al tiempo que las autoridades españolas negociaban con las alemanas la compra de modernos aparatos y las patentes de otros, se organizó un contingente de pilotos españoles para participar en la campaña de Rusia que aprenderían las técnicas y tácticas de combate de los pilotos de caza de la Luftwaffe.
Siguiendo el ejemplo de la Legión Cóndor, se organizaría una escuadrilla que incluiría su escalón de tierra (unos 125 hombres) y cuyos componentes irían rotando tras un determinado periodo de servicio. La 1ª Escuadrilla se organizó al mismo tiempo que la DEV y se compuso de 17 veteranos pilotos de la Guerra Civil Española. Trasladados a Alemania, el 27 de julio iniciaron un curso de instrucción en la escuela de caza de Werneuchen y que se prolongó hasta finales de septiembre. Una vez lista fue equipada con Me 109E y adscrita a la Jagdgeschwader 27 como escuadrilla independiente (15/JG27). El 2 de octubre comenzó a operar en el frente de Moscú. Esta escuadrilla entabló 94 combates aéreos (de 460 misiones), obtuvo seis victorias y sufrió seis bajas (cinco muertos o desaparecidos). Regresó a principios de marzo de 1942, cuando marchaba a Werneuchen la 2ª Escuadrilla.
Esta escuadrilla permaneció en instrucción hasta mediados de junio y entre sus 19 pilotos había menos veteranos de la Guerra Civil. Comenzó sus operaciones a finales de junio encuadrada en la Jagdgeschwader 51 Mölders también como independiente (15/JG51) y con base en Orel. Sus cifras fueron: 117 combates (de 1.312 misiones), 13 victorias y dos bajas.
La 3ª Escuadrilla se comenzó a organizar en julio de 1942 en España y fue entrenada por los veteranos de la 1ª Escuadrilla antes de marchar a Francia, donde recibió un corto curso de instrucción de la Luftwaffe. La componían 20 pilotos, la mayoría inexpertos en la caza, que relevaron a la 2ª Escuadrilla en diciembre de 1942. Combatió en 112 ocasiones (de 1.716 misiones), obtuvo 62 victorias y sufrió seis bajas. Entre sus componentes estuvieron dos de los tres «ases» de las escuadrillas expedicionarias: Gonzalo Hevia (11 derribos) y José Ramón Gavilán (9 derribos). En estos mejores resultados tuvieron influencia dos hechos: a los tres meses de estar en Rusia la escuadrilla fue reequipada con FW 190A y la utilización de los radares que la Luftwaffe había comenzado a desplegar en este frente.
La 4ª Escuadrilla relevó a la anterior en julio de 1943, y como ella había recibido un entrenamiento básico en España y un cursillo breve en Francia. Sus datos fueron 277 combates (de 1.918 misiones), 74 victorias y diez bajas. En ella voló el segundo «as» español: Mariano Cuadra (10 derribos). La 5ª Escuadrilla partió de España en diciembre y relevó parcialmente a la 4ª Escuadrilla en febrero de 1944. Un mes más tarde, la unidad recibió la orden de repatriación al mismo tiempo que la LEV. En ese breve espacio de tiempo, sólo volaron dos terceras partes de sus pilotos que no consiguieron ninguna victoria y sufrieron una baja. Esta última escuadrilla voló Me 109G.
La Luftwaffe concedía la calificación de experte a aquellos pilotos que derribaban a más de cinco aparatos enemigos. Así, mientras los pilotos alemanes que alcanzaron esta distinción fueron el 12% del total, la proporción entre los españoles de las escuadrillas expedicionarias alcanzó el 15%. Fueron, finalmente, estos pilotos españoles quienes desarrollaron la moderna arma de caza de la aviación española al aplicar las técnicas y tácticas que habían aprendido tras su experiencia con la Luftwaffe en el frente del Este.
Pilotos de la 1ª Escuadrilla Azul, 1941-42 (FDA)
La participación de marinos españoles en la Kriegsmarine obedeció a motivos diferentes de los voluntarios del Heer, de las Waffen-SS o de la Luftwaffe. En 1939 las autoridades españolas diseñaron un plan de rearme de la armada española que necesitaba de la ayuda alemana para poderse llevar a cabo. Al final, dicho plan se mostró inviable para un país pobre y devastado como la España de aquellos años pero en el verano de 1940, una comisión de la armada española viajó a Alemania con objeto de conseguir la tecnología necesaria para dicho programa de rearme. A cambio de suministro de minerales estratégicos como el tungsteno, el estaño, el aluminio o el cobre, Alemania ofreció los planos y patentes de submarinos, dragaminas y lanchas torpederas, y aceptó el envío de personal español para realizar cursos y prácticas en sus unidades de guerra.
Un primer grupo de marinos españoles llegó al mar Báltico en noviembre de 1942. Allí participó en diferentes misiones de guerra hasta enero de 1943, cuando fue trasladado a diversos centros y unidades de instrucción (entre ellas, el crucero Admiral Scheer). Regresó a España en marzo. El segundo grupo llegó al Báltico en abril de 1943 y participó en acciones similares a las de sus predecesores. Además, durante los meses de junio y julio de 1943 recibieron su adiestramiento en la base naval de Swinemünde las tripulaciones de seis lanchas torpederas Schnellboot S-38 cedidas a la armada española. El total de marinos españoles que pasaron por la Kriegsmarine fue de unos 134.
Estampa final de los voluntarios españoles
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Enlaces útiles
Españoles en la Segunda Guerra Mundial (y II) Combatiendo contra el III Reich
por Carlos A. Pérez, 2006
Españoles en el desfile de la Victoria, París, 1944.
Del medio millón de españoles que se refugiaron en Francia durante los últimos meses de la Guerra Civil, más de la mitad regresaron tras los primeros meses. La cifra total de los que se quedaron, sin importarles las condiciones que fueran, varía desde los 140.000 hasta los 250.000 según los autores. Otros 12.000 permanecían en el África del norte francesa.
En las «compagnies de prèstataires étrangers»
Un decreto del gobierno francés de abril de 1939 estableció que los refugiados extranjeros entre los 20 y 48 años debían proporcionar prestaciones equivalentes al tiempo que los ciudadanos franceses pasaban cumpliendo con el servicio militar. Un informe elaborado para el Ministerio de la Guerra cifró en 230.000 los españoles movilizables al albur de este decreto. Se inició así la creación de compañías de trabajadores extranjeros, unidades militarizadas integradas por unos 250 hombres y capitaneadas por oficiales franceses de la reserva. Pese a que en cada prefectura se elaboró inicialmente un lista de las actuaciones más necesarias en el ámbito de las infraestructuras, estas compañías pasaron a desempeñar tareas relacionadas con la defensa nacional francesa como la construcción de obras defensivas en las fronteras y de campamentos militares. Hasta el comienzo de la Segunda Guerra Mundial se calcula que el número de españoles incorporados a estas compañías fue de 20.000.
A partir de septiembre de 1939, tras la movilización general, el enrolamiento de los extranjeros en estas unidades pasó a ser obligatorio. Para el 15 de diciembre había destinadas al ejército 102 compañías de prestatarios extranjeros (unos 25.500 hombres) que aumentaron hasta las 180 para finales de ese mes. Los españoles eran con diferencia el contingente nacional más numeroso por lo que a menudo eran citadas en los documentos oficiales como «compañías de trabajadores españoles».
En el norte de África se organizaron doce compañías de un menor número de efectivos que las metropolitanas y que se agruparon en el 8º Regimiento de Trabajadores Extranjeros. En abril de 1940 eran unos 2.500 hombres repartidos entre Marruecos, Argelia y Tunicia.
Pero no todas desempeñaron un papel militar. Para febrero de 1940, cuando las autoridades francesas retiraron el status de refugiados a los españoles que aún residían en el país, las compañías de trabajadores extranjeros también habían sido destinadas a labores agrícolas e industriales reemplazando la mano de obra francesa movilizada. El 1 de mayo eran 138 las compañías existentes no dependientes del Ministère de la Guerre.
Según una estimación del estado mayor del ejército francés, a finales de abril de 1940 había unos 55.000 españoles en las compañías de trabajadores destinadas a las fuerzas armadas y otros 40.000 trabajaban en el campo o en la industria. En los campos de internamiento aún quedaban unos tres mil tenidos por no aptos.
En la «Légion Étrangère»
Desde que se inició la Segunda Guerra Mundial, las autoridades francesas también se dirigieron a los refugiados españoles internados con objeto de reclutar voluntarios para su Légion Étrangère.
Los españoles que se alistaron en el ejército francés durante 1939 y 1940 lo hicieron por diferentes motivos. Para la mayoría significaba salir de los abominables campos de concentración a los que habían ido a parar tras huir de España. Para otros era la posibilidad de proseguir un combate frustrado, de tomarse el desquite de alemanes e italianos tras la Guerra Civil. Y para los menos, los idealistas, era la continuación de su empeño antifascista. También hubo otros a los que las autoridades francesas no les dieron otra opción si no querían ser repatriados a España.
El número total de españoles así enrolados, según el estado mayor del ejército francés, fue de unos seis mil. Constituyeron un equilibrado colectivo con una clara identidad nacional que mantuvieron durante el conflicto allí donde combatieron. Eran veteranos de la Guerra Civil con experiencia militar gracias a que muchos habían ostentado mando en el Ejército Popular de la República, y jóvenes apenas politizados de las quintas del biberón (1941) y del chupete (1942). Los primeros proporcionarían orientación y asesoramiento a los segundos para poder poner en práctica los cuatro valores que caracterizaron la actuación de estos españoles en la Segunda Guerra Mundial: valentía, modestia, eficacia y caballerosidad.
Como se les ofrecieron dos modelos de enganche, quienes optaron por firmar un contrato de cinco años fueron embarcados para Argelia, a Sidi bel Abbes, para integrarse en los nuevos regimientos y batallones de marcha de la Légion Étrangère. Durante 1939 fueron un total de 3.052 españoles los que se alistaron según este modelo.
Los restantes prefirieron alistarse por el tiempo que durara la guerra. Así fueron enviados a Barcarès, lugar donde se organizaron tres regimientos de marcha de voluntarios extranjeros. Para el 10 de febrero de 1940, los españoles constituían el 40% de los efectivos de estos regimientos (2.709 sobre 6.770) y la mayoría se habían acogido al decreto del 27 de mayo de 1939 que autorizaba la creación de unidades de combatientes extranjeros.
Los voluntarios extranjeros reclutados para combatir contra Alemania fueron incorporados a varias unidades procurando mantener cierta homogeneidad. Su carácter internacional y políticamente diverso impidió que obtuvieran el favor de los mandos franceses a la hora de ser equipadas y armadas. Pese a esta desconfianza, su comportamiento en el campo de batalla fue de tal mérito que todas ellas fueron reconocidas como integrantes de la Légion Étrangère francesa tras la guerra.
En el caso del 11e Régiment Étranger d´Infanterie (creado en noviembre de 1939) el número de españoles ha sido calculado en unos quinientos. Esta unidad se distinguió en los feroces combates del bosque de Inor, cerca de Verdún, y de Saint-Germain-sur-Meuse. El 12e Régiment Étranger d´Infanterie (febrero de 1940) fue cercado en Soissons y quedó reducido a 300 hombres cuando logró escapar. Estas dos unidades contaron con un destacable cuadro de legionarios profesionales. El 21e Régiment de Marche des Volontaires Étrangers (octubre de 1939) sufrió grandes bajas en las Ardenas, el 22e Régiment de Marche des Volontaires Étrangers (octubre de 1939) rechazó varias ataques alemanes en Villers-Carbonnel, cerca de Péronne, antes de ser aniquilado y el 23e Régiment de Marche des Volontaires Étrangers (mayo de 1940) detuvo el avance enemigo durante dos días en Pont-sur-Yonne, al sureste de París, pese a que no llegó a estar completamente formado. Estos tres regimientos encuadraron principalmente a españoles y a refugiados de la Europa oriental, recibieron escasa instrucción militar y sus mandos fueron oficiales de la reserva.
En el norte de África fue creado el 97º Grupo Extranjero de Reconocimiento Divisionario a partir de unidades motorizadas y de caballería de la Légion. Fue trasladado a Francia en marzo de 1940 y actuó protegiendo la retirada de las unidades francesas antes de protagonizar varios contraataques en los que fue destruido.
En Francia y el cautiverio
Se han calculado en unos 5.000 los españoles que murieron durante la campaña de Francia de 1940, pertenecientes tanto a las unidades militares como a las compañías de trabajadores, muchas de las cuales se encontraban desplegadas en el frente cuando se inició el ataque alemán. Por ejemplo, en la bolsa de Dunkerque quedaron cercadas quince de estas compañías. Los que fueron capturados por los alemanes fueron deportados primero a campos de prisioneros y posteriormente a campos de exterminio, de acuerdo con las directrices contra «los combatientes rojos españoles» que las autoridades nazis habían determinado en comunión con el gobierno franquista. De los 7.200 españoles que fueron deportados a Mauthausen murieron alrededor de cinco mil.
Tras el armisticio franco-alemán, el gobierno de Vichy sólo mantuvo militarizados en la Légion Étrangère a los alistados por cinco años. Los demás recuperaron su estatus de refugiados. El gobierno de Vichy les ofreció tres opciones: ser repatriados, regularizar su situación trabajando en el campo o en la industria o ser trasladados como trabajadores forzosos a los campos del norte de África. La mayoría, naturalmente, optó por la segunda y muchos de los que permanecieron en Francia acabaron por incorporarse a la Resistencia.
Meses después, las autoridades de Vichy recrearon las unidades de trabajadores extranjeros en las que los españoles constituyeron la gran mayoría: en agosto de 1943 eran españoles 31.000 de los 37.000 hombres encuadrados en estas unidades. En el norte de África fue disuelto el 8º Regimiento de Trabajadores Extranjeros y sus compañías repartidas por el territorio. Las duras condiciones en las que tuvieron que desempeñar los trabajos forzados fueron agravadas por los malos tratos que recibieron de las autoridades pétainistas francesas.
Los españoles residentes en Francia también fueron empleados por las autoridades alemanas como mano de obra durante la ocupación. Entre 1942 y 1944, la Organización Todt reclutó a unos 26.000 (inicialmente de manera voluntaria y desde 1943 con carácter obligatorio) y otros 40.000 fueron deportados a Alemania.
La «13e Demi-Brigade de Marche»
De los 2.249 hombres que conformaron la 13e Demi-Brigade de Marche, aproximadamente medio millar fueron españoles. La noticia de su organización llegó a los campamentos de Sidi bel Abbes y Fez en los primeros días de febrero de 1940. Tres cuartas partes de los legionarios españoles se presentaron voluntarios y embarcaron en Orán el día 10 con destino a la metrópoli. Tras ser equipados, la media brigada se concentró en Belley, al pie de los Alpes, donde se desarrolló un intenso entrenamiento en montaña dirigida por el teniente coronel Magrin-Vernerey, Monclar. Esta significativa presencia de españoles modificó la tradicional disciplina existente en las unidades de la Légion Étrangère ya que su condición de refugiados políticos y no de marginados sociales introdujo unas nuevas relaciones entre la oficialidad y la tropa basadas en la camaradería y en la confianza antes que en el castigo y la brutalidad reglamentaria.
Destinada a la fuerza aliada que iba a operar en Escandinavia, la media brigada embarcó en Brest el 12 de abril con destino a Inglaterra, y desde Glasgow hacia la costa noruega. Desembarcó en Bjerkvik el 12 de mayo, al norte de las posiciones alemanas, y encabezó durante las siguientes semanas los combates que llevaron a la reconquista de Narvik. Cuando llegó el momento de evacuación, el 7 de junio, las bajas españolas habían sido no más de un centenar.
La dotación del Guadalajara con otros de la Nueve en París, 1944.
De Noruega, la 13e Demi-Brigade fue trasladada brevemente a Bretaña antes de regresar a Inglaterra. Para entonces la situación de Francia ya estaba decidida. El 18 de junio, Charles de Gaulle anunció su intención de dirigir a todos aquellos franceses que desearan continuar combatiendo para liberar a su país. Cuando se presentó ante los legionarios españoles para pedirles su compromiso con la causa de la Francia libre, apenas alguno se ofreció voluntario confiados como estaban en ser repatriados a la Francia de Pétain para ser desmovilizados. Pero cuando se ordenó el embarque de los legionarios con destino a Marruecos, unos trescientos españoles se negaron a hacerlo y se quedaron en Inglaterra. Los temores de estos amotinados se cumplieron por cuanto la 13e Demi-Brigade acabó acantonada en Argelia sin ser sus legionarios licenciados. Desde ese momento, algunos desencantados españoles desertarían para embarcarse hacia el Camerún e incorporarse a las fuerzas de la Francia libre en África ecuatorial. Por ejemplo, un grupo de cincuenta desertó con armas y bagajes en Senegal y efectuó una épica marcha por selvas y sabanas de un mes hasta Brazzaville. Otros españoles que siguieron en las filas de la Légion Étrangère de Vichy acabaron siendo destinados a Senegal, al África Ecuatorial francesa o al Levante mediterráneo cuando fue disuelta la 13e Demi-Brigade.
La mayoría de los que se habían quedado en Inglaterra, junto con otros españoles que habían podido llegar a Inglaterra, acabaron por incorporarse a la nueva 13e Demi-Brigade que había reorganizado el coronel Monclar con aquellos legionarios comprometidos con la Francia libre. Otros pocos se alistaron en las fuerzas británicas. De acuerdo con Paul Gaujac, de los 1.300 soldados que se unieron a De Gaulle, 600 eran antiguos republicanos españoles que servían como legionarios, una cifra que se nos antoja excesiva. Esta unidad partió el 30 de agosto hacia Duala, Camerún, desde donde participó en la conquista del Gabón francés.
En África
El día de navidad de 1940, la 13e Demi-Brigade embarcó hacia Sudán. Allí, su primer batallón formó junto con el 3e Bataillon de Marche du Tchadla Brigade Française d´Orient (BFO) del coronel Monclar. El batallón legionario estaba mandado por el comandante Dmitri Amilakvari, un noble georgiano de la casa Zedguinidzé que se había enrolado en la Légion Étrangère años atrás y cuyo hermano Alexandr había combatido en la Guerra Civil como oficial del Tercio de Navarra. En marzo de 1941, la BFO se concentró en la región eritrea de Chalamet para participar en la ofensiva sobre el África Oriental Italiana. Con la conquista del fuerte de Cubcub se inició la batalla de Keren, la primera que libraron fuerzas de la Francia libre contra tropas del Eje tras la derrota de 1940. Tras la misma acabó participando en la toma de Asmara y del puerto de Massawa a primeros de abril. Finalizada su participación, fue enviada al desierto de Gaza para integrarse en la 1e Division Légère de la Francia libre que se estaba formando. Formando parte de la misma participó en la campaña de Siria y Líbano de junio-julio de 1941. Los legionarios españoles participaron en el asalto a las alturas de Kisoue, abriendo el camino a Damasco, y alcanzaron Baalbek.
En esta campaña hubo otros españoles, los que permanecían en las unidades leales al gobierno francés de Vichy. La mayoría estaban en el 6e Régiment Étranger d´Infanterie, formado en octubre de 1939, con base en Homs y dirigido por el coronel Barré. Unos 300 españoles encuadrados en el 11e Bataillon des Volontaires Étrangers habían sido destinados a dicho regimiento a su llegada al Levante francés en abril de 1940. Había otros que formaban en varias compañías de trabajo destinadas al Levante colonial francés. Algunos de ellos desertaron para incorporarse a las fuerzas de la Francia libre pero otros combatieron en las unidades en que se encontraban hasta la rendición. Tras la misma, algunos solicitaron su ingreso en la 13e Demi-Brigade junto a sus compatriotas.
Al finalizar esta campaña, las fuerzas francesas libres fueron concentradas en Deraa (Siria) para su reorganización ya que la división iba a ser disuelta en beneficio de tres brigadas ligeras. La 13e Demi-Brigade del teniente coronel Amilakvari fue reorganizada en tres batallones gracias al incremento de sus efectivos, entre los que había medio millar de españoles: su I Batallón fue encuadrado en la 2e Brigade Légère del general Cazaud y los otros dos en la 1e Brigade Légère del general Koenig. A finales de 1941, tras finalizar su entrenamiento, esta brigada partió hacia el frente norteafricano, entrando en combate en el paso de Halfaya antes de desplegarse en Bir Hakeim (cien kilómetros al sur de Tobruk) en febrero de 1942. Y allí se encontraba cuando se inició la ofensiva de Rommel tres meses más tarde.
Bir Hakeim y El Alamein
En Bir Hakeim, la unidad del general Koenig protagonizó una estoica resistencia antes los asaltos de las fuerzas italianas y alemanas. En una primera fase, los carros de la división acorazada italiana Ariete penetraron en la localidad antes de ser cazados por grupos formados y dirigidos por legionarios españoles, experimentandos en el combate cercano antitanque. Un nuevo y más poderoso asalto realizado días más tarde también fue rechazado durante una semana hasta que el mando del Octavo Ejército autorizó el repliegue de la 1e Brigade Légère.
Las numerosas bajas sufridas obligaron a reorganizar la 13e Demi-Brigade disolviendo su tercer batallón y trasladando el primero desde la 2e Brigade Légère. La brigada de Koenig fue adscrita a la 7ª División Acorazada británica para la batalla de El Alamein. Entre los caídos durante la misma destaca el teniente coronel Amilakvari. Cuando las fuerzas de Rommel iniciaron la retirada, la 1e Brigade Légère avanzó en reserva y a su llegada a Trípoli en enero de 1943, los legionarios españoles se encontraron con aquellos compatriotas bajo el mando del general Leclerc que habían atravesado el Sáhara desde el Chad.
En febrero de 1943, las brigadas de la Francia libre que habían llegado a Tunicia con el Octavo Ejército de Montgomery se reorganizaron para constituir la 1ª División Francesa Libre. Bastantes españoles de la 13e Demi-Brigade aprovecharon esta situación para pasarse a la unidad del general Leclerc, cuya personalidad inspiraba mayor confianza que aquellos generales como Alphonse Juin que habían esperado hasta la victoria sobre el Afrika Korps para pasarse a las fuerzas de la Francia libre.
En la campaña norteafricana hubo otros combatientes españoles. Eran los legionarios que habían regresado al Magreb desde Inglaterra para seguir al servicio de la Francia de Vichy, junto con algunos nuevos reclutas. Aunque se resistieron inicialmente al desembarco aliado, posteriormente participaron en la batalla por Túnez encuadrados en dos prestigiosas unidades, el 3e Régiment Étranger d´Infanterie y el 1e Régiment Étranger d´Infanterie de Marche, que en julio de 1943 se transformaron en el Régiment de Marche de la Légion Étrangere. Actuando éste como la infantería motorizada de la 5e Division Blindée, sus españoles combatieron desde el verano de 1944 en Europa en el ejército del general De Lattre de Tassigny.
En Europa
Los dos batallones de la 13e Demi-Brigade desembarcaron con la 1e Division Française Libre en Italia en abril de 1944, formando parte del Cuerpo Expedicionario Francés (CEF) del general Juin. En mayo, el CEF participó en la ofensiva contra la línea Gustav. La 13e Demi-Brigade encabezó el avance: cruzó el río Garellano, atravesó la segunda línea de defensa y prosiguió hacia Roma. Existen testimonios gráficos de la entrada de la 13e Demi-Brigade en Roma pese a las órdenes del mando aliado contrarias a esta eventualidad. A la de Roma le siguió la liberación de Siena y el avance hasta las proximidades de Florencia antes de que el CEF fuera retirado para participar en el desembarco en la Provenza. En estos momentos la presencia de españoles en la 13e Demi-Brigade se ha visto paulatinamente disminuida por las bajas y los «traslados» a la división de Leclerc.
La 13e Demi-Brigade desembarcó junto con el I Ejército francés del general De Lattre de Tassigny el 16 de agosto de 1944 en Saint-Tropez. Desde allí participó en la conquista de Tolón nueve días más tarde. En su avance por el valle del Ródano camino de Lyón, en Valence, los españoles de la 13e Demi-Brigade fueron efusivamente recibidos por una de las muchas partidas de guerrilleros españoles que operaban en esa zona. Más adelante, los legionarios españoles participaron en los duros combates de Autun y Colmar, cruzaron el Rin para penetrar en Alemania y combatieron en los Alpes, en los últimos enfrentamientos de la Segunda Guerra Mundial.
Con Leclerc
Entre los hombres que iniciaron la aventura del general Leclerc (Philippe de Hauteclocque) en el África tropical también hubo españoles, pero pocos, apenas un puñado. Su número aumentó con ocasión de la llegada a Trípoli en enero de 1943 de la pequeña fuerza del general francés tras atravesar el desierto del Sáhara gracias al trasvase de legionarios de la 13e Demi-Brigade, como ya se ha dicho. Entonces, Leclerc inició de acuerdo con Montgomery un proceso de expansión de su unidad, convirtiéndola en una brigada ligera motorizada denominada Force L. Esta unidad se incorporó un mes más tarde a la ofensiva sobre Tunicia. Concentrada en Ksar Rhilane, participó en el flanqueo de la línea Mareth.
Tras la conquista de Túnez, la unidad de Leclerc fue acantonada en Djidjelli, Argelia, para convertirse en una división acorazada. Durante este proceso, el contingente de españoles aumentó como consecuencia de la incorporación del Corps Franc d´Afrique y del alistamiento de residentes en el Oranesado. De hecho, en esta región existía una numerosa colonia de españoles y pied noirs de origen español que en noviembre de 1942 ascendía a 70.000 individuos, 14.000 de ellos residentes en Orán. Además, cuando en abril de 1943 se cerraron los campos de internamiento franceses, los refugiados españoles liberados tuvieron que elegir entre emigrar a Méjico, incorporarse al Royal Pioneer Corps británico, a la LégionÉtrangère o al Corps Franc d´Afrique. Muchos optaron por algunas de las tres últimas opciones.
El Corps Franc d´Afrique fue organizado en noviembre de 1942, a instancias del general Giraud, por el general De Monsabert con el objetivo de reclutar a aquellos extranjeros que desearan unirse a la lucha contra el Eje. Como el stablishment militar ex pétainista desconfiaba de esos voluntarios por su orientación política antifascista e izquierdista, los quiso tener al margen de las unidades regulares francesas. Fue precisamente esta neta identidad antifascista lo que animó a no pocos españoles (y no españoles) a alistarse en esta unidad. Así, se alistaron entre otros el que fuera jefe de la Marina de guerra republicana, el almirante Miguel Buiza, quien con el grado de capitán mandó una compañía compuesta por españoles. Uno de sus más destacados animadores fue Joseph Putz, un veterano francés de la Gran Guerra y de las Brigadas Internacionales. El Corps Franc d´Afrique contó con unos 3.000 hombres agrupados en tres batallones que fueron equipados y armados por los británicos. A finales de 1942 se desplegó en el extremo izquierdo del frente aliado, junto al Mediterráneo, y participó en la ofensiva final sobre Túnez y Bizerta. En contra de los deseos del general Giraud y animados por el comandante Putz, los voluntarios del Corps Franc d´Afrique se incorporaron a la división en formación de Leclerc. También se incorporaron algunos españoles que servían en los regimientos legionarios del ejército de Giraud.
La razón de esta notable afluencia de españoles a la división de Leclerc tuvo mucho que ver por los rumores que se extendieron sobre la creación de una unidad independiente enteramente española que combatiría bajo la bandera nacional republicana española. Aunque no se convirtió en realidad, la bandera tricolor republicana lució en los vehículos de la 9ª Compañía del Regimiento de Marcha del Chad por los campos de batalla de Europa occidental.
En septiembre de 1943 nació la 2e Division Blindée del general Leclerc. El número de españoles es difícil de cifrar pese a que el propio general Leclerc afirmara, exageradamente, que tuvo bajo sus órdenes a varios miles. La mayoría se encuadró en el Régiment de Marche du Tchad, una unidad de infantería mecanizada que se creó en el verano de 1943. Su III Batallón estaba mandado por el comandante Putz y una de sus compañías, la 9ª, está formada casi completamente por un centenar y medio de españoles. Su capitán, Raymond Dronne, asegura que había españoles por las demás unidades, concretamente en las compañías 11ª, de acompañamiento y de apoyo; y que políticamente eran anarquistas, socialistas y republicanos, con muy pocos comunistas.
En mayo de 1944 la 2e Division Blindée fue trasladada a Inglaterra y el 1 de agosto de 1944 desembarcó en Normandía, donde participó en los duros combates de Ecouché durante la formación de la bolsa de Falaise. Formando parte del III Ejército estadounidense del general Patton, el día 23 inició desde Argentan el avance que tenía como objetivo la liberación de París. El Régiment de Marche du Tchad encabezaba la división y la compañía española, la «Nueve», abría la marcha. Al anochecer del siguiente día, sus vehículos llegaron a la plaza del ayuntamiento tras recorrer doscientos kilómetros. Estos primeros vehículos que entraron en la capital francesa lucían nombres españoles (en castellano como España Cañí, Madrid, Guadalajara, Teruel, Belchite, Brunete, Guernica... y en francés como Don Quichotte, L´Ebre…) y su gesta quedó inmortalizada gracias a la presencia de corresponsales extranjeros como Ernest Hemingway, Robert Capa o Charles C. Wertenbaker. En París, otros españoles pertenecientes a la Resistencia participaron en las escaramuzas con la guarnición alemana.
El 8 de septiembre la división de Leclerc reinició la marcha con destino a Lorena y Alsacia. Junto con divisiones estadounidenses participó en la liberación de Estrasburgo el 23 de noviembre y durante los dos meses siguientes colaboró en la eliminación de las fuerzas cercadas en torno a Colmar. A finales de enero de 1945, en el marco de esta operación, los españoles de la 2e Division Blindée se encontraron con sus compatriotas de la 13e Demi-Brigade que desde el sur de Francia habían alcanzado también la frontera alemana en esta zona.
Tras participar en la reducción de las bolsas existentes en varios puertos atlánticas, la división de Leclerc regresó a finales de abril al Rin para penetrar en Alemania. Marcharon por Karlsruhe, Stuttgart y Augsburgo para llegar a Múnich mientras una de sus agrupaciones se desviaba hasta Berchtesgaden. Entre los miembros de la división que alcanzaron el Berghof de Hitler el 5 de mayo se encontraban dos secciones de la «Nueve».
De los 144 miembros de esta compañía que desembarcaron en Utah Beach, sólo quedaban al finalizar la guerra dieciséis. Por estas fechas, no muy lejos de allí, en el campo de exterminio de Mauthausen un puñado de españoles supervivientes encabezaban la insurrección del comité de prisioneros de dicho campo y saludaban la llegada de las fuerzas aliadas con un cartel escrito en español colocado sobre la puerta principal.
«Maquisards» españoles
Destacable es también la actuación de varios miles de guerrilleros españoles, la gran mayoría comunistas, que combatieron en el maquis francés. Aunque protagonizaron esporádicas acciones durante 1941, fue en abril de 1942 cuando se constituyó oficialmente el XIV Cuerpo de Guerrilleros Españoles. Se trataba de una organización controlada por el Partido Comunista Español e independiente de la Resistencia francesa. En esta fase embrionaria, sus primeros núcleos se instalaron en la región de los Pirineos orientales. A finales de ese año, según el PCE no serían más de medio millar sus miembros.
Durante 1943 se desarrolló su organización con la creación de «compañías», «batallones», «brigadas» y «divisiones» de escasos efectivos (una brigada contaba con unos 300 hombres) y aumentó el número de guerrilleros. Así, a finales de año las siete divisiones del XIV Cuerpo de Guerrilleros Españoles operaban en 31 departamentos del Mediodía y la Provenza. Antes, en otoño, se había realizado una fusión teórica de estas unidades con la organización comunista francesa de la Resistencia, aunque en la práctica conservaron su autonomía organizativa.
En mayo de 1944, el XIV Cuerpo se transformó en la Agrupación de Guerrilleros Españoles, siempre controlada por el PCE y con una plena autonomía respecto a las organizaciones políticas y resistentes francesas. De hecho, para los dirigentes guerrilleros españoles su organización era un pequeño ejército extranjero que ayudaba en la liberación de Francia pero que se guardaba para su destino final: España. En agosto de 1944 la AGE fue reconocida por las Fuerzas Francesas del Interior (FFI) como una organización española integrante de las mismas. Y es que durante la primavera, unidades guerrilleras españolas habían participado en batallas tan relevantes de la Resistencia francesa como las de Glières, Vercors y Mount-Mouchet. Sus efectivos alcanzaron tras la movilización general de junio, como consecuencia del desembarco de Normandía, los diez mil guerrilleros. En noviembre, completada la liberación del Mediodía francés, se acometió una reorganización por la que se crearon once batallones de seguridad que se desplegaron por la región hasta que el 30 de marzo de 1945 fue ordenada la desmovilización de los guerrilleros españoles.
Guerrilleros españoles de la 10ª Brigada, Pau, 1944.
Una unidad constituida por españoles formó parte de las fuerzas armadas británicas durante la práctica totalidad de la Segunda Guerra Mundial: la No. 1 Spanish Company del Real Cuerpo de Ingenieros, cuya bandera se exhibe en un museo de Northampton. Nació en 1940 y fue disuelta en 1946. La mayoría de sus primeros efectivos procedía del contingente de legionarios españoles de la 13e Demi-Brigade que se amotinó tras regresar de Narvik. Algunos se alistaron en el ejército británico junto con unos pocos evadidos de Francia tras la débâcle (cabe citar aquí que durante la campaña de Francia, la 185e Compagnie de Prèstataires Étrangers fue adscrita a la BEF y unos pocos supervivientes pudieron llegar a Inglaterra) y recibieron entrenamiento militar durante tres meses al tiempo que se organizaba la compañía. Eran unos 280 hombres con suboficiales británicos y españoles que estuvieron destinados en diversos lugares de la costa inglesa. El 13 de agosto de 1944 desembarcaron en Normandía y durante la batalla de las Ardenas estuvieron temporalmente bajo mando estadounidense y a punto de entrar en combate. En esta unidad, las fuerzas especiales británicas reclutaron a unos cuarenta individuos que efectuaron diversos cursos de formación en paracaidismo, sabotaje, etc., ante la hipótesis de una intervención en España.
Otro pequeño grupo de españoles, unos setenta, que servían en Siria y Líbano se pasaron a las fuerzas británicas cuando se firmó el armisticio entre Alemania y Francia en 1940. La mayoría eran legionarios del 6º Regimiento que huyeron a Palestina y se enrolaron en el 50th Middle East Commando mandado por el teniente coronel George A. D. Young, donde constituyeron su Compañía B. Recibieron un riguroso entrenamiento durante cinco meses hasta que en diciembre de 1940 fueron trasladados a Creta. Habiendo regresado a Egipto en marzo de 1941, el 50th Commando fue amalgamado con el 52th en una nueva unidad que se integró en la Layforce como Batallón D: los españoles formaban la mitad de una compañía (dos «troops»). En mayo regresaron a Creta donde combatieron duramente con los fallschirmsjägern alemanes: tras la evacuación, sólo regresaron a Alejandría diecisiete españoles (en 1945 retornarían a Inglaterra 35 españoles tras años de cautiverio en Alemania). Estos supervivientes se incorporaron junto con sus compañeros en el 1st Special Regiment del Special Operations Executive.
Otro puñado de españoles procedentes del 50th Middle East Commando combatió en uno de los batallones del Queen´s Regiment de la 7ª División Acorazada (131ª Brigada).
Entre abril y julio de 1943, los británicos organizaron una serie de compañías de ingenieros en el norte de África. En concreto, la 361ª estaba enteramente compuesta por españoles, eran mayoría en la 362ª y una significada minoría en la 363ª. Desde la operación Torch hasta mayo de 1943 el número de españoles que se alistaron ha sido calculado en 794. La 361ª Compañía recibió entrenamiento militar en febrero de 1944 y las tres partieron en septiembre de ese año hacia Gran Bretaña. Desde allí, un pequeño grupo de la 361ª se incorporó a la No. 1 Spanish Company.
También hubo cientos de marineros españoles formando parte de las tripulaciones de los mercantes que atravesaron el Atlántico así como algunos individuos en la Royal Navy, en la Royal Air Force y en los servicios de propaganda como la BBC.
Por último hay que citar a los numerosos colaboradores de los servicios de información e inteligencia aliados. El más famoso fue Juan Pujol, más conocido como Garbo, un espía que tuvo un destacado papel en las operaciones de desinformación que antecedieron a la operación Overlord en 1944.
Partisanos españoles en la Unión Soviética.
Al finalizar la Guerra Civil Española, un millar aproximadamente de militantes del Partido Comunista de España (PCE) encontró refugio en la Unión Soviética: la mayoría de ellos eran sus dirigentes políticos y militares, encabezados por la dirección del partido, que junto con la de la Komintern se encargó de facilitar el viaje y la instalación de los cuadros elegidos en las principales ciudades soviéticas: Moscú, Leningrado, Járkov, Gorki, etc. Allí, los más destacados dirigentes continuaron su labor política, los militares fueron enviados a perfeccionar sus estudios a las academias Voroshílov y Frunze, y los demás se pusieron a trabajar en la industria y en otros empleos.
Además de estos militantes comunistas, en la Unión Soviética se encontraban otros colectivos de españoles. El más numeroso era el formado por los llamados «niños de la guerra», algo menos de 3.000 pequeños y adolescentes refugiados que salieron de España en 1937. Le seguía el centenar largo de aviadores de la República constituido por los que el final de la guerra en España les había pillado sin haber finalizado sus cursos de entrenamiento con las fuerzas aéreas soviéticas en Kirovobad y los que llegaron desde España. Y por último, estaban el más de medio centenar de marinos que llegaron a la URSS en 1939.
Pese a su escaso número, los militantes comunistas en territorio soviético poseían dos valiosas cualidades a ojos de las autoridades: la mayoría eran veteranos del ejército republicano y todos pertenecían a una élite comunista de total confianza, entregada a la causa sin restricciones. De acuerdo con las cifras que aporta Líster, en total fueron 749 los españoles jóvenes y adultos que participaron en la Gran Guerra Patria, de los que cayeron en combate 204 (según la relación elaborada por el Centro Español de Moscú, el número de caídos identificados es de 186) y que obtuvieron numerosas condecoraciones soviéticas: entre ellas una orden de Héroe de la Unión Soviética y dos órdenes de Lenin.
Barbarroja
En cuanto se inició la invasión nazi de la Unión Soviética fueron muchos los españoles que se ofrecieron voluntarios a las autoridades soviéticas y la dirección de la Komintern para combatir al agresor. Si bien fueron inicialmente rechazados, unos pocos fueron admitidos en una unidad especial que en esos momentos se estaba formando en los alrededores de Moscú: en la Otdelnaya Moto-Strelkovaya Brigada Osobogo Naznacheniya(OMSBON, Brigada Independiente de Fusileros Motorizados de Destino Especial). Junto con voluntarios de otras nacionalidades como alemanes, austríacos, polacos, búlgaros, húngaros, etc. (de los que muchos eran veteranos de las Brigadas Internacionales) se organizó un batallón multinacional en el que los españoles constituyeron su 4ª Compañía: eran unos 125 hombres mandados por el capitán Pelegrín Pérez Galarza.
La OMSBON era una unidad del Narodnyi Komissariat Vnutrennij Del (NKVD, Comisariado Popular para Asuntos Internos) que tuvo su origen en la orden del Comité Central del Partido Comunista y del Sovnarkom de 29 de junio de 1941 dirigida a los órganos del partido para llevar a todo el territorio soviético la lucha contra el invasor. Dicha directiva contenía un programa para la organización y realización de actividades partisanas y clandestinas en los territorios ocupados por el ejército alemán. Dos días antes, el 27 de junio, el NKVD había iniciado la organización de grupos especiales destinados a actividades de reconocimiento y de actuación en la retaguardia enemiga. Bajo el mando del general Bogdanov, el cuadro se conformó con miembros de diferentes departamentos del NKVD que fueron reforzados por unos 1.500 militantes del Partido Comunista. Y además de los varios cientos de extranjeros mencionados, completaron la unidad miembros del Komsomol, destacados atletas de las principales sociedades deportivas del país y estudiantes universitarios. En octubre, la unidad pasó al mando del coronel Mijaíl Fedoróvich Orlov y se organizó en una plana mayor, dos regimientos de fusileros motorizados, servicios de sanidad y paracaidismo, escuelas y una sección de aviación. Para las operaciones en el frente se dividirían en destacamentos autónomos de diversos tamaños: desde los 1.000-1.200 hombres hasta los grupos especiales de 3-10 miembros. El programa de instrucción incluyó prácticas de fuego con diversos tipos de armas, técnicas de combate, topografía, orientación, demolición, paracaidismo y todas aquellas necesarias para el desarrollo de acciones guerrilleras en la retaguardia enemiga. La preparación ideológica y política tuvo también una gran importancia al encontrarse entre sus misiones la reconstrucción de la organización del Partido Comunista en las zonas ocupadas.
Si bien las operaciones de infiltración de grupos especiales se iniciaron a finales de agosto de 1941, los españoles, junto con el grueso de la unidad, participaron en la defensa de Moscú tras finalizar su periodo de instrucción. En octubre, cuando Moscú fue puesto en estado de excepción, la OMSBON fue destinada temporalmente a la guarnición de la capital. En la noche del día 16, el mando de la brigada recibió la orden de desplegarse en el área comprendida por las plazas Sverdlov, Mayakovski, Pushkin y Roja. A la compañía española se le encomendó la defensa y vigilancia de diversos edificios, algunos de ellos dentro del propio Kremlin.
Otros grupos de españoles participaron en la campaña de diversas maneras, allí donde residían. En Járkov, tras la evacuación de la colonia española, se alistó un pequeño grupo de veteranos en operaciones especiales dirigidos por el siniestro y heterodoxo Domingo Ungría en uno de los batallones de ingenieros a las órdenes del coronel Ilyá G. Stárinov, también veterano de la guerra española. Inicialmente desempeñaron labores de demolición y tras la caída de la ciudad ucraniana se trasladaron a la zona de Rostov del Don, donde desarrollaron misiones de sabotaje en la retaguardia alemana.
En Leningrado se presentaron voluntarios la práctica totalidad de los jóvenes españoles presentes y fueron enrolados en diversas unidades de la milicia hasta ser desmovilizados en diciembre de 1941. Los adolescentes españoles que tomaron parte en su epopeya fueron un centenar, muchos de los cuales cayeron y algunos recibieron condecoraciones a título póstumo, como la orden de la Bandera Roja que recibió una chica llamada María Pardinas.
Partisanos
Desde enero de 1942, la OMSBON recuperó como función principal la formación e infiltración de sus destacamentos especiales: sólo en los tres primeros meses de ese año fueron infiltrados en la retaguardia enemiga más de veinte grupos y otros 212 (con un total de 7.316 hombres) fueron destinados a los cuarteles generales de los frentes para su utilización tras las líneas enemigas. Ya antes, a partir de noviembre de 1941, la mayoría de los españoles de la OMSBON habían sido retirados del frente y trasladados a retaguardia, donde iniciaron su entrenamiento específico en tácticas guerrilleras.
Pese a estos españoles enrolados en el NKVD, la mayoría de los que combatieron durante la Gran Guerra Patriótica lo hicieron como partisanos llegando algunos, incluso, a ser considerados héroes soviéticos. Los primeros fueron alrededor de una docena de grupos dirigidos y formados por españoles enviados a la retaguardia enemiga en Bielorrusia y en las regiones de Kalinin o Smolensko durante la primavera de 1942.
El año de 1942 fue el de la incorporación masiva de los voluntarios españoles a los combates. Tras la negativa inicial, las autoridades soviéticas autorizaron el reclutamiento de los españoles lo que produjo lo que un testigo denominó «movilización general», pues la mayoría optó por el alistamiento. Muchos acabaron en las fuerzas especiales dependientes de la 5ª Brigada Independiente de Ingenieros de Designación Especial que mandaba Stárinov. Así, en febrero de 1942 se dieron las primeras intervenciones en la zona del golfo de Taganrog.
Desde el verano de 1942, la mayor parte de los partisanos españoles fueron retirados de los combates y concentrados en los alrededores de Moscú, en la Escuela Superior de Partisanos localizada en Buíkovo. Allí, un grupo de unos trecientos españoles bajo el mando del teniente coronel Ungría y del coronel Stárinov recibió instrucción especializada durante aproximadamente tres meses. En noviembre de ese año, la mayoría de los españoles fue trasladada al Cáucaso soviético para combatir durante los siguientes meses. Las orillas del mar Negro, la estepa de los Kalmucos, las regiones de Ciscaucasia y Kubán se convirtieron en los campos de batalla de una mayoría de combatientes españoles.
Al mismo tiempo, la compañía española de la OMSBON fue trasladada a la capital georgiana, Tiflis. Allí, a diferencia de sus compatriotas en otras unidades, no participaron en operaciones guerrilleras y se limitaron a desempeñar labores de seguridad en la retaguardia como las demás fuerzas del NKVD.
A medida que los frentes avanzaban hacia el oeste, las zonas de actividad partisana de los españoles se trasladaron paulativamente a Crimea. Allí, un grupo lanzado en paracaídas en marzo de 1943 fue aniquilado completamente en los alrededores de la localidad de Shúbino. Tiempo después, los habitantes del lugar erigieron un monumento en su recuerdo. Un mes más tarde, los partisanos españoles de Stárinov fueron concentrados nuevamente cerca de la capital soviética.
Allí, en mayo de 1943 fueron amalgamados con la 4ª Compañía de la OMSBON. Constituyeron un heterogéneo grupo de unos quinientos hombres en cuyo seno no tardaron en aflorar las diferencias entre los disciplinados y severos miembros del NKVD, obedientes a la dirección del PCE, y los indisciplinados e individualistas ex partisanos encabezados por Stárinov y Ungría. Fue por esas fechas cuando la dirección comunista obtuvo de las autoridades soviéticas la retirada de los voluntarios españoles de los combates, aduciendo que de seguir su generoso tributo de sangre se debilitaría fatalmente su estructura y organización. Los militantes comunistas españoles ya habían adquirido una amplia experiencia en acciones de infiltración y sabotaje, y quedaban a disposición de la dirección del PCE y de Stalin. Desde ese momento, grupos de españoles fueron enviados a diferentes academias militares para completar su formación y convertirse en suboficiales y oficiales del Ejército Soviético. Son los casos de los tenientes José Gros y Manuel Alberdi. Éste último participó en la batalla de Berlín al mando de una unidad de ingenieros que instaló un puente sobre el río Spree muy cerca del Reichstag y que poco después «rebautizó» una calle berlinesa con el nombre del fallecido secretario general del PCE, José Díaz.
Los mandos militares
Tras su llegada a la Unión Soviética en 1939, los más destacados militares comunistas fueron enviados a las academias militares Voroshílov (de estado mayor) y Frunze, donde pasaron dos años perfeccionando sus conocimiento militares. Entre ellos se pude citar a Antonio Cordón, Enrique Líster, Juan-Modesto Guilloto, Pedro Mateo Merino, Artemio Precioso, Manuel Tagüeña, Ángel Beltrán y otros, todos veteranos de la Guerra Civil Española que durante la misma habían mandado desde ejércitos hasta batallones.
Como consecuencia del estallido de la guerra, en 1941 los cursos de la academia Frunze se redujeron en duración y la mayoría de los militares españoles se convirtieron en instructores mientras algunos eran destinados a unidades del Ejército Rojo. Entre los más conocidos de estos últimos se suele citar a los tenientes Rubén Ruiz Ibárruri, hijo de la dirigente del PCE Dolores Ibárruri, caído en Stalingrado (condecorado como Héroe de la Unión Soviética) y Santiago de Paúl Nelken, hijo de la dirigente socialista Margarita Nelken, que murió durante la ofensiva sobre Berlín.
De estos militares comunistas españoles sobresalieron tres por los empleos que alcanzaron y los destinos que recibieron. Fueron Antonio Cordón, ex militar profesional español que durante la Guerra Civil Española había desempeñado altos cargos políticos en el Ministerio de Defensa, Juan-Modesto Guilloto, comandante del Ejército del Ebro en 1938-39 y Enrique Líster, jefe del V Cuerpo de Ejército en esos mismos dos años. Los tres fueron ascendidos a general major en 1943 tras finalizar sus estudios y destinados a la formación del ejército polaco que las autoridades soviéticas decidieron crear. Según Líster, Antonio Cordón fue nombrado jefe del Estado Mayor del cuerpo de ejército polaco mientras que Juan-Modesto Guilloto y él recibían el mando de las divisiones 1ª y 2ª, respectivamente. En octubre de 1944 recibieron la misión de trasladarse a Yugoslavia para integrarse como asesores en el ejército partisano. Llegaron en noviembre de ese mismo año y permanecieron hasta febrero de 1945 asignados al cuartel general de Tito. Pero no fueron estos tres los únicos oficiales soviéticos españoles que actuaron como instructores de los partisanos yugoslavos: hubo otra decena, de los que dos (Facundo López y Américo Brizuela) murieron en combate en marzo de 1945 cerca del río Drava.
Los aviadores y los marinos
De los aviadores españoles presentes, un primer grupo fue admitido a finales de julio de 1941 y la mayoría de los pertenecientes a la promoción que se preparaba en Kirovovad lo fue a partir de octubre de ese mismo año. Los del primer grupo, tras permanecer juntos y ser destinados a sendas escuadrillas ubicadas en el aeródromo de Bukovo, cerca de Moscú, fueron repartido por distintas unidades. Los pilotos españoles no formaron ninguna escuadrilla estrictamente española y fueron destinados individualmente a diversas unidades de las fuerzas aérea soviética. Por esta razón se puede afirmar que hubo pilotos españoles en todos los frentes y que participaron en las más importantes batallas, como las de Stalingrado y Kursk.
Entre los ases españoles de la guerra en el cielo se debe citar a José María Pascual Santamaría, quien ganó a título póstumo la orden de Lenin por su participación en Stalingrado, a Alfonso García Martín, que alcanzó el empleo de capitán y fue condecorado con dos órdenes de la Bandera Roja y dos de la Guerra Patria, a Antonio García Cano (condecorado con una orden de la Bandera Roja), a Antonio Arias, a quien no le admitieron en el grupo especial de ases de la 130ª División por su condición de español, a Manuel Zarauza Clavero, quien llegó a coronel o a Juan Lario, quien mandaba una escuadrilla durante la batalla de Berlín. Como anécdota final cabe citar a José María Bravo, quien estando destinado en una unidad emplazada en el Cáucaso le tocó actuar como escolta de los aviones que trasladaron a Stalin y su séquito hasta Teherán en 1943.
En lo referente a los marinos, la mayoría procedían de las tripulaciones de los mercantes que fueron incautados por las autoridades soviéticas por hallarse en sus puertos al finalizar la Guerra Civil Española. Uno de estos navíos fue el Cabo San Agustín, el cual fue incorporado a la Marina soviética hasta ser torpedeado y hundido en el mar Negro. El más conocido marino fue Pepín Álvarez que como capitán de un mercante recorrió en varias ocasiones la ruta que comunicaba Múrmansk o Arjánguelsk con los países occidentales.
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