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Bilbao. 24 de enero de 2016.
Aunque ya parezca retórico, nuevamente la localidad bizkaina de Larrabetzu ha sido noticia con la exhumación de un combatiente republicano, muerto en la guerra civil, defendiendo los ideales de la republica y la libertad.
Gracias a los compañeros Alberto Sampedro “Ixile” y Txato Etxániz hemos reunido una serie de fotografías de la exhumación, propiedad de ellos mismos, que gustosamente nos han cedido, para publicar en CRONICAS A PIE DE FOSA al no poder haber asistido en ésta ocasión.
El lugar donde ha estado 80 años enterrado el Gudari es el barrio de Legina, donde un 12 de junio de 1937, día de la ruptura del “Cinturón de Hierro”, un vecino de un caserío cercano encontró un cuerpo sin vida en la cuneta, cercana a los terrenos de su propiedad, y le dio sepultura de la mejor manera que pudo unos días después de que nadie hiciera nada por él.
Joseba Etxebarria, vecino de la localidad de Larrabetzu, ha declarado que durante el levantamiento franquista su tío Periko encontró el cadáver de un joven «vestido de militar» en el camino del barrio Legina. Al ver que nadie lo recogía, éste lo enterró.
La familia Etxeberria siempre ha tenido presente en mente y el corazón el enterramiento, colocando siempre por San Juan una cruz de madera en recuerdo de él. Tras el fallecimiento dePeriko Etxebarria, con el fin de que esta historia no cayera en el olvido, su sobrino Joseba Etxebarria marcó el lugar con una estaca, con la esperanza de que en un futuro pudiera saberse quién era aquel joven y que se pudiera rescatar.
La noticia de la existencia del cuerpo del soldado surgió a través de la recogida de testimonios de vecinos a cargo de la asociación Karraderan, cuando la familia Etxebarria comunicó que en su terreno había un miliciano enterrado, después de muchos años de silencio.
La semana pasada, personal técnico de Aranzadi, realizaron prospecciones en el lugar indicado y se pudo comprobar la veracidad de los datos aportados, al encontrar restos óseos y munición de fusil Lebel francés del calibre 8x50R, usada comúnmente por soldados de la republica.
El día elegido para la exhumación ha sido hoy domingo 24 de enero y los restos de este combatiente, llamémosle por orden de exhumación nº 3, han salido del olvido y se han reencontrado con la historia. El equipo que ha llevado a cabo la exhumación ha sido la Sociedad de Aranzadi con voluntarios, técnicos, arqueólogos y forenses con Paco Etxeberría a la cabeza.
La acidez del terreno a dificultado la conservación completa de los restos, limitándose solo a un cráneo, un brazo y ambas piernas. Junto al cuerpo, que se encontraba boca abajo, han aparecido 5 botones posiblemente de la ropa o uniforme, una hebilla de petate y 12 cartuchos de munición sin disparar del mismo tipo de arma. También restos de una prenda de algún tipo de capote militar para la lluvia, muy común entre los gudaris.
Al acto han acudido, como ya es habitual, las autoridades correspondientes del Gobierno Vasco, Ayuntamiento, Fundación Sabino Arana y una nutrida representación de varios colectivos culturales comprometidos con la Memoria Histórica.
Material gráfico aportado por Alberto J. Sampedro “Ixile” y Txato Etxaniz.
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