dijous, 14 de setembre del 2017

LAS MATANZAS FRANQUISTAS DE OCTUBRE Y NOVIEMBRE DE 1936.


https://cronicasapiedefosa.wordpress.com/2017/09/13/las-matanzas-franquistas-de-octubre-y-noviembre-de-1936/



DESAPARICIONES Y ASESINATOS EN LAS MERINDADES DE BURGOS.


Aiyoa Arroita Lafuente & Jesús Pablo Domínguez Varona.

INTENCIONES.
Los que de alguna forma desde posiciones politicamente incorrectas, por no decir abiertamente “fascistas”, menosprecian las atrocidades cometidas por las fuerzas que formaban el eje llamado “sublevado” o más claramente franquista, con la respuesta de que “los dos bandos cometieron crímenes horrendos y que en la guerra todo está permitido”, hay que decirles con la voz clara y enérgica que eso no vale para justificar el asesinato de personas inocentes.
Nos llaman revisionistas a los que desde hace unos años nos dedicamos a investigar y a dar a conocer los sucesos que durante la guerra civil ocurrieron en cualquier parte de España y que durante 80 años fueron ocultados, manipulados y contados a su manera por los que ganaron la guerra.
Puede que sea verdad, pues ellos han tenido su tiempo para hacer su historia creíble e interesada a su causa. Solo existía una verdad, la suya. Pero eso afortunadamente ha cambiado, ahora los sucesos de atrás y los hechos ocurridos se ven y se interpretan de otra forma, con pruebas más que con fe ciega.
Partiendo de la base de que en la guerra se hicieron muchas barbaridades por ambos bandos, los llevados a cabo por “los rojos” fueron aireados, publicados, judicializados y dados a conocer con especial énfasis durante la dictadura franquista para justificar su victoria y poder sobre España y los españoles.
Sin embargo los llevados acabo por los sublevados franquistas y sus innumerables grupos de incontrolados falangistas y otros similares, fueron silenciados y olvidados, e incluso en algunos casos culpados al enemigo por cobardía, por ejemplo el bombardeo de Gernika culpado a los “rojo-separatistas”.
Algunos de nuestros lectores “fatxis” opina y  así nos lo ha comunicado por mensaje, que no somos “imparciales” con los relatos de los crímenes de la guerra civil. Y tiene razón, somos bisnietos y nietos de “rojos” que lucharon y murieron asesinados por defender la República, somos familia y amigos de los que “perdieron” la guerra. No somos “neutrales” pero si tratamos con rigor histórico lo que contamos, no nos inventamos nada. Nuestra labor es relatar los sucesos ocurridos tras 40 años de oscurantismo y otros 40 de olvido “democrático”, ya que después de 80 años siguen mandando “los mismos”.
Pero dejemos de darle vueltas al asunto y entremos en detalles de varios de esos sucesos, ocurridos todos ellos en una zona muy pequeña de las Merindades de Burgos, la de  Espinosa de los Monteros, Montija y Sotoscueva.
Tomamos como billete de viaje al pasado el magnífico libro de investigación deFernando Obregón Goyarrola que citamos en la bibliografía y al blog hermanoLas Merindades en La Memoria.
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“Triángulo” de fosas donde se documentan  los asesinatos en masa o matanzas durante los meses de octubre y noviembre de 1936.
Gráfico de Crónicas a pie de fosa sobre mapa IGN, http://www.ign.es/web/ign/portal

SITUACION DE LA ZONA DESDE EL GOLPE DE ESTADO DEL 18 DE JULIO.

Inmediatamente después del 18 de julio de 1936, la mayoría de las localiades y pueblos de Burgos cayeron en poder de las fuerzas militares del bando sublevado, concretamente de la Guardia Civil, ayudados por elementos paramilitares falangistas y civiles afines armados.
En el partido Judicial de Villarcayo, la propia localidad pasa al día siguiente, 19 de julio, a manos rebeldes. El sistema es simpre el mismo, un grupo elevado de Guardias Civiles al mando de un capitán de un puesto cercano, se presenta en el ayuntamiento y por la fuerza de las armas destituye a la corporación municipal. Siguen órdenes directas del General Mola, máximo dirigente militar de la región, llevadas a cabo por el General Fidel Dávila en la provincia de Burgos.
El resto de los ayuntamientos cambian de color inmediatamnte despúes tras la“visita” de la Guardia Civil o en días posteriores por el abandono o huida de la anterior junta municipal.
La respuesta al golpe de estado del 18 de julio se fragua varios días después en Santander, desde donde llega gente huida de los pueblos burgaleses ocupados y que ven peligrar su vida.
El exgobernador civil de Burgos Gregorio Vilarias López, dirigente de Izquierda Republicana que se encontraba en Santoña de vacaciones, es clave en el fracaso de la intentona golpista en Cantabria. Una vez reinstaurado el orden constitucional republicano se pone al mando de una columna republicana de soldados, carabineros, guardias civiles y milicianos recien alistados y se dirigen camino de las Merinades por el puerto de los Tornos.
Pasados los Tornos, ya en Burgos y a las mismas puertas de Espinosa de Los Monteros, sus fuerzas trazan una linea de seguridad y presentan un frente de batalla, no sin antes dirigirse al vecino Valle de Mena y desbaratar una vez más otra intentona golpista en Villasana. Este hecho es fundamental pues de esta forma evita tener a sus espaldas territorio enemigo y hacer que su frente de combate no sea una simple cuña republicana metida en la parte norte de las Merindades. También tiene de estas forma vias de comunicación abiertas con las capitales republicanas de Santander y Bilbao por carretera.
La Columna Villarias trató de ampliar su zona de control con ataques a las inmediaciones de Villarcayo, Medina de Pomar, pero tras varias escaramuzas fueron rechazados. También lo intentaron con Espinosa de los Monteros el 25 de julio pero igualmente no sobrepasaron la zona de Quintanilla de Los Prados, por lo que el frente de guerra quedó establecido en esa zona.
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Milicianos de la “Columna Villarias” en el Puerto de Los Tornos. Imagen del blog Merindades en la Memoria.
Por su parte el ejército sublevado se hizo fuerte en Espinosa y la convirtió en un fuerte bastión defensivo, el situado más al norte de la provincia de Burgos.
Varios ataques se lanzaron contra Soncillo y Espinosa para tratar de ganar terreno sin conseguirlo entre finales de julio y principios de agosto. El 29 de agosto se produjo un nuevo ataque sobre Espinosa que duró hasta mediodía con la participación de un avión republicano.
El 10 de octubre las fuerzas republicanas lanzan otro ataque, en esta ocasión contra el sector de Loma de Montija. Ese mismo día la Centuria Catalana de Falange, formada en Burgos, tiene su bautismo de fuego en la zona, inician un contraataque y conquistan el pueblo de Montecillo en Montija.
El 8 de noviembre de 1936, en otra operación militar, se enfrentan a las tropas republicanas para tratar de aliviar la presión sobre el sector de Espinosa. Con ellos se encuentran, además de otros cuerpos militares sublevados, la Centuria Montañesa, formada por falangistas santanderinos.
El día 2 de diciembre se libró en las llanuras de la Merindad de Montija una dura batalla. Aquel día los republicanos lanzaron un ataque con el objetivo de romper el frente burgales y avanzar sobre Villarcayo y Medina de Pomar. Simultaneamente otra ofensiva también republicana trataría de avanzar posiciones en el sector de La Lora sobre Sedano. Ambos ataques formaban parte de un plan mas ambicioso con otros ataques en Asturias, Cantabria y País Vasco para aliviar la presión franquista sobre el frente de Madrid. 
El 6 de diciembre la Centuria Catalana sufre muchas bajas en una operación republicana sobre Espinosa al tratar de recuperar terreno perdido.
El frente de guerra quedó estacionado en esa zona durante por lo menos 13 meses, a un lado las fuerzas republicanas hasta Cantabria y Bizkaia y por el otro las sublevadas hasta la capital de Burgos como eje cercano. Tras las lineas republicanas se respiraba cierta calma y seguridad, salvo en casos concretos de incontrolados sucesos, pero no como los ocurridos tras las lineas enemigas.
Para los partidarios y afines a las fuerzas golpistas todo era control y seguridad bajo el nuevo régimen, se sentían a gusto y con ganas de venganza sobre los considerados “rojos” que habían sido según ellos el mal de España.
Con esta pequeña muestra de las operaciones militares y sus fechas, queremos demostrar que los asesinatos en masa no se corresponden con “venganzas” por pérdida de batallas ni nada relacionado con el control y el orden en el campo de batalla. Son en todo caso sucesos relacionados con venganzas personales, políticas, envidias, rencores y hasta por pagos de deudas que se evitan con los asesinatos.
La mayoría de las desapariciones y asesinatos fueron realizados por individuos de baja catadura moral, procedentes de grupos organizados de falangistas locales que hacían listas y señalaban a sus vecinos, para luego pasar esta información a grupos de otras localidades. No era bueno ni producente matar directamente a tus propios vecinos, lo hacían los de los pueblos cercanos con tu información. Además estaban protegidos tras el frente de guerra por sus propios correligionarios falangistas, santanderinos, castellanos y catalanes.
DETENCIONES, ASESINATOS Y MATANZAS EN MASA.
La represión franquista en la comarca de las Merindades comenzó desde el primer día del golpe de estado del 18 de julio de 1936. La sublevación triunfó rápidamente en Burgos y en la mayoría de los pueblos de la provincia tal y como hemos dicho antes. De forma rápida se comienzan con las detenciones y asesinatos de los miembros más representativos del Frente popular y demás vecinos afines a la causa izquierdista.
La zona sobre la que tratamos en este reportaje comprende tres ayuntamientos en concreto, cercanos y limítrofes entre si y que hacen de esos lugares una zona caliente y macabra en cuanto a represión franquista tras las lineas del frente de guerra. Son principalmente desapariciones forzosas que acaban en el asesinato tras una detención arbitraria y sin garantías civiles ni jurídicas.
El término municipal de Espinosa de Los Monteros cuenta con 20 núcleos de población y 5 entidades de población menores. La Merindad de Montija cuenta con 18 núcleos de población y 3 barrios o entidades menores. Y por último la Merindad de Sotoscueva cuenta con 26 núcleos de población, de los cuales 23 son entidades locales menores.
Entre los primeros en ser asesinados procedentes de las Merindades fue el diputado republicano Elíseo Cuadrado de Villarcayo el 3 de agosto, apresado días antes en Burgos. Fue “liberado” de la prisión burgalesa y recogido en la puerta para ser asesinado en el Puerto de La Brújula.
El 6 de agosto son fusilados el alcalde republicano de Medina de Pomar Elicio López Quintana y al concejal de la misma localidad Gregorio Gallaga Hormaechea, también sacados de la prisión de Burgos.
El 27 de julio es detenido en el Condado de Treviño (Burgos) el secretario municipal de Valle de Manzanedo Rufino Balbás de 53 años, destacado dirigente de Izquierda Republicana de Burgos. Fue trasladado a la prisión de Burgos y puesto en libertad el 19 de agosto. Regresa a su casa en Villarcayo donde es detenido por miembros de la falange local, quienes le encierran en la escuela-cárcel junto con el maestro de Incinillas Ángel Ruiz Crespo. Al día siguiente 20 de agosto se les lleva a las inmediaciones de la Cueva de La Humaraña en Montija, donde después de asesinarles se arrojan sus cuerpos.
rufino-balbas-3Rufino Balbás, secretario municipal de Valle de Manzanedo, asesinado en la Cueva de la Humaraña. Imagen del blog  Merindades en la Memoria.
En al año 2009 la asociación Foro por la Memoria realizó una excavación en la misma sima, encontrando los restos óseos de tres personas. En el laboratorio forense de Madrid se identifican los restos de Balbás gracias al ADN aportado por su hija. Los otros dos cuerpos no fueron identificados, pero uno de ellos era con seguridad su compañero Ángel Crespo. El otro podría ser cualquiera de los desaparecidos en toda la comarca.
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Monolito de homenaje a los asesinados en la Cueva de la Humanaña en Montija. Imagen del blog Las Merindades en la Memoria.
El 24 de agosto desaparece Francisco Gómez Antuñano de 40 años, labrador y vecino de Revilla de Pienza (Montija).
Sobre esas fechas o inmediatamente posterior desaparecen Pedro Baranda Vivanco de 47 años y Francisco Sáinz de Baranda de 48 años, ambos camineros y vecinos de Villalázara (Montija)
El 27 de agosto desapareció el vecino de Santa Olalla (Espinosa) Luis Cobo Ezquerra.
El 29 de agosto asesinaron a Federico Lávin Septién, vecino de Espinosa, desconociéndose las circunstancias y el lugar de su muerte.
El 30 de agosto fusilaron en Burgos a Faustino Martínez Diéz y Luis Martínez Urrez, también vecinos de Espinosa.
El 2 de septiembre es asesinado Andrés Pereda Pereda de 31 años, vecino de Ahedo de Linares (Sotoscueba).
El 23 de septiembre fueron asesinados en lugar desconocido los labradoresFelipe Rodríguez Alonso de 62 años, vecino de Gayangos y Bonifacio Llarena Baranda de 53 años vecino de Bárcena de Pienza, ambos de la Merindad de Montija. De Bonifacio se afirma que sus restos puedan estar en las cercanías de Salinas de Rosio en Medina de Pomar.
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Bonifacio LLanera Baranda. Imagen del blog Merindades en la Memoria.
El 25 de septiembre es asesinado Victoriano Villasante Zaraín de 34 años y vecino de Villalázara (Montija) en las inmediaciones de Espinosa. Desgraciadamente su hermano Cregorio Villasante es también asesinado dos meses después por “paseo” en Loma de Montija y un tercer hermano, llamadoRufino, muere en Nocedo (Montija) el 2 de diciembre, posiblemente en uno de los combates violentos registrados ese día.
El 26 de septiembre desaparece el maestro de Quintanilla de Pienza (Montija)Saturnino López Baranda de 20 años, con seguridad asesinado.
El 27 de septiembre en el término de Espinosa es asesinado José Llerena Baranda, vecino de Montecillo de Montija con 40 años.
El 28 de septiembre es secuestrado el vecino de Ahedo Saturnino Andrés Llarena, labrador, casado y destacado sindicalista agrícola de 25 años. Los testimonios orales nos dicen que fue arrastrado por la carretera desde Villarcayo hasta Paralacuesta (Cuesta Urria), donde medio moribundo le ejecutaron de dos tiros de gracia en la cabeza y le enterraron junto a la cuneta. En agosto de 2011 sus restos fueron exhumados por la ARMH y la Universidad de Burgos, y una vez identificados se entregaron a la familia.
Un día de septiembre de fecha desconocida desapareció también el vecino de Espinosa Fermín Saín Ruiz, al igual que Manuel Regadera Andrés de 37 años y maestro de Loma de Montija.
Metidos ya en el mes de octubre de 1936 arreciaron los asesinatos y desapariciones, comenzando el día 4 con Florencio Pereda García, escribiente del ayuntamiento de Espinosa que murió asesinado en Villalázara de Montija yRogelio Fernández Saínz de la Maza, vecino de Quintanilla de Los Prados.
El día 5 de octubre Julio Baranda Revuelta, vecino también de Santa Olalla, es asesinado sin que conste lugar y causa.
LAS MATANZAS DE OCTUBRE DE 1936.
Hasta ahora hemos señalado asesinatos y desapariciones más o menos individuales o por parejas, pero es el 20 de octubre de 1936 cuando comienzan a producirse asesinatos en masa que acaban ocultos en el fondo de fosas comunes.
La primera matanza en Espinosa de Los Monteros.
Días antes de ese 20 de octubre se hacen detenciones en masa de personas, tanto hombres como mujeres, sospechosas de ser “rojos” o de “colaborar con el enemigo” y se les lleva a la cárcel de Espinosa de Los Monteros.
Los hombres detenidos son diez, Laureano Fernández Gómez de 64 años (Sotoscueva), Basilio Gómez Fernández de 43 años (Espinosa), Francisco Laso Ruiz-Rozas de 41 años (Espinosa), Aurelio Labín Ortíz de 48 años (Espinosa),Eduardo Martínez Mazón de 39 años y alcalde pedáneo de Quintanilla de Los Prados, Emeterio Palacios Gómez de 28 años (Santa Olalla), Nicolás Revuelta Santayana de 28 años (Espinosa), Celestino Zorrilla Baranda de 52 años (Espinosa), quien esta detenido desde el 5 de agosto y trasladado de Villacayo a Burgos y por último Espinosa, Claudio Sáinz de la Maza Fernández un joven de 16 años (Quintanilla de Los Prados) que atendía el ganado en una cabaña cercana al frente y al que acusan de “pasar información a los rojos de las posiciones nacionales”. El décimo hombre es Donato Zorrilla que logra escapar.
Estas nueve personas estuvieron desaparecidas desde ese día oscuro del 20 de octubre de 1936, se sabía que habían sido asesinadas tras sacarlas de su prisión en Espinosa e incluso se sabía por “algunos“ vecinos donde estaban enterrados sus cuerpos.
Tuvo que ser en la Semana Santa de 2012, cuando la Sociedad de Ciencias Aranzadi con Paco Etxeberría a la cabeza, el que tras una denuncia de un vecino afirmando que en su “jardín” había una fosa común de la guerra civil, se logró encontrar y exhumar los restos de esas 9 personas. (https://cronicasapiedefosa.wordpress.com/2016/11/14/las-fosas-comunes-de-espinosa-de-los-monteros-burgos/).
Esta fosa se encontraba en la calle de la Riva, emplazada actualmente entre el jardín de una vivienda y parte de la acera de la carretera. La fosa se encontraba a menos de un metro de profundidad y los restos esqueléticos de las nueve personas bien colocadas, algunos aún con las manos atadas a la espalda con alambres. El lugar de la fosa no era un secreto, ya que varios familiares y vecinos sabían perfectamente su emplazamiento desde siempre. Es más cuando se hizo la acera se respetó ese espacio y se movió la misma hacia afuera para respetar el lugar. Los nueve de esta fosa fueron identificados.
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Fosa de la calle La Riva en Espinosa de los Monteros, exhumada en el año 2012 por Aranzadi. En ella había 9 hombres asesinados. Imagen Oscar Rodríguez.
Las mujeres detenidas y asesinadas al día siguiente 21 de octubre, que estuvieron también presas en Espinosa de Los Monteros eran cuatro, Amelia Cano Callejade 27 años (Espinosa). Sucede que esta mujer es la mujer de otro detenido preso que fue detenido y que logró escapar antes de ser fusilado con la partida de los nueve. Se llamaba Donato Zorrilla Parcero, hijo de Celestino Zorrila que es uno de los que estaban en la fosa de la calle de la Riva. Como no encontraron a su marido, tomaron represalias contra ella, la detuvieron y la asesinaron a pesar de estar embarazada de 7 meses.
Generosa Fernández Ortiz de 51 años (Espinosa), madre de 8 hijos y esposa de otro de los asesinados la víspera anterior, Aureliano Lavín Ortiz.
Angela Salinas Leciñana de 45 años, la llamaban “la de los periódicos”, asesinada por distribuir prensa izquierdista.
La cuarta mujer se sospecha que podía ser una veraneante que vivía en Quintanilla de Los Prados, de identidad desconocida y que lo tanto no pudo ser identificada.
También en la semana santa de 2012 se exhumó la fosa de estas cuatro mujeres, situada al otro lado de la carretera como a unos 200 metros. Sus cuerpos estaban amontonados unos encima de otros. Entre los objetos rescatados en la exhumación apareció una peineta femenina. Se identificó a las tres de las cuatro mujeres halladas en la fosa.
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Detalle de un cráneo con la peineta pegada por la tierra. Fosa de las mujeres. Imagen Oscar Rodríguez.
En ninguna de las dos fosas exhumadas en 2012 se hallaron pruebas balísticas, ni cartuchos disparados ni balas sueltas, lo que indica que no fue el mismo lugar el de los asesinatos y el de los enterramientos clandestinos.
Cinco días después de la matanza de Espinosa de Los Monteros, concretamente el 25 de octubre asesinan a los vecinos de Para (Espinosa) Antonio Bustillo Martínez de 42 años y a Claudio Villate Martínez de 50 años. Sus partidas de defunción no pueden ser más claras, su muerte se debe oficialmente a ”los sucesos de la guerra”, frase creada por el régimen y que con ligeras variaciones aparece en todas las partidas de defunción conocidas.
Segunda matanza de octubre en Lomas de Montija.
La segunda matanza, inmediatamente posterior a las sucedidas el 20 de octubre en Espinosa de Los Monteros, ocurre en el pueblo de Loma de Montija.
Ese 27 de octubre se cuenta que los falangistas tendieron una trampa mortal al vecindario de Loma. La memoria colectiva recuerda como ese grupo paramilitar enmarcado dentro del ejército sublevado hizo entrada en el pueblo haciéndose pasar por milicianos republicanos. Para ello se cambiaron de ropa y los uniformes falangistas los cambiaron por uniformes con distintivos y monos usados por los republicanos, montados en camiones y ondeando al pasar banderas republicanas con cánticos y vivas a la república. Su acción era hacer creer que las milicias republicanas de Santander habían roto el frente de guerra y habían hecho una incursión en territorio enemigo. Los vecinos, entre los que había varias mujeres, que por sentimientos o por simple curiosidad salieron a recibirlos fueron rápidamente detenidos. Montados en los camiones atados con alambres a la espalda, fueron llevadas 24 personas a la localidad de Quintanilla de Los Prados (Espinosa), donde fueron encerrados por separado 18 hombres y 6 mujeres. Inmediatamente fueron fusilados 18 hombres y arrojados a una fosa, no se sabe si cavada por ellos mismos o abierta con antelación al crimen.
Al día siguiente fusilaron a las 6 mujeres del grupo que quedaban retenidas.
En el año 1965 el cura párroco de Loma de Montija, D. Blas Martínez Marañón se enteró de tales sucesos por causas no del todo esclarecidas. Se dice que por motivo de algunas obras en los límites del pueblo con Quintanilla de Los Prados, se dice que en “campo abierto” aparecieron huesos y restos de personas. Otros testimonios nos hablan de que los restos humanos procedían de distintos lugares, incluidos varios de ambos pueblos.
El caso es que con ayuda de jornaleros a los que se pagó, se hicieron exhumaciones que dieron como resultado el hallazgo de 22 personas, 17 hombres y 5 mujeres. Dichos restos fueron enterrados tras varias gestiones en sendas fosas comunes dentro del cementerio de Loma de Montija, una para los hombres y otra para las mujeres.
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Cementerio de Loma de Montija donde estan las fosas donde se enterraron los restos hallados en 1965. Imagen del blog Las Merindades en la Memoria.
Según el registro parroquial de enterramientos, en la parcela sita en el angulo oeste del cementerio fueron sepultados los restos óseos de Agustín Baranda Muñoz de 41 años, su hermano Carlos Baranda Muñoz de 54 años, José Gómez Arenal de 62 años, Ángel González Mena de 29 años, su padre Benito González Moral de 73 años, Pablo Gutiérrez Regúlez de 38 años, Esteban Huestamendia Martínez de 51 años, Victoriano López Pereda de 36 años, Toribio Martínez López de 60 años, Deogracias Martínez Muñoz de 53 años, Abel Martínez Pardo de 42 años, Emilio Muñoz Ezquerra de 33 años, Lorenzo Ortiz Ezquerrade 60 años, Andrés Rasines Martínez de 61 años, Enrique Ruiz Pereda de 56 años, Gabriel Sáinz- Ezquerra Mena de 42 años y Juan Villamor Ortega de 37 años. Junto a ellos se enterró a un hombre de identidad desconocida.
En la otra parcela se inhumaron los restos de 5 mujeres cuyos nombres eranCarolina Chaves González de 32 años, su hermana Lidia Chaves Gónzález de 23 años, la madre de ambas Paulina González López de 63 años, y Emilia Mena Muñoz de 67 años que era la esposa de Benito González y la madre de Ángel González, del grupo de asesinados anteriormente citado.
La identidad de la quinta mujer asesinada en ese grupo podría ser EufemiaAlonso Pereda de 38 años y vecina de Villamartín de Sotoscueva. Sin embargo se cree que esta mujer no fue una de la partida de asesinadas ese día 27 de octubre de 1936, sino en octubre de 1937, un año después.
Desgraciadamente en el listado de “recuperadas” de la fosas de Loma de Montija faltan nombres de otras mujeres desaparecidas del pueblo. Ese día también desaparecieron en aquella masacre organizada por falangistas Juana Mena Muñoz de 64 años, hermana de Emilia Mena citada anteriormente y María Dolores Gómez Martínez.
MAS DESAPARICIONES Y ASESINATOS EN NOVIEMBRE.
En los primeros días de Noviembre muere asesinado otro vecino de Para (Espinosa) Benjamín Ruiz-Palacios Fernández de 47 años, enterrado en el monte Edilla o en la cuneta de la carretera a Villalázara de Montija.
En noviembre desaparecen 4 vecinos de La Parte (Sotoscueva), Paulino Gómez Ruiz de 51 años, Francisco Gómez Martínez de 58 años, Bonifacio Gutiérrez Barquín de 42 años y Francisco Ruiz Fernández de 45 años. Todos ellos casados y labradores, profesión “peligrosa” en aquellos años para el nuevo régimen. Se supone que sus cuerpos fueron arrojados, no se sabe si aún con vida, a la Sima Dolencias, en el complejo de Ojo de Guareña.
El 20 de noviembre asesinan a Luis Arroyo Régulez de 28 años (Espinosa).
LA MATANZA DE NOVIEMBRE DE 1936.
Entre el 18 y 21 de noviembre de 1936 ocurre otra matanza en Las Merindades, concretamente en el Alto de La Mazorra (El Almiñe-Valdivielso), entre la carretera y la ermita de N.S. De la Hoz.
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Fosa de la Mazorra sita en el km 44 de la CL-629 vista desde la propia carretera el día de la exhumación. Imagen del blog Merindades en la Memoria.
Esos días se sacaron de la cárcel de Villarcayo a 13 personas, 11 hombres y 2 mujeres, procedentes casi la totalidad de varios pueblos de Sotoscueva, para según sus captores trasladarlos a la prisión provincial de Burgos.
Son montados en por lo menos dos camiones junto con sus guardianes, falangistas y guardias civiles, que los atan con alambres a la espalda.
Cuando llegan al km. 44 de la carretera actual CL- 639, paran los camiones y hacen bajar a los presos. Son puestos a un lado de la carrera, junto a la cuneta izquierda que mira a Burgos y asesinados por fusilamiento sin contemplaciones.
Un testigo, niño en aquellas fechas, que pasaba por allí antes de fusilarlos, nos relató hace varios años antes de morir, como recogió las pertenencias de uno de esos presos, un reloj y la cartera, para llevársela a su hermana en Manzanedo, ante la atenta y vacía mirada de los guardias. Le obligaron a alejarse corriendo y a no mirar atrás cuando escuchó las detonaciones a su espalda. Cumplió con su cometido y entregó a la hermana de la víctima fusilada las pertenencias. No se acordaba del nombre ni de la persona fusilada ni de la hermana en Manzanedo. Ahí quedó la historia recogida en nuestros archivos hasta ahora.
En mayo de 2011 la sociedad Aranzadi a petición de familiares de las víctimas exhumó la fosa localizada en ese kilómetro 44 de la carretera de Villarcayo a Burgos. En la fosa, a poca profundidad y a punto de ser destruida por la explotación agraria, se localizaron los cadáveres de las 13 personas señaladas.
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Fosa de la Mazorra (El Almiñe-Valdivielso). En ella se localizaron los cadaveres de 13 personas, 11 hombres y 2 mujeres. Imagen Alvaro Minguito.
Dado el mal estado de los restos solo se pudo sacar ADN suficiente para identificar entre ellos a Felipa Alonso Pereda de 19 años, casada, embarazada y vecina de Villamartín. El otro cuerpo identificado correspondería a Porfirio Gómez Gómez, de 27 años, soltero, labrador y vecino de La Parte.
Los otros 9 se creé que pueden corresponder a Julio Cámara Marín (Villamartín),Marcelino y María Dolores Gómez Martínez de 73 y 26 años (Quintanilla),Nicasio Gómez Pérez de 42 años (Quisicedo), Ricardo Gómez Zorrilla de 38 años (Estramboríos), Marcelino Gutiérrez Gómez (La Parte), Agapito Pereda Martínez de 40 años (Quisicedo), al que le rompieron la mandibula en Villarcayo de un culatazó, Hilario Porres Sáizn de 43 años (Quisicedo), Juan Ruiz Fernández de 56 años (Quisicedo) y Desiderio Serna Varona de 30 años (Quintanilla).
Falta el otro nombre como hemos dicho y que para algunos puede ser cualquier otro desaparecido de Sotoscueva, incluso de cualquier parte de Las Merindades que llegó a ser detenido en esas fechas y encarcelado junto a ellos en la cárcel de Villarcayo.
Nosotros creemos que esa persona desconocida era Santiago Rojo Rojo, de 25 años, caminero y vecino de Manzanedo (Valle de Manzanedo). Lo creemos porque desapareció en esas fechas tras ser detenido en Manzanedo por la Guardia Civil y llevado a la cárcel de Villarcayo donde ya no se le volvió a ver con vida. Además porque la historia del niño de Villarcayo que recoge las pertenencias, nos la relató antes de morir, su propia hermana Julia Rojo Rojo. Fue a ella al que ese niño entregó las pertenencias, el reloj y la cartera de su hermano.
De todas formas El Alto de La Mazorra aún esconde varias fosas más, tal y como recuerdan testigos de aquellos sucesos y que tras los crímenes eran obligados a hacer las fosas y enterrar los cadáveres de los asesinados. Por lo tanto aún hay cuerpos que esperan ser exhumados.
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Panteón en el cementerio de Quisicedo (Sotoscueva) donde estan los restos exhumados en la fosa de La Mazorra. Imagen Crónicas a pie de fosa.
LA MATANZA DE LOS DE GAYANGOS Y OTROS PUEBLOS CERCANOS.
Un mes después de la matanza de Espinosa, tiene lugar otra orgía de sangre, una nueva carnicería en los alrededores otra vez de Loma de Montija. Parece ser que este pueblo y sus alrededores eran una fijación para los asesinos y por donde se movían con total impunidad después de haber hecho “limpieza” de rojos a conciencia con anterioridad.
Aunque no se sabe a ciencia cierta quienes fueron sus asesinos, no es de extrañar que fueran los grupos organizados de falangistas, tanto paramilitares de la Centuria Montañesa (Santander) como de la Centuria Catalana que estaban en el frente cercano, ayudados por falangistas locales que hacían las listas.
En la redada del 26 de noviembre de 1936 se llevaron maniatadas en camiones a 24 personas, 10 de Gayangos, 5 de Baranda, 1 de Barcenillas de Ribero, 1 de Quintanilla de Pienza y 7 desconocidos de lugares no identificados. Todos ellos fueron llevados a la cárcel de Espinosa de Los Monteros y “sacados” para ser asesinados al poco tiempo. Fueron llevados a una finca cercana en las afueras de Loma de Montija a 500 metros de la carretera y fusilados.
El lugar donde fueron asesinados y enterrados en una fosa siempre se supo gracias a uno de los detenidos que logró escapar y lo relató. “El tiro le dejó herido, pero no le mató. Así que cuando los asesinos se fueron, bajó al pueblo y contó lo que había pasado antes de marcharse para siempre”, relata Ana Pereda.“En el pueblo, los familiares de los muertos pactaron no decir que lo habían visto por temor a que los falangistas mataran a toda su familia en represalia por haber sobrevivido”.
Se dice que la viuda de uno de los allí asesinados junto con su hijo fue al lugar a poner unas flores un año después en 1937, pero que los vecinos derechistas, que eran los únicos que quedaban en el pueblo, las vieron y las apedrearon.
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Fosa de Loma de Montija en proceso de exhumacion en el año 2011 por Aranzadi. Imagen Oscar Rodríguez.
Sin embargo no fue hasta abril de 2011 cuando la prueba del horrendo crimen perpetrado en 1936 vió la luz. En esa fecha se procedió a la exhumación de lafosa de 6,5 metros de largo y 2,5 de ancho en una finca de cultivo por parte de 25 técnicosde Aranzadi, que dío como resultado la aparición de 24 cadáveres, la mitad con las manos atadas a la espalda con alambre. Ese detalle forense nos indica que por lo menos fueron dos las tandas de presos asesinados, una atados y otra sin atar.
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Detalle de los cuerpos hallados con las manos atadas a la espalda con alambres. Imagen Oscar Rodríguez.
La identidad de esas personas masacradas impunemente eran, los vecinos de Gayangos Juan Antonio Brizuela Vivanco de 55 años, Estanislao Corrales González de 40 años, Juan Díez Gómez de 57 años, Francisco Ezquerra Garcíade 60 años, Pedro Fernández Martínez de 57 años, Eulogio González Sáinz de 50 años, Justo Pereda Sáinz de 33 años, Calixto Villasante Migimuelle de 35 años y Gregorio Villasante Zaraín de 41 años, cuyo hermano también había sido asesinado dos meses antes en Espinosa de los Monteros.
Los vecinos de Baranda Gaspar Pereda González de 51 años, Domingo Pereda PeredaEnrique Pérez Gutiérrez de 53 años, su hermano Fermín Pérez Gutriérrez de 43 años y Joaquín Rojo González de 65 años, natural de Manzanedillo (Valle de Manzanedo) y posible familiar de uno de los autores de este reportaje.
De Barcenillas del Rivero era Manuel Angulo Mena de 53 años.
Es muy probable que también en aquella ocasión fueran asesinada Seberina Gómez Sel, vecina de Gayangos de 62 años pero registrada su muerte con fecha distinta, igual que Manuel Martínez Rueda, vecino de Quintanilla de Pienza de 26 años.
CONTINUAN LAS DESAPARICIONES EN NOVIEMBRE Y DICIEMBRE DE 1936.
El 25 de noviembre desaparecen los vecinos de Cueva (Sotoscueva) Tomás Gutiérrez Gutiérrez de 62 años, alcalde pedáneo y Hilario del Hoyo Gutiérrezde 42 años y profesión comerciante.
El 26 de noviembre asesinaron a dos vecinos de Gayangos (Montija), Severina Gómez Sel de 62 años, viuda y Justo Pereda Sáinz de 33 años, vecino de Hornillalastra (Sotoscueva). Posiblemente formen parte del grupo de detenidos masivos que se realizaron ese día y que acabó en una auténtica matanza.
El 30 de noviembre desaparece Julio Gómez Gómez de 35 años y vecino de Estrambosríos (Sotoscueva), casado y labrador.
Con este reguero sin fin de sangre inocente acaban las matanzas masivas en los meses de crímenes de octubre y noviembre de 1936. Sin embargo las desapariciones y asesinatos continuaran durante todo el mes de diciembre hasta el último día del año.
El 2 de diciembre desapareció Valeriano Gómez Peña de 28 años, vecino de Villamartín (Sotoscueva).
El 8 de diciembre José López Varona de 59 años y vecino de Quintanilla (Sotoscueva), casado y labrador.
El 12 de diciembre desaparece el vecino de Estramboríos (Sotoscueva) Julio Gómez Zorrilla de 40 años, casado.
El 31 de dicembre se registra la defunción de Cándido Mardones Baranda de 34 años (Espinosa) y se cre que su fosa está en los alrededores de Villarcayo.
Con fecha desconocida pero enmarcada en ese otoño-invierno macabro de 1936 se registran otras dos defunciones, desapariciones con final de asesinato en las personas de dos vecinos de Santa Olalla, José García Segura de 25 años, concejal y de Romualdo Pino de 17 años. Se cree que su fosa puede estar en la Pedraja (Villafranca de Montes de Oca) donde en 2011 se han hecho varias exhumaciones de dos fosas con 135 personas(https://cronicasapiedefosa.wordpress.com/2015/10/20/fosas-de-la-pedraja-homenajes-y-vandalismo/).
MUERTOS POR LA REPRESION Y LA JUSTICIA REPUBLICANA.
El 25 de agosto de 1936 es asesinado en Bercedo de Montija el sacerdote del Valle de Mena Arturo Soto Tapia de 54 años. Fue sacado de su casa durante la noche y trasladado a Bercedo donde le mataron y enterraron.
El 30 de septiembre en el Puerto de Los Tornos se asesina a un vecino de Herada (Soba-Cantabria) al que sacan tambien de su casa. Se llamaba Manuel Santiesteban Lezcano, tenía 41 años y era ladrador derechista. Se dice que acompañaba a cazar a personajes distinguidos y que le mataron por envidia.
El 22 de octubre fueron fusilados en el cementerio de Ciriego en Santander dos guardias civiles del cuartel de Quisicedo (Sotoscueva), capturados en combate luchando con los franquistas en el Puerto de los Tornos. Fueron condenados a muerte por un Tribunal Popular de Santander. Se llamaban Valerio Gómez Santaolalla de 35 años y Mauricio Sanz Sanz de 28 años.
Ese mismo día en en el mismo lugar fue también fusilado tras su condena a muerte por el mismo Tribunal José María Prereda Helguera de 56 años. Era natural de Madrid, profesor mercantil y estaba de vacaciones en Espinosa de los Monteros cuando le capturaron por ser jefe de la sublevación en el norte de Burgos. Fue apresado en Nocedo de Montija por la Columna Villarias.
El 30 de octubre desaparece y es asesinado Rogelio Sainz-Aja y Sainz de la Maza de casi 40 años y vecino de Espinosa de los Monteros. Fue acusado de pasar caballos a un vecino de Santa Olalla en zona enemiga.
Hay que citar el fusilamiento en Quintanilla de Sopeña (Montija) el 30 de noviembre de 1936 de cuatro jovenes soldados cantabros pertenecientes a Juventud Católica. Habían sido movilizados como soldados forzosos en sus respectivas localidades por las autoridades republicanas de Santander e incorporados al batallón 103. Fue después de recibir informes de su procedencia y simpatía con la derecha lo que motivo su fusilamiento contra las tapias del cementerio de Quintanilla Sopeña. Sus nombres eran Ventura Oceja Rivas de 24 años, Francisco Ocejo de 25 años, José Palacio Cobo de 25 años y José Antonio de la Sierra Casanueva de 25 años.
En diciembre desaparece la vecina de Espinosa Flora Fernández García-Diego de 38 años, casada y labradora. En la Causa General abierta por el franquismo contra el “dominio rojo” dice que fue asesinada sin aportar más datos.
El 5 de diciembre varios vecinos cantabros son detenidos en sus casas y traslados a Las Machorras (Espinosa) donde son asesinados mediente fusilamiento. Sus nombres son Juan María Sañudo Crespo de 57 años, Francisco Revuelta Cano de 47 años y Manuel Sañudo Cano de 44 años.
El 15 de diciembre es asesinado en el frente de Espinosa el falangista santanderino Gerardo Fernández Bravo de 27 años.
El 29 de diciembre fue asesinado el joven Aurelio Lavín Gómez de Miera /Cantabria) que fue trasladado a Las Machorras (Espinosa). Después de hacerle cavar su propia tumba los matan  y entierran junto al cementerio.
Sirva esta muestra para ver la desproporción de las personas asesinadas por un lado y otro.

BIBLIOGRAFIA.
REPUBLICA, GUERRA CIVIL Y POSGUERRA EN ESPINOSA DE LOS MONTEROS, MERINDAD DE MONTIJA, SOTOSCUEVA Y VALDEPORRES (1931-1950).- Fernando Obregón Goyarrola. Santander 2014.
MERINDADES EN LA MEMORIA. (BLOG).https://lasmerindadesenlamemoria.wordpress.com
ALBUM FOTOGRAFICO 1104-ARANZADI. Exhumación de una fosa común en Loma de Montija (Burgos). Oscar Rodríguez.

FOTO DE CABECERA.
La imagen esta sacada de internet, concretamente de https://es.pinterest.com/mediciones/historia/. Bajo ella el siguiente texo: “Imagen de origen desconocido, mas los correajes, camisas oscuras y cabellos repeinados nos hacen creer que nos encontramos ante un pelotón falangista español asesinando resistentes antifranquistas”