Unas 200 personas se reúnen en el paredón de Paterna para recordar a las 2.238 víctimas de la represión en la posguerra
El 14 de abril se llena de consignas contra la nueva ley de PP y Vox y alertan del freno a proyectos para proteger este espacio
Escribe sobre las fosas de Paterna que las personas se dividen en cuerpo y alma. Una es mortal y la otra es eterna. «La eterna es el alma. La memoria. Solo el olvido acaba con ella». Por eso, este caluroso domingo 14 de abril exige recordar. Aunque recordar no sea fácil. Y duela.
Que se lo pregunten a Bene Vijuescas, de Vinalesa, que no conoció a su padre, que se lo fusilaron y enterraron en una fosa en Paterna, que pasó la miseria de la posguerra y la represión entre los esfuerzos de una madre que trataba de sacarlos adelante, y que hoy, tantas décadas después, recorre el camino tortuoso entre la puerta del , el camino más difícil, apoyándose con un brazo en un compañero, y sosteniendo el retrato de su padre con el otro.
«Estoy aquí porque fusilaron a mi padre el 27 de julio de 1940. Ambrosio Vijuescas Cervera, militante del PSOE y presidente de la agrupación de Vinalesa en 1937», constata. «Hemos padecido mucho. Cuando te haces mayor vives un poco de recuerdos. ¡Lo que ha sufrido mi madre, viuda con dos niños! La familia nos acogió. Salimos poco a poco adelante. Hace dos años lo llevamos Vinalesa, está en compañía de mi madre y es lo más grande que he podido yo hacer en esta vida», completa del tirón con un nudo en la garganta. Porque recordar no es fácil. Y duele.
Ayudar a recordar tampoco es fácil. Que se lo digan a Rafa Darijo, alcalde de Benagéber desde 2007 y al que quisieron llevar al Tribunal de la Haya. Él impulsó la primera exhumación en la C. Valenciana, en 2009. Al principio de su mandato, unos familiares le pidieron ayuda para exhumar a sus familiares: ocho fusilados en marzo de 1947, dos guerrilleros y seis trabajadores de las obras del pantano que fueron asesinados por la Guardia Civil en una operación de castigo contra la guerrilla.
Primera exhumación, en 2010
Los familiares pidieron ayuda, el alcalde acudió a la juez de Llíria, y en aplicación de la ley de memoria de Zapatero comenzaron los trámites. «Nos denunció una fundación del partido comunista de Argentina al tribunal penal porque no había un juez delante en el momento de la exhumación, y la ONU considera los crímenes del franquismo de lesa humanidad», recuerda Darijo pegado al paredón de Paterna. La cosa se arregló pero «el susto no te lo quita nadie», recuerda.
Dos historias: lo que duele la memoria y lo complejo que resulta rehabilitarla. Son historias que atraviesan estas dos décadas de intento de dignificación del pasado y que tienen en este paredón de Paterna un espacio mítico de la memoria en España.
Esta mañana de 14 de abril, el acto tradicional para reclamar un espacio de memoria digno donde fueron asesinadas 2.238 personas hasta los años 50, adquiere una nueva dimensión. Se han reunido cerca de dos centenares de personas en el paredón y este año solo se habla de la nueva ley de Concordia que promueven PP y Vox, que deroga la actual ley de memoria democrática del Botànic, y que complicaría las acciones para reparar la memoria de las víctimas.
Los vestigios, «en riesgo»
El presidente del Grupo para la de la Comunitat Valenciana, Matías Alonso, señala que hay un proyecto «en marcha» para «limpiar» este espacio, «ponerlo en valor arqueológico y después construir un memorial digno, que es lo que merecen aquellas víctimas», dice sobre la zona del paredón. «Pero, si esa ley se promulga y la Generalitat Valenciana deja automáticamente de apoyar proyectos que no tengan que ver con exhumaciones, este lugar se quedará así, lleno de escombros, casi hecho desaparecer y, por tanto, en peligro», señala sobre la citada ley, en concreto, sobre su disposición transitoria segunda.
Según explica Alonso, este proyecto pretende restaurar los 102 metros de «paredón», retirando los escombros con los que pretendían taparlo. Sobran casi dos metros de terreno de aluvión y cascotes.
Terrenos privados
Por su parte, el alcalde de , se refiere al acuerdo con los propietarios privados de estos terrenos, que forman parte de un PAI, para proteger este espacio. Se trata de un proyecto todavía por definir, pero esta zona sería parte del aprovechamiento para el ayuntamiento, y la idea es convertir el paredón en un memorial, con zona de descanso, un espacio de tranquilidad para familiares y visitantes, además de proteger el propio paredón como espacio de memoria. Además, señala Sagredo, también se quiere rehabilitar el «camino de la sangre», que es el tramo que une el paredón del cementerio, a donde se trasladaban los cuerpos fusilados para ser enterrados en fosas.
Lo que sí está acabado es un centro de interpretación construido dentro del propio cementerio, en virtud a un convenio con la Generalitat en la pasada legislatura. De hecho, la obra está a punto de ser entregada al ayuntamiento. «Va a ser el mayor centro de interpretacion de la memoria en España», explica el alcalde.
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