dissabte, 15 de març del 2025

¿Por qué olvidar que Sol albergó la DGS, el palacio del terror franquista?

 

https://www.madridiario.es/opinion/nino-olmeda/-no-olvidar-sol-albergo-dgs-terror-franquista

El 22 de abril de 2024 envié una carta a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, pidiendo la colocación de una placa en la sede del Gobierno presidido por ella en recuerdo y memoria de las decenas de miles de personas que pasamos por “el palacio del terror franquista” durante la larga dictadura de Francisco Franco -40 años de dolor, represión y falta de libertades-.

Uso esta frase de la portada del excelente libro de Pablo Alcántara sobre esta cuestión. Entonces, la sede de la Comunidad de Madrid albergaba la Dirección General de Seguridad (DGS), que era el palacio del terror franquista, y donde se movían con libertad y chulería los sicarios de la Brigada Político Social (BPS), encargados de detener, torturar y humillar a cualquier ciudadano contrario el poder de Franco. Los Conesa, Billy el Niño, Sándokan y demás torturadores a sueldo. Lo hicieron durante cuatro décadas a todo el que se oponía a la dictadura. También pasaron por la DGS colectivos mal vistos como homosexuales y gitanos, a los que se les aplicaba la Ley de Vagos y Maleantes, conocida como ‘la gandula’ en las calles de barrios obreros.
Mi carta a Ayuso fue contestada un mes después por Miguel Ángel Rodríguez. Me dijo que de placa en memoria de los detenidos y torturados durante la dictadura, nada de nada. A su juicio, ‘la antigua DGS no fue el único lugar donde se pasaron por alto los derechos humanos durante la dictadura’. También recuerda que se produjeron hechos “reprobables en las checas durante la guerra civil’’.
Ayuso se niega a poner otra placa junto a la de las víctimas de los atentados del 11-M y de la pandemia de coronavirus. Las víctimas de la represión franquista también merecemos una placa en el lugar donde nos humillaban con sus torturas.
Ayuso se niega para oponerse a la aplicación en Madrid de la Ley de Memoria Democrática del Gobierno de Pedro Sánchez, al que tanto odia y con el que confronta continuamente. Se olvida de la penosa situación de la Atención Primaria, de la educación y las universidades. También obvia las políticas sociales y todo lo relacionado con la Dependencia. Su tiempo está dedicado a salvar a España y aspirar a ser un referente nacional de la derecha reaccionaria. Ríe las gracias al reaccionario Donald Trump y entrega una medalla al desequilibrado Javier Milei, presidente de Argentina que propuso llamar imbéciles e idiotas a las personas con discapacidad intelectual -esta aberración se anuló días después-.
Lo último, un video con expresidentes de la Comunidad, entre ellos Joaquín Leguina, contra la memoria de los represaliados por el franquismo. Todos ellos tienen en común que Pedro Sánchez les parece un asquito. Están en su derecho de blanquear la tortura y la dictadura, pero mezclar churras con merinas nunca da buen resultado y sí mucha confusión.
La II República existió y trajo nuevos aires de libertad a un país asfixiado por la incultura y el analfabetismo. Un golpe de Estado acabó con ella y trajo una guerra civil cruenta. Durante la contienda se produjeron asesinatos y hechos terribles en ambos lados. Las guerras no respetan nada. Claro que había checas rojas en las que se torturaba y ejecutaba en zonas de dominio republicano, y checas azules en las que se hacía lo mismo en zonas dominadas por los golpistas fascistas. Terminó la guerra y los vencedores demostraron lo que eran, una banda de asesinos que durante 40 años nos dejaron sin derechos y libertades. Y usaron la DGS y la BPS para enjaular la libertad y torturar a todos los que pensaban en acabar con la dictadura, el dictador y los que se aprovechaban de la situación para robar, enriquecerse y crear un ejército de chivatos, confidentes y colaboradores útiles para mantener la ignominia.
¿A quién puede hacer daño una placa dedicada a las víctimas del franquismo, junto a la de las víctimas del 11-M y la pandemia? Solo a los que pretenden blanquear la represión y la tortura durante la dictadura.
Ayuso se hace apoyar por sus amigos de siempre de la derecha y por los nuevos antiSánchez. El que fuera presidente de la Asamblea de Madrid y consejero de Presidencia en el Gobierno de Alberto Ruiz Gallardón en el momento de la desaparición de la DGS de la sede que hoy ocupa el despacho de la mandataria madrileña, Jesús Pedroche, me anima a no cejar en mi reivindicación porque tampoco entiende a quién puede molestar una placa en Sol que recuerde las atrocidades que sufrimos durante demasiado tiempo y que nos sirva para no volver a repetir lo que tanto daño hizo a España. Ojalá, Ayuso se dé cuenta de que su enemistad con Sánchez le puede llevar a protagonizar verdaderas charlotadas que hacen gracia a los seguidores de las autocracias.