"Muchos exiliados acabaron arrojándose al mar para suicidarse porque no podían enfrentar las duras condiciones de vida", señala en este vídeo Ainhoa Campos, del Grupo de Investigación de Guerra Civil y Franquismo de la Complutense.
Ante la xenofobia de Francia hacia los exiliados republicanos, el Gobierno del país vecino repatrió a decenas de miles de españoles, "más de la mitad" de los que llegaron, según Diego Martínez, profesor de Historia de la Universidad Francisco de Vitoria. A muchos de los que se quedaron en Francia les esperaba un destino no menos terrible: los campos de concentración.
Uno de ellos, el más concurrido, fue el de Argelès, donde la arena de playa se convirtió en la tumba de incontables de españoles. "Violaciones, no había higiene. No había ningún abrigo. La gente hacía agujeros en la arena como bichos para protegerse", recuerda Amparo Sánchez, que con menos de un año de vida estuvo allí. Explica que "mi madre tenía un anillo de casada de oro, y lo dio por un poco de leche para mí".
"En Argelès, en los primeros 15 días, murieron 78 niños de la edad que tenía yo, de un añito. Eso es lo que se tiene hoy documentado, pero ¿cuántos se llevaron las olas del mar? ¿Cuántos están bajo la arena todavía?", se pregunta.
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