diumenge, 1 de març del 2015

CAMPOS DE CONCENTRACIÓN, LA HISTORIA OLVIDADA DE ESPAÑA.


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CAMPOS DE CONCENTRACIÓN, LA HISTORIA OLVIDADA DE ESPAÑA.

Una vez terminada la Guerra Civil española, miles de prisioneros políticos fueron recluidos en las cárceles de los ‘vencedores’, donde las autoridades franquistas aplicaron métodos copiados de los campos de exterminio de la Alemania nazi.

En la España franquista funcionaron varios campos de concentración entre 1936 y 1947, algunos con carácter estable y otros muchos provisionales. Todos ellos estaban coordinados por el Servicio de Colonias Penitenciarias Militarizadas y formaban parte de los instrumentos de la represión franquista.

Terminaban en estos campos de concentración desde ex-combatientes republicanos del Ejército Popular, las Fuerzas aéreas y la Marina de guerra, hasta disidentes políticos, homosexuales y presos comunes. Al igual que en otros muchos campos de concentración, los prisioneros estaban jerarquizados de tal modo que presos comunes violentos (por tanto sin motivaciones políticas o ideológicas) estaban en un escalón superior a la mayoría de los allí encerrados, trabajando de vigilantes de estos últimos. Los campos se caracterizaron por la explotación laboral de los prisioneros, organizados en batallones de trabajadores.

Según Javier Rodrigo (2006), cerca de medio millón de prisioneros pasaron por los campos de concentración entre 1936 y 1942. El primer campo de concentración fue creado por Francisco Franco el 20 de julio de 1936 y estuvo localizado en el castillo del monte Hacho de Ceuta. El último campo de concenctración, localizado en Miranda de Ebro (Burgos), fue cerrado en 1947.

En 1938 los campos de concentración franquistas albergaban a más de 170.000 prisioneros. Tras el final de la contienda, en 1939 la cifra de población reclusa oscilaba entre las 367.000 y las 500.000 personas. Desde 1940 el supervisor de todos estos campos fue el general Camilo Alonso Vega. La principal función de los campos era la de retener a tantos prisioneros de guerra republicanos como fuera posible, y todos aquellos que fueran calificados de "irrecuperables" eran automáticamente ejecutados. Muchos de los encargados de la represión o la administración en los campos habían sido víctimas en la zona republicana, y por este motivo destacaron por manifestar una voluntad de furia y venganza con los vencidos. Tampoco los funcionarios de alta instancia se mostraron muy contrarios a este clima de represión y venganza: El Director General de Prisiones, Máximo Cuervo Radigales, y el jefe del Cuerpo Jurídico Militar, Lorenzo Martínez Fuset, contribuyeron en no poca medida a crear este clima represivo.

En 1946, diez años después del comienzo de la Guerra civil, todavía estaban operativos 137 campos de trabajo y 3 campos de concentración, en los que estaban acogidos 30.000 prisioneros políticos.8 El último campo de concentración en cerrar fue el de Miranda de Ebro, que fue clausurado en enero de 1947.

Durante la Guerra Civil Española y los primeros años de la Dictadura franquista estuvieron en funcionamiento más de 180 campos de concentración, de entre los cuales destacaron:

  • ·         Campo de concentración de Albatera.
  • ·         Campo de concentración de Castuera.
  • ·         Campo de concentración de la Cartuja de Porta Coeli.
  • ·         Campo de concentración de Los Almendros.
  • ·         Campo de concentración de Miranda de Ebro.


El especialista español en campos de concentración, David Serrano Blanquer, explicó en una entrevista al periódico colombiano “El País”, por qué esta parte de nuestra Historia es un tema del cual apenas se habla en la España democrática:

Por 40 años de franquismo y una educación católica que hizo un daño tremendo al exigir el olvido como punto de referencia del pasado. Luego, porque la Transición hizo el papel del silencio: en aquel momento si no se desechaban algunos temas, como qué hacer con el dolor del pasado, y si no se hacía cierto pacto, no había posibilidades de seguir adelante”.


‘DACHAU’: MODELO A SEGUIR

 Según explicó Serrano Blanquer, antes de terminarse la Guerra Civil, “dos altos cargos militares franquistas viajaron al campo de concentración de Dachau, Alemania, donde las autoridades nazis les mostraron el sistema de represión del Tercer Reich”. Y así se aplicó en España. Una de las figuras del régimen más activas en las relaciones con el Nazismo fue Serrano Súñer, el cuñado de Franco.

Aunque estos campos ‘a la española’ no tenían la ‘eficacia mortífera’ que tuvieron los campos nazis, seguían siendo campos de represión terribles en donde se aplicaban sistemas que en los campos alemanes no había, como la llamada ‘ley de fugas’. Los falangistas llegaban a las cárceles y les decían a algunos presos seleccionados que los iban a ‘soltar’, cuando estaban saliendo los fusilaban por la espalda.
También  se cuentan por miles los prisioneros españoles que estuvieron en los campos de exterminio nazis, con el visto bueno del gobierno franquista. A los prisioneros de les marcaba con un triángulo rojo con una 'S' que quería decir ‘Rotspanier (rojo español, en alemán).


MANO DE OBRA ESCLAVA.

 Los prisioneros eran empleados como mano de obra para trabajos forzado como las reconstrucciones (caso de Belchite), trabajos en minas de sal, extracción de mercurio, construcción de carreteras y presas, y excavación de canales. De hecho, miles de prisioneros fueron usados en la construcción de la Prisión de Carabanchel, el Valle de los Caídosy en el Arco de la Victoria. Posteriormente, este trabajo fue subcontratado a empresas privadas y terratenientes, quienes utilizaron a los prisioneros para mejorar sus propias propiedades.

Entre las obras construidas por los prisioneros de los campos destacan:

  •  Canal del Bajo Guadalquivir, hasta 1962 (Campo de Los Merinales, y La Corchuela). En el año 2006 a el tramo comprendido entre La Rinconada y Dos Hermanas se le cambió la denominación por "Canal de los Presos".
  •  Líneas de ferrocarril, como las del Baeza-Utiel, el Val de Zafán o el directo Madrid-Burgos. 
  •  Presas y pantanos, como los Embalses de Zorita (Guadalajara) y El Tranco (Jaén), o la Presa de Villalcampo (Zamora).





Bibliografía

  1. ·         Gutiérrez Casalá, J. L. (2003). Colonias penitenciarias militarizadas de Montijo: represión franquista en el partido judicial de Mérida. Editora Regional de Extremadura, Mérida.
  2. ·         Molinero, C., Sala, M., y Sobrequés i Callicó, J. (2003). Una inmensa prisión: los campos de concentración y las prisiones durante la guerra civil y el franquismo. Crítica contrastes: Crítica, Barcelona.
  3. ·         Núñez Díaz-Balart, M. (2004). Los años del terror: la estrategia de dominio y represión del general Franco. 1. ed. ed. Esfera de los Libros, Madrid.
  4. ·         Rodríguez González, Javier; Berzal de la Rosa Enrique; Pablo Lobo, Carlos de; Sierra Gómez, Carlos de la; Delgado Cruz, Severiano; Vega Sombría, Santiago; Revilla Casado, Javier. (2011) Cárceles y Campos de Concentración en Castilla y León, Fundación 27 de marzo, 2011, León. ISBN: 978-84-615-5410-2.
  5. ·         Rodrigo, J. (2003). Los campos de concentración franquistas: entre la historia y la memoria. Siete Mares, Madrid.
  6. ·         Rodrigo, J. (2005). Cautivos: campos de concentración en la España franquista, 1936-1947. Crítica, Barcelona.
  7. ·         Rodrigo, J. (2006). Internamiento y trabajo forzoso: los campos de concentración de franco. Hispania Nova, Revista de historia contemporánea, vol. 6, Separata.