dimecres, 5 de juliol del 2023

LA LINEA DE FRENTE EN LAS MERINDADES 1936-1937

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Pronto serán vacaciones y muchos de vosotras os acercareis al pueblo, puede ser el momento de hacer recorridos de monte por las líneas de frente, con el que nos puede ayudar a comprender la presión que sufrieron nuestros abuelos durante aquellos 13 meses en el norte de Las Merindades. Como podréis comprobar la zona Oeste está bastante investigada, no así la zona centro y este (desde el Valle de Mena a la Merindad de Valdeporres), a lo que os animamos a hacerlo. Os agradeceríamos fotos, explicaciones, y también que no tocaseis nada, dejad ese trabajo en manos de las arqueólogas.

Como otros años os recordamos las propuestas que os hacemos en esta entrada TOMA PARTIDO, HAZ ALGO!

En verde la zona republicana

 LA LINEA DE FRENTE EN LAS MERINDADES 

A principios de septiembre de 1936 se empieza a utilizar la terminología de Frente Norte para denominar a lo que ocurre en este espacio. Vamos a tomar en consideración tres espacios: El frente Oeste en el Escudo y Arija, el frente Centro en los montes de Somo y el Portillo de la Sía, y el frente Este desde Los Tornos a Mena.

ZONA OESTE

Mientras Arija y Alfoz de Santa Gadea permanecieron fieles a la República, el Valle de Valdebezana se partió en dos, Arnedo, Bezana, Castrillo de Bezana, Herbosa, Hoz de Arreba, Quintanaentello, Quintanilla San Román, Riaño, San Vicente de Villamezán, Las Torres de Abajo, Villanueva de San Román y Virtus, permanecieron en zona republicana hasta agosto de 1937. El municipio de Bricia también quedó dividido por el frente, controlando los republicanos el enclave de Montejo de Bricia, el Puerto de Carrales y la zona de Lomas de Villamediana, en tanto los franquistas la zona de paramera, con los pueblos de Barrio, Cilleruelo, Paradores, Bricia y Campino.

Más adelante se desarrolló una de batallas más cruentas en Las Merindades en el páramo de Bricia, en los pueblos de Barrio, Cilleruelo y Espinosa, que eran las entradas naturales al Alfoz, y daba paso a los montes de Carrales y de ahí a Santander. Pese a su poca importancia estratégica (Barrio y Cilleruelo eran pueblos situados en altos y fáciles de defender), Espinosa de Bricia, que está situada por debajo de la cima de las depresiones de entrada y que era difícil de defender, fue fuertemente defendida por el Ejército Republicano como cabeza de línea para evitar la entrada de las tropas rebeldes, incluso perdiendo la aldea que domina todo el páramo, Cilleruelo de Bricia. Los pueblos de Espinosa y Cilleruelo resultaron destruidos.

Quedan testimonios en la destrucción total de Torres de Arriba arrasado por las bombas, los muros horadados a balazos del campanario de la iglesia de Barrio de Bricia o la torre de Virtus. En Virtus, se conservan los refugios antiaéreos a escasos metros de las casas, son cuevas excavadas en un talud arenisca. Los vecinos de Virtus fueron finalmente evacuados, lo mismo que los de Castrillo de Bezana, que antes habían pasado varios días con sus noches ocultos en la cueva de la Cencerrada.

El puerto de Carrales también fue escenario de terribles combates.  En Carrales, cuyo puerto estaba fuertemente batido de posiciones; desde él, se hizo línea hacia el sur por el borde de toda la meseta hasta asomarse al Ebro sobre Villaescusa, con el objeto de flanquear la avanzada de Valderredible. Así encontramos una larga trinchera excavada en roca al este de Renedo, y sobre todo en el alto del Castro enfrentado a la gran fortaleza de los nacionales de Marul, en Bricia. Los republicanos dominaban Cilleruelo, en su colina se atrincheraron, y tenían avanzada una línea al sureste sobre el alto de Hoyos, desde el bajaba una cobertura de tres barracones-bunker hechos a piedra y cemento, que recuerdan a los blocaos. Los rebeldes se apoderaron de todo Bricia, menos el castro Renedo.

Es sin duda el sector de Soncillo el mejor descrito, bien sea por el trabajo de Miguel Ángel Fraile “La Guerra Civil. Geografía y Arqueología del Frente Norte o en “La Guerra Civil en Valle de Manzanedo (Burgos)” en el blog Crónicas a pie de fosa. Comienza en el collado de Matanela, Otero Mayor no existiendo posiciones anteriores por todo el cordal hasta el puerto de Las Estacas. Viene por La Cruz sobre la raya Burgos-Santander, Castrejón y el puerto del Escudo. Entre La Magdalena y el Escudo, medio coronando la loma, y a nivel inferior por delante, una primera línea que sobresale en cuña, batiendo espléndidamente la llanura de Corconte. Bajaba la trinchera del otro flanco abrazando la cota 1035, y conserva los altos que se asoman a Valdeporres, en cumbres como Las Canteras, Somaido y La Paradia, adelantándose hasta La Mina y acaparando el macizo hasta atalayarse sobre el angosto de Las Torrientes, por donde tiene acceso el ferrocarril de La Robla. Proseguía encaramándose a la Peña Estirada de Monte Mojo, que ya se enfrenta al imbatible cerro de La Maza, posición muy fuerte por su elevación y sus cantiles inaccesibles, en poder de los sublevados. Ante esto, las líneas de Quintanaentello presentan un nuevo despliegue de trincheras largas al norte del pueblo, pero ninguna como la que encinta a media ladera del macizo oeste, de casi dos kilómetros sinuosos e ininterrumpidos hasta Virtus.

Posición adelantada sobre la suave cota 858, junto a la carretera Cilleruelo-Soncillo, y después va por la cota 941 del macizo de Raspaneras y lo bordea en parte con posiciones intermitentes. El desaparecido Torres de Arriba y la cota 976 eran de los nacionales, hasta la doble fortificación de Cielma. Tanto esta última como La Maza, defendían a Soncillo por los flancos impidiendo su envolvimiento, defendiéndose de los republicanos de Tureña. Es el final del sector, retrocediendo levemente por las crestas de Carrales. Soncillo tiene trincheras sobre la misma colina en que se asienta, y sobre el molino de La Gándara, hoy Molino de Luna, reconvertida en casa rural.

El complejo defensivo más sobresaliente es el del puerto del Escudo, comprendido como conjunto, seguido de Quintanaentello y Pozazal; además los de Mataporquera-Canduela y Renedo de Bricia, Alto de Marul, monte Bernorio y Las Cuatro Llanas. Existen por contra trincheras muy pequeñas en diversos sectores con vistas a una defensa individual y complementaria. El estado de conservación es bueno, aunque muy a menudo se hallan ocultas por la vegetación. Las excavadas en roca son eternas, aunque en algunos puntos han sido rellenadas. Hay casos de agricultura, canteras y repoblaciones forestales que las han afectado, pero las más castigadas son las del sector alpino, erosionadas por la nieve. Se observan huellas de bombardeo y metralla, donde la maleza no las oculta, y los barracones-bunker han perdido el techo y parte de las mirillas se desmochan.

La táctica defensiva era preventiva contra la artillería y los asaltos. Siempre excavadas en alto, y con indudables patrones en común adaptadas a la particularidad del terreno, a veces trazan quiebros y otras rectas. Perpendiculares a las directrices frontales, se desprenden a veces trincheras de retirada-acceso a salvo de las bombas y las balas, y otras por contra, de breves avances; éstas con el fin de mejorar el tiro allí donde la ladera del monte se hace panzuda, y deja zonas ciegas en la base donde podría agazaparse el enemigo. Casetas semisótanos, largos barracones, ensanches para enclavar artillería y ametralladoras, hormigón armado y piedra suelta, refugios antiaéreos subterráneos.

En los alrededores de La Maza (1.165 metros) cierra por el norte el horizonte del valle, aunque no se ve desde el pueblo. El camino de subida es una pista forestal que comienza en San Martín de las Ollas, en la carretera comarcal que lleva a Soncillo y Corconte. Era el punto de emplazamiento de las baterías de los italianos durante la contienda. Desde este alto se bombardeó la estación de tren de Robredo de Las Pueblas y la carreteral hacia el puerto de El Escudo. 

En Valle de Manzanedo, en el pueblo de Arreba, se encuentran distintos parapetos y fortines de la zona, posiciónes rebeldes para tiradores y destacados oteros de vigilancia., Todo el sistema defensivo fue descubierto y publicado por los investigadores Aiyoa Arroita y Jesús Pablo Domínguez en su blog Crónicas a pie de fosa y en “Parapetos y fortines guerra civil en Arreba (Valle de Manzanedo. Burgos).

Según el informe Brusiloff  las fortificaciones que realizaron los franquistas eran superiores a las de los republicanos. Los sediciosos, militares profesionales, estudiaban el terreno con profundidad. Optaron fundamentalmente por el sistema de «blocaos«, de ese modo cada punto era por sí solo un fuerte. Estos se construían a distancia unos de otros para que el fuego cruzado pudiera batir el territorio. Cada blocao disponía de refugio de cemento, artillería y ametralladoras, capaces de resistir a la artillería y a la aviación. Delante de ellos se construían trincheras y se tendían alambradas. En caso de ataque se replegaban al blocao. Así las líneas franquistas se hicieron invulnerables.  Solo consiguieron apoderarse del El Mirador de Espinosa, pero no por las armas, sino por la astucia. Los republicanos al contrario trataban la cuestión de manera superficial. Se conformaron con construir trincheras con alambradas, no se preocuparon de la fortificación a su espalda. En las épocas de invierno o de tranquilidad de los frentes los milicianos vivían en los pueblos desde donde enviaban, no siempre, centinelas a las trincheras.

ZONA CENTRO

La zona de Valdeporres, Sotoscueva y Espinosa es más abrupta y el frente está situado en el monte. En los montes de Somo se situaban las fuerzas republicanas, sobre todo por medio de trincheras, debajo del Nevero Polluelo en los Pozos de Guzmantará, sobre Espinosa donde se encontraban las fortificaciones republicanas, se puede ver las trincheras republicanas. Las cotas de Nevero Polluelo y Pico de la Churra guardaban el frente por delante el puerto de Estacas. 

Al otro lado, en las peñas se situaban los franquistas. Detrás de Hornillalatorre, saliendo del pueblo por la carretera hacia las otras Hornillas, en mitad de una finca a la izquierda hay una posición de artillería, un tope para la batería. Los italianos bombardearon las posiciones republicanas de los Pozos de Guzmántara y el Somo, utilizando el pueblo como parapeto. La artillería italiana se situaba en toda la línea de las peñas, unos pocos kilómetros al oeste desde el alto, por el camino a Kaite está el prado de los cañones. Donde hay una sima producto de un hundimiento al instalar un cañón por su peso.

Otros restos son sobre Hornillayuso: el parapeto, una fortificación de los rebeldes, en la carretera Cornejo-Torme, una vez pasado el cruce de Hornillayuso en la colina a mano izquierda está el parapeto.

Durante un año el frente partió en dos el municipio de Espinosa, quedando la mayor parte del término en la zona republicana, si bien la villa y los pueblos de Para, Quintana de los Prados y Santa Olalla estuvieron en manos de los franquistas. Se produjeron fuertes combates, desde la posición del “Mirador” (donde está el ferial a la derecha El Pico) los republicanos disparaban a las posiciones franquistas en la iglesia de Espinosa, tenían comunicación con la vertiente cántabra por los puertos de Las Estacas, Lunada y La Sía, controlando Las Machorras y Bárcenas.

La Vega de Pas era territorio fiel a la República, también Las Machorras, en Las Estacas había trincheras. A 3 km.. de la Vera, en Yera, hubo dos trincheras, una a la derecha en el monte, y otra a la izquierda en la cuesta, estaban para batir la carretera, nidos de ametralladoras redondos con aspilleras. Se hundieron con el tiempo.

ZONA ESTE

El frente atravesaba los pueblos más importantes de la Merindad de Montija, entre ellos su capital Villasante. Los pueblos en dominio republicano fueron Agüera, Bercedo, Noceco, Quintanilla de Sopeña, San Pelayo y el propio Villasante. El Valle de Mena fue republicano al completo hasta agosto de 1937.

Ya en el verano del 36 desde las Canteras y el monte Bedón con cañones y nidos de ametralladoras, los franquistas dejaron cerrado el paso. El frente estaba en la zona entre El Crucero y Villasante, siendo éste el primer pueblo de la llamada «zona republicana». El frente no se movió durante las batallas, ya que no hubo avances de ninguna de las dos partes a pesar de los bombardeos. La zona nacional disponía su artillería en el monte Cuestaedo y la zona republicana en la parte de Noceco. La barrera estaba en Villasante, la carretera estaba cortada cerca de la curva dantigua de la N-629 junto a la actual rotonda del poligono industrial y la ITV, y las ametralladoras de los republicanos estaban en un parapeto. La otra barrera estaba en el paso a nivel de La Cabra a un lado los franquistas y al otro cercano a Noceco los republicanos. Hay restos de trincheras encima del paso nivel de Noceco, la colina La Cabra, donde se inicia la recta de Quintana de los Prados, a la derecha estaban parapetados los milicianos. También persisten restos de las trincheras de Villasante en la zona cercana a Edesa y Noceco y un antiguo búnker en esa zona.

Cerca del Puente de Pienza, se puede visitar el Parapeto, en el monte denominado «La Cotorra». Una construcción de hormigón armado, con ventanas para servir de puesto de vigilancia de la carretera, ya que desde él se divisa una gran extensión, tanto hacia el Crucero como hacia la zona Sur. Actualmente le falta el tejado, puesto que fue volado después de la Guerra para sacar el hierro empleado en su construcción.  En Bercedo en el chalet de Espejel se hallaba instalado el cuartel general republicano bajo el mando de Villarías, quedó un búnker de hormigón armado de gran espesor.

La gente se refugiaba en el Molino de Bercedo situado en el cauce del río Cerneja, que era la entrada a la Cueva de El Molino de más de 2 Km., que tenía dos salidas. Cuando daban el toque desde el campanario se refugiaban, al igual que un refugio próximo al puente de hierro sobre la vía del tren de la Robla, donde posiblemente exista una fosa común.  En el puente de Bercedo había sacos terreros encima de las balaustradas y había que pasar agachado por los disparos desde la Peña.

Para ir a Los Tornos había que dar un rodeo, en vez de por la carretera que estaba expuesta, había que pasar por el camino cercano al puente de Hierro del tren para ir a San Pelayo y Agüera. En los Tornos nos podemos encontrar con un recinto fortificado y varias trincheras.

Más hacia el este, en el Alto de la Magdalena, a la derecha del camino los restos de una caseta – refugio de milicianos. En algún punto a la izquierda de donde estaba situada la Ermita de la Magdalena. La disposición geográfica y geológica de las peñas proporcionaba magníficas posiciones defensivas. Bastante claro en la parte oriental con la Sierra de la Peña, Sierra Salvada y Orduña.