https://cronicasapiedefosa.wordpress.com/2017/06/05/otro-miliciano-exhumado-en-pena-lemona-por-aranzadi/
Aiyoa Arroita Lafuente & Jesús Pablo Domínguez Varona.
Las peñas de Lemona o Lemoatx fueron en los meses de mayo y junio de 1937 un lugar donde vivir o morir se decidía cada segundo del día. Si no te mataban las miles de bombas que el enemigo te tiraba para sacarte de las trincheras defensivas, lo hacían las balas de los soldados facciosos que trataban de conquistar ese monte sobre la localidad bizkaina de Lemona.
La posición de “Peña Lemona” era durante la Guerra Civil un importante enclave estratégico, dado que desde allí se dominaba la población de Lemona y las distintas vías terrestres de comunicación. Además, el dominio de ese enclave garantizaba el control sobre la confluencia de los ríos Arratia e Ibaizabal, y proporcionaba una ventajosa posición sobre el sector Erletxes-Ollaran del cinturón defensivo de Bilbao, también llamado “Cinturón de Hierro”.
Entre el 29 de mayo y el 5 de junio de 1937 se produjeron intensos combates en las cumbres de Lemoa por hacerse con el control de la zona. Las tropas franquistas se hicieron inesperadamente con las cotas que conformaban el macizo montañoso, lo que supuso un importante número de bajas para el ejército vasco. Las fuerzas de varias de sus brigadas intentaron, en múltiples ocasiones, recuperar las cimas, y lo consiguieron el 3 de junio. Sin embargo, apenas dos días después, tras una operación conjunta de aviación, artillería e infantería llevada a cabo por el ejército franquista, el ejército vasco perdió el enclave definitivamente.
Fueron cientos los muertos que sembraron sus laderas por ambos ejércitos enfrentados, mucho más numerosos por el vasco-republicano que lo defendian, perdían y volvian a reconquistar hasta perdederlo definitivamente.
La diferencia radica solamente en que mientras los muertos del ejército franquista fueron recogidos por sus propios hombres, los del lado republicano quedaron en el campo de batalla, muchos de ellos cubiertos por la propia tierra de las explosiones y otros a la intemperie, enterrados posteriormente con cuidado y en secreto por los lugareños.
En los últimos años se han exhumado 7 combatientes republicanos de 4 fosas o enterramientos, hallados en prospección en las batidas que realizan los compañeros de Euskal Prospekzio Taldea de Aranzadi en varios lugares de ese monte. La última el año pasado en las inmediaciones de la ermita de San Antolín donde se rescataron los restos de tres combatientes de una sola fosa.
En esta ocasión el lugar donde se han hallado el 11 de diciembre de 2016, los restos que se han exhumado ahora, corresponden a la ladera Este de la cota llamada Pardomendi o Ganzabal.
El día señalado para la exhumación fue ayer 4 de junio, 80 años y un día después de la más feroz batalla ocurrida en ese monte. La jornada se planteaba dificil por la lluvia que llevaba cayendo el fin de semana y esa misma no defraudó, toda la mañana nos acompañó una finísima y a veces intensa llovizna que lo empapaba todo a nuestro alrededor. Sin embargo somos de Bilbao, y acostumbados a la lluvia intensa que aquí llamamos “sirimiri”, no fue escusa para llevar a cabo los trabajos de excavación y exhumación de los restos hallados. Tampoco el barro que se iba formando alrededor fue un impedimento, aunque si un inconveniente, que hizo que más de uno patinara y acabase en el suelo. No hubo nadie que finalizase seco y manchado de barro al acabar la jornada y menos de el equipo.
El equipo de exhumación de la Sociedad Aranzadi, con el antropólogo forense Paco Etxeberría a la cabeza, lo componíamos más de una veintena de personas, técnicos mayormente y tambien voluntarios. Durante toda la mañana el lugar fue visitado por mucho público, algunos incluso familiares de combatientes desaparecidos, que nos muestran su apoyo y esperan que tal vez el que se exhuma pueda ser su familiar y así cerrar el duelo.
Como es habitual la visita institucional es una de las partes importantes del día, centrada en primer lugar en el Portavoz del Gobierno Vasco y Consejero de Gobernanza Pública y Autogobierno, Josu Erkoreka, y la Directora del Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos, GOGORA, Aintzane Ezenarro, la alcaldesa de Lemona Saioa Elejabarrieta y otros que no nombraremos para no extendernos.
Según las investigaciones realizadas por historiadores de Aranzadi, el soldado habría fallecido en junio de 1937, durante los combates librados para garantizar el control de esa zona estratégica.
En los trabajos han sido recuperados pocos restos óseos, entre ellos un cráneo muy fragmentado, alguna costilla, un húmero y una tibia. Entre los objetos, asociados a los restos, se ha hallado una hebilla de hierro de cinturón, munición suelta que sirvió para localizar los huesos, restos del correaje de una cartuchera de cuero con la dotación completa de 50 cartuchos de munición, repartida en 10 peines con 5 cartuchos y cuya procedencia es alemana y checa. Junto a ellos a aparecido una bayoneta en su funda metálica, posiblemnete también checa, dos mecheros y una navaja.
Desgraciadamente el objeto más preciado en toda exhumación no ha aparecido, nos referimos a la chapa de identificación que nos hubiera indicado el nombre del combatiente hallado. Por ahora es otro gudari, en el amplio sentido de la palabra, de nombre desconocido.
NOTA INFORMATIVA.
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