Lo que ocurrió en el navarro Fuerte de San Cristóbal se ha mantenido noventa años prácticamente en el olvido. Así nos lo cuenta Mikel Guerendiain, el autor de Mauro"Hasta hace veinte años en Navarra no se conocía mucho esta historia. Yo vivo en Ziaurritz, un pequeño pueblo de sesenta habitantes a quince kilómetros de Pamplona y ahí hubo cuatro fugados fusilados. Y yo desde pequeño he tenido en mente qué es lo que habría pasado con estos hombres y de ahí surge la novela".

En plena Guerra Civil, más de 2.500 hombres vivían encerrados en el navarro Fuerte de San Cristóbal

Una obra que pone por escrito una fuga carcelaria que acabó muy mal. En plena Guerra Civil más de 2.500 hombres vivían encerrados en el navarro Fuerte de San Cristóbal. "Una cárcel con unas condiciones inhumanas", recuerda Guerendiain, "marcada por el frío, el hambre y en la que diariamente morían hombres por tuberculosis y neumonía". Esta historia (a la que Guerendiain le ha añadido unas pinceladas de ficción para hacerla más atractiva) se publica ahora gracias al trabajo conjunto de las editoriales Pepitas de Calabaza y Los Aciertos.

Aquel penal fue construido durante las guerras carlistas y se mantuvo sin uso hasta la Segunda República, cuando apenas se utilizó. El bando sublevado la recuperó durante la Guerra Civil para castigar a presos políticos "asociados a sindicatos y partidos de izquierda. Ninguno de ellos tenía delito de sangre. También había hombres que no se habían posicionado directamente con el alzamiento", recuerda Guerendiain.

El cerebro de la fuga

La fuga se llevó a cabo el 22 de mayo de 1938. El cerebro que lo planificó todo se llamaba Leopoldo Picó. Y consiguió que 800 presos le siguiesen en su huida. "Era un hombre muy inteligente y muy atrevido. Usó el esperanto para comunicarse y planificar la fuga pero aparte de eso lo más importante era que conociesen el plan muy pocos presos. Porque si no, algún infiltrado o los mismos carceleros hubieran acabado enterándose", nos explica Guerendiain. Picó fue uno de los líderes del Partido Comunista de España.

La fuga se llevó a cabo el 22 de mayo de 1938. El cerebro de todo se llamaba Leopoldo Picó

"Se abrieron las puertas esa tarde y un tercio decidió huir para alcanzar la libertad llegando a Francia", cuenta el historiador. Protagonizaron la mayor fuga de la historia, pero solo tres lograron finalmente llegar a Francia. En pocas horas, una buena parte murieron fusilados mientras escapaban y a otros los encontraron los días posteriores en los pueblos vecinos. Cuenta también el autor de Mauro que "existió el caso de algún fugado que estuvo viviendo durante tres meses en un arbusto bajo algún árbol y al final se acabó entregando".

Con la mayoría de los presos no hubo piedad. Les asesinaban allí mismo, sin juicio previo, y eran enterrados en cunetas. A los que ganaron la guerra no les interesó que esta historia saliese a la luz y cayó sobre ella un manto de silencio. "El bando sublevado sintió vergüenza de que hubiera ocurrido eso", reconoce el autor de Mauro. "Más que nada porque toda la zona de Pamplona había apoyado el alzamiento. Durante muchos años reinó la vergüenza, el silencio y el miedo".

Los pueblos afectados

Lo que se puede leer en Mauro no es la narración al uso de una fuga carcelaria. Guerendiain pretendía "contar lo que les ocurrió a las mujeres y los hombres que vivían en aquellos pueblos, entre Pamplona y la frontera francesa, y a los que de repente les vinieron unos fugados y unos perseguidores". Esa gente se vio afectada por aquella huida: "Hubo casos de habitantes de aquellos pueblos que ayudaron a los fugados. Fueron pocos por el miedo a represalias. Además, la gran mayoría de los hombres de esas localidades estaban en las trincheras defendiendo al bando nacional", explica el autor.

Aquellos que no olvidaron lo que sucedió han mantenido vivo su recuerdo y hoy, el historiador Mikel Guerendiain convierte en esta novela la hazaña de los fugados y de los lugareños. "Hombres y mujeres que tenían sus propias tragedias y su propia búsqueda del sentido de la vida", dice Mikel Guerendiain.

Hombres y mujeres cuyas historias no merecen caer en el olvido.