En el año 2012, Neus Català recordaba bien que la escritora Montserrat Roig la fue a ver a París cuando preparaba el libro 'Els catalans als camps nazis' de 1977. Y es que hasta la llegada de Montserrat no se había investigado, nadie había hablado y menos escrito sobre la existencia de campos de concentración en los que habían estado recluidas las mujeres. Neus Català cuenta: 'los propios deportados decían que no había habido mujeres deportadas, pero en realidad identificamos cientos de ellas; las mujeres fuimos doblemente olvidadas, como españolas y como mujeres."A raíz de esta entrevista se inició una relación de amistad que duraría muchos años. Montserrat Roig decía al final del libro: “Mientras que de la guerra civil nos han llegado noticias, falseadas o no, a las nuevas generaciones, sobre los campos de exterminio nazis se cernía un silencio total. Parecía que no hubieran existido nunca republicanos que fueran víctimas del nazifascismo alemán. Hasta 1968 no hay ninguna nota oficial sobre los muertos españoles en los campos nazis. Si algún deportado pregunta sobre su situación a los organismos oficiales, estos le contestan que todo está en estudio. Hasta 1974 el gobierno español no envió ningún certificado de muerte al campo de Mauthausen”. El libro se publicó en español con el título "Noche y Niebla. Los españoles en los campos de concentración nazis". Está agotado.
Neus Catalá cumplió 100 años en 2015 y es la última deportada catalana viva. En la inauguración de la Amical de Ravensbrück donde permaneció desde 1944 hasta su liberación, explicó:
"Ravensbrück fue un lugar donde, en medio de la gran tragedia, quedó patente la fuerza invencible de los débiles. Fue el más terrible campo de concentración diseñado para mujeres y criaturas y a él fueron a parar algunos hombres. En sus años de existencia estuvieron recluidas unas 133.000 personas de alrededor de 40 naciones. Miles de mujeres murieron en las cámaras de gas, centenares fusiladas y varios millares fueron exterminadas por el hambre y las epidemias. Otras perdieron la vida a consecuencia de los experimentos médicos realizados por médicos de las SS, como fue el caso de las jóvenes polacas, denominadas 'conejillas de indias'.
Las mujeres no perdieron nunca su espíritu de resistencia. La solidaridad y la cultura fueron nuestras principales armas. El deseo de vida era también un acto de resistencia contra los nazis pues allí, se entraba para morir." Neus ha publicado "De la resistencia y la deportación. 50 testimonios de mujeres españolas". Ed. Península., 2000.
Los catalanes en los campos nazis (1977)
por Neus Real
Este es, sin duda, el libro más impactante de Montserrat Roig. Además de ofrecer una muestra excelente de las dotes periodísticas de la autora, constituye un documento pionero y de primer orden para conocer la experiencia de los republicanos en los campos de concentración nazis durante la Segunda Guerra Mundial. La obra, publicada en 1977, recoge todos los testimonios a los que Roig pudo acceder y los ordena en un texto escrito a favor de la memoria histórica y que aspira a un objetivo preciso: empezar a romper el silencio impuesto por el franquismo a quienes, tras la derrota de 1939, tuvieron que sufrir el infierno de la deportación.
Montserrat Roig presenta Els catalans als camps nazis como la coordinación de los diversos testimonios de los ciudadanos de los Países Catalanes que fueron deportados a campos de concentración entre 1939 y 1945. Impulsado por el historiador Josep Benet y redactado por la autora entre 1973 y 1976, el volumen quiere dar voz a todos aquellos que, por motivos políticos y históricos, se quedaron sin la posibilidad de ver aunque fuera tan solo un reconocimiento de su sufrimiento y la oportunidad de compartir una experiencia ya de por si inenarrable. El compromiso político, social y cultural que caracteriza a Roig como escritora deriva, aquí, en la elaboración de un texto sin duda documentado y que procura contrastar los datos, pero que en ningún momento persigue una supuesta objetividad histórica. Al contrario. Se trata de un texto lleno de pasión y que no esconde el posicionamiento ideológico, personal, de quien lo escribe: una Roig plenamente identificada con el dolor de los supervivientes y profundamente sublevada contra el nazismo y la posterior injusticia de las denominadas democracias europeas.
Els catalans als camps nazis se estructura en tres partes que siguen el orden cronológico de los hechos, desde el final de la guerra civil en 1939 y el paso a Francia de los republicanos hasta la liberación de los campos por parte de las tropas aliadas y las dificultades y el desengaño que vinieron después; pasando, naturalmente, por el relato del día a día de los deportados (a Mauthausen sobre todo, su nefasto destino principal). Cierra la obra un apéndice que incluye las listas de los muertos catalanes, de los muertos procedentes de otros territorios del estado español y de aquellos que, a pesar de no tener la nacionalidad correspondiente, se habían establecido en Catalunya. Un anexo, este, utilísimo y aterrador, que también incorpora otras listas de deportados (como las de los que fueron trasladados de Mauthausen a otros campos, por ejemplo).
La parte central, dedicada a la vivencia directa del terror nazi, resulta estremecedora e imprescindible para cualquier persona interesada en el pasado y la historia reciente de Europa. También son, sin embargo, estremecedores e imprescindibles el relato del éxodo y el del final de la experiencia de los republicanos a los campos. En el primer caso, por el que va sumarse a la dureza de la derrota de 1939. En el segundo, porque tras vivir la pesadilla concentracionaria, los supervivientes tuvieron que experimentar no solo que Franco continuaba en el poder, sino que el trauma de su experiencia a menudo generaba, por todas partes, incredulidad, reticencia, escepticismo, incomprensión... y acababa perdiéndose, muchas veces, en el olvido. Excepto, claro está, para ellos, como en el caso de todos aquellos que no se la podrían sacar nunca jamás ni de la cabeza ni del cuerpo.
Ya lo escribe Montserrat Roig al final del libro: “Mientras que de la guerra civil nos han llegado noticias, falseadas o no, a las nuevas generaciones, sobre los campos de exterminio nazis se cernía un silencio total. Parecía que no hubieran existido nunca republicanos que fueran víctimas del nazifascismo alemán. Hasta 1968 no hay ninguna nota oficial sobre los muertos españoles en los campos nazis. Si algún deportado pregunta sobre su situación a los organismos oficiales, estos le contestan que todo está en estudio. Hasta 1974 el gobierno español no envió ningún certificado de muerte al campo de Mauthausen”. He aquí, pues, el sentido de esta obra horrorosa y simultáneamente tan necesaria, que abrió camino en la recuperación de una parte terrible de nuestra historia y que, aun así, se cierra con un mensaje optimista: No debemos renunciar al ideal de un mundo libre y justo. Los deportados, pese a lo que habían vivido, no dejaron de creer nunca que este mundo era posible. Y esta es, según la autora, su gran lección para las generaciones posteriores. No podemos estar más de acuerdo.
Els catalans als camps nazis se estructura en tres partes que siguen el orden cronológico de los hechos, desde el final de la guerra civil en 1939 y el paso a Francia de los republicanos hasta la liberación de los campos por parte de las tropas aliadas y las dificultades y el desengaño que vinieron después; pasando, naturalmente, por el relato del día a día de los deportados (a Mauthausen sobre todo, su nefasto destino principal). Cierra la obra un apéndice que incluye las listas de los muertos catalanes, de los muertos procedentes de otros territorios del estado español y de aquellos que, a pesar de no tener la nacionalidad correspondiente, se habían establecido en Catalunya. Un anexo, este, utilísimo y aterrador, que también incorpora otras listas de deportados (como las de los que fueron trasladados de Mauthausen a otros campos, por ejemplo).
La parte central, dedicada a la vivencia directa del terror nazi, resulta estremecedora e imprescindible para cualquier persona interesada en el pasado y la historia reciente de Europa. También son, sin embargo, estremecedores e imprescindibles el relato del éxodo y el del final de la experiencia de los republicanos a los campos. En el primer caso, por el que va sumarse a la dureza de la derrota de 1939. En el segundo, porque tras vivir la pesadilla concentracionaria, los supervivientes tuvieron que experimentar no solo que Franco continuaba en el poder, sino que el trauma de su experiencia a menudo generaba, por todas partes, incredulidad, reticencia, escepticismo, incomprensión... y acababa perdiéndose, muchas veces, en el olvido. Excepto, claro está, para ellos, como en el caso de todos aquellos que no se la podrían sacar nunca jamás ni de la cabeza ni del cuerpo.
Ya lo escribe Montserrat Roig al final del libro: “Mientras que de la guerra civil nos han llegado noticias, falseadas o no, a las nuevas generaciones, sobre los campos de exterminio nazis se cernía un silencio total. Parecía que no hubieran existido nunca republicanos que fueran víctimas del nazifascismo alemán. Hasta 1968 no hay ninguna nota oficial sobre los muertos españoles en los campos nazis. Si algún deportado pregunta sobre su situación a los organismos oficiales, estos le contestan que todo está en estudio. Hasta 1974 el gobierno español no envió ningún certificado de muerte al campo de Mauthausen”. He aquí, pues, el sentido de esta obra horrorosa y simultáneamente tan necesaria, que abrió camino en la recuperación de una parte terrible de nuestra historia y que, aun así, se cierra con un mensaje optimista: No debemos renunciar al ideal de un mundo libre y justo. Los deportados, pese a lo que habían vivido, no dejaron de creer nunca que este mundo era posible. Y esta es, según la autora, su gran lección para las generaciones posteriores. No podemos estar más de acuerdo.
Discurso Neus Català
Uno de los motivos principales de fundar la Amical de Ravensbrück parte del juramento que hicimos, en el momento de la liberación, todas las deportadas y deportados de que, mientras viviéramos, explicaríamos lo que habíamos visto y sufrido.
Son las mismas razones que nos llevaron a defender la República, hacer la Resistencia en Francia y a luchar contra el fascismo : el amor a la paz, la libertad, la tolerancia y la justicia social.
En segundo lugar, si no el primero que en todos los países de Europa donde hubieron deportadas han tenido su propio Amical. En España, nuestra representación, hasta el año 2005, se incluía en el Amical de Mathaussen, de la que fui cofundadora en 1963, aunque nuestro país ha estado siempre representado en el Comité Internacional de Ravensbrück a través de una delegación española, siendo uno de los países fundadores del mismo entre los años 1963 i 1965.
Ravensbrück fue un lugar donde, en medio de la gran tragedia, quedo patente la fuerza invencible de los débiles. Fue el más terrible campo de concentración diseñado para mujeres y criaturas y al fueron a parar algunos hombres. En sus años de existencia estuvieron recluidas unas 133.000 personas de alrededor de 40 naciones.
Los SS idearon todo tipo de refinadas maneras de asesinar. Miles de mujeres murieron en las cámaras de gas, centenares fusiladas y varios millares fueron exterminadas por el hambre y las epidemias. Otras perdieron la vida a consecuencia de los experimentos médicos realizados por médicos de las SS, como fue el caso de las jóvenes polacas, denominadas “conejillas de indias”. Debemos citar el caso de Alfonsina Bueno, de Berga, que murió 39 años después de la liberación, padeciendo todavía, las consecuencias de estos experimentos del Dr. SS Karl Gebhardt, el mismo que simultaneaba la presidencia de la Cruz Roja alemana.
En Ravensbrück se moría de mil maneras: ahogas en las letrinas, a bastonazos o quemadas vivas en el horno crematorio como el caso de la joven madre Sofía Liman. Algunas, vencidas por el sufrimiento, morían electrocutadas lanzándose contra las alambradas eléctricas. Más de 92000 de aquellas personas encontraron allí la muerte más atroz.
Pese a ello, las mujeres no perdieron nunca su espíritu de resistencia. La solidaridad y la cultura fueron nuestras principales armas. El deseo de viva era también un acto de resistencia. contra los nazis pues allí, se entraba para morir.
Consecuentemente, las mujeres continuaron su lucha saboteando la macro estructura económica , militar y civil a la que estaban sometidas, siempre vigilada y con el peligro de ser masacradas.
Aprovechándose de esta mano de obra barata y siempre renovable, los SS, junto con alas grandes firmas Krupp, Thyssen, Siemens, Mercedes Benz i I.G.Farben, entre otras, hicieron grandes fortunas. Esta última, I.G. Farben, además era la que suministraba el gas cyclon 3
Para las cámaras de gas. El campo de Ravensbrück formó parte del denominado “Triangulo de la muerte” del länd de Branderburg: Oranienburg-Sachsenhausen-Ravensbrück.
Las españolas de Ravensbrück eran mujeres que habían luchado cuando la República española fue atacada por el fascismo, tuvieron un gran peso en la producción y el mantenimiento de un estado democrático en la cuestión social, educativa, asistencial y política. Una vez perdida la guerra, muchas de ellas se refugiaron en Francia y, en condiciones adversas continuaron alertas y solidarias en los campos de concentración franceses y en los mal denominados refugios.
Estas mujeres encontraron apoyo en mujeres y hombres de la antigua emigración económica que ayudó en la organización clandestina de la Resistencia de los españoles republicanos en Francia. Si en toda la zona de los Pirineos hubo un gran ejercito de 60000 hombres y mujeres, “las guerrillas españolas”, en todos los departamentos de Francia, hubo grupos resistentes de españoles-as. Las mujeres constituyeron una gran red de transmisiones, de suministro y de transportes de armas de los maquis de montaña y ciudad, haciendo sobretodo el duro y peligro papel de enlace. Fueron también las encargadas de encontrar el contacto entre los familiares refugiados en Francia y las familias de España.
El Comandante Sevilla, militar de carrera y comandante de las guerrillas españolas, muy viejo ya y con lagrimas en los ojos, nos dijo que cuando se hablara de las mujeres españolas en la Resistencia no se habría de contar por centenares sino por millares, sin las cuales, nosotros, no habríamos podido llevar a término muchos de nuestros combates. El Comandante Rubio, homologado en el ejercito francés, testimonió también el gran papel llevado a cabo por las mujeres, y el i el Comandante Oria, homologado también testimonió que la Resistencia española comenzó allí donde había grupos de mujeres.
Cerca de 60000 mujeres y hombres españoles dieron su vida por Francia. De los poquísimos monumentos dedicados a ellos, sólo podría citar en primer lugar que se encuentra al pie del altiplano de Glieres, del escultor repudiado Baltasar Lobo, otro dedicado a la retirada que se encuentra en el paso fronterizo de La Vajol, y por último, el monumento dedicado únicamente a los hombres deportados españoles en el Cementerio Pere Lachaise en París. Costó 30 años obtener una celda dedicada a las deportadas españolas en el campo de Ravensbrück.
Durante la Resistencia, las mujeres tenían un nombre de guerra que conservamos como un título de honor pero enterradas muchas de ellas con el nombre civil, es imposible completar la identificación para la memoria histórica.
Tampoco sabremos nunca el número exacto ni el nombre de las españolas que llegaron a Ravensbrück porque todos los ficheros del campo fueron destruidos por los nazis a la llegada de las tropas soviéticas. Las cenizas de muchas de estas mujeres se encuentran en el fondo del lago Schwedt, que las propias deportadas agrandaron con sus propias manos desnudas.
Además continuar la recuperación de la memoria histórica de estas mujeres españolas, nuestro Amical tiene como objetivo según sus estatutos, la conservación de los lugares de memoria que, como Ravensbrück, corren peligro de desaparecer. Actualmente han desaparecido las barracas y sólo queda en pie el edificio de “la Komandantur”, el de la prisión y el de los hornos crematorios. Si estos todavía existen es gracias a la tenacidad de las deportadas supervivientes que a través de sus entidades integradas en el Comité Internacional de Ravensbrück , han orquestado campañas internacionales de protesta en contra de proyectos y propuestas que puedan ocultar la existencia del campo como la construcción de una autopista que hubiera atravesado todo el campo. Recientemente, se ha descubierto el campo Jugenlager Uckermark de adolescentes que estaba enterrado.
Wanda de Varsovia, gran historiadora de renombre mundial en un estudio sobre el trabajo cultural en los campos de concentración nazis, concluyó que el lugar en los que se hizo más cultura fue en los campos donde había mujeres, conclusión reconocida por los hombres deportados y por lo que hoy en día Ravensbrück es la Escuela Internacional para el estudio del problema de la deportación en general.
En 1987, el Comité Internacional de Ravensbrück fue reconocido por las Naciones Unidas como mensajeras de la paz.
En 1994, gracias a la ayuda del Institut Català de la Dona presidido entonces por Joaquima Alemany, pudo realizarse por primera vez en España, la reunión del Comité Internacional de Ravensbrück.
Con motivo del 60º aniversario de la liberación del campo en el año 2005, se organiza por primera vez una delegación oficial de nuestro país presidida por el Conseller Joan Saura de a Generalitat de Catalunya que participa en el homenaje a las deportadas y al que asiste también el embajador español en Berlin Sr. Gabriel Busquets.
En el capítulo de agradecimientos debo mencionar a Annette Chalut, actual presidenta del Comité Internacional de Ravensbrück, por su constante dedicación a la conservación de la memoria y su preocupación por lo que afecta a las deportadas españolas.
Al Gobierno de Cataluña que me distinguió con la Creu de Sant Jordi, y a la valiosa ayuda del Conseller Joan Saura a través del Memorial Democrátic y al Gobierno de España cuyo actual Presidente Sr. Rodríguez Zapatero forma parte de nuestro Comité de Honor y a la Vicepresidenta cuyo Misterio nos ha dado el soporte necesario para la realización de este acto y la documentación que presentamos.
Gracias también a todas las personas aquí presentes, así como a Entidades y particulares que nos apoyan y han honrado la memoria de las mujeres de Ravesnbrck y de todos los deportados, resistentes combatientes y represaliados del franquismo y del nazismo.
Querría acabar manifestando mi respeto y admiración por todos aquellos que dentro y fuera del país lucharon por recuperar las libertades de nuestro país.
En segundo lugar, si no el primero que en todos los países de Europa donde hubieron deportadas han tenido su propio Amical. En España, nuestra representación, hasta el año 2005, se incluía en el Amical de Mathaussen, de la que fui cofundadora en 1963, aunque nuestro país ha estado siempre representado en el Comité Internacional de Ravensbrück a través de una delegación española, siendo uno de los países fundadores del mismo entre los años 1963 i 1965.
Ravensbrück fue un lugar donde, en medio de la gran tragedia, quedo patente la fuerza invencible de los débiles. Fue el más terrible campo de concentración diseñado para mujeres y criaturas y al fueron a parar algunos hombres. En sus años de existencia estuvieron recluidas unas 133.000 personas de alrededor de 40 naciones.
Los SS idearon todo tipo de refinadas maneras de asesinar. Miles de mujeres murieron en las cámaras de gas, centenares fusiladas y varios millares fueron exterminadas por el hambre y las epidemias. Otras perdieron la vida a consecuencia de los experimentos médicos realizados por médicos de las SS, como fue el caso de las jóvenes polacas, denominadas “conejillas de indias”. Debemos citar el caso de Alfonsina Bueno, de Berga, que murió 39 años después de la liberación, padeciendo todavía, las consecuencias de estos experimentos del Dr. SS Karl Gebhardt, el mismo que simultaneaba la presidencia de la Cruz Roja alemana.
En Ravensbrück se moría de mil maneras: ahogas en las letrinas, a bastonazos o quemadas vivas en el horno crematorio como el caso de la joven madre Sofía Liman. Algunas, vencidas por el sufrimiento, morían electrocutadas lanzándose contra las alambradas eléctricas. Más de 92000 de aquellas personas encontraron allí la muerte más atroz.
Pese a ello, las mujeres no perdieron nunca su espíritu de resistencia. La solidaridad y la cultura fueron nuestras principales armas. El deseo de viva era también un acto de resistencia. contra los nazis pues allí, se entraba para morir.
Consecuentemente, las mujeres continuaron su lucha saboteando la macro estructura económica , militar y civil a la que estaban sometidas, siempre vigilada y con el peligro de ser masacradas.
Aprovechándose de esta mano de obra barata y siempre renovable, los SS, junto con alas grandes firmas Krupp, Thyssen, Siemens, Mercedes Benz i I.G.Farben, entre otras, hicieron grandes fortunas. Esta última, I.G. Farben, además era la que suministraba el gas cyclon 3
Para las cámaras de gas. El campo de Ravensbrück formó parte del denominado “Triangulo de la muerte” del länd de Branderburg: Oranienburg-Sachsenhausen-Ravensbrück.
Las españolas de Ravensbrück eran mujeres que habían luchado cuando la República española fue atacada por el fascismo, tuvieron un gran peso en la producción y el mantenimiento de un estado democrático en la cuestión social, educativa, asistencial y política. Una vez perdida la guerra, muchas de ellas se refugiaron en Francia y, en condiciones adversas continuaron alertas y solidarias en los campos de concentración franceses y en los mal denominados refugios.
Estas mujeres encontraron apoyo en mujeres y hombres de la antigua emigración económica que ayudó en la organización clandestina de la Resistencia de los españoles republicanos en Francia. Si en toda la zona de los Pirineos hubo un gran ejercito de 60000 hombres y mujeres, “las guerrillas españolas”, en todos los departamentos de Francia, hubo grupos resistentes de españoles-as. Las mujeres constituyeron una gran red de transmisiones, de suministro y de transportes de armas de los maquis de montaña y ciudad, haciendo sobretodo el duro y peligro papel de enlace. Fueron también las encargadas de encontrar el contacto entre los familiares refugiados en Francia y las familias de España.
El Comandante Sevilla, militar de carrera y comandante de las guerrillas españolas, muy viejo ya y con lagrimas en los ojos, nos dijo que cuando se hablara de las mujeres españolas en la Resistencia no se habría de contar por centenares sino por millares, sin las cuales, nosotros, no habríamos podido llevar a término muchos de nuestros combates. El Comandante Rubio, homologado en el ejercito francés, testimonió también el gran papel llevado a cabo por las mujeres, y el i el Comandante Oria, homologado también testimonió que la Resistencia española comenzó allí donde había grupos de mujeres.
Cerca de 60000 mujeres y hombres españoles dieron su vida por Francia. De los poquísimos monumentos dedicados a ellos, sólo podría citar en primer lugar que se encuentra al pie del altiplano de Glieres, del escultor repudiado Baltasar Lobo, otro dedicado a la retirada que se encuentra en el paso fronterizo de La Vajol, y por último, el monumento dedicado únicamente a los hombres deportados españoles en el Cementerio Pere Lachaise en París. Costó 30 años obtener una celda dedicada a las deportadas españolas en el campo de Ravensbrück.
Durante la Resistencia, las mujeres tenían un nombre de guerra que conservamos como un título de honor pero enterradas muchas de ellas con el nombre civil, es imposible completar la identificación para la memoria histórica.
Tampoco sabremos nunca el número exacto ni el nombre de las españolas que llegaron a Ravensbrück porque todos los ficheros del campo fueron destruidos por los nazis a la llegada de las tropas soviéticas. Las cenizas de muchas de estas mujeres se encuentran en el fondo del lago Schwedt, que las propias deportadas agrandaron con sus propias manos desnudas.
Además continuar la recuperación de la memoria histórica de estas mujeres españolas, nuestro Amical tiene como objetivo según sus estatutos, la conservación de los lugares de memoria que, como Ravensbrück, corren peligro de desaparecer. Actualmente han desaparecido las barracas y sólo queda en pie el edificio de “la Komandantur”, el de la prisión y el de los hornos crematorios. Si estos todavía existen es gracias a la tenacidad de las deportadas supervivientes que a través de sus entidades integradas en el Comité Internacional de Ravensbrück , han orquestado campañas internacionales de protesta en contra de proyectos y propuestas que puedan ocultar la existencia del campo como la construcción de una autopista que hubiera atravesado todo el campo. Recientemente, se ha descubierto el campo Jugenlager Uckermark de adolescentes que estaba enterrado.
Wanda de Varsovia, gran historiadora de renombre mundial en un estudio sobre el trabajo cultural en los campos de concentración nazis, concluyó que el lugar en los que se hizo más cultura fue en los campos donde había mujeres, conclusión reconocida por los hombres deportados y por lo que hoy en día Ravensbrück es la Escuela Internacional para el estudio del problema de la deportación en general.
En 1987, el Comité Internacional de Ravensbrück fue reconocido por las Naciones Unidas como mensajeras de la paz.
En 1994, gracias a la ayuda del Institut Català de la Dona presidido entonces por Joaquima Alemany, pudo realizarse por primera vez en España, la reunión del Comité Internacional de Ravensbrück.
Con motivo del 60º aniversario de la liberación del campo en el año 2005, se organiza por primera vez una delegación oficial de nuestro país presidida por el Conseller Joan Saura de a Generalitat de Catalunya que participa en el homenaje a las deportadas y al que asiste también el embajador español en Berlin Sr. Gabriel Busquets.
En el capítulo de agradecimientos debo mencionar a Annette Chalut, actual presidenta del Comité Internacional de Ravensbrück, por su constante dedicación a la conservación de la memoria y su preocupación por lo que afecta a las deportadas españolas.
Al Gobierno de Cataluña que me distinguió con la Creu de Sant Jordi, y a la valiosa ayuda del Conseller Joan Saura a través del Memorial Democrátic y al Gobierno de España cuyo actual Presidente Sr. Rodríguez Zapatero forma parte de nuestro Comité de Honor y a la Vicepresidenta cuyo Misterio nos ha dado el soporte necesario para la realización de este acto y la documentación que presentamos.
Gracias también a todas las personas aquí presentes, así como a Entidades y particulares que nos apoyan y han honrado la memoria de las mujeres de Ravesnbrck y de todos los deportados, resistentes combatientes y represaliados del franquismo y del nazismo.
Querría acabar manifestando mi respeto y admiración por todos aquellos que dentro y fuera del país lucharon por recuperar las libertades de nuestro país.
NEUS CATALÀ I PALLEJÀ
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