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El primer proyecto regional sobre la represión franquista espera contar con 10.000 registros de personas ejecutadas en cumplimiento de sentencia para este mes de octubre.
El equipo de investigación llama a la colaboración de los familiares de las víctimas para completar información o aportar datos.
Paula de la Torre
No había cumplido tres años cuando tuvo que ir a la cárcel a despedirse de su padre, el día antes de que lo fusilaran. Más de setenta años después, Isabel se emociona cuando su hija le muestra el nombre de su padre en la pantalla de un Smartphone. Junto a él aparecen la fecha y el lugar de su asesinato. Con el objetivo de dar a conocer la magnitud de la represión franquista en la región, la UCLM lanzara este otoño la base de datos de represaliados del portal víctimas de la dictadura en Castilla la Mancha.
Se trata del primer trabajo a nivel regional sobre la represión franquista, y se enmarca dentro de la investigación ‘Represión de guerra y postguerra en Castilla-La Mancha’. El proyecto, financiado por la Unión Europea a través de los fondos FEDER, se presentó el pasado mes de junio. Para darse a conocer, la base de datos con 5000 registros de personas represaliadas en Toledo y Guadalajara se abrió al público durante algunos días, en las que familiares de algunas víctimas se pusieron en contacto con los investigadores. “Raro era el día en que no recibíamos un correo o una llamada de un familiar dándonos las gracias o rectificando algunos datos”, asegura uno de los investigadores del proyecto, Damián A. González. “Incluso gente que encontró a sus familiares incorporó información adicional de calidad. Son cosas que aportan mucho y que cuestan muy poco trabajo”.
El equipo del proyecto espera superar los 10.000 registros en el mes de octubre, cuando la base de datos se abra al público de forma definitiva. “Vamos a intentar poner como elemento común de las cinco provincias de Castilla la Mancha a los ejecutados, aunque nos van a faltar otros aspectos de la represión como pueden ser los muertos en prisión o los represaliados por responsabilidades políticas”, señala Damián A. González. “Es una cuestión de tiempo y de medios, porque la represión no se limita a los fusilados. Esperamos completar la información que tenemos con la colaboración de la gente. Esto debería haberse hecho hace más de veinte años, por eso hoy en día, para obtener datos adicionales dependemos de los hijos o de los nietos, de ahí que tengamos ese interés en hacer ruido”.
Y son precisamente los nietos los primeros que se aproximan a la hora de aportar o demandar información. Así lo asegura Xulio García, miembro del Foro por la memoria de Guadalajara, una de las asociaciones que colaboran con el proyecto. “El principal problema de la Ley de la Memoria Histórica es que redujo todo a una cuestión familiar, cuando hay millones de víctimas que no tienen a nadie que les reclame. Respecto a los familiares, son los nietos- con más frecuencia las nietas- la generación que se acerca a hablar con nosotros, porque quieren saber qué pasó. Los hijos vivieron la posguerra y están todavía noqueados”. “Cuando la gente viene a preguntar a nuestra asociación lo primero que les decimos es que la búsqueda empieza en su propia casa. Que pregunten a las personas mayores de su familia lo que ocurrió. Muchos se llevan sorpresas. Siempre queda alguien mayor que se acuerda de las cosas y que las ha mantenido ocultas, porque el objetivo de la represión era sembrar el terror, y el terror dura hasta nuestros días”.
Las generaciones más jóvenes tampoco se quedan atrás. Cuando se enteró del proyecto a través de Internet, el investigador Pedro Organero Ronco, autor del libro ‘La Villa de Don Fadrique durante la Guerra Civil y su posterior represión (1936-1945)’ puso a disposición del equipo toda la información recogida en su localidad. “Recuperar la memoria no es solo exhumar restos. Considero un acto de justicia desde el punto de vista histórico y humano rescatar del olvido las identidades de todas aquellas personas”. “Me percaté de que no había nada escrito sobre el periodo de la guerra en nuestro pueblo y decidí realizar una serie de entrevistas y recopilar todo tipo de material gráfico o documento que me pudiera ser útil. De ahí nació el libro”, afirma Pedro Organero. “Recibí mucha información de aquellos que tenían familiares muertos o desaparecidos en la contienda, que habían estado en el frente, encarcelados o en el exilio. Me llamó mucho la atención que incluso después de ochenta años, había gente que temía represalias por contar lo que paso”.
Como el estudio de Pedro Organero, no han sido pocos los trabajos realizados sobre la represión franquista a nivel local, pero es la primera vez que se hace un proyecto de esta envergadura a nivel regional. El equipo de investigación se encuentra estos días depurando los datos, ya que los estudios locales varían mucho según las provincias. “Creemos que es un trabajo que no se ha hecho y que nosotros, por los medios limitados que tenemos, seguramente no podamos cerrar de manera satisfactoria”, afirma Damián A. González. “Esperamos que cuando se acabe el proyecto en septiembre, podamos subir esa base de datos con el mayor número de personas represaliadas posible. Esperamos ampliarla con el tiempo, y si no, al menos servirá de base para que en el que en el futuro se desarrollen otras investigaciones”.
Paula de la Torre es periodista y vive en Estonia
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