dimecres, 22 de juny del 2022

50 ANIVERSARIO PROCESO 1001. 24 de junio de 1972.

 https://www.nuevatribuna.es/articulo/cultura---ocio/proceso-1001/20220622125722199745.html?utm_medium=email&utm_source=Newsletter&utm_campaign=20220622



 Detenidos Proceso 1001 (Foto: Fundación Juan Muñiz Zapico)

Debate en las Cortes Franquistas en Mayo de 1967 sobre el movimiento de Comisiones Obreras: Un procurador, técnico del Sindicato Vertical de la rama de hostelería sube a la tribuna de oradores para exponer:

“Pretendo con este informe determinar el matiz plenamente comunista de las llamadas Comisiones Obreras, instrumento fundamental del Partido Comunista en las acciones subversivas de tipo laboral, alteraciones de orden público y propósito de dominio de las bases sindicales de nuestra nación….Motiva este informe la necesidad de que se conozca en toda su realidad las actividades de estas Comisiones y destaca su peligrosidad, no solamente en el campo laboral, sino también en el terreno político, ya que dado su matiz y dependencia comunista, sus actividades en lo laboral es un simple escalón para alcanzar objetivos más trascendentales, como son la invasión de las estructuras del Sindicato Vertical y el derrocamiento de nuestro Régimen”.
 
En 1970 un informe del Ministerio de la Gobernación da instrucciones a los aparatos represivos de la Dictadura:

“Impedir la celebración de asambleas a toda costa y en caso de no ser posible hacerlas abortar por los procedimientos habituales.

El futuro de Comisiones Obreras depende de la postura y actuación del Gobierno. Si no se adoptan medidas adecuadas al movimiento obrero por ellas representadas, las Comisiones Obreras, actuando de forma coordinada, pueden llevar al país a una situación de caos, o si, por el contrario, el Estado, que dispone de medios sobrados para aplastar la todavía heterogénea organización de las mismas, los emplea, puede encauzar el movimiento hasta llegar a integrarlo en el Sistema

Es urgente y muy necesario adoptar medidas enérgicas para combatir la negativa labor que realizan en evitación de conflictos de mayor entidad”


FRANCISCO ACOSTA ORGE | 

FRANCISCO ACOSTA ORGE | 

  1. La Brigada Político Social
    • Sucesos de el Ferrol
      • Reunión en Pozuelo de Alarcón
        • ¡La policía, la policía! 
          • “Los Diez de Carabanchel”
            • Con Billy el Niño

              Los párrafos que anuncian esta crónica dejan bien claro la importancia histórica que tuvo la detención y encarcelamiento de los dirigentes de Comisiones Obreras y que daría lugar al Proceso 1001 del Tribunal de Orden Público, que traería la condena de 162 años de cárcel para sus diez componentes, el 27 de diciembre de 1973, entre los que se hallaba el que escribe estas líneas.

              La Brigada Político Social

              La Dirección General de Seguridad del Gobierno franquista y su instrumento fundamental en la represión política, la Brigada Político Social de la Policía, llevaban años queriendo lograr su detención, porque creían que así podrían frenar y exterminar el potente movimiento de lucha sindical y política de los trabajadores que ponían en peligro la existencia de la dictadura surgida de la Guerra Civil.

              Ya en julio de 1970, la Brigada Político Social estuvo a punto de lograrlo, en una asamblea de más de cien delegados de toda España que se reunió en un convento de monjas en la urbanización de La Moraleja en Madrid. Llegaron tarde y tan sólo unos doce o trece de los asistentes fueron detenidos, pero el núcleo permanente de nuestra dirección siguió actuando.

              Sucesos de el Ferrol

              Posteriormente a este incidente, la lucha de Comisiones Obreras no sólo no amainaba, sino que adquiría cada vez mayor protagonismo. Buena prueba de ello y con motivo de la declaración del Estado de Excepción, desde diciembre de 1970 a abril de 1971, es decir más represión dentro de la propia dictadura, fueron centenares los dirigentes de Comisiones que fueron encarcelados y despedidos de las empresas donde trabajaban.

              En este escenario no se pueden olvidar los sucesos de Marzo de 1972 en la ciudad de El Ferrol, donde estalló un conflicto huelguístico en la Astilleros de La Bazán, donde los trabajadores de la misma, Daniel Niebla y Amador Rey fueron asesinados en la puerta de la factoría por la Policía Armada, también hubo heridos de bala. La ciudad quedó paralizada tras consumarse una Huelga General en solidaridad con los obreros represaliados y despedidos.

              Reunión en Pozuelo de Alarcón

              Con estos antecedentes y por causas que darían a este escrito demasiada extensión, “notábamos” cada vez más el cerco que la Brigada Político Social ejercía al núcleo de coordinación y organización de nuestro movimiento. Esta reunión que íbamos a celebrar el 24 de junio de 1972 había sido convocada tras dos intentos fallidos de realizarla meses atrás. Los compañeros de la Coordinadora residentes en Madrid y convocantes de las mismas tenían serias sospechas de que la Policía Política estaba al tanto de estas convocatorias, como quedaría demostrado con la espectacular operación que realizaron para lograr nuestra detención.

              Aunque la reunión iba a comenzar a la diez de la mañana, en el convento seminario de los Padres Oblatos de Pozuelo de Alarcón en Madrid, desde horas antes, todos los detenidos se movían en la capital cumpliendo las reglas de clandestinidad que exigía la misma.

              El orden del día se iba a limitar a introducir el debate en Comisiones Obreras a través de la elaboración de un documento, sobre el futuro de la Unidad Sindical en España tras el fin de la dictadura franquista y a organizar la logística que permitiera recoger, después de la reunión, una aportación económica solidaria con nuestra lucha, producto de actuaciones culturales en la ciudad de Milán, y que nos habían hecho llegar semanas antes.

              A la hora prevista estábamos reunidos los compañeros que representaban a las delegaciones de Madrid, Andalucía, Asturias, Castilla, País Vasco y Aragón.

              Las delegaciones de Galicia y País Valenciano habían avisado previamente de que no podrían asistir. Decidimos retrasar el comienzo de la reunión para esperar a la delegación de Cataluña, pues sabíamos que habían llegado a Madrid y que conocían el lugar de la reunión. 

              Alrededor de las once, ante la no comparecencia de los compañeros de Cataluña decidimos concluir el encuentro y el orden del día que teníamos previsto. El compañero Eduardo Saborido, miembro del Secretariado residente en Madrid, nos indicó una serie de citas para cuando abandonáramos el edificio, a cada una de las delegaciones territoriales de fuera de la capital para recoger la ayuda económica. Él salió el primero y acordamos que el resto, por razones de seguridad, iríamos abandonando el lugar uno a uno, cada cierto periodo de tiempo.

              ¡La policía, la policía! 

              Habían transcurrido unos minutos, cuando la puerta de la sala de reunión fue abierta por Eduardo Saborido con el grito de ¡la policía, la policía! Como avezados conspiradores, recogimos los documentos y papeles que teníamos encima de la mesa y en un instante salimos de la habitación. Sin conocer el imponente edificio de varias plantas donde estábamos reunidos salimos cada uno por galerías, escaleras y pasillos, tratando de burlar la notoria presencia policial que nos alertó aún más con sus gritos del tono: ¡buscad en todas las habitaciones, en los servicios, que no escape ni uno!

              Marcelino Camacho y Nicolás Sartorius emprendieron un recorrido, sin prisa, por una galería, otros subieron por alguna escalera para tratar de ganar el territorio de la azotea, otro entró en un lavabo; Miguel Ángel Zamora fue detenido cuando intentaba encaramarse a un tejado y en mi caso, viendo la “algarabía” reinante opté por volver a la sala donde habíamos estado reunidos, cerré la puerta y me introduje en un imponente armario para situarme en el rincón más obscuro del mismo. Allí estuve cerca de treinta minutos y comencé a tener la esperanza de que la Policía se había olvidado de mí. Pero estaba muy equivocado. Pasado ese tiempo se abrió la puerta con gran estruendo y entre varias voces escuché una frase que nunca olvidaré: ¡en esta habitación se han reunido, mira en el armario a ver si han ocultado papeles!¡aquí hay uno escondido...! Toda mi esperanza se desvaneció al instante.   

              “Los Diez de Carabanchel”

              En este seminario estaban alojados un buen número de sacerdotes de varias nacionalidades. La policía fue deteniendo y conduciendo al patio del edificio, ocupado por policías y coches del cuerpo, a toda el que anduviera por el mismo excepto a los que iban vestidos con sotana. Cuando tuvieron a todas las personas que estaban esa mañana en el convento esposadas y sentadas en el suelo, (al cura Paco García Salve lo redujeron después de un fuerte forcejeo con dos policías) comenzó el proceso de identificación de los detenidos que duró varias horas, hasta que pasadas las 14:30 horas horas, en los vehículos policiales sólo quedamos los que luego seríamos conocidos como “Los Diez de Carabanchel”.

              Como curiosidad, debo contar que en el año 2010, tras un acto en la Feria del Libro de Sevilla sobre el papel de las tres esposas de los detenidos sevillanos contra el Proceso 1001, se nos acercó a los tres una persona que dijo llamarse Fernando Macarro, que nos dijo que aquel día él estaba en el convento como joven religioso de la Orden de los Padres Oblatos y que existía una pequeña puerta de salida en la parte posterior de la residencia y que por ella podíamos haber escapado. (¡Nos llegó un poco tarde la información!).

              En el coche policial donde quedamos retenidos durante esa larga espera varios de nosotros, pude escuchar cómo un capitán de la Policía Armada, realizaba de vez en cuando, desde la emisora de radio del vehículo, diálogos con algunos de sus superiores, dando noticias del proceso de detención. Fue después de la hora señalada más arriba cuando escuché un último diálogo que no he olvidado aún:

              “Voz de un superior preguntando por el altavoz de la emisora al capitán, si la operación estaba terminada, pues su excelencia se iba a retirar a descansar. Está todo listo, ahora mismo ordeno la salida hacia la Dirección General de Seguridad”.

              Ahí tomé conciencia de que aquella no era una detención normal de militantes de Comisiones Obreras, sino que las instituciones represivas del Régimen con el Gobierno a la cabeza sabían que habían dado un duro golpe al entramado organizativo de más alto nivel de nuestra organización.

              Con Billy el Niño

              En la Dirección General de Seguridad fuimos “recibidos” por lo más granado de la Brigada Político Social, con el comisario jefe Saturnino Yagüe a la cabeza: Billy el NiñoConesa, Delso, etc. Todos ufanos y sonrientes ante las “piezas capturadas”.

              Después de los tres días reglamentarios en los calabozos y en los despachos donde nos interrogaban, (no pudieron sacar nada de nosotros en cuanto a datos y noticias que pudieran debilitar las estructuras del movimiento de Comisiones Obreras), fuimos procesados por el Juez Instructor del Tribunal de Orden Público, Jaime Mariscal de Gante, quien nos impuso sendas multas gubernativas, que “abonamos” con meses de prisión y ordenó nuestro ingreso en la Prisión de Carabanchel, sin ninguna posibilidad de concedernos la libertad provisional.

              En el mismo año 1972 fueron detenidos los componentes de las direcciones de las organizaciones clandestinas de UGT y USO a nivel nacional. Fueron puestos en libertad provisional y sus juicios en el Tribunal de Orden Público nunca se realizaron.


              A este relato se le podrían añadir dos capítulos que serían del interés de los lectores: el periodo de encarcelamiento en la Prisión de Carabanchel y lo ocurrido el 20 de diciembre de 1973, el día de nuestro juicio ante el Tribunal de Orden Público, con una petición fiscal de 162 años de cárcel para los diez, que quedaría confirmada siete días después y su coincidencia con el atentado realizado contra el Presidente del Gobierno Almirante Carrero Blanco, minutos antes de que comenzará el juicio.

              Francisco Acosta Orge | Cofundador de Comisiones Obreras           

              https://www.nuevatribuna.es/articulo/actualidad/repercusion-internacional-expediente-1001/20220622150135199754.html?utm_medium=email&utm_source=Newsletter&utm_campaign=20220622

              Se rememora el cincuenta aniversario de la detención de 10 miembros de la dirección de CCOO el 24 de junio de 1972 en Pozuelo de Alarcón. He pensado que sería bueno explicar la parte internacional, los efectos fuera de España de la llamada “caída del 1001”.

              Después de junio de 1972 y hasta la libertad de todos los detenidos a finales de 1975, se desplegó una oleada de protestas en toda Europa y en otros continentes, sobre todo a raíz de conocerse  la intención del Régimen de imponer condenas ejemplarizantes contra “los cabecillas” de un movimiento laboral que se había convertido en la primera fuerza de oposición al Régimen y a su “sindicato” oficial.

              Estaban muy cercanas las huelgas de la construcción de Granada en julio de 1970 en la que habían muerto tres obreros por disparos de la policía o la de Madrid en septiembre de 1971 en la que un guardia civil mató al militante de Comisiones Pedro Patiño.

              También hubo una gran huelga de la SEAT en octubre 1971 en la cual la policía mató al trabajador Antonio Ruiz Villalba.

              En Galicia hubo dos huelgas generales en 1972: en Ferrol en marzo y en Vigo en septiembre. En la de Ferrol hubo otros dos huelguistas muertos por la policía y daría lugar a otro de los procesos más importantes del Tribunal de orden Público contra el movimiento obrero y en particular contra CCOO.

              El juicio contra los “diez de Carabanchel” era además el primero contra la Coordinadora General de Comisiones Obreras, aunque centenares de sus militantes ya habían pasado por el TOP y otros la harían después. Hubo algunas críticas sobre la forma en que la reunión fue organizada pero lo cierto es que era la primera vez que se desmantelada una reunión nacional de las muchas que se habían celebrado en Madrid desde la primera en Aravaca (en una finca del conde de Motrico) en junio de 1967.

              La ofensiva represiva desplegada por la dictadura tras el éxito en las elecciones sindicales de 1966 de las candidaturas obreras independientes impulsadas por CCOO (y por USO y otros grupos) culminó con la sentencias del Tribunal Supremo ilegalizando a CCOO ¡que nunca había sido legal! 



              Manifestación en París, en 1973, por la amnistía.

              Sin embargo, pese a la capacidad reivindicativa, la coordinación de CCOO era muy precaria hacia 1972 pues sus dirigentes no eran clandestinos y estaban muy vigilados. Eso explica, en parte, el escaso número de participantes en la reunión de Pozuelo en junio 1972. Rápidamente se reaccionó y se trató de informar y movilizar a los trabajadores y a la opinión pública nacional e internacional.

              Desde los núcleos que no habían sido afectados se fue recomponiendo la Coordinadora General que, en diciembre de 1972, lanzó un “llamamiento” especial sobre el que ya empezaba a popularizarse como proceso “1001”, por el número del sumario del Tribunal de Orden Público (TOP):

              TRABAJADORES: la solidaridad es  el arma más eficaz  en la lucha de masas. Demostremos  al gobierno y a la oligarquía nuestra conciencia solidaria en defensa de nuestros mejores compañeros. Solo defendiendo a Camacho, Saborido,García Salve, Sartorius, Soto, Muñiz Zapico, Acosta, Fernández Costilla, Santiesteban, Zamora seremos capaces de frenar los despidos, las persecuciones los encarcelamientos. Solo sacando a nuestros compañeros de la cárcel golpearemos mortalmente el sindicato vertical, avanzaremos en la lucha por un sindicato democrático, de clase.

              italia ccoo

              Este Llamamiento fue difundido en todo el país y también fue reproducido por varios  sindicatos europeos. En Italia, la federación CGIL-CISL-UIL añadió uno propio y apoyó la “Campagna Nazionale per la libertá e l’amnistia  ai prigioneri spagnoli” del Comitato Spagna Libera. (Pincha para ampliar la imagen).

              La Delegación Exterior de Comisiones Obreras (DECO) que dirigía en París Carlos Elvira puso en pie una gran campaña de solidaridad, denunciando el caso ante los organismos internacionales como la OIT de Ginebra.

              También la DECO organizó viajes de compañeros del interior para que fueran a hablar a diversos países.

              Como un botón de muestra resumo un testimonio de Natividad Camacho, destacada militante de la Inter-ramas de Madrid y del Textil, sobre un viaje en el que participó entre noviembre de 1972 y enero de 1973 y que finalizó con su detención en Figueres al volver a España:

              En este viaje recorrimos, Vicente Llamazares y yo, y Carlos Elvira a veces, los centros industriales de servicios y culturales más importantes de Francia, solicitando escritos de apoyo, solidaridad económica, etc. Se trataba de que la mayor parte de la sociedad francesa supiera lo que el régimen de Franco había hecho al encarcelar a la representación legítima de un movimiento de trabajadores. Sectores, Fábricas, Universidades, Ayuntamientos, Asociaciones...Carlos Elvira junto con los compañeros de la CGT nos tuvieron algo más de un mes sin parar.

              El gobierno maniobraba en la OIT para obstruir que fueran llevados al Comité de Libertad Sindical los numerosos casos de represión como los asesinatos de Daniel Niebla y Amador Rey en Ferrol, y las detenciones  de militantes de UGT, de USO y de CCOO. Alegaba que no podía ser condenado por incumplir convenios de la OIT que no había ratificado, entre ellos el Convenio 87 sobre Libertad Sindical, y rechazaba la simple admisión de una denuncia como intromisión en los asuntos internos de España impropia de los fines de la OIT. Pero el “1001” se seguía con expectativa en la OIT y su tratamiento en este importante organismo servía como caja de resonancia de la labor de la DECO en los diferentes países:

              Si bien la delegación española había logrado reducir y mantener amortiguado el potencial explosivo del caso en el CLS (Comité de Libertad Sindical) no pudo impedir la campaña internacional organizada por Carlos Elvira, el cual llegó a distribuir más de 1.000.000 de panfletos… (Martínez Quinteiro, Esther: La denuncia del Sindicato Vertical, volumen II).

              A medida que se aproximaba la fecha del juicio se incrementaba el interés mundial. El entonces líder del Partido Laborista británico, Michael Foot se comprometió a poner en marcha un Tribunal Sindical Internacional, (como habían solicitado los detenidos del “1001”) en solidaridad con los sindicatos españoles, aunque esto no cuajó por algunas oposiciones.

              En el extranjero, particularmente la prensa, personalizaba en Marcelino Camacho la información sobre el 1001 pues era el dirigente más veterano y más conocido desde las luchas del metal de los años sesenta. Juan Muñiz Zapico,”Juanin”, escribió desde la cárcel una carta dirigida a la dirección del  PCE (que participaba muy activamente en la campaña internacional)  expresando su discrepancia: "Mundo Obrero tiene que reflejar el estilo general, y el proceso es el proceso a un grupo de trabajadores que con más o menos acierto en aquel entonces cumplían la función de dirección en equipo de comisiones, y no “el proceso a Camacho y otros…”, eso no refleja la realidad.

              Vicente Llamazares, hombre clave en el núcleo clandestino de CCOO, explicaría muchos años después en una carta que me dirigió en octubre de 2010 para mi libro Comisiones Obreras en la Dictadura que, cuando la clandestina Agencia Democrática de Información logró pasar a la prensa internacional la fotografía de los diez detenidos, se equilibró la campaña en torno a los “10 de Carabanchel”. El  primer cartel con la fotografía de los procesados fue editado en Bélgica y el texto estaba escrito en flamenco y en francés.

              Se empezó a preparar la presencia de delegados y personalidades extranjeras al juicio (que aún no tenía fecha), muchas de las cuales no tenían ninguna alineación política. La alarma cundió en el gobierno cuando se supo que incluso el actor Marlon Brando había anunciado su intención de asistir: Me imagino que la noticia llegó a los servicios de seguridad de la dictadura y fue la noticia causante de que señalaran el juicio con cinco días de antelación, casi en navidades. Esta opinión me la dio para el libro mencionado el abogado Jaime Sartorius que coordinaría las defensas.

              No es motivo de este artículo el desarrollo del juicio en diciembre de 1973 pero, sin duda, esa expectación internacional fue la que movió a la organización terrorista ETA para fijar el atentado contra Carrero Blanco el mismo día del juicio. Portavoces de ETA  lo negarían afirmando que la fecha la habían escogido “por razones operativas”  y así lo dice Julen Agirre (nombre que encubre a Genoveva Forest) en su libro Operación Ogro.

              Por el contrario el abogado Juan María Bandrés, entonces abogado vinculado a ETA,  le diría a Jaime Sartorius que la fecha había sido escogida a propósito: “lo hicieron coincidir en la misma fecha al estar la atención internacional pendiente del juicio contra CCOO, para que tuviera mayor repercusión”. En cualquier caso la “coincidencia” puso en grave riesgo a los procesados y desvió la atención nacional e internacional hacia la muerte del Almirante.

              Es sabido que el TOP impuso graves condenas que el Supremo reduciría en febrero de 1975. Hasta el indulto real tras la muerte de Franco no se paró la presión internacional por la libertad del 1001y también por la de los del “Juicio de los 23” de Ferrol y muchos más.

              Juan Moreno | Exsecretario de relaciones internacional de CCOO