La ciudad mantiene resquicios de una de las épocas más importantes (y oscuras) de nuestro país. Desde ahora, la verás con otros ojos cuando camines por sus calles
Madrid esconde historias infinitas, pero si hay algún momento en el que la ciudad resultó clave fue la Guerra Civil Española, y es que el desarrollo del conflicto no podría entenderse sin la capital.
Así las cosas, la ciudad contiene todavía restos de episodios de aquella oscura época. Algunos de los lugares que los albergan, seguro, son conocidos por el lector, pero también hay sitios que posiblemente, desconozca. En las siguientes líneas se destacan algunos de esos puntos, perfectos para pasar un día de otoño conociendo más a fondo la historia.
Primera parada: refugios antiaéreos
El Metro de Madrid tuvo una gran importancia durante los tres años que duró la Guerra. Buen ejemplo de ello es la calle Luchana hasta la plaza Chamberí, en cuya esquina se encuentra el andén 0. El museo permite visitar una estación en desuso, conservada casi igual que en la década de los 20.
Durante la Guerra Civil, este lugar subterráneo sirvió también como refugio antiaéreo, especialmente entre noviembre de 1936 y enero de 1937, y por la zona se fueron construyendo más refugios de este tipo, como por ejemplo los que se hicieron en la plaza Olavide.
Los lugares de alrededor no solamente sirvieron para esconder a personas, sino también objetos expuestos y de valor. Un caso ejemplar de ello es el ahora Museo de Historia de Madrid (entonces hospicio de San Fernando) en cuyo sótano se resguardaron bienes eclesiásticos o procedentes de palacio.
Las cárceles franquistas
Diferentes estudios han evidenciado que Madrid albergó hasta 21 cárceles franquistas desde el inicio de la guerra y hasta 1945. Cinco de ellas de mujeres y el resto de hombres, según el análisis del historiador Antonio Ortiz.
En este sentido, si una tarde paseas por la ciudad debes saber que posiblemente pases por varios lugares que en su día representaron la represión franquista, aunque no estén señalizados como tal y hoy en día alberguen actividades de muy distinto tipo.
Algunos de estos sitios, que representan el horror al que el régimen expuso durante el conflicto y después de este a sus prisioneros, destacan la prisión de Barco -calle Barco 24 (Malasaña)- la de Claudio Coello -actual convento de Santo Domingo el Real (Coello 112)- la Prisión de Porlier -fue la prisión provincial de hombres número 1 y estuvo ubicada en la manzana que forman la calle General Díaz Porlier, Padilla, Conde de Peñalver y José Ortega i Gasset- o la Prisión de Atocha- colegio Salesianos, Ronda de Atocha 27 y en la que coincidieron Julián Besteiro o José Robledano, entre otros-. Por supuesto, no hay que perder de vista la cárcel de Ventas, donde permanecieron hasta el momento de su fusilamiento, entre otras mujeres, las 13 Rosas.
Las checas
Asimismo, existen edificios de Madrid en los que en su día había checas. Una de ellas estaba ubicada en el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid, mientras que la otra más importante formaba parte del Palacio del Marqués de Riscal, localizado en la esquina con este mismo nombre y que va a parar al Paseo de la Castellana.
Asimismo, seguro que te suena el edificio de Telefónica, que hoy en día acoge varias exposiciones y tiene una función educativa. Pues bien, si diriges la vista hacia arriba, debes saber que, a su lado, en lo que era la Red de San Luis (el actual ensanchamiento de la calle Montera) se levantaba un puesto de vigilancia republicano para observar el avance de los sublevados desde la Casa de Campo.
Gran Vía: símbolo de la Guerra y lugar de periodistas
Además de los lugares en esta calle que ya se han explicado, hay otros de gran interés. Por ejemplo, el edificio de El Corte Inglés de Callao. Aquí antes se encontraba el Hotel Florida, que alojó a buena parte de la prensa que cubrió el conflicto. Entre ellos, nada más y nada menos que a Robert Capa, John Dos Passos o Ernest Hemingway.
De hecho, Gran Vía fue bautizada como “la avenida de los obuses”, por ser uno de los lugares donde más bombardeos se produjeron. Muchos de estos han sido rescatados hace relativamente poco por el músico estadounidense de raíces españolas, Sebastian Maharg, quien supuso imágenes actuales con otras de la época.
De Moncloa a Ciudad Universitaria
Si antes hemos estimado algunos sitios clave para la República, el bando de Franco también conoció los suyos. De hechos, algunos son muy evidentes, como el Arco de la Victoria de Moncloa con el que el dictador celebró su victoria y cuyo futuro ha sido de nuevo objeto de debate en los últimos meses a partir de la ley de memoria democrática.
En el Parque del Oeste, justo al lado del mismo, los nacionales llegaron a construir quince fortines para contener el avance republicano que llegaba desde Ciudad Universitaria (CIU). En la actualidad solamente quedan tres, tapiados en los 80, pero cuya forma no deja lugar a dudas. En la misma zona habrás visto multitud de veces el edificio del Ejército del Aire. Pues bien, debes saber que aquí estaba la antigua cárcel Modelo, destruida durante un bombardeo y primera línea del ejército republicano.
La Casa de Campo fue otro de los lugares clave de la Guerra y que fue tomado por los sublevados, prácticamente desde el principio del conflicto. Todavía pueden verse allí restos de trincheras. El lugar, estratégico para Franco, sirvió para bombardear barrios del centro como Vallecas, razón por la cual los republicanos intentaron tomarlo en varias ocasiones, aunque sin éxito.
La Ciudad Universitaria, ahora lugar de estudio de miles de alumnos que vienen a Madrid, fue uno de los lugares más simbólicos de las batallas y, todavía, pueden verse vestigios en forma de balas. En las mismas facultades de hecho, ya que ambos bandos combatieron dentro del Hospital Clínico o en las zonas de Farmacia y Medicina.
De ahí que en un lateral de esta segunda todavía puedan verse a día de hoy huellas de disparos. No menos interesante es el monumento en honor a las Brigadas Internacionales que se aprecian en el primer edificio de la universidad, vandalizado en varias ocasiones en la actualidad por grupos de extrema derecha.
En toda esa línea de Moncloa-Ciudad Universitaria-Príncipe Pío se encuentra asimismo el Puente de los Franceses. El lugar fue uno de los emblema de la resistencia republicana y, al igual que la Casa de Campo, cuenta con una canción popular. En este segundo caso la que se popularizó fue Coplas de la defensa de Madrid, bajo la letra del poema lorquiano, Los cuatro muleros. El bando que intentaba contener a Franco, apoyado por las Brigadas Internacionales, utilizó esta pasarela -que separaba a ambas contiendas- y la convirtió en uno de los fuertes más difíciles de superar por el dictador.
El búnker de Madrid
Otro lugar interesante o en el que debería fijarse quien pasease por él es el Parque del Capricho. Allí, se construyó en 1937 un búnker que albergó hasta a 200 personas. En Alameda de Osuna se encuentra también el Palacete de Alameda, donde el Estado Mayor del Ejército Republicano localizó su Estado Mayor.
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