dimecres, 23 de març del 2022

'Cartas robadas': las misivas de los presos y exiliados del franquismo que nunca llegaron a sus familias.

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Una de las cartas del Archivo Municipal de Manises.

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“Querido papá: no sé a qué procedimiento recurrir para conseguir que mis cartas lleguen a tus manos o que me llegue alguna tuya”. Es una de las misivas de presos en cárceles, campos de concentración o exiliados que se encuentran catalogadas en el Archivo Municipal de Manises (Valencia), enviadas en la inmediata posguerra y que nunca llegaron a sus destinatarios para desesperación de sus autores.

“Era un material muy interesante del cual poco se ha escrito en España”, asegura el historiador Salva Espí, encargado de catalogar la documentación de Falange en el Archivo Municipal de Manises. El ayuntamiento de la localidad encargó un documental al director y guionista Salvador Dolz que se estrena el próximo 28 de marzo en el Auditorio Germanies y que retrata el ambiente de posguerra en localidades pequeñas.

La gran mayoría del medio centenar de misivas corresponde a presos en cárceles y campos de concentración, además de exiliados, que escribían a sus familiares en busca de avales y para mantenerlos al tanto de su incierto destino. “Que te roben unas cartas no es una tontería sin importancia, en ese contexto era muy serio y hacía mucho daño”, explica a elDiario.es Salvador Dolz, el director del documental Cartes robades. Els papers de Manises.

El archivo de Falange se salvó milagrosamente de la desaparición y el historiador Salva Espí ha trabajado una década catalogando los aproximadamente 6.000 documentos que contiene. El material hallado “es extraordinario”, remarca Espí, quien localizó entre los miles de documentos la documentación sobre una visita de alto rango de las Juventudes Hitlerianas a Valencia. Parte del material archivístico, que pasó décadas olvidado en el Café Arriba de Manises, sede local del partido del yugo y las flechas, fue dañado por inundaciones y la mala conservación.

“Para nosotros fue excepcional encontrarlas y excepcional su conservación porque eran cartas que habían sido censuradas a personas muy concretas, la voluntad era mermar la moral y procurar hacer todo el mal posible como escarmiento a los familiares que estaban en casa y que no tenían noticias de sus familiares ni sabían si estarían vivos”, asegura el archivero municipal de Manises, Vicent Masó.

El padre del director del documental, soldado republicano, estuvo preso en el campo de concentración de la Plaza de Toros de Valencia, uno de los más de 300 que el bando franquista creó en España durante la posguerra. El hallazgo de las cartas ha servido para trazar en el documental la historia a pequeña escala de la represión franquista en localidades pequeñas y el efecto colateral en las familias de los vencidos de la Guerra Civil. “Se trata de una represión difusa a la que no le hemos dado suficiente importancia”, declara Dolz.

Para la periodista Rosa Brines, productora ejecutiva de Cartes robades. Els papers de Manises, el documental “pone en valor esas microhistorias que muchas veces quedan relegadas de los grandes relatos históricos, la historia de la gente que ha quedado en el olvido y en el anonimato”. Y en este plano más ajustado, Brines destaca el “papel crucial” del historiador local.

En el caso de Manises, la labor de catalogación de Salva Espí ha permitido trazar el peso que en la posguerra y, en menor medida, durante el resto de la dictadura tuvo la Falange. “Hay una cuestión básica y es que esta gente confunde el ayuntamiento con el partido”, asegura Espí, quien destaca la “suerte” de que el material que quedó abandonado haya podido ser rescatado.

En total, 22 cajas que actualmente se encuentran en el Archivo Municipal de la localidad valenciana, a tiro de piedra de la capital. “Aquello era el far west”, tercia el director del documental. “Habían ganado la guerra y hacían lo que les daba la gana”, apostilla Dolz.

Cartes robades. Els papers de Manises cuenta con la investigadora Mélanie Ibáñez, especializada en la represión franquista hacia las mujeres, quien precisa que en la represión franquista de posguerra “respondía muchas veces a denuncias que no se podían probar”. “Eso genera un estado paranoico de desconfianza”, agrega el psicólogo clínico Enric Pons. 

¿Quién robó las cartas?

Las misivas secuestradas muestran la desesperación de los presos y exiliados al no obtener respuesta de sus familiares. “Estas cartas”, explica Pons, “lo que denotan es un sentimiento de desamparo y de desprotección”. “Los ideales ya no están, ya no se da la ilusión por cambiar una sociedad y lo único que buscas es sobrevivir pero esa supervivencia sólo la puedes esperar de los familiares más próximos porque nadie te la va a dar”.

“El olvido por parte de tu familia es uno de los sufrimientos más profundos para cualquier ser humano porque equivale a la idea de que ya no existes para los tuyos”, abunda la periodista Rosa Brines. “Uno de los pilares del documental”, precisa su director y guionista, “es el absoluto poder que tenia Falange en las poblaciones”. La productora del audiovisual también destaca el relato sobre la experiencia de las mujeres, muchas con hijos a su cargo: “Sufrieron pobreza y humillación y fueron doblemente víctimas, como los son en todas las guerras”.   

Las cartas robadas es la historia de hasta qué punto el Régimen, o la Falange en este caso, sintió un profundo desprecio por los perdedores de la guerra, llegando hasta el punto de querer incomunicar a las familias, que se perdieran el rastro unos a otros, desmembrarlos”, agrega Brines.

¿Quién robó las cartas? Aunque no es posible confirmarlo del todo, el historiador Salva Espí está convencido que fue obra del Servicio de Información de Falange, muy activo en la minuciosa represión de posguerra. Dos de los remitentes de las cartas murieron en el exilio, otro fue capturado por los nazis en Francia y murió en un campo de concentración. Otros dos autores de las cartas fueron fusilados en Paterna. Del resto no se ha podido localizar ningún rastro.

“Se calcula que la duración de estos traumas y experiencias es hasta la tercera generación”, concluye el psicólogo Enric Pons.