dissabte, 24 d’octubre del 2015

Cazarabet conversa con... Pura Sánchez, autora de "Mujeres en obras. La construcción interminable de la feminidad" (Aconcagua)


http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/mujeresobras.htm


La Librería de El Sueño Igualitario

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Otra vez, Editorial Aconcagua , acierta en el tiempo , en “la causa”, en el momento y se acompaña de una pluma muy, muy acertada.
Pura Sánchez llega, observa y retrata, con la fina caligrafía de las palabras, a las mujeres en su construcción, interminable, de la feminidad.
Aquello que nos dice el libro de Aconcagua:

En este ensayo se hace un repaso histórico de 150 años de publicaciones para consumo femenino –desde el reinado de Isabel II a la aprobación de la Constitución Española de 1978–, en las que invariablemente se dice a las lectoras qué es ser mujer y qué se puede o se debe hacer para conseguirlo.

La construcción de una identidad femenina hegemónica y monolítica, desde fuera y en contra de las propias mujeres ha sido un objetivo constante de la ideología patriarcal. Desde la Ilustración, este objetivo se ha acometido sirviéndose tanto de la educación formal como de la informal. Para ello, en los planes de estudios, a través de los libros de texto, se difundían contenidos segregados, aptos para mujeres y diferentes de los saberes a los que debían acceder los varones. Así se educaba a las sofías, para que desempeñaran gustosamente su papel complementario, en bien de la educación de los emilios, protagonistas sociales y políticos indiscutibles.
A la par que la educación formal configuraba esta identidad femenina como una otredad excluyente, las publicaciones para consumo femenino, las llamadas revistas femeninas, prácticamente desde su origen, han servido a la difusión o la configuración de la feminidad, apoyando así la labor educativa segregadora de los currículos escolares.
A la vez que se analizan los cambios superficiales que el discurso sobre la feminidad sufre a lo largo de este periodo, también se identifican los intentos de construir identidades alternativas a la identidad hegemónica del «ángel del hogar» y se da cuenta de la aparición del pensamiento feminista en algunas publicaciones minoritarias muy interesantes.

Si quieres acercarte a Pura Sánchez, ganarás mucho haciéndolo de la mano de:



Cazarabet conversa con Pura Sánchez:
maxresdefault.jpg-Pura, por favor, aunque podamos y debamos acudir al diccionario para las definiciones, es bueno que los autores sean ellos mismos los que nos ayuden a entender los términos…Así, te preguntamos cómo “entiendes “ tú y encajas el concepto de feminidad a la hora de elaborar este libro: “Mujeres en obras. La construcción interminable de la feminidad”?
-La feminidad ha sido un concepto que, desde niñas, hemos tenido como referencia para conformarnos como mujeres futuras. “Niña, no hagas eso”, Niña, siéntate bien”, “Niña, no te rías tan alto”, “Niña, no hables tanto”, Niña, no juegues a eso”… eran frases escuchadas en nuestra niñez, repetidas por nuestras madres y abuelas, que, poco a poco, de manera constante, iban configurándonos como las mujeres que llegaríamos a ser. Estas frases trataban de corregir comportamientos, conductas y actitudes, tanto públicos como privados, que se consideraban inadecuados para una mujer, pero que, a veces, las niñas adoptábamos por imitación de los miembros varones de la familia.
En el libro lo que analizo es precisamente cómo desde las revistas para consumo femenino se lleva a cabo una labor, constante y sostenida en el tiempo, para indicar a las mujeres en qué consiste serlo y qué hay que hacer para alcanzarlo.

-¿Por qué ese “afán” por educar a las mujeres?
-En el fondo de esta cuestión, subyace un concepto tan antiguo sobre las mujeres que ya se encuentra en más de un relato fundacional mitológico y religioso. Eva y Pandora comparten un protagonismo perverso: ser las causantes de la pérdida del paraíso y de la infelicidad de la humanidad. Y todo porque sucumbieron a su “naturaleza” de mujeres, que se impuso sobre todo lo demás.
Por ello, las mujeres “necesitamos” ser educadas continuamente, como el único modo de domeñar y reconducir nuestro “natural” ser de mujeres, que nos hace imperfectas y temibles. La educación es el medio para que las mujeres, abandonando nuestro yo “natural”, lleguemos a ser otras, menos perversas, se supone, y, sobre todo, más sumisas. 

-En el libro “analizas” las revistas feministas que, en realidad, han aportado mucho a la mujer: háblanos un poco de ellas…¿No crees que todas ellas tienen como unas claras pinceladas de librepensamiento?
-Las revistas feministas que analizo son las de la Transición. Pero me interesa recalcar que, de modo intencionado, he realizado una lectura de estas revistas para mujeres – desde el reinado de Isabel II hasta 1978- tratando de analizar no solo los artículos que se inscriben en el pensamiento hegemónico sobre las mujeres, sino aquellos otros que, aun defendiendo ideas minoritarias, se situaban al margen de dicho pensamiento y representaban, por ello, un modo diferente de pensar y sentir, Aunque sus condiciones de posibilidad fueran escasas, es importante resaltar estos discursos, porque si no, se construye un relato histórico tramposo, por el que se da a entender que lo que se narra es lo único que ocurrió y, además, lo mejor que pudo haber ocurrido.
La historia está llena de hechos que demuestran justamente lo contrario.
En cuanto al libre pensamiento, esta cuestión es complicada. Pero, por no extenderme demasiado, diré que, en mi opinión, ni Dios ni la Razón nos salvaron a las mujeres. Es decir, si desde un discurso patriarcal y teocrático se adjudica a las mujeres el protagonismo, aquí sí absoluto, en la perdición de la humanidad, en el discurso, no menos patriarcal, de la Razón, a las mujeres no se les proclama ciudadanas en pie de igualdad con los varones, por lo que permanecerán en el estatus subalterno que Rousseau llamó complementariedad gustosamente aceptada.

telepuertoreal.tv.ns8KCen8W2yQZeGGdNWJ06ybTY10t0rZEubxtiDYkwkvH64Ej3.jpg-También hay que admitir que hubo, por parte de la Iglesia, una intromisión más que descarada…
-La Iglesia católica no se entromete, porque nunca ha estado fuera del proceso de configuración de la identidad femenina. En las sociedades occidentales europeas, la Iglesia católica concede a las mujeres el mismo papel subalterno y sumiso que tienen estas en la organización interna de la Iglesia.
Debajo del discurso retórico sobre la importancia de figuras femeninas como la virgen María, subyace, de forma bastante explícita, cómo la mujer debe “sujetarse al varón. Y en dos mil años de historia el discurso no ha variado un ápice en la práctica, aunque se haya modulado algo en la expresión verbal.
Por lo demás, en la actualidad, la jerarquía católica española es un ejemplo claro de, por una parte, las dificultades de la Iglesia para adaptar, siquiera formalmente, su discurso a las nuevas realidades sociales y, por otra, de cómo la Iglesia sigue utilizando sus discursos sobre el cuerpo de las mujeres, y su control, como un modo de evidenciar su control social. Su capacidad para ejercer dicho control no hace más que disminuir; sin embargo, la jerarquía eclesiástica aprovecha determinadas coyunturas sociales y políticas – las manifestaciones por la familia o contra el aborto- para realizar una puesta en escena de dicho control.

-Tú admites, en la introducción, que: “La proliferación de estudios sobre mujeres ….está motivada más por los intereses comerciales y de mercado que por la consideración de las mujeres como sujetos históricos”. Nada, amiga que seguimos siendo objeto de manipulación….todo esto es triste, pero es lo que hay… ¿Qué podemos hacer para empezar a cambiar las cosas…?
-Sobre la afirmación mía que citas, no hay más que ver las revistas actuales, para darse cuenta que el llamado “mundo femenino” solo interesa en tanto que está conformado por consumidoras. Y es a ellas a quienes estas revistas se dirigen, tratando de identificar la feminidad con el consumo de determinados productos y servicios. Efectivamente, estas revistas son el envoltorio “moderno” de una viejísima idea sobre las mujeres. Y siguen tratando de definir la feminidad. Porque, al parecer, todavía las mujeres no sabemos serlo.

-¿Por qué todo aquello que hacemos las mujeres debe ser doblemente reivindicado y doblemente prolongado en el tiempo?
-Yo distinguiría entre lo que nos hacen hacer y lo que hacemos. Respecto a la primera cuestión, la insistencia en el tiempo es fundamental como metodología educativa, dado que, al parecer, las mujeres tenemos una irrefrenable tendencia a olvidar lo que se nos dice “por nuestro propio bien” y a desobedecer lo que se nos manda, también por el mismo motivo. Y es que las mujeres, históricamente, unas veces con más éxito y otras con menos, hemos diferenciado lo que se nos ha tratado de imponer desde el discurso hegemónico del poder de lo que eran nuestras aspiraciones y deseos individuales y colectivos. Y esto también ha sido una tarea, la de reivindicar, sostenida en el tiempo, pero no siempre presente o debidamente presente, en el relato histórico.
Y esto me lleva a enlazar con la segunda cuestión: tenemos que reivindicar doblemente porque se ha asentado, sobre todo desde la academia, un relato histórico androcéntrico, que sigue siéndolo. A pesar de que a las mujeres se nos cite en ese relato, en todavía demasiadas ocasiones no se nos considera sujetos históricos, en pie de igualdad con los hombres, sino que nuestra presencia histórica, ya que es innegable, se presenta como el complemento a la presencia masculina. Y en no pocas ocasiones se confunde de manera interesada, cuando hablamos de las mujeres, presencia con protagonismo, dos conceptos que no son sinónimos. Porque si bien la presencia es condición necesaria para alcanzar el protagonismo histórico, por sí sola no es suficiente.
La presencia del público en un teatro es necesaria para que se dé el espectáculo, pero quienes protagonizan la función, en último caso y en el teatro tradicional, no son los espectadores que se sientan en el patio de butacas.

pura_sanchez.jpg-Dedicas el libro a la feminidad en las revistas llamadas “femeninas”, aunque sean arbitradas por los hombres…Evidentemente, pueden haber diferencias en la manera de enfocar la línea editorial de las revistas que miran a la mujer…dependiendo de si los dirige una mujer o conjunto de mujeres o, por el contrario, lo dirige un hombre o consejo de redacción  mayoritariamente  conformado por hombres, ¿no?
-Pues creo que la diferencia no estriba en quién o quienes conforman o dirigen el consejo editorial, sino en el concepto comunicativo y en los contenidos de la publicación.
Algunas de las publicaciones para mujeres analizadas en mi libro contaban con una amplia participación femenina en los distintos ámbitos de elaboración de la revista. El problema era, y sigue siendo, la idea de mujer que tienen en la cabeza quienes construyen la publicación. El hecho mismo de que se adjetiven estas publicaciones como femeninas, ya está creando un espacio segregado ysegregador, es decir, creador y mantenedor de la segregación femenina, en la medida en que trata de educar a las mujeres en destrezas y saberes diferenciados de los de los hombres, que las mantendrán en su estado desubalternidad, esté disfrazada de complementariedad o no.

-El activismo social de las mujeres ha sido históricamente muy importante…la mujer ha sido, y es, estandarte de las movilizaciones ciudadanas; voz de los sin voz, pero ¿cómo se pasa de la calle, la reivindicación a la “feminidad” en las revistas?
-Las revistas para consumo femenino, insisto, se dirigen a una mujer ideal, a un estereotipo de mujer, que se propone como paradigma, y que se invita a que imiten las mujeres de carne y hueso.  La voz de las mujeres queda relegada al espacio de los consultorios, usados por el discurso hegemónico como un modo de fortalecerse y asentarse, llegando allí donde otros discursos, más elaborados, más complejos, no llegarían, y confiriéndole a este, a través de las respuestas, un carácter pedagógico y formativo, configurador de la identidad femenina.
El activismo social, en la medida en que se ejercía en el espacio público, estaba fuera de la generalidad de estas revistas, al igual que la llamada actividad política, aunque estuviera protagonizada por los varones. Se creaba y se recreaba así el planeta “mundo femenino”, un oasis de paz, a salvo de las tensiones y enfrentamientos de la vida pública, en la que las mujeres ni podían ni debían participar.

-¿Crees que la II República fue una especie de “despertar” en el mundo de las mujeres?
-La II República, en la medida en que elabora una constitución en la que se contempla la igualdad entre hombres y mujeres, representó un avance importante. Pero debemos preguntarnos si la igualdad se alcanza solo a través de lo que se legisla. Evidentemente, los cambios legislativos son, de nuevo, necesarios, pero no suficientes. Los cambios legislativos deben articularse debidamente en lo social y lo político. Y todo ello se traducirá en un cambio real dependiendo de si la actividad política, social y legislativa tiene, o no, el poder de cambiar las mentalidades y, por tanto, la manera de pensar-nos.

purasanchez_02.jpg-La Guerra Civil y la dictadura, fueron un claro retroceso en todo y para todo en la mujer y en la feminidad… ¿Cómo evalúas este período histórico en la mujer?-Y en cuanto  la transición  y el paso de los años ¿Cómo “han restaurado” la identidad auténtica y, sobretodo, elegida con plena libertad por parte de las mujeres?
Para contestar adecuadamente, desde mi punto de vista, a las dos preguntas anteriores, debo empezar por cuestionar el modo en que ambas están formuladas. Quiero decir, por si no me he explicado con la suficiente claridad, que el concepto de feminidad es una construcción cultural que ha tenido históricamente el objetivo de mantener a las mujeres en un estado de subalternidad respecto a los varones. Pero esta construcción tiene muy poco que ver con lo que ha sido la realidad de ser mujeres históricamente. Entre otras cosas, porque hay tantos modos de ser mujeres como mujeres. Y, aludiendo a mi investigación pero también a mi experiencia personal, he de decir que la vida de las mujeres, frecuentemente, ha sido una lucha denodada por pensarse a sí mismas, al margen de esa construcción estrecha y reduccionista  que se ha dado en llamar feminidad.
Por tanto, no existe, en mi opinión, ese ser de la mujer, y, no existiendo, dado que es un constructo cultural, una entelequia que impide a las mujeres, insisto, pensarse a sí mismas, no se puede restaurar una “identidad auténtica” de las mujeres, porque ello supondría aceptar un planteamiento esencialista, según el cual estarían las mujeres auténticas y las inauténticas, lo que nos lleva de nuevo al mismo planteamiento reduccionista, paralizante y perverso para las mujeres, de la feminidad.
En otros términos, la feminidad ha sido utilizada como un artefacto disciplinante desde el poder y como un corsé disciplinario para las mujeres.
Dicho esto, la Guerra Civil y la posterior dictadura franquista supusieron una larga etapa en la que las mujeres, tanto las vencidas como las medres, esposas, hermanas e hijas  de los vencedores, perdieron, en primer lugar, sus derechos políticos y sociales, reconocidos por la Constitución de 1931.
Las vencidas, además, por medio de la represión, fueron sometidas a un proceso de castigo y reeducación, de ellas y de sus hijos e hijas, en función de su consideración como transgresoras sociales y políticas. La represión les recordaría a todas dónde estaba el lugar de las mujeres y cómo había una frontera que no debía ser traspasada. Esta idea ladesarrollo en mi trabajo “Individúas de dudosa moral”. Todo ello con la colaboración necesaria de la Iglesia católica, claro.
Pero, aunque resulte muy evidente que todas las mujeres perdieron la guerra, es muy importante también poner de manifiesto, por justicia y para las generaciones futuras, sus resistencias y sus logros. Una gran enseñanza para los tiempos difíciles.

-Podemos valorar ahora el movimiento feminista. ¿Cómo lo ves?
-En mis intervenciones, cuando hablo de feminismo, me interesa particularmente hacer un poco de historia, al menos desde la Transición. Porque me creo en la obligación de dar a conocer a quiénes me escuchan cuáles fueron los logros de las mujeres de solo una o dos generaciones anteriores a la nuestra. Y animar a las personas a que profundicen en el conocimiento del feminismo en España.
En ese sentido, entiendo que es particularmente interesante la lectura, accesible en Internet, de la revista “Vindicación Feminista”. Tanto los contenidos de la revista como el punto de vista de sus análisis y la aproximación a los problemas de las mujeres en la España de finales de los 70 pueden resultar muy ilustrativos para la actualidad.
Y centrándonos en nuestro presente, he de decir que, por lo que conozco como profesora de Enseñanza Secundaria, las nuevas generaciones han retrocedido en cuanto al modo, la capacidad y la necesidad de pensarse como hombres y mujeres.
La educación reglada sigue siendo muy ineficaz a la hora de cambiar las mentalidades, en comparación, sobre todo, con otros cauces formativos y comunicativos, como internet, la publicidad, los programas televisivos, etc.… potentes mecanismos de configuración de identidades individuales y colectivas. 
Además, desde los ámbitos de poder, se ha producido una apropiación y una desactivación del feminismo, lo que viene provocando el asentamiento de un feminismo inocuo e inoperante, que da, no tanto a quien lo consume cuanto a quien lo practica, un barniz de progresismo y modernidad que oculta precisamente su desactivación como movimiento transformador.
A ello hay que añadir la adaptación del machismo a la situación política y social, Ello ha provocado que el discurso y las actitudes machistas, lejos de desaparecer en hombres y mujeres, hayan sufrido una mutación hacia actitudes, comportamientos e incluso discursos, menos agresivos pero igualmente contrarios tanto a la emancipación femenina como a la igualdad entre hombres y mujeres. Los y las practicantes del neo machismo hablan de igualdad en términos de agravio comparativo entre hombres y mujeres, justifican la desigualdad en razón del mérito personal, consideran a los hombres las “auténticas”  víctimas de las leyes llamadas de igualdad  y presentan el feminismo como algo obsoleto o como el problema, no como la solución. 
Por el contrario, también es interesante resaltar que, en la actualidad, el pensamiento feminista continúa esforzándose por dar respuesta tanto a las situaciones, complejas, de un mundo complejo- elaborando teorías, por ejemplo, desde la descolonización de los saberes-, como intentando ofrecer a la sociedad análisis que ayuden a transformar la realidad de hombres y mujeres.



Sin título-2.jpg19636Mujeres en obras. La construcción interminable de la feminidad. Pura Sánchez. Prólogo de Antonina Rodrigo
181 páginas
14,90 euros
Aconcagua


En este ensayo se hace un repaso histórico de 150 años de publicaciones para consumo femenino –desde el reinado de Isabel II a la aprobación de la Constitución Española de 1978–, en las que invariablemente se dice a las lectoras qué es ser mujer y qué se puede o se debe hacer para conseguirlo.

La construcción de una identidad femenina hegemónica y monolítica, desde fuera y en contra de las propias mujeres ha sido un objetivo constante de la ideología patriarcal.
Desde la Ilustración, este objetivo se ha acometido sirviéndose tanto de la educación formal como de la informal. Para ello, en los planes de estudios, a través de los libros de texto, se difundían contenidos segregados, aptos para mujeres y diferentes de los saberes a los que debían acceder los varones. Así se educaba a las sofías, para que desempeñaran gustosamente su papel complementario, en bien de la educación de los emilios, protagonistas sociales y políticos indiscutibles.
A la par que la educación formal configuraba esta identidad femenina como una otredad excluyente, las publicaciones para consumo femenino, las llamadas revistas femeninas, prácticamente desde su origen, han servido a la difusión o la configuración de la feminidad, apoyando así la labor educativa segregadora de los currículos escolares.
A la vez que se analizan los cambios superficiales que el discurso sobre la feminidad sufre a lo largo de este periodo, también se identifican los intentos de construir identidades alternativas a la identidad hegemónica del «ángel del hogar» y se da cuenta de la aparición del pensamiento feminista en algunas publicaciones minoritarias muy interesantes.


Índice

Prólogo. Antonina Rodrigo .........................................................11
Introducción ...............................................................................15
1. Educadas e instruidas .............................................................. 25
2. Ilustradas .................................................................................. 43
3. Modernas y cultas. Cultura general / cultural integral ............. 57
4. La mujer «como debe ser», la mujer «como Dios manda» ...... 81
5. Modernas y perfectas ............................................................ 109
6. La mujer «nueva» ................................................................... 141
7. Emancipadas y liberadas ......................................................... 147
A modo de conclusión .............................................................. 167
Epílogo. s moda: ¿una revista para mujeres del siglo XXI? .... 171
Bibliografía ............................................................................... 179
Anexo ....................................................................................... 181

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