El general Gonzalo Queipo de Llano y Sierra que, para baldón de Sevilla, Andalucía y la España democrática sigue yaciendo con todos los honores en la Capilla de la Hermandad de la basílica de La Macarena –de la cual ostentaba el título de hermano mayor honorario– fue, de los militares traidores a la República (que además le había mimado), quizás el más despiadado, el más implacable con sus enemigos y ex compañeros. Y, eso seguro, el que, recurriendo a los micrófonos de la potente emisora Unión Radio Sevilla, más odio genocida azuzó contra los “rojos” y más mentiras y fake news diseminó sobre las alegadas atrocidades de los mismos. Por algo se le ha atribuido ser inspirador de la propaganda radiofónica de Goebbels. Por algo, en un interesante artículo en CTXT (2017), que acabo de repescar en Internet, Miguel de Lucas lo califica, en el título del mismo, como “El emperador de todos los canallas”.
Bien es verdad que le precedió, como diseñador y preconizador implacable del Terror, el igualmente nefasto Emilio Mola.
Entre los muchos testimonios sobre la vesania de Queipo de Llano, el de Gerald Brenan, viniendo de quien viene, tiene un peso específico. El gran hispanista inglés, que en Málaga escuchaba con escalofrío aquellas charlas, es tajante: se trataba de “un sádico nato”.
En 1985, sorprendido al descubrir que no existía una transcripción de dichas arengas, y deseoso de leerlas con mis propios ojos, decidí preparar para Grijalbo una edición de las correspondientes a los dos primeros meses de la guerra. Se publicó al año siguiente.
Para llevar a cabo mi tarea hubo que recurrir a las hemerotecas y confrontar las versiones de las diatribas aparecidas al día siguiente en la prensa hispalense controlada por los rebeldes: El Correo de Andalucía, ABC y La Unión. No tardé en constatar que, mientras los textos dados a conocer en los dos primeros solían ser literalmente idénticos, y muy pulidos, los de La Unión, órgano de los tradicionalistas, tendían a reflejar mejor al Queipo deslenguado, soez y cuartelero. Es una tragedia que, a la vista de la censura ejercida sobre estas publicaciones por los propios sublevados, no tengamos grabaciones de las charlas, que yo sepa con solo alguna mínima excepción, que nos darían la auténtica medida del hombre y de su catadura moral.
Viendo día a día el espanto de lo que está sucediendo ahora en Afganistán, y pensando en el terrible futuro que lo espera a manos de los talibanes, sobre todo sus mujeres y niños, no he podido por menos de comprobar algunas de las barbaridades y amenazas más notorias propaladas en los momentos iniciales de la contienda española por el llamado virrey de Andalucía:
21 de julio de 1936 (Abc de Sevilla)
"Carmona se ha hecho acreedora a un duro castigo. Los crímenes y las violencias de que han sido objeto ciudadanos pacíficos y honrados e indefensas mujeres merecen el más duro correctivo. Las consideraciones, la paciencia y la benevolencia que me gusta prodigar, tienen su límite. Ante los horrores habrá terror. Se acordarán en Carmona de lo que han hecho."
23 de julio de 1936 (La Unión)
"Obreros de Sevilla: Conozco perfectamente vuestro estado de ánimo, y veo que tenéis deseos de trabajar, pero que algunos no osáis hacerlo –aunque ya están cubiertos la mayor parte de los servicios– por miedo a esos Comités de barrio que os amenazan con sus pistolas.
Yo os autorizo, bajo mi responsabilidad, a matar como a un perro a cualquiera que se atreva a ejercer coacción sobre vosotros; que si lo hiciéreis, quedaréis exentos de toda responsabilidad."
23 de julio de 1936
(Grabación recogida en el documental Propaganda radiofónica de Queipo de Llano, YouTube).
"Nuestros valientes Legionarios y Regulares han demostrado a los rojos cobardes lo que significa ser hombres de verdad. Y, de paso, también, a sus mujeres. Esto está totalmente justificado porque estas comunistas y anarquistas practican el amor libre. Ahora por lo menos sabrán lo que son hombres y no milicianos maricones. No se van a librar por mucho que berreen y pataleen."
24 de julio de 1936 (El Correo de Andalucía)
"Hay en Sevilla unos seres afeminados que todo lo dudan, incluso que en Sevilla está asegurada la tranquilidad, y no creen que todos los servicios están normalizados. Circulan los tranvías, están abiertos los establecimientos y la tranquilidad es completa.
Esos seres se empeñan en propalar noticias falsas. Hoy, una interrupción o avería de Radio Córdoba les ha servido para propalar nuevas especies terroríficas. ¿Qué haré? Pues imponer un durísimo castigo a esos idiotas congéneres de Azaña. Por ello faculto a todos los ciudadanos a que cuando se tropiecen a uno de esos sujetos lo callen de un tiro. O que me lo traigan a mí, que yo se lo pegaré."
25 de agosto de 1936 (Abc de Sevilla)
"Yo invito a los obreros a no dejarse engañar. Ahora que tienen armas, que cojan a sus directores y les den su merecido. Y si no los quieren matar, ¡que nos los entreguen! Porque yo os garantizo, obreros, que esto ha de terminar con el triunfo de los que amamos a la Patria; de los que, por ser más dignos, tenemos con nosotros la voluntad de Dios."
29 de agosto de 1936 (Abc de Sevilla)
"He estado esperando hasta este instante nuevas noticias de lo ocurrido en el frente de Talavera, donde la persecución de las deshechas fuerzas marxistas es sañuda. Hasta ahora, sé que han caído en nuestro poder gran cantidad de municiones de Artillería e Infantería, diez camiones y otro mucho material; además de numerosos prisioneros y prisioneras. ¡Qué contentos van a ponerse los Regulares, y qué envidiosa la Pasionaria!".
Todavía se desconoce la verdadera dimensión de la represión impuesta por Queipo de Llano y descrita por primera vez, pormenorizadamente, por quien la vivió de cerca y desde dentro, Antonio Bahamonde y Sánchez de Castro, en su libro 1 año con Queipo. Memorias de un nacionalista (publicado en 1938 en Barcelona). Mucho más recientemente, las laboriosas investigaciones de Francisco Espinosa han arrojado una intensa luz sobre el genocidio. Para nada les ha ayudado a los historiadores, explica él mismo, la destrucción de documentación del Movimiento ordenada en 1977 por el entonces ministro de la Gobernación, Rodolfo Martín Villa.
Poco a poco avanzan las exhumaciones en el osario de Pico Reja, en el cementero sevillano de San Fernando, donde los sublevados mataron a la mayoría de sus víctimas en la capital, quizás unas 4.000. Allí, por lo menos, vamos a saber la realidad de lo ocurrido. Entretanto, el talibán Queipo de Llano, el que exhortaba alegremente a sus tropas a violar y asesinar, sigue en La Macarena, rodeado de símbolos cristianos, donde la inscripción de su tumba (a no ser que la hayan cambiado recientemente) nos asegura que reposa en la paz del Señor.
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Ian Gibson, hispanista, especialista en historia contemporánea española, biógrafo de García Lorca, Dalí, Buñuel y Machado.
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