dimarts, 14 de juny del 2016

Matanza de Badajoz. Placa..


http://www.eldiario.es/eldiarioex/partidos-acuerdo-recuerdo-matanza-Badajoz_0_526348189.html


Los partidos no se ponen de acuerdo sobre la placa en recuerdo de la matanza de Badajoz

El texto del PSOE, aceptado por Podemos, habla de la represión franquista, cosa que PP no acepta
Antigua plaza de toros, hoy derrumbada, testigo de la 'matanza de  Badajoz' / ARMHex
Antigua plaza de toros, hoy desaparecida, testigo de la 'matanza de Badajoz' / ARMHex
Los grupos políticos de la Comisión Municipal de Cultura de Badajoz han evidenciado este lunes su falta de acuerdo sobre el texto que se debe incluir en la placa que se instalará en el Palacio de Congresos, ubicado en el solar de la antigua Plaza de Toros, para recordar la denominada "matanza de Badajoz" de agosto de 1936, durante la Guerra Civil.

El presidente de la Comisión y portavoz de Ciudadanos (C's) de Badajoz, Luis García Borruel, ha explicado que Podemos, PSOE y PP han presentado tres textos distintos.

Finalmente, Podemos y el PSOE se han puesto de acuerdo en llevar a Pleno el texto planteado por los socialistas, mientras que el PP pedirá el voto para su propuesta.

García Borruel ha manifestado que Ciudadanos se abstendrá ante las dos propuestas al considerar que las placas conmemorativas "deben empezar con la Transición".

Con todo, y si no se producen cambios de postura, al PP le valdrían las posiciones actuales de los grupos para que salga adelante su propuesta.
Mientras que el texto del PP cita "En memoria de los hechos acaecidos en este lugar en agosto de 1936 y de las víctimas que la Guerra Civil causó en Badajoz...", el PSOE alude a "...víctimas de la represión franquista provocada por el golpe de estado contra la Segunda República...". 

La verdadera historia de la matanza de Badajoz

En la catedral, se atrincheró una resistencia roja, hubo un enfrentamiento armado pero poco después fueron asesinados por los hombres de Yagüe, comenzaron los fusilamientos en San Juan, en medio de la plaza se desarmaba y se procedía a la masacre, corría la sangre por las aceras de la actual calle Zurbarán, junto al actual bar Mercantil, de ahí su nombre, la “calle de la sangre”.
Dissabte 9 De Gener De 2010
El 14 de agosto de 1936, casi un mes desde el comienzo de la sublevación fascista, la ciudad de Badajoz cayó bajo el mando del mayor asesino que se conoce en la historia de este municipio, el general Yagüe, comenzaría así el principio del horror y humillación más grande sufrida por sus vecinos.

La Guardia Civil ansiaba venganza, días atrás se habían atrincherado en el cuartel situado junto a la iglesia de Santo Domingo, tras varios días se rindieron y lejos de ser fusilados fueron encarcelados como presos políticos en la cárcel de Badajoz al igual que otros sublevados que tampoco fueron fusilados, aunque se definían a sí mismos como fascistas.

La cárcel se encontraba en la calle Atocha, lo que se conoce como la Escuela de Artes y Oficios y la Escuela Oficial de Idiomas. El director de la cárcel se llamaba Miguel Ángel Pérez Blasco, fascista confeso contrario al alcalde socialista Sinforiano Madroñero, éste ejercía sus funciones sin ninguna limitación aun estando ocupada la ciudad por la izquierda, ordenó volver al trabajo al profesor de la prisión Vicente López de Haro Rodado aun encontrándose de vacaciones, para hacerlo preso justo a la entrada de los nacionales y posteriormente mediante la “causa general” promovida por Franco para denunciar a todos los sospechosos de rojos y contrarios al fascismo, ser fusilado sin juicio previo el 17 de agosto de 1936.

El 13 de agosto los nacionales alcanzaron la ciudad, situaron sus ofensivas en tres zonas estratégicas, la brecha abierta en la muralla localizada junto al actual parque de los Legionarios donde estaban situados los que su mismo nombre indica, la Legión, la brecha abierta en lo que se conoce como la carretera de la Circunvalación junto al puente de la Autonomía donde se encontraban los moros y la brecha abierta en la conocida como avenida de Huelva, junto al Instituto Zurbarán donde se encontraban los falangistas y demás sublevados. La Alcazaba de Badajoz parecía un fuerte muy difícil de alcanzar para Yagüe.

Los obuses eran lanzados y volaban por encima de las cabeza de las personas que vivían junto a la estación de trenes, todo el que intentaba escapar hacia Portugal, al entrar los nacionales en la ciudad, era detenido y enviado de vuelta por los militares de Salazar.

El teatro López de Ayala fue bombardeado y totalmente hundido por las bombas debido a que decían que allí se encontraban hacinados muchos rojos.

Tras derribar las resistencias los moros entraron en la ciudad sedientos de sangre matando a todo el que salía a la calle, violaban mujeres y arramplaban con toda la comida que encontraban, cuentan que guardaban en sus bombachos las cabezas cortadas de los milicianos que tenían dientes de oro como premio.

En la catedral, se atrincheró una resistencia roja, hubo un enfrentamiento armado pero poco después fueron asesinados por los hombres de Yagüe, comenzaron los fusilamientos en San Juan, en medio de la plaza se desarmaba y se procedía a la masacre, corría la sangre por las aceras de la actual calle Zurbarán, junto al actual bar Mercantil, de ahí su nombre, la “calle de la sangre”.

Junto al hotel Zurbarán, próximo a Puerta Palma había una nave donde guardaban caballos, éstos fueron sacados para hacinar allí a cientos de presos rojos para posteriormente ser enviados a la calle Pedro de Alvarado próximo al seminario y a la estación de trenes, a la casa de uno de los tenientes militares fascistas nacido en Badajoz, aquí se hacían juicios rápidos, siempre desfavorables para los milicianos ya que eran condenados a muerte por un tribunal militar. Los hermanos Pla, pertenecían a una conocida familia adinerada de Badajoz, se definían como republicanos y por esto fueron encarcelados también, el obispo Jose María Alcaraz y Alenda, fascista con las manos llenas de sangre hizo un esfuerzo interesado por sacarles de allí hablando con Yagüe, pero aun así éste no le hizo caso y los mandó matar.

En la plaza de toros situada donde ahora se encuentra el Palacio de Congresos, fueron llegando los camiones con los detenidos que la gente iba denunciando, no se sabe si por miedo o por envidia, por riñas anteriores que poco tenían que ver con ideales políticos. Se hacinaban hasta no caber e iban siendo fusilados, la mayoría sin juicio previo debido a no tener ningún motivo. Las mujeres, madres, hermanas… dormían alrededor de la plaza esperando noticias de sus hombres. De igual manera ocurrían los asesinatos en el cementerio, en su muro y en su interior, los cuerpos eran quemados y posteriormente enterrados en la fosa común que allí se encuentra. Muchos familiares se acercaban a ver si podían ver sus cuerpos y así saber si habían muerto o no.

Mientras tanto el gobierno de la República mandó bombardear Badajoz, pero el jefe de la aviación Mendiola, que era pacense, ordenó dar la vuelta para no matar a la población descargando las bombas junto al barrio de San Roque.

Queipo de Llanos republicano sublevado en Sevilla que consiguió ocupar esa ciudad mientras llegaban los moros mandando a unos militares subirse a un camión y proceder a dar vueltas alrededor para dar sensación que eran muchos, dió un mitin en la Plaza de San Francisco alardeando su victoria mientras tanto.

Los familiares de los asesinados eran reprimidos y despedidos de sus trabajos, a sus hijos se les decía que sus padres eran malos y por eso habían muerto, eran obligados a cantar el “cara al sol” cada mañana de pie con el brazo alzado y a dar gracias a los salvadores de la patria.
Los matrimonios civiles eran anulados y los nacidos de estos y no bautizados reprimidos, así como los niños huérfanos.

Badajoz quedó lleno de viudas, lleno de sangre, sin población civil joven y obligada a olvidar y a callar la humillación.
El general Yagüe confesó sonriendo, por segunda vez al ser preguntado sobre si era verdad esta matanza en Badajoz, que no podía dejar que en sus filas avanzaran 4000 presos rojos, jamás hubieran ganado la guerra entonces.


Que los crímenes de guerra aquí cometidos no queden impunemente olvidados.
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¿Qué pasó en la plaza de toros?

  •  Los trabajos de Casalá, Pilo, Espinosa y Pío Moa han resucitado la polémica sobre las matanzas de agosto de 1936 en Badajoz
  • ALONSO DE LA TORRE BADAJOZ
    21/04/2003
    • Vista de la vieja plaza de toros, ya derruida. - Foto:TERESA B.
      Vista de la vieja plaza de toros, ya derruida. - Foto:TERESA B.
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    Mario Neves nunca olvidó aquellos días de agosto de 1936. "Quiero dejar Badajoz cueste lo que cueste, lo más rápido posible y prometiéndome a mí mismo que no volveré nunca. Por mucho que me mantenga en la vida periodística, jamás se me presentará acontecimiento tan impresionante como el que me ha traído a estas tierras ardientes de España y que ha logrado destemplar completamente mis nervios".
    Mario Neves era en 1936 un joven periodista de 24 años con estudios de Derecho que había llegado a Badajoz el 15 de agosto como corresponsal del Diário de Lisboa. El párrafo anterior pertenece a la última de las cuatro crónicas que envió a su periódico al contemplar lo sucedido en la ciudad extremeña tras ser tomada el 14 de agosto de 1936 por las tropas del teniente coronel Yagüe.
    Lo que después fue conocido como la matanza de Badajoz destempló los nervios de Neves y envió directamente al manicomio a un colega y tocayo suyo, Mario Pires, periodista del Diário de Noticiasque mandó una crónica desde Badajoz el 16 de agosto y sufrió un ataque de locura a causa de la intensidad de su experiencia pacense.
    ¿Qué sucedió en Badajoz aquel agosto del 36 que volvió locos a los periodistas y que 67 años después aún sigue despertando controversias? ¿Cuántos republicanos fueron fusilados en la plaza de toros pacense: 4.000 como declaró Yagüe, aseguró en 1936 el periodista Jay Allen y apuntó recientemente el historiador Justo Vila?
    PERIODISTAS Y ABOGADOS
    ¿Fueron 1.200 como escribió entonces el periodista Jacques Berthet y calcula hoy el historiador Reig Tapia; fueron los 1.500 que recogió el Colegio de Abogados de Madrid en un informe realizado por Eduardo Ortega y Gasset? Y por último: ¿Hubo realmente fusilamientos en la plaza de toros de Badajoz?
    La polémica, que parecía calmada, se ha recrudecido en las últimas semanas. La inminente defensa de una tesis sobre la represión en Badajoz realizada por el historiador pacense José Luis Gutiérrez Casalá, donde se rechaza la teoría de las matanzas en la plaza de toros y se sitúa el lugar de los fusilamientos masivos en la plaza de San Juan, ha levantado un gran revuelo en Badajoz.
    A esta tesis, resumida por Casalá en una entrevista a EL PERIODICO EXTREMADURA, se une la publicación del libro La columna de la muerte del historiador de Villafranca de los Barros Francisco Espinosa, donde se sostiene la existencia de matanzas en la plaza de toros.
    Para acabar de encender la polémica, el exgrapo Pío Moa ha convertido en best seller su obra Los mitos de la guerra civil , que ya va por la 14 edición. Dedica un capítulo a Las matanzas de Badajozdonde defiende la "casi segura falsedad de las historias de cientos o miles de prisioneros masacrados en la plaza de toros o en otros puntos".
    El tema de la plaza de toros ha vuelto a ser tema de tertulia en los cafés pacenses, es objeto de debate en las televisiones locales y no se han hecho esperar las reacciones políticas: IU organizó el pasado 14 de abril un acto de desagravio y homenaje a los republicanos muertos en la plaza de toros (7.000 según su concejal González Bermejo).
    Tampoco falta en la diatriba la guinda de los recelos académicos entre investigadores. Así, en ámbitos historiográficos extremeños no se ve con buenos ojos lo que entienden como postura despreciativa de Francisco Espinosa. A su vez, el investigador de Villafranca critica en su libro "el escaso tratamiento de la cuestión y la falta de interés de la Universidad de Extremadura casi desde su creación (...) por la matanza de Badajoz".
    Pío Moa llama "estudioso izquierdista" al catedrático de Historia de la Uex y director de la tesis de Gutiérrez Casalá, Fernando Sánchez Marroyo. Mientras que Espinosa critica a Marroyo por justificar de alguna manera los sucesos de Badajoz situándolos en el "contexto de urgencia por reanudar la marcha sobre Madrid que presionó sobre Yagüe y sobre sus gentes".
    Polémicas aparte, lo cierto es que sigue habiendo puntos oscuros en torno a la cuestión. "El problema es que no hay ninguna documentación sobre lo ocurrido en la plaza porque allí empezaron las represalias en la noche del mismo día 14 de agosto, nada más entrar las tropas, y no intervenía la justicia". Quien habla es Francisco Pilo, autor de dos libros sobre el tema: Ellos lo vivieron La represión en Badajoz .

    http://bymundoenfermo.blogspot.com.es/p/la-doble-matanza-de-badajoz-1-yague.html

    LA DOBLE MATANZA DE BADAJOZ 1- YAGÜE, ASESINO DE MASAS

    Cartel denunciando la matanza de la Plaza de Toros de Badajoz. No conozco su procedencia. Lo he incluído porque recoge en tono amargo pero reivindicativo los sucesos que ocurrieron.


    -"Se dice que más de dos mil personas han sido fusiladas ya en Badajoz". Yagüe se encogió de hombros, miró al periodista y contestó secamente: - “No deben ser tantos”.

    Entrevista de Mario Neves, del Diario de Lisboa, al teniente coronel Juan Yagüe, durante los primeros días de las matanzas de Badajoz.

    - “Por supuesto que los matamos. ¿Qué esperaba usted? ¿Que iba a llevar cuatro mil prisioneros rojos conmigo, teniendo mi columna que avanzar contrarreloj? ¿O iba a soltarlos en la retaguardia y dejar que Badajoz fuera roja otra vez?”. 

    Entrevista de Yagüe con John T. Whitaker, del New York Herald, tres días después. El periodista le pregunta hasta dónde era verdad lo que se contaba de los asesinatos de Badajoz. Esta vez Yagüe se mostró más abierto a responder.
    Agosto de 1936. El ejército fascista sublevado avanza desde Andalucía hacia el norte de la Península. En su camino se encuentra Badajoz, cuya conquista es vital para ellos pues significaría la unión del ejército del sur con el del general Mola, que domina el norte. 

    La ciudad se encuentra aislada tras la caída de Mérida unos días antes. Con unos40.000 habitantes, está defendida por unos tres mil milicianos sin preparación militar y de entusiasmo desigual y 500 soldados al mando del coronel Ildefonso Puigdendolas


    Situación de la G.C.E. en agosto de 1936. Imagen de Wikipedia.

    El armamento de los atacantes y su organización son infinitamente superiores a todo lo que puede ofrecer para su defensa la ciudad de Badajoz. El asedio lo llevan a cabo 2.250 legionarios750 regulares marroquíes y muchas baterías de artilleríaal mando del teniente coronel Juan Yagüe. Además, la aviación alemana e italiana, especialmente los Junkers Ju-52, los famosos Stukas, provenientes de aeródromos portugueses bombardean continuamente a la población. Algunas tropas de Yagüe se han infiltrado por la raya de Portugal para sorprender a los republicanospor la espalda.


    Fotografía del teniente coronel Yagüe acompañado por Franco.


    El día 13 Badajoz se queda sin luz eléctrica y rodeada de enemigos por todas partes, comienzan las deserciones en masa. Sólo conserva sus murallas del siglo XVIII, defendidas por grupos de milicianos y de soldados.

    Esa tarde los milicianos rechazan con fuego de ametralladoras el primer asalto. Laguardia civil de Badajoz aprovecha la confusión del combate para sublevarse por la espalda. Los tiroteos en el interior de la ciudad no cesan en toda la noche.
    Creo que esta fotografía corresponde a milicianos republicanos defendiendo Badajoz, pero no he podido confirmarlo (*).

    Al amanecer del día 14, la artillería rebelde abre fuego contra las murallas de Badajoz. Este intenso bombardeo dura varias horas y destroza las murallas y las viviendas de los alrededores. Por la tarde vuelve a comenzar el asalto por las brechas que ha abierto la artillería. Tras las tanquetas, los legionarios se lanzan de nuevo al asalto; el fuego de las ametralladoras vuelve a pararlos de nuevo y a ocasionarles numerosas bajas. Pese a ello, consiguen penetrar en la ciudad.


    A las cuatro de la tarde, tras un encarnizada lucha cuerpo a cuerpo, los rebeldes dominan ya gran parte de la ciudad, pero la lucha callejera continuará hasta el anochecer. En la catedral se refugian cincuenta milicianos peleando hasta quedarse sin municiones. Son capturados y ejecutados ante el altar mayor, pese a que luego harán correr la voz de que se suicidaron.

    Prisioneros republicanos ejecutados junto a las tapias del cementerio de Badajoz poco después de que las tropas de Regulares y las de la Legión tomaran por asalto la ciudad. Foto realizada por el francés René Brut.

    Esta es la señal para comenzar la matanzaLa primera. Los moros, sueltos como perros rabiosos y armados hasta los dientes, caen sobre la ciudad martirizada yasesinan alevosamente a todo aquel que se aventura a salir a la calle. Cae mucha gente inocente, mujeres indefensas, hombres que no han combatido, niños y ancianos. Hay quien muere acuchillado simplemente por llevar un reloj o una cadena de oro que despierta la codicia de los mercenarios moros al servicio del fascismo español. Se ven cadáveres con cuchillos clavados hasta la empuñadura

    Las tropas moras de Yagüe.

    Algunos oficiales alemanes, al servicio del general Franco, se dan el gusto defotografiar cadáveres castrados por los moros, los cuales no cesan de realizar todo tipo de ritos sexuales con el enemigo muerto. Incluso asesinan, alborozados, a muchos bebés de escasos meses. Todas las mujeres y las niñas que caen en sus manos son violadas sistemáticamente antes de que sean asesinadas. Metiéndoles las bayonetas por la vagina y abriéndolas en canal.

    Una inscripción laudatoria a Franco en el idioma de sus tropas "indígenas".

    Entretanto, conocidos falangistas de Badajoz se encargan de delatar y localizar a los rojos republicanos. Los que no son torturados y muertos salvajemente en la calle o en las azoteas, son conducidos a la Plaza de Toros. En el tendido, junto a la barrera, han instalado unos focos para iluminar la arena. Allí están, confinados y atemorizados, todos los presos republicanos, la mayoría de ellos civiles. 

    Plaza de Toros de Badajoz, hace ya varios años derribada en contra de las protestas de muchas asociaciones memorialistas.

    En los asientos de más arriba, esperando que dé comienzo el espectáculo, se encuentran los señoritos falangistas y los terratenientes de la zona, los de siempre, junto a los jefes moros del Tabor de Regulares, alternando “cristianamente” con lasseñoritas devotas que han sido invitadas.


    Suena el clarín. Los prisioneros, desconcertados, miran a todos los lados con los ojos desorbitados. No saben qué significa aquello.


    Pronto van a tener ocasión de descubrirlo.


    La segunda matanza de Badajoz está a punto de comenzar.


    Continuará…


    (*) Si alguien conoce datos más precisos de alguna de las imágenes que acompañan esta entrada, le estaría agradecido de que me lo hiciera saber.

    Para la realización de esta entrada y de la siguiente me he basado, además de en la lectura de diferentes páginas web y blogs, en el texto de Rafael TenorioLas Matanzas de Badajoz, publicado en la revistaTiempo de Historia nº 56, julio 1979. Leído en la pagina de S.B.H.A.C., Sociedad Benéfica de Historiadores Aficionados y Creadores
    .

    Fuente: Fusilados de Torrellas.



    Este reportaje nos conduce al comienzo de la rebelión, cuando las columnas militares procedentes del Marruecos español pasan a sangre y fuego por Extremadura y perpetran, en la ciudad de Badajoz, una de las mayores masacres de la guerra. Un estremecedor documento que no deja indiferente a nadie. Los relatos contados en primera persona dejan a la vista la magnitud de este genocidio llevado a cabo por falangistas, tropas moras, guardia civil y ejercito. El fascismo sembró de terror tierras extremeñas.



    76 años después de la matanza de Badajoz

    El 12 de agosto de 1936 las tropas del General Yagüe iniciaron el asalto a Badajoz dejando tras de sí un balance de 3.800 muertos. “Por supuesto que los matamos. ¿Qué esperaba usted que continuara con 4.000 prisionero


    El 25 de marzo de 1936 la provincia de Badajoz firmó su condena a muerte. España aún no estaba en guerra, pero el destino de esta ciudad extremeña y sus habitantes quedó escrito. Más de 60.000 jornaleros pacenses, dirigidos por la Federación Española de Trabajadores de la Tierra (FETT), ocuparon 23.500 hectáreas de tierra sin trabajar cuya propiedad se repartía entre tan sólo siete propietarios. Fue la mayor ocupación de tierras del período republicano y el pretexto para una de las mayores matanzas llevadas a cabo durante la Guerra Civil.
    El 12 de agosto las tropas procedentes del norte de Áfricada comandados por el General Yagüe iniciaron el asalto de la provincia extremeña. “Sólo en la ciudad de Badajoz fueron asesinadas 3.800 personas durante la Guerra y los primeros años de dictadura”, asegura a Público el historiador Francisco Espinosa, autor de la obra La columna de la muerte. “La matanza fue un escarmiento a petición de los terratenientes y una señal al resto de las zonas republicanas”, añade el historiador Justo Villa.
    Testigo directo de la masacre que durante la segunda quincena de agosto de 1936, las tropas del General Yagüe perpretaron en Badajoz es Luis Pla. A sus 87 años de edad, Luis recuerda a la perfección lo que sucedió en su ciudad cuando él apenas tenía 11 años. Su padre y su tío, Luis y Carlos, fueron asesinados por los militares meses antes de que se iniciara un juicio militar contra ellos que los declaró inocentes. “Los soldados los soltaron y les dijeron que estaban libres. Cuando se dieron la vuelta, los dispararon por la espalda”, recuerda Luis.
    "La matanza fue un escarmiento a petición de los terratenientes", asegura un historiador  La historia de la familia de Luis Pla difiere de la mayoría de tragedias de la Guerra Civil. Su familia no era jornalera, ni pobre y no le faltaban contactos en las altas esferas. Había nacido en una familia acomodada en una región en que la burguesía era escasa y más bien de derechas. En 1936, los hermanos Pla Álvarez poseían negocios en Extremadura relacionados con el automóvil, la distribución de Campsa y alguna explotación agraria. Los dos militaban en el partido de Manuel Azaña, Izquierda Republicana.
    La militancia republicana de los Pla no fue bien visto por el resto de terratenientes de la zona, amenazados ante las ocupaciones de tierras de los campesinos. El 19 de agosto de 1936 los dos fueron ejecutados. “Casi tres  meses después de su asesinato, se les abre un expediente calificándoles de individuos culpables de actividades marxistas y rebeldes, y acusándoles de contribuir al triunfo del Frente Popular y hasta de que tenían en su poder los rublos que financiarían la Revolución que Rusia pretendía en España”, describe Luis Pla. 
    La Audiencia de Cáceres cerró el caso por “inconsistencia de los cargos” y condenó a la familia Pla a pagar unas multas de 75.000 pesetas por pertenencia a partidos políticos ilegales según la Ley de responsabilidades políticas. Pero para entonces, los dos hermanos ya llevaban casi cuatro años muertos y la multa recaía sobre una ya maltrecha economía familiar. “Los negocios y bienes de la familia habían sido incautados por la nueva autoridad militar, todos los vehículos con los que comerciaba mi padre fueron saqueados por los marroquíes y su coche personal pasó a ser disfrutado personalmente por Yagüe”, rememora Luis Pla.
    “Que el único delito que mi padre y mi tío y los miles de asesinados cometieron, si es que eso era delito, era haberse manifestado republicanos o socialistas o comunistas o sindicalistas. Con la diferencia de que aquellos a los que se estaba castigando tan ferozmente nunca habían declarado su apoyo y aplauso a ninguna masacre ni al terrorismo institucional como el que se estaba practicando por los sublevados como norma aberrante”, indica Pla
    La masacre de la que habla Pla fue recogida por diversos medios internacionales que, por primera vez, habían entrado a España durante el conflicto. El primero en llegar fue el periodista portugués Mario Neves, quien trabajaba para el medio luso Diario de Lisboa. Tras cinco días de conflicto, el periodista abandonó Extremadura espantado por la barbarie y juró no volver jamás. El historiador Justo Villa lo conoció muchos años después. “Siempre me contaba que lo que más le espanto y el día que decidió salir de aquí, fue una tarde que encontrándose a varios kilómetros de la ciudad vio un densa columna de humo. Se acercó y cuando llegó se encontró con 300 o 400 cadáveres ardiendo. Ese día salió 'pitando' de este país”, recuerda Justo.
    Las crónicas de Neves no son las únicas que se conservan del momento. El periodista estadounidense Jay Allen escribió para el Chicago Tribune: “Esta es la historia más dolorosa que me ha tocado escribir. La escribo a las cuatro de la madrugada, enfermo de cuerpo y alma, en el hediondo patio de la Pensión Central (…). Miles fueron asesinados sanguinariamente después de la caída de la ciudad. Desde entonces de 50 a 100 personas eran ejecutadas cada día. Los moros y legionarios están saqueando. Pero lo más negro de todo: la policía internacional portuguesa está devolviendo gran número de gente y cientos de refugiados republicanos hacia una muerte certera por las descargas de las cuadrillas rebeldes”, escribe Allen.
    No obstante, la declaración que mejor resume el espíritu de revancha de aquellos días y que permaneció durante los siguientes cuarenta años la consiguió el también periodista estadounidense John T. Whitaker, del New York Herald Tribune, cuando preguntó al General Yagüe sobre lo sucedido: “Por  supuesto que los matamos. ¿Qué esperaba usted? ¿Que iba a llevar  4.000  prisioneros rojos conmigo, teniendo mi columna que avanzar contrarreloj? ¿O iba a soltarlos en la retaguardia y dejar que Badajoz fuera roja otra vez?, concluyó.