Los expertos señalan que es la mayor fosa común en la que se trabaja hoy en toda Europa occidental desde que se abrieron las de Srebrenica tras la guerra de los Balcanes, y que la más importante en España hasta la fecha por el volumen de restos allí acumulados. Las excavaciones en Pico Reja, en el cementerio de San Fernando de Sevilla, concluirán este mismo mes de enero tras tres años sobre el terreno, en los que hasta ahora se ha rescatado los cuerpos de 1.718 represaliados por el régimen franquista y 6.882 más procedentes de la actividad funeraria normal. En total hablamos de 8.600 personas sepultadas en este gran enterramiento colectivo, del que se han extraído más de millón y medio de huesos, 1.565.200 para ser exactos.
Los técnicos de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, encargados de una tarea impulsada por el Ayuntamiento de Sevilla, se han encontrado en Pico Reja una realidad “alejada de cualquier previsión e incontrolada por la magnitud de los enterramientos”, tanto de víctimas de la represión que lideró el general golpista Gonzalo Queipo de Llano como de personas sin recursos que acabaron en esta fosa común, en la que el avance de las excavaciones ha obligado a ir corrigiendo sus dimensiones para fijarlas ahora en 700 metros cuadrados. Juan Manuel Guijo, responsable de estos trabajos, incide en que estamos ante el mayor proceso de exhumación que se ha desarrollado en España “si se considera la totalidad de las evidencias intervenidas”.
El millón y medio largo de huesos bajo tierra supone que la previsión inicial de encontrarse con 265.000 quedó lejísimos, fruto de que el número de cuerpos ha sido muy superior a los cálculos que se habían hecho: de acuerdo con los registros funerarios, se esperaba encontrar los restos de un total de 1.103 personas (850 represaliadas y 253 que no lo fueron), cuando a la hora de la verdad han sido 8.600 cadáveres. Sólo el número de víctimas (1.718, el doble de las previstas) ha sido superior al total de cuerpos finalmente localizados. Y un dato más: la densidad de restos óseos por metro cuadrado ha sido de 2.331, cuando los cálculos previos apuntaban a que serían 338.
Una “ingente cantidad de restos”
Las cifras reales, en definitiva, han estado “por encima de cualquier previsión posible”, lo que se ha traducido en una “ingente cantidad de restos intervenidos”. “Sevilla fue el sitio inaugural donde descargó el golpe de Estado, por lo que era muy difícil hacer previsiones”, explica Guijo, que incide en que el elevado número de personas no represaliadas que fueron depositadas en Pico Reja ha dificultado mucho “el acceso a los depósitos de víctimas y su definición”.
Las últimas excavaciones se están centrando en los márgenes de la fosa, un espacio de 29 metros cuadrados que inicialmente no se había incluido dentro de su perímetro pero donde también se han encontrado cuerpos. Para finales de enero está previsto un acto para la clausura simbólica de Pico Reja, paso previo a la construcción en este enclave de un espacio memorialista en el que se ubicará el que será el mayor osario de España con restos de represaliados. Cuando esté terminado llegará el momento de otra ceremonia, para la que se baraja utilizar de manera emblemática las cajas con los restos de los integrantes de la columna minera de Huelva en representación de todos los represaliados, ya que darle su último destino a las miles de urnas requerirá de un trabajo de varios días.
El turno de Monumento
El último capítulo, no obstante, tardará en escribirse, y es que las pruebas de ADN para verificar si se le puede poner nombre y apellidos a algunas de las víctimas van a un ritmo mucho menor de lo que sería deseable, a lo que se une que el convenio de la Junta de Andalucía con la Universidad de Granada para esta identificación genética lleva caducado desde septiembre. Entre los nombres ilustres que podrían estar sepultados en Pico Reja se encuentran Blas Infante, considerado el padre de la patria andaluza, el último alcalde republicano, Horacio Hermoso, y numerosos concejales, políticos de izquierda y sindicalistas.
Una vez que acabe todo el proceso llegará el turno de la otra gran fosa común de las varias que hay en el cementerio sevillano, la de Monumento, que estuvo en uso entre septiembre de 1936 y enero de 1940 y sobre el papel es todavía más grande que su predecesora. Con una extensión de 1.000 metros cuadrados, los historiadores calculan que aquí hay 7.440 cuerpos enterrados por distintas causas (frente a los 1.103 que se esperaban de partida en Pico Reja), de los que 2.613 serían de víctimas de la represión franquista. Entre ellos, al margen de cargos políticos y representativos tanto de la ciudad como de la provincia y funcionarios municipales, podrían estar los de los ocho condenados acusados de un complot contra Queipo de Llano o los Carmen Díaz, hermana del secretario general del Partido Comunista. El gobierno hispalense se ha comprometido a iniciar este mismo 2023 el expediente y los estudios para la exhumación de un enclave en el que ya se han hecho trabajos preliminares.
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