A punto de terminar las vacaciones, nos atrevemos a mandarte información sobvre el asunto de los "lugares de la Memoria".
Desde antes de que se pusiese en marcha, por parte de la
Junta de Andalucía, la denominación de “lugar de la memoria”, RMHSA de CGT.A
hizo gestiones, bastantes gestiones, para conseguir que dichos espacios fueran
denominados como “sitio histórico” Bien
de Interés Cultural. No hubo suerte, de hecho (creo) que el único espacio
que tiene tal categoría, en España, fue el que se consiguió para evitar que el
campo de concentración de Castuera se
convirtiera en una gran “zahúrda”. Unos años antes el Parlamento de
Extremadura, descartaba dar tal denominación para uno de los escasos campos de
concentración o “colonia penitenciaria” que se mantenía en pié en Montijo,
justamente al lado del canal del mismo nombre que construyeron los presos
políticos. ¿El Parlamento Andaluz?.
Bueno, creo, que la institución andaluza ni siquiera se ha planteado tal
debate, aunque en algún momento se habló de Los Merinales.
Se consiguió, en su momento, del gobierno andaluz que el
Decreto que regula dichos “Lugares de la
Memoria” se abriera a las potenciales sugerencias que le pudieran llegar
desde el movimiento memorialista, y fue en ese sentido que RMHSA de CGT.A por iniciativa propia presentó casi todos los campos
de concentración de Andalucía y algunas fosas comunes, o por sugerencia de
otras entidades y/o personas, llegamos a presentar VEINTIUNA PROPUESTAS (La última presentada, el pasado año, hacía
mención a lugar donde fue herido de muerte Francisco
Rodríguez Ledesma, en 1977, en el
cruce de la calle Diamantino García Acosta con la Avda. de Hytasa, en Sevilla).
Evidentemente, primero
el Comisariado y después la Dirección General nunca se han destacado en eso de
contestar a los escritos de las entidades sociales, ni incluso cuando se
trata de la colocación de esas placas de señalización de los lugares que habían
sido propuestas con antelación (Barranco
de El Carrizal, en Orgiva. El Membrillo
Bajo, en Zalamea la Real. La cárcel de Mujeres de Málaga), algo de lo que
nos enteremos por la prensa. Pero bueno aún
quedan muchas placas por poner (Canal
de los Presos, Campo de concentración de la Isla de Saltes, fosa de las mujeres
de Grazalema) y muchas propuestas
por resolver y siempre pueden cambiar de posición.
¿Mientras?, pues seguimos difundiendo o apoyando la
difusión, como en este caso –y otros con anterioridad- sobre el Cortijo
sevillano de Queipo de Llano (se adjunta PDF), algo que
tenemos que agradecer a andalucesdiario.es,
sobre todo sabiendo que ese apellido aún tiene mucho peso en la ciudad y echa
para atrás a muchos.
Otros
enlaces sobre el mismo tema:
http://www.andalucesdiario.es/ciudadanxs/la-matanza-franquista-del-membrillo-bajo/
Días de fuego, años de humo en la aldea minera de Membrillo Bajo
¿Una rapiña por la tierra, por los bienes comunales que los campesinos del Membrillo Bajo venían disputándose con terratenientes en la comarca minera de Huelva desde el inicio de la Segunda República? Nadie conoce las causas reales que motivaron a nueve milicianos falangistas a desatar una auténtica sangría en esta pedanía rural, que se encontraba a pocos kilómetros del municipio onubense de Zalamea La Real (Huelva) y que terminó arrasada por las llamas durante el verano de 1937.
Con apenas 113 habitantes, la pedanía del Membrillo Bajo había pasado inadvertida en el verano de 1936 por las primeras operaciones de guerra de Queipo de Llano en la zona. Sus vecinos, entre los que se encontraban jornaleros y campesinos, vivían de forma apacible hasta la inesperada llegada de un grupo de falangistas en el verano de 1937. Desde la carretera de Berrocal aquellos soldados accedieron a la aldea ypidieron cobijo a los vecinos. Nadie sabía la carnicería que les tenían preparada los verdugos tras aquella noche de hospedaje.
Rafael Moreno, periodista onubense y autor del libro ‘Una raya en el agua’, califica la represión como “lenta y sistemática” en esta pedanía rural. “Los vecinos empezaron a decir a los pocos días: aquí falta fulano y falta mengano”. Nadie sabía a ciencia cierta cuál era el objetivo de aquellos milicianos que lentamente limpiaban aquel paraje. Moreno apunta incluso que con tal de sembrar el miedo “llegó un momento en que los habitantes del Membrillo tenían prohibida la salida del pueblo”. Aunque señala que “algunos lograron huir a Zalamea y otros esconderse en tinajas de aceite para evitar una muerte segura”.
VEJADO, CAPADO Y CON LA LENGUA CORTADA
Entre las víctimas había mujeres y menores de edad. El único superviviente que quedaba vivo murió el pasado mes de diciembre. Cándido Moyano Rodríguez tenía siete años cuando ocurrió todo. En sus memorias cuenta que “se encontraba junto a su primo de la misma edad escondido cuando vio cómo se llevaban a su tía, a la que mataron en la sierra”. Hasta sus últimos días no logró sacar de su cabeza la imagen de los hombres asesinados que los falangistas ponían en la carretera más cercana para sembrar el terror o la triste historia de su tío Cándido, que murió vejado, capado y con la lengua cortada.
La matanza del Membrillo duró meses, hasta que fue incendiada y bombardeada para borrarla definitivamente del mapa. A pesar de los años transcurridos se mantienen en pie las paredes de algunas de las casas, rodeadas de un inmenso verde y las siluetas de las calles que tenía trazadas la aldea.
La orden oficial fue decretada por Queipo de Llano el 6 de agosto de 1937, y el motivo, la búsqueda de fugitivos y guerrilleros en la comarca de Huelva, tras ser declarada de nuevo zona de guerra. Nadie creía que tal motivo podía desatar aquella terrible masacre. Sus autores desaparecieron tras el incendio sin conocer aún a día de hoy el número de víctimas que fueron brutalmente asesinadas y torturadas.
Años después, en plena dictadura la historia del Membrilo parecía “haber desaparecido de la memoria”, cuenta Moreno. Nadie nombraba lo que había ocurrido ni las atrocidades que sus vecinos habían vivido. Cándido también recordaba el terrible incendio de las casas. Su familia tuvo la suerte de llegar hasta el pueblo más cercano, el de Zalamea, donde vivió hasta el final de sus días.
LUGAR DE LA MEMORIA
La Aldea del Membrillo Bajo fue declarada por la Dirección General de Memoria Democrática de la Junta de Andalucía Lugar de Memoria en el año 2014. Un panel recuerda el terrible episodio vivido por sus vecinos para crear conciencia sobre la auténtica barbarie que se vivió durante la guerra civil y dar así a conocer la verdadera intrahistoria, esa que aún cuentan aquellas muros que se encuentran en pie a pesar del paso de los años.
http://www.andalucesdiario.es/ciudadanxs/la-miseria-en-el-campo-de-concentracion-de-saltes/
¿Trabajar por 0,50 pesetas al día es ser un esclavo?
Pocas huellas han llegado hasta nuestros días del desconocido campo de la isla de Saltés, en Punta Umbría (Huelva). En este paraje de marineros, cercado de alambradas, estuvieron condenados como mano de obra esclava, más de 3.000 presos republicanos en 1939.
Rafael Moreno, periodista onubense, autor del libro “Perseguidos”, habla del maltrato a estos prisioneros de guerra, en este campo de clasificación, donde “soportaron unas condiciones de vida durísimas,hambrientos, sin techo donde guarecerse del sol de plomo del verano, de las lluvias y la humedad”, aclara.
El historiador José Luis Gutiérrez apunta que llegaron a la isla “varios miles de presos republicanos del frente catalán. Una vez clasificados según su origen, procedencia y peligrosidad se le daba traslado a un lugar o a otro”.
“Desafectos al régimen”. Así quedaban calificados por el orden general de clasificación del gobierno de Franco, la mayoría de presos de Saltés. Moreno destaca que “los afectos iban a las trincheras franquistas, los desafectos pasaban por un juicio militar sumarísimo con resultado de largas condenas de cárcel o muerte y los calificados como dudosos condenados a trabajos forzosos y batallones de trabajadores”. Los informes, redactados en el campo, llevaban como anexos información sobre los presos, que “eran emitidos por los nuevos ayuntamientos, las juntas locales de Falange, presidentes de entidades patrióticas de solvencia, la Guardia Civil y el cura”.
CONDICIONES INHUMANAS
Estos presos vivían en la más absoluta miseria y cobraban dos pesetas al día como mano de obra esclava, a la que el Estado descontaba 1,50 pesetas para su mantenimiento. Sin embargo, Moreno señala que “estaban condenados al hambre y al frío, a la sed y la desesperanza”. La poca documentación que existe sobre el campo no permite conocer con certeza el número de represaliados que murieron en estas condiciones, afectados por “ataques de piojos, chinches y todo tipo de insectos”. Otro dato curioso en la investigación realizada por el periodista era la tipología de enseres que se usaban en este campo. “Las conchas de la playa se utilizaban como cucharas, improvisados vasos y como pinchos”. Así lo rememoraba Jacinto Jiménez del Villar. En 1937, sus padres eran propietarios de una pequeña tienda en este pueblo, a la que acudían pescadores de la zona.
La carencia de alimentos llegó a tal extremo que los militares, encargados de la supervisión del campo, alertaron a los vecinos de la grave situación que estaban viviendo aquellos hombres, por lo que recurrieron “a la población para que literalmente no se les murieran de hambre los cautivos”, apunta Moreno.
Gregorio Jiménez, alcalde de Punta Umbría en los años 80, tenía solo doce años cuando vivió en primera persona “cómo numerosas familias del pueblo marinero comenzaron a organizarse para intentar ayudar a la legión de hambrientos que veían desde sus casas”. Gregorio relata cómo las mujeres del pueblo tomaron la decisión “de atravesar la ría en botes y acercarse al campo de prisioneros”.
Entre aquellas valientes se encontraba Isabel Hernández Martínez, quien a sus 88 años recuerda cómo se acercaba al campo a llevar comida si la marea lo permitía y desobedeciendo las órdenes de su padre. En una ocasión, pudo ayudar a un preso francés, al que le lavó su ropa en varias ocasiones y al que le llevaba comida. A pesar de tener memoria octogenaria, recuerda detalles cómo “los piojos que salían de los pliegues de su ropa” y el fango que tenía que atravesar para llegar a la puerta del campo en la isla.
El historiador José Luis Gutiérrez, resume la historia de Saltés como un “un tétrico lugar de clasificación”, donde no solo hubo trabajo, también miseria, hambre, y colaboración de una población solidaria que aún tenía capacidad de lucha, a pesar de los malos tiempos.
http://www.andalucesdiario.es/ciudadanxs/presas-malaguenas-revolucionarias-natas/
Málaga 1937: encarceladas por ser madres, esposas, hijas, cuñadas…
La cárcel vieja de Málaga sirvió de prisión y hacinamiento para más de4.000 presas republicanas que pasaron hambre, miseria y penuriasdesde la ocupación de la capital por las tropas franquistas en febrero de 1937 hasta 1945.
El conocido caserón de la Goleta, en pleno centro de la ciudad, sería la sede principal de la antigua cárcel de mujeres de Málaga, hoy declarado lugar de la Memoria por la Dirección General de Memoria Democrática de la Junta de Andalucía. En ella se llegaron a albergar en el frío invierno del 37 a más de 400 mujeres en habitáculos en las que apenas había cabida para un centenar. Encarnación Barranquero, historiadora de la Universidad de Málaga destaca en su estudio ‘Mujeres malagueñas en la represión franquista’, que el perfil mayoritario de las presas rondaba en un 85% entre los 21 y los 40 años de edad. Un 65% eran casadas, mientras que el resto trabajaba como jornaleras y trabajadoras sin especialización. La mayoría de ellas tenían dedicación exclusiva a sus labores, en un 83% y solamente un 1,4 % tenían una profesión cualificada.
LIMPIEZA PSICOLÓGICA
La vida cotidiana de estas presas se encontraba marcada por un fuerte ejercicio de limpieza psicológica por parte de las autoridades franquistas, ya que eran calificadas como seres inferiores y perversos, tal y como destacaba en los informes de aquella cárcel Antonio Vallejo Nágera, jefe de los Servicios Psiquiátricos Militares del aparato franquista. De su experimento con reclusas arrojaba que eran “libertarias congénitas, revolucionaras natas que impulsadas por sus tendencias biopsíquicas constitucionales desplegaron intensa actividad sumadas a la horda roja masculina”.
La parafernalia del régimen de Franco las obligaba a cumplir con una serie de obligaciones de acuerdo a las creencias de recato y sumisión del nuevo estado. Por ejemplo, tenían que asistir obligatoriamente a misa, tenían que bautizar a sus hijos e intervenir en todos los actos oficiales que fueran de orden prioritario. Las llamadas conversiones al catolicismo y las señales de arrepentimientos entre las presas eran aireadas por la prensa local malagueña con un importante foco de propaganda que intentaba borrar toda la ola de laicismo republicano.
La cárcel tenía como dependencias principales un patio, como lugar de encuentro, además de los corredores y habitaciones del penal. Los familiares se acercaban a diario haciendo largas colas desde las cinco de la madrugada para llevar a las mujeres cestos de comida, una tarea que resultaba agotadora al tener que esperar horas y horas que regresaran de nuevo los centinelas con los cestos de mimbre vacíos.
MALA COMIDA Y PEORES TRATOS
Barranquero rescata en su estudio que las presas hacían una vida comunitaria en el patio donde cosían, elaboraban objetos que vendían sus familias posteriormente, correteaban junto a sus hijos pequeños compartiendo “la pésima comida, la angustia de las ejecuciones, los malos tratos y las vejaciones de las que eran objeto”. Algunas presas como era el caso de María Villanueva, con cierta formación, enseñaban a otras internas analfabetas a leer y escribir mientras mataban el tiempo, sin saber qué les depararían el futuro.
El testimonio de Carmen Gómez Ruz, que trabajó como oficinista en la cárcel, ponía en evidencia la escasez de alimentos que vivieron las mujeres presas malagueñas, destacando que el “desvío de dinero que hacían los jefes de prisión con las partes destinadas a las comida nunca los consumían las presas”. Llegó a tal escasez y baja calidad que muchas de ellas realizaron “protestas colectivas hasta conseguir pelar las patatas y las verduras, asegurando al menos cierta higiene en el plato” y la reducción de enfermedades del estómago, muy frecuentes en la época.
PRESAS SIN MOTIVO
Hay que tener en cuenta que en la mayoría de las fichas de las procesadas no consta ninguna condena, ya que casi todas las detenciones “se debían a que el marido o algún hijo continuaba en zona republicana”. Además Queipo de Llano decretaría la orden en toda la comunidad andaluza de que “por cada hombre huido del combate se detuviera a la madre o hermanas en primer lugar y a cuñadas o madrastas en su lugar”.
La falta de permisividad en cada uno de los casos daba muestras ejemplares de la dureza del nuevo régimen. En la clasificación realizada por Barranquero y Matilde Eiroa en el estudio de la cárcel de mujeres se expone una clasificación de delitos comunes entre los que se encontraban varios tipos: delitos contra la seguridad del Estado, el 54,8%; contra la moral, el 3,87%; relacionados con la propiedad, el 6,7%; contra el orden socioeconómico, el 6,15%, y otros delitos, el 0,39%. En un tercio de las sentencias se podía ver como una de las principales causas “se ignora”, sin alegar motivo alguno.
Uno de los casos más curiosos recogido en la investigación ‘La cárcel de mujeres de Málaga en la paz de Franco’, es el de la joven antequerana Dolores Gómez, quien fue detenida junto a su madre en mayo de 1939. Los señoritos de la finca en la que trabajaban acusaron a la familia de votantes del Frente Popular al no haber acudido a la celebración del bautizo de su hijo. Dolores y su madre pasaron dos años en la cárcel de Málaga, mientras que su padre se encontraba desaparecido.
La correspondencia revisada por Barranquero que se dirigía al gobernador civil de la ciudad, Francisco García Alted, constaba de un importante número de cartas de mujeres desesperadas con testimonios estremecedores, como el de María Margüenda Santana, quien argumentaba que su madre “estaba detenida y que sus cuatro hermanos pequeños se encontraban en el más completo abandono”. El informe emitido por el delegado de Orden Público daba negativa a su libertad, a pesar de tener “buena conducta”. El impedimento se encontraba en que uno de sus familiares se encontraba huido. Rosalía Martín Barba es otro de los casos. A pesar de tener 70 años y un hijo ciego continúo en la cárcel largos años, alegando que se trataba de un “roja reconocida de mala conducta, que se alegraba públicamente de los asesinatos cometidos por los marxistas y censuraba la actuación nacional”. Su libertad por tanto, no procedía.
CAMAS (SEVILLA). GAMBOGAZ: EL CORTIJO ANDALUZ DE QUEIPO DE LLANO
Texto pie de foto:
Cortijo Gambogaz
Gambogaz: el cortijo andaluz de Queipo de Llano
Andalucesdiario.es/MARÍA SERRANO / 26 Ago 2015
En diciembre de 1937, la ciudad de Sevilla entregó a Queipo de Llano una ofrenda económica de unas cien mil pesetas como agradecimiento a ‘la salvación de la capital de la barbarie roja’. El entonces alcalde de la ciudad, Ramón de Carranza, donó esta cantidad al general franquista, quien invertiría la partida en la compra del conocido Cortijo de Gambogaz, situado en las inmediaciones de los municipios de Camas y Santiponce. Aquel paraje de tierra fue expropiado durante la guerra a su anterior propietario, Ignacio Vázquez. Hoy se encuentra prácticamente abandonado, aunque es propiedad de los nietos de Queipo de Llano, sus herederos legítimos. El Ayuntamiento de Camas y asociaciones memorialistas reclaman la titularidad pública del cortijo para convertirlo en lugar de la memoria y en un futuro centro de interpretación.
“A los empleados y funcionarios del Ayuntamiento y Diputación se les detrajo un día de su haber para completar la ofrenda a Queipo”, destacan testimonios orales. Tras la conquista de la ciudad de Sevilla en agosto del 36 y aún en pleno desarrollo de la guerra, las arcas municipales no estaban en su mejor momento. Sin embargo, la voluntad de contentar al glorioso general hizo que el consistorio no escatimara gastos.
LA ‘REFORMA AGRARIA’ DE QUEIPO
Tras su adquisición, Queipo de Llano destacaría en ABC el 9 de diciembre de 1937 que Gambogaz con una extensión de “mil fanegas de tierra, no se ha reservado para que yo viva de su renta, sino para obrar en él la reforma agraria, sirviendo de base a la labor futura del Gobierno”. Queipo ideó un patronato para su labor solidaria en el cortijo, del que formarían parte el gobernador civil, el alcalde, el presidente de la Diputación y el auditor de Guerra.
El objetivo sería, en principio, “repartir la producción entre aquellos obreros que más se hayan distinguido en el trabajo o que más hayan sufrido por la patria”. Se les entregaría “casa, yuntas, aperos de labranza para cultivar las tierras”, dando gratificaciones a los “que tienen muchos hijos”.
Aquel “generoso rasgo de desprendimiento” acomodaría, según publicaba un año después el mismo diario, a “cincuenta o sesenta familias de trabajadores en el campo, que así resolverán el problema de su propia vida y el de sus familias”. Aquella promesa, según apuntan fuentes documentales “nunca se llevó a cabo, teniendo algunos trabajadores a su cargo para labrar la tierra, incluso algunos de ellos, presos políticos”.
El general no cumplió su promesa, aunque trasladó la titularidad del Cortijo a la Fundación Queipo de Llano antes de su muerte en 1951. Aún hoy día la entidad se encuentra en activo, con un objetivo muy distinto. Se cambió el fin de la explotación agrícola por la de “lucha por la infancia”, de ahí que el nombre actual sea Fundación Pro Infancia Queipo de Llano, con sede en el centro de Sevilla.
Paloma Queipo de Llano, sobrina nieta del general ha destacado a andalucesdiario.es que la “titularidad del cortijo se encuentra entre sus descendientes más directos que son sus nietos. Gonzalo García Queipo de Llano, actual presidente del Patronato de la Fundación, Gonzalo García Yangüela y María de los Ángeles Queipo de Llano”.
GAMBOGAZ, LUGAR DE LA MEMORIA
Eva Pérez, delegada de cultura del ayuntamiento de Camas presentó en 2012, una propuesta en el pleno recogiendo la intención de que el Cortijo de Gambogaz sea incorporado al catálogo de Lugares de la Memoria Histórica. La Dirección General de Memoria Democrática de la Junta de Andalucía, destacaría, tras el informe del ayuntamiento, que la documentación presentada para proceder a su declaración “carecía de justificación”. Por ello, tras este bloqueo, la delegación de cultura contrató la investigación de un historiador que permitiría completar la justificación para la futura puesta en marcha de un centro de interpretación de la memoria.
Esta propuesta del Ayuntamiento de Camas se une a la que presentó el grupo Recuperando la Memoria de la Historia Social de Andalucía, de CGT-A, ante la Dirección General dentro de una relación de 19 espacios repartidos por toda Andalucía. La mayoría de estos lugares tiene en común la relación con el trabajo esclavo de los presos políticos.
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seguiremos
……
Cecilio
Gordillo, Coord. RMHSA de CGTA
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